lunes, 31 de diciembre de 2012

Fin de año con suspenso

Fin de año con suspenso

Fin de año con suspenso

www.marcha.org.ar

En Estados Unidos, republicanos y demócratas dirimen la batalla sobre el nuevo pacto fiscal. De no haber acuerdo en las próximas horas, a partir del 1 de enero el país entraría en recesión.
Volvió de las vacaciones a las corridas. El presidente norteamericano Barack Obama se presentó en Washington cual jefe que entiende que sus empleados no están cuidando la empresa en su ausencia. Es que las noticias que llegaban desde los despachos demócratas en el congreso no eran nada alentadoras Los republicanos no quieren acordar con sus rivales el 'plan de salvataje' presentado por Obama, y de esta manera ponen en peligro la solidez del sistema económico de la primer potencia mundial.
La ley es clara. La administración norteamericana sólo puede actuar si tiene dinero para hacerlo. El presupuesto es votado por el congreso, y cualquier modificación a sus topes debe ser acordada en el legislativo. El 31 de julio de 2011 demócratas y republicanos aprobaron un plan de emergencia que fijó el tope máximo del déficit público, dando vía libre a un presupuesto 'temporario' para la administración Obama. Sin embargo, ese acuerdo preveía que para el 31 de diciembre de 2012, se debía aprobar un nuevo plan para la reducción definitiva del déficit público, algo que parecía descontado hasta hace unos días. No obstante, mientras todos apostaban a la cordura de los senadores norteamericanos para evitar el 'fiscal cliff', o abismo fiscal, en las últimas horas trascendió que el presidente no cuenta con los 60 votos necesarios para aprobar su proyecto, y el miedo a la recesión se hizo palpable.
Mientras los despachos del congreso norteamericano hierven en reuniones y peleas, los norteamericanos se preparan para un fin de año con suspenso. De no haber acuerdo en el legislativo para salvar en el último minuto la economía, a partir del 1 de enero entrará en vigor automáticamente la cláusula del plan de 2011 que obligaría a la administración Obama a un recorte de unos 600.000 millones de dólares. Esto provocaría un derrumbe económico evaluado entre el 4 y el 5% del PBI de EEUU, un hueco que ni la Reserva Federal podrá colmar, según admitió su presidente Ben Bernanke.
Sin la sanción de la ley en las próximas horas, caerá automáticamente el recorte a los impuestos lanzado por George Bush entre 2001 y 2003, y se deberán recortar gastos obligatoriamente por unos 1.200 billones de dólares en diez años. Los primeros 600.000 millones se descontarán inmediatamente de los subsidios a los desocupados -unas 2 millones de personas- y del transporte. El objetivo de los recortes automáticos sería llegar a 2020 con una deuda pública reducida al 60% del PBI y un déficit por debajo del 2% en 2016. Pero, en la situación económica actual, para lograr esos indicadores habría golpear con fuerza a los sectores sociales más desprotegidos, trabajadores y clase media.
Un ajuste sin aviso ni preparación, increíblemente inesperado, y que podría tener un efecto de contagio hacia el resto del mundo, especialmente para países que ya de por si no la están pasando bien, como en Europa o Japón y Corea. El mundo observa anonadado demócratas y republicanos pelearse hasta el último segundo, mientras Obama debe salir públicamente a dar explicaciones. Ayer se declaró “medianamente optimista” en torno a la llegada de un acuerdo de último momento, y aseguró que hará de todo para evitar la suba de los impuestos para la clase media. Mientras tanto, se sumerge nuevamente en la pelea que se mantiene desde hace más de un año en torno a la ampliación del recorte impositivo para los sectores de mayores recursos.
Para que no entre en vigor el ajuste a partir de mañana, los senadores deben aprobar un plan presentado por Obama en 2011, que prevé un recorte de 400.000 millones de dólares en el presupuesto, compensados por una suba impositiva de 200.000 millones, recaudada desde los sectores más pudientes de EEUU. Según el proyecto, los norteamericanos cuyos ingresos superan los 250.000 dólares anuales -el 2% de la población- deberían pagar más impuestos a partir de 2013. A eso se le agregaría un mínimo recorte al gasto militar que terminaría de cerrar las cuentas. Pero los republicanos no quieren saber nada. Proponen que el aumento se aplique sólo a quienes tengan un rédito anual superior al millón de dólares -el 0,3% de la población- y no aceptan en absoluto una baja en el gasto militar. Pero de no llegar a un acuerdo, el impuestazo recaería sobre el conjunto de la población, y el estado social debería achicarse repentinamente.
En un país donde la deuda pública ha superado ya el 70% del PBI, y donde la brecha entre ricos y pobres ha aumentado en 20 veces en los últimos 15 años, 7 senadores republicanos tienen en su voto la posibilidad de evitar la recesión. Obama cuenta con 53 senadores, pero necesita otros 7 para aprobar su plan, que de todas maneras comprende recortes a los planes sociales, sanidad y educación. De no resolverse el dilema, una recesión estadounidense podría tener un impacto devastador en las demás economías, ya golpeadas por la crisis financiera mundial comenzada en 2008.

Qué va a hacer Obama si no hay acuerdo?

El plan de Obama si no se evita el abismo fiscal

InfoBae
El Congreso de EEUU no logra aún un acuerdo para contener el déficit. El presidente ya contempla alternativas para evitar que el país quede sumido en una nueva crisis económica.
Crédito foto: AP


Las negociaciones en el Senado para alcanzar un acuerdo fracasaron y ahora los principales líderes republicanos y demócratas se ven urgidos a encontrar una salida antes de la medianoche que evite un fuerte aumento de los impuestos a partir del 1º de enero de 2013.

Sin embargo, dado la cercanía a la temida hora cero del "abismo fiscal", ambos partidos habían expresado optimismo sobre un pacto bipartidista. De todos modos, el diálogo a puertas cerradas sufrió altibajos.

El líder de la bancada demócrata en la Cámara alta, Harry Reid, se mostró todavía confiado en que se alcanzará el acuerdo. "Tendremos más anuncios, quizá a las once de la mañana. Desde luego es lo que espero", aseguró.

Asimismo, Mitch McConnell, que lidera el bloque republicano en el Senado, pidió ayuda personal al mismísimo vicepresidente Joe Biden para destrabar las negociaciones. Aceptó, además, dejar de lado la exigencia de recortar los beneficios del sistema de Seguro Social.

Es que ambos bandos entienden que la falta de acuerdo no solo afectará a la economía del país, sino que supondrá un fuerte costo político para los representantes del partido demócrata y del republicano.

Por su parte, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, remarcó durante una entrevista concedida a la cadena televisiva NBC la necesidad de llegar a un pacto que evite el precipicio fiscal.

En ese sentido, acusó a los republicanos de no facilitar el diálogo y reveló que tiene preparado un as bajo la manga en caso de que el reloj marque la medianoche y el acuerdo todavía no se haya alcanzado.

Según contó durante el reportaje, no permitirá que se apliquen fuertes impuestos a la clase media del país, ya golpeada por la crisis de 2008. “Tengo una obligación con el pueblo estadounidense para garantizar que toda la carga no caiga en las personas mayores y discapacitados”, expresó.

Por eso, esperará a que asuman los nuevos representantes del Congreso el próximo 4 de enero para tratar con urgencia una ley fiscal.

Los economistas advierten que, de no tomar cartas sobre el asunto, el país podría caer en una nueva recesión. El alza de los impuestos que comenzaría a regir el primer día de 2013 afectaría a los bolsillos de todos los estadounidenses, así como a la totalidad de los programas federales, incluso los del Pentágono.

Pasan las horas y aumenta riesgo del "abismo fiscal" en EEUU

Nerviosismo en Washington / Se agota el tiempo para negociar

Al borde del abismo fiscal, Obama lanzó un fuerte ataque a los republicanos

La Nación
a la oposición de defender a los más ricos y advirtió que si no se llega a un acuerdo, la economía lo sufrirá.
WASHINGTON.- Con la cuenta regresiva para caer en el temido "abismo fiscal" cerca de llegar a cero y mientras en el Congreso se hacía el último intento por llegar a un acuerdo, el presidente Barack Obama acusó ayer a los republicanos de falta de voluntad para negociar la reducción del déficit de Estados Unidos.
En un diálogo con la prensa, el presidente atacó a la oposición y la responsabilizó de los daños colaterales de caer en un "abismo fiscal", como se llama a la combinación de suba de impuestos y recorte de gasto público que entrará en vigor automáticamente mañana, si no hay un acuerdo antes.
Anoche se estancaban las negociaciones entre demócratas y republicanos , que seguían discutiendo una fórmula que conciliara las dos posturas enfrentadas desde hace meses, con pocas perspectivas de avanzar en terreno común. "Aún hay diferencias serias entre ambas partes", dijo anoche el líder demócrata del Senado, Harry Reid, que anunció el cierre de la sesión sin novedades.
De lograrse un entendimiento de última hora, el proyecto debería ser votado durante la jornada de hoy en las dos cámaras del Congreso.
Si esto no sucede, mañana se gatillará automáticamente el llamado "abismo fiscal", que según los expertos hundirá al país en otra recesión.
"Ahora creo que durante las próximas 48 horas, espero que la gente reconozca esto, sin importar las diferencias partidistas, nuestra mayor prioridad debe ser asegurarnos que no suban los impuestos a las familias de clase media. Eso dañaría severamente nuestra economía", dijo Obama durante una entrevista televisiva en el programa Meet the Press , de la cadena NBC.
"Nosotros podemos lograr eso. Demócratas y republicanos dicen que no quieren que los impuestos suban para las familias de clase media. Eso es algo en lo que podemos estar de acuerdo. Si podemos lograrlo, eso eliminaría una gran parte del «abismo fiscal». Evita el peor de los resultados", agregó.
El acuerdo busca reemplazar una norma que data del gobierno de George W. Bush y que expira esta noche, que consiste en exenciones impositivas para el conjunto de los contribuyentes norteamericanos.
Los demócratas quieren que las exenciones se mantengan en 2013 para las clases medias y gravar en cambio a los más ricos, una solución resistida por los republicanos, en particular por el ala más conservadora del partido.
La propuesta republicana es por su parte ajustar por el lado de los programas sociales, a los que suele considerar demasiado dispendiosos y un lastre para la economía.
Ante la falta de avances, Obama esbozó ayer lo que cree que son los escenarios más probables para el final de las discusiones entre ambas partes. O los líderes del Congreso alcanzan un acuerdo o los demócratas del Senado presentarán un proyecto en busca de una votación directa para extender los beneficios tributarios a las familias de clase media.
"Y si todo esto fracasa, si los republicanos deciden bloquearlo para que los impuestos a las familias de clase media suban el 1° de enero, entonces nosotros volveremos el 4 de enero con un nuevo Congreso y el primer proyecto de ley que presentaremos será para reducir los impuestos a las familias de clase media", remató el presidente.
Obama criticó a los republicanos por resistirse a su llamado para subir las tasas de impuestos al 2% de los norteamericanos más ricos, a pesar de lo que ve como un importante compromiso de su parte de recortar el gasto y reformar los programas sociales para los pobres y los ancianos.
"Ellos dicen que su mayor prioridad es asegurarse de que nosotros abordemos el déficit de manera seria, pero la forma en que ellos se están comportando muestra que su única prioridad es asegurarse de que se protejan los beneficios tributarios para los más ricos", afirmó.
En respuesta, el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, instó al presidente a que "lidere" en las negociaciones de un pacto fiscal, en vez de "echar culpas" a su partido.
El desacuerdo básico sobre los programas sociales está en que los republicanos quieren desacelerar el monto de sus beneficios mediante el cambio de la forma en que se miden contra la inflación. Pero los demócratas presentaron una dura resistencia a la iniciativa. Obama incluyó esa misma propuesta -conocida como "IPC encadenado"- en un plan anterior, sin obtener respaldo.
Sobre los impuestos, Obama había ofrecido previamente un plan a los republicanos para aumentar los impuestos a las familias que ganan más de 250.000 dólares al año y luego aumentó el umbral a 400.000 dólares.
Pero no sólo fueron rechazadas esas cifras, consideradas irrisorias, sino que los sectores republicanos más conservadores rechazaron también un plan de su propio partido, la semana pasada, en el cual se preveía que la vara subiera hasta la suma de un millón de dólares al año como mínimo para ser objeto del gravamen.

Los actores clave del diálogo

El debate enfrenta a líderes de ambos partidos
  • John Boehner
    Jefe de la Cámara Baja
    El republicano lucha para que el ala conservadora de su partido no se incline hacia el Tea Party
  • Harry Reid
    Líder demócrata en el Senado
    Está tironeado entre las facciones progresistas y más conservadoras del partido
  • Mitch Mcconnell
    Senador republicano
    Trabajó con Biden en 2010 para extender los recortes impositivos de Bush. Busca la reelección en 2014
  • Tim Geithner
    Secretario del tesoro
    Cerca de dejar el cargo, es el arquitecto de la política fiscal de Obama
Del editor: cómo sigue.
El margen se acorta y cada vez parece menos probable que demócratas y republicanos puedan llegar al Año Nuevo con final feliz.

Agencias AFP, AP, EFE y Reuters

domingo, 30 de diciembre de 2012

Washington paralizado al borde del abismo fiscal


No sale humo blanco del Congreso sobre cómo evitar el "precipicio fiscal"
"Circo", "ridiculez", "vergüenza", "herida autoinfligida", "drama innecesario". Esos son algunos de los calificativos pronunciados por presentadores y analistas en los espacios de opinión típicos del domingo en la televisión estadounidense al analizar las negociaciones para esquivar el llamado "precipicio fiscal"
Mientras tanto, en el capitolio en Washington los legisladores republicanos y demócratas buscaban un acuerdo de última hora para evitar que el país sufra a partir del primer día de 2013 el recorte automático del gasto público y un aumento de impuestos que algunos aseguran que llevará a la economía a una nueva recesión.
Normalmente un 30 de diciembre, la fría capital de EE.UU. se llena de turistas pero se vacía de políticos que van a sus lugares de origen a pasar las fiestas de fin de año con sus familiares (y de alguna manera, con sus electores).
Pero este ha sido un fin de año distinto, de trabajo, con la urgencia de resolver un problema que viene en gestación desde hace una década y que entró en la recta final el año pasado, cuando los que hoy se afanan en arreglarlo le pusieron fecha fija.
Por eso muchos se preguntan dentro y fuera de EE.UU. por qué se ha esperado hasta último minuto para solucionarlo y sobre todo, por qué no terminan de ponerse de acuerdo, sobre todo si desde hace año y medio sabían que este momento llegaría.

Veremos el año que viene

Es un guión que se está haciendo ya conocido en Washington y para algunos refleja un perverso juego político en el que no se logran grandes acuerdos sino soluciones parciales.

Dialogo infructuoso

congresistas en negociaciones en capitolio de Washington

Las diferencias a la hora del acuerdo radican en la negativa de los republicanos en aumentar algunos impuestos y en la de los demócratas a reducir los aportes a programas de seguridad social.

Mientras el presidente Obama propone subir impuestos a los que ganan más de US$ 250.000 al año, el liderazgo republicano consideró en días pasados poner el límite en un millón de dólares.

Pero la iniciativa no fue secundada por los propios republicanos que rechazan por principio aumentar impuestos, aunque existe el riesgo de que todos los ciudadanos empiecen a pagar más tasas en 2013.

Hacia la noche del domingo se hablaba de “impasse” y el líder demócrata en el Senado, Harry Reid, reconoció que no tenía nuevas propuestas que hacer a los republicanos.

El plazo para el acuerdo vence la medianoche del 31 de diciembre.
En 2011 se vivió algo muy similar cuando se trataba de aumentar lo que se llamaba el "techo de la deuda".
A mediados de aquel año el gobierno estadounidense llegó al límite del endeudamiento que el Congreso le autoriza y por ende no podía pedir nuevos préstamos, ni eventualmente podría pagar los que ya contratados.
Lo que años atrás era un formalismo parlamentario, esta vez se convirtió en un pulso ideológico, ya que la ortodoxia fiscal republicana quería detener el ritmo de endeudamiento, agravado bajo el gobierno de Obama por los planes de recuperación de la economía.
El mundo fue testigo en aquellos días de la aparente incapacidad de demócratas y republicanos de ponerse de acuerdo en principios básicos para la salud económica de su país, e incluso una agencia evaluadora de riesgos, Standard and Poors, tomó la audaz decisión de rebajar la tradicional clasificación TripleA a la principal economía del planeta.
Finalmente el techo se subió y el Tesoro estadounidense no entró en la temida cesación de pagos que habría terminado arrastrando a la debilitada economía global.
Sin embargo, fue una solución temporal condicionada a una serie de severos recortes de gasto público en programas sociales y de defensa, que además coincidiría con el vencimiento de la extensión de las exenciones impositivas que decretó el presidente George W. Bush.

¿Qué pasa en Washington?

Esa es la pregunta que repiten en los últimos días los periodistas -particularmente los que dicen interpretar el sentido de la ciudadanía- al constatar que año y medio después los estadounidenses están de regreso en el mismo punto y en el mismo bloqueo.
Se suponía que lo pactado durante la crisis del techo de la deuda serviría de incentivo para que los congresistas se pusieran de acuerdo en un plan para reducir el déficit, ya que mientras unos no querían tocar los gastos militares otros aspiraban mantener la inversión social.
Barack Obama, presidente EEUU
Obama pidió a los congresistas evitar aumentar impuestos a a clase media.
Sin embargo, 2012 no lucía como un año propicio para las decisiones bipartidistas, al menos no antes de las elecciones de noviembre, en las que Barack Obama obtuvo la reelección.
Pero esas elecciones también dejaron una nueva composición en el Congreso. Y aunque se mantuvieron las mayorías republicanas en representantes y la demócrata en senadores, nuevos parlamentarios entraron a escena. O están por hacerlo.
Es lo que se llama en lenguaje político anglosajón un Congreso "lame duck" (pato herido o inútil) que no se siente en capacidad de tomar decisiones que puedan comprometer a la venidera legislatura.
Mientras la negociación política sigue paralizada, el techo de la deuda vuelve a acercarse. El Departamento del Tesoro dijo haber tomado "medidas extraordinarias" para estirar los recursos hasta principios del 2013.
Le tocará al nuevo Congreso lidiar este nuevo pulso político, aunque quizá la experiencia de los últimos dos años los lleve a un arreglo más expedito y con menos drama.

Entrevista a Theotonio dos Santos

“NO TENEMOS QUE NEGOCIAR COMO PAÍSES AISLADOS”

Por Natalia Aruguete (Cash, Página/12)

Economista y politólogo brasileño, Theotonio dos Santos fue uno de los principales formuladores de la teoría de la dependencia en América latina, durante las décadas del 60 y 70. Y hoy es uno de los máximos exponentes de la Teoría del Sistema Mundial. Este profesor emérito de la Universidad Federal Fluminense y presidente y coordinador del UNU-Unesco Red de Economía Global y Desarrollo Sustentable (Reggen), visitó Buenos Aires invitado por el Cemop. En esa oportunidad, Cash se reunió con Dos Santos para conocer su balance y perspectiva de la teoría de la dependencia y conocer su propuesta de fortalecimiento de la estrategia regional, que permitirá aprovechar las oportunidades que brinda para Sudamérica el “gran potencial” del actual contexto mundial.
¿Cree que en esta coyuntura se abren oportunidades para la región?
–En este momento nosotros tenemos un superávit comercial bastante elevado a partir de la ampliación de la demanda mundial de productos primarios, sobre todo por la expansión de China. India también empieza a ser un nuevo demandante importante. En los próximos 10 o 15 años, India y China continuarán en expansión, mientras que nosotros seguiremos siendo, teóricamente, los productores principales de materias primas para el mercado mundial. Tenemos reservas muy importantes, incluso en petróleo. Si contamos el descubrimiento del yacimiento en Brasil y Venezuela, que tiene el Orinoco, entre ambos reúnen tal vez la mayor reserva petrolífera del mundo. Y claro que Argentina también entra. El contexto mundial es un potencial muy grande.
¿Qué estrategias regionales se deberían implementar para aprovecharlo?
–Tenemos condiciones para actuar regionalmente y negociar a nivel mundial la adjudicación de esas reservas. Para eso debemos generar grandes estructuras negociadoras regionales; no tenemos que negociar como países aislados. Esto es interesante para los chinos.
¿Por qué?
–Para ellos es mejor negociar regionalmente que con países separados. Es una cuestión de poder. Un país que negocie separado con China puede ser obligado a parar sus acuerdos por efecto de intervención latinoamericana o europea. Hasta el momento, Estados Unidos no tuvo condiciones de impedir aproximaciones chinas. Lo ha intentado en el caso de Venezuela, pero no tuvo cómo impedir que ese país desarrollara acuerdos muy importantes con China. El principal cliente de Brasil es China.
¿Por qué cree que Estados Unidos no está logrando impedir el avance chino?
–Es un momento muy difícil para Estados Unidos, aunque no bien pueda recuperar su capacidad de presión –y si la región no llegara a estar potencializada como lo está– la capacidad de negociación de China con cada país podría reducirse mucho. Es por eso que ellos tienen mucho interés de reforzar la negociación regional. Además, los chinos manejan escalas muy grandes y el Estado es quien toma las grandes decisiones e impulsa las negociaciones. Entonces, la negociación con empresas para China es muy penosa.
¿Es penosa, además, por una concepción ideológica?
–Ideológicamente, sí. Pero también prácticamente, porque refuerza sectores sociales o de empresas que frente a los poderes del Estado son pequeños. El interés de China es reforzar su capacidad de negociación en escalas lo más grandes posibles. América latina está muy dividida aún, incluso dentro de cada país, y hay conexiones con China que las hacen empresarios en forma independiente. A ellos, eso no les interesa porque no está a la altura de su condición. Los chinos prefieren acuerdos regionales con Unasur, por ejemplo.
¿En qué se diferencian las estrategias china y norteamericana en su vínculo con América latina?
–Sucede que, pese a que el Estado norteamericano es tan poderoso y tiene una intervención grande en América latina, los grandes esquemas de negociación los manejan las empresas. La negociación regional no es un estilo propio de los norteamericanos, pero quizás, en la medida en que China avance a una escala más grande, los obligará también a buscar algún tipo de control interno del Estado. Europa también está buscando generar estas negociaciones colectivas, pero todavía subsisten intereses históricos muy grandes.
Además de los comerciales, ¿cuáles son los otros intereses que tienen los Estados Unidos en América latina y qué estrategias despliegan para alcanzarlos?
–En relación con los recursos naturales, Estados Unidos considera a América latina una región muy importante. Gran parte de los recursos están acá, y para ellos, la gestión de esos recursos es un problema de seguridad nacional. La concepción estratégica americana es muy agresiva, como lo ha sido históricamente. No sé si se volverán más realistas con el tiempo, cuando vean que no van a poder ejercer este poder tan colosal que creen tener.
¿En verdad no lo tienen?
–Desde el punto de vista militar, piensan que aún pueden llenar América latina de fortificaciones norteamericanas, cuando en Asia ya quedó demostrado que ellos no tienen condiciones para mantenerlo. Ya lo está demostrando en Europa: en dos o tres años, Estados Unidos retirará todas sus tropas de Europa. Lo más urgente es Medio Oriente, donde ya tienen que sacar sus tropas porque no tienen condiciones militares, ni económicas, ni financieras para mantenerlas. Se inaugura así un campo de intervención directa en América latina, que viene disfrazada de ayuda y acción social, pero la verdad es que están poniendo tropas para un futuro. La base de apoyo para tropas es muy alta, los soldados son profesionales, no hay más reclutas, y cada uno de ellos requiere de una aparatología tecnológica propia. Para las empresas americanas es muy bueno poder producir eso, pero no lo es para el Estado tener que financiarlo con el grado de deuda que tiene en este momento. A mí me parece que se están tomando decisiones subestimando la decadencia de Estados Unidos.
¿Cuál es la reacción de la región?
–Yo creo que la reacción se da más por el lado de los militares que de los gobiernos. No sé si el gobierno colombiano, por ejemplo, es favorable a un cambio de política sobre la cuestión de la paz. Las fuerzas armadas colombianas están sometidas a presiones de corrupción; el mismo problema lo tienen las fuerzas armadas mexicanas, que se están convirtiendo en un grupo que vive de la corrupción.
¿Cree que la estrategia de integración está permitiendo enfrentar los efectos de la crisis en América latina? ¿Qué nivel de institucionalidad se está logrando en ese terreno?
–Las instituciones que se están conformando (en la región) son nuevas y no tienen apoyo suficiente. El apoyo es aún inicial. No se ha podido dar el salto hacia una gestión regional. Nosotros necesitamos de ese salto porque eso consagraría nuestra capacidad de utilización de nuestro poder principal, que son los recursos naturales, para poder convertir los excedentes financieros que hoy tenemos en reservas. Tenemos que transformar esas reservas en medios de inversión, en grandes políticas. Primero, de infraestructura en la región para que pueda articularse y desarrollarse. Segundo, de desarrollo científico, tecnológico y educacional, que es uno de nuestros puntos más frágiles. La región tiene un rol muy importante en una nueva etapa de desarrollo científico y tecnológico.
¿Por qué?
–Por la biodiversidad de la que disponemos. Esa biodiversidad es una base material para el desarrollo científico de la biotecnología que va a ser la base de un nuevo patrón tecnológico en los próximos 20 o 30 años, con una dimensión regional extremadamente fuerte. No se trata simplemente de la gran diversidad natural que tenemos, sino de que esa diversidad ha sido objeto de un conocimiento milenario. Nosotros teníamos 60 u 80 millones de habitantes cuando llegó la invasión europea; todos eran alimentados, estaban comercialmente estructurados, con caminos quizá más completos que los que tenemos hoy, y tenían un desarrollo del conocimiento ambiental que podemos llamar científico. Ese conocimiento permitió que introdujéramos, en la economía mundial, gran parte de la dieta contemporánea. Los europeos, por ejemplo, comen lo que los indígenas descubrieron acá.
Además de lo deseable, ¿cree que Sudamérica está logrando crear una estrategia regional, aunque ésta requiera un tiempo de madurez?
–Tuvimos un Estado con un desarrollo interesante en los años ’30, ’40 y ’50, pero eso entró en crisis con los golpes de Estado. Hemos reducido nuestros estados gravemente desde los años ’90 y desde el 2000 se empezaron a reestructurar. Lo que ocurre es que la base material de ese Estado, la base política de ese Estado, tenía un desarrollo insuficiente de su base democrática. Pero hay una emergencia de subjetividad de las fuerzas sociales que no participaban de las decisiones y que están desarrollando sus propias concepciones. Venezuela está haciendo un esfuerzo muy grande en el desarrollo de las comunidades y el intento de articular las comunidades con el Estado. Pero la única elección que perdió Hugo Chávez fue en el cambio institucional donde se transfería parte del poder del Parlamento hacia las comunidades. En Chile se desarrolló una gran masa popular, una estructura de dirección de empresa con los trabajadores muy fuerte, con un cierto grado de relación entre ellos con los cordones industriales. Pero la articulación de eso con el Estado fue un proceso complejo, y muchos sectores –aun de la izquierda– consideraban que era peligroso desplazar el poder a esta masa. Es tiempo de una relación con masas humanas que tienen que expresarse, organizarse y actuar colectivamente y absorber estas individualidades.
¿En qué medida el nuevo aprovechamiento de oportunidades, que mencionó al comienzo, evidencia una profundización del perfil exportador en una coyuntura que describe como favorable para nuestra región? ¿Eso ayuda u obstaculiza un cambio de nuestro destino?
–El desarrollo es de ciertos sectores sociales; el resto de la población no participa. Además, esto está ligado al ciclo limitado de utilización de las materias primas, que se agotan y dejan rastros terribles. Chile ha vivido grandes ciclos de producción de productos que luego han caído y tiene regiones enteras abandonadas. Si rehaces la historia (de la región) e intentas darle a eso un contenido modernizador fuerte y llamar a toda la revolución como lucha contra eso, en el fondo es un intento de retraso con unos obreros que aceptan disciplinas y formas de organización muy inferiores respecto de épocas anteriores. En Argentina también el peronismo ha sido atacado por un pensamiento liberal que lo tildaba de ser una expresión de algo muy atrasado. El neoliberalismo presenta este mundo como la expresión de la modernidad que no contiene barrios de masa, pobreza. Es una lucha metodológica y teórica muy dura enfrentar este tipo de presentación de los hechos. El mundo está viviendo un desequilibrio colosal que descontenta a las masas, e incluso se ocupa de sacar las conquistas hechas en la primera posguerra, período en el que hubo un ascenso importante de las masas.
¿A qué se refiere con que la lucha es teórica y metodológica?
–Para nosotros hay un gran problema metodológico, teórico, político, de educación, de preparación ideológica, doctrinario. Necesitamos un Estado más fuerte para impedir que esa concepción del mundo se imponga. Con el control que tienen sobre la opinión pública, ellos pueden presentar eso como una cosa magnífica. Si lo piensas bien, en 2007 y 2008, la economía mundial se presentaba como una maravilla, el Fondo Monetario consiguió mantener su respeto a pesar de haber previsto situaciones económicas contrarias a las que se dieron. Y aun así, hoy se sigue aceptando sus predicciones. Ellos disponen de mecanismos muy fuertes de contención de la capacidad crítica de las personas, y con eso consiguen presentar una serie de victorias.

Ahora en EEUU: sesión en la cornisa

Sesión al borde del abismo

Página/12
El Senado estadounidense debatirá esta tarde en busca de un acuerdo entre demócratas y republicanos que evite el "abismo fiscal", como se conoce a la suba automática de impuestos y recorte de gastos por 600 mil millones de dólares, que entraría en vigencia el 1 de enero. Esta mañana, el presidente estadounidense, Barack Obama, quien suspendió sus vacaciones navideñas para realizar reuniones con los legisladores, pidió al Congreso que apruebe a tiempo la ley que evite el aumento de impuestos para las clases medias y advirtió sobre las consecuencias recesivas que significaría no alcanzar un pacto.

Si no hay una pronta resolución, se recortarían automáticamente gastos en Defensa y dos tercios de los contribuyentes estadounidenses comenzarían a pagar un promedio de 3.446 dólares más de impuestos a partir de marzo. Según indicó Obama, la suba impositiva demandaría alrededor de 2 mil dólares al año, lo que repercutirá en el consumo. Así, el temor es que el país podría entre en recesión durante la primera mitad del año próximo.
El acuerdo estará en manos del líder demócrata en el Senado, Harry Reid, y su par republicano, Mitch McConell. La intención es aprobar una ley que modifique las anteriores y ponga freno para el aumento de impuestos en los hogares con ingresos menores a 400 mil dólares anuales, además de mantener el seguro de desempleo para 2 millones de norteamericanos.
Los demócratas aspiraban a que ese umbral bajara hasta los 250 mil dólares, pero los republicanos se mantuvieron firmes en su demanda de evitar una suba de impuestos para los hogares más ricos.
Esa postura llevó a que el líder republicano de la Cámara de Representantes, John Boehner, perdiera la iniciativa a manos de los senadores después de que su propia bancada rechazara su moción de permitir aumento de impuestos sólo para los ingresos superiores a 1 millón de dólares al año.
Ahora es el Senado el que deberá decidir el destino de la economía estadounidense, trabado desde hace meses en el debate presupuestario en el Congreso, lo que Obama calificó como "una herida a nuestra economía autoinflingida políticamente".
"Espero cualquier propuesta bienintencionada durante las próximas 24 horas por parte del Senador McConell para modificar este proyecto", indicó Reid después de la cumbre con Obama el viernes pasado, en alusión al boceto que circula en los pasillos del Capitolio.
De acuerdo a una fuente que participa de las negociaciones citada por la agencia Bloomberg, el contenido del acuerdo incluiría una medida para evitar varios recortes automáticos de gastos, entre ellos el de las prestaciones médicas del plan Medicare, uno de los baluartes de Obama durante su campaña para la reelección.
Además, los legisladores buscarán extender la vigencia de un acta que fija los precios de la leche y otros productos como maíz, arroz y trigo. En caso de no renovarse, los precios de esos alimentos y sus derivados podrían llegar a duplicarse.
No obstante, cualquier proyecto que surja del Senado deberá ser tratado luego en la Cámara de Representantes (Diputados), que podrá modificarlo o darle su aprobación final. Reid ya anticipó que, de no llegarse a un acuerdo, su bancada presentará un proyecto propio que cuenta con el apoyo del presidente Obama y contempla la extensión de beneficios para ingresos de hasta 250 mil dólares al año.
El Departamento del Tesoro advertió el miércoles pasado que mañana, lunes, el gobierno alcanzará su tope de deuda de 16,3 billones de dólares, por lo que entrarían en vigor "medidas extraordinarias" para evitar la suspensión de pagos si el Congreso no llega a un acuerdo.

Fondos buitre: Gobierno argentino niega que se proponga un nuevo canje

LITIGIO CON LOS FONDOS BUITRES

"La propuesta de la Argentina no es un nuevo canje"

Página/12
Tras la presentación del gobierno argentino ante la Corte de Nueva York a última hora del viernes, el secretario de Finanzas, Adrián Cosentino, explicó que el pedido central es que la Cámara de Apelaciones de Estados Unidos "no rompa el principio de equidad" en relación a quienes aceptaron los canjes de 2005 y 2010, en el caso de que ese tribunal insista en la decisión de que se les abone a los fondos buitre, y aclaró que la presentación no plantea un nuevo canje sino "el procedimiento que debería seguir la Argentina" si la Cámara falla bajo el principio reclamado por el país.

En el juicio en el que el gobierno busca revertir el fallo completo del juez neoyorquino Thomas Griesa, la Corte de Apelaciones avaló la interpretación del magistrado, que señala que el país violó el pari passu (tratamiento igualitario) y el pago a los holdouts, pero rechazó la fórmula de pago propuesta de que cobren el 100 por ciento de la costa de quienes ingresaron en los canjes de deuda.
La Argentina es apoyada por numerosas instituciones, bonistas e inclusive el gobierno de los Estados Unidos, que se ha sumado a los reclamos contra la interpretación de la cláusula pari passu del juez Griesa.
Por eso, Cosentino confirmó que "si la Cámara sostiene que se debe pagar igual que a los bonistas, bajo esa hipótesis, el Ejecutivo enviaría una Ley al Congreso". Además, recordó que el gobierno nacional mantiene el pedido en paralelo para una revisión "en banc" del fallo completo, con todos los jueces del Tribunal.
El secretario de Finanzas detalló que están pendientes los pedidos reconsideración y revisión en pleno por todos los jueces que integran la Cámara de Apelaciones, que son apoyados por el gobierno de los Estados Unidos, tal como fue la presentación realizada ayer (y conocida hoy) por el gobierno de Barack Obama.
De acuerdo con el cronograma fijado por la Cámara de Apelaciones del Segundo Circuito de Nueva York, a la presentación de la República Argentina le sigue ahora el plazo del 4 de enero en el que finalizarán la presentaciones de terceros y amicus curiae (documento de "amigos del tribunal").

Más revelaciones sobre el apoyo de EEUU a Gran Bretaña en la guerra de Malvinas

Cómo una mujer engañó a la Junta con el apoyo de EE.UU. en la guerra

Por María Laura Avignolo (*)

Era Jeane Kirkpatrick, representante de Washington en la ONU, y aliada incondicional de la dictadura argentina.
Salida. La premier Thatcher, en la puerta de 10 de Downing Street, en pleno conflicto por las islas Malvinas.

Londres. Corresponsal Clarín - 30/12/12
El conflicto de Malvinas puso en crisis la churchilliana “relación especial” entre Gran Bretaña y Estados Unidos. Se produjo al hacerlos entrar en contradicción a la administración Reagan y sus funcionarios con el apoyo que la dictadura argentina estaba dando a los norteamericanos en Honduras para el entrenamiento de la guerrilla “Contra”, que combatía a los sandinistas en Nicaragua. Así queda demostrado en su último despacho como diplomático por el embajador británico en Washington, Nicholas Henderson, que ha sido liberado por los archivos oficiales británicos entre los 3.500 documentos secretos de la guerra en el Atlántico Sur.
En él, el legendario y experimentado “Nicko” Henderson escribe finalmente lo que piensa de la actitud norteamericana en la guerra. Sugiere que Argentina podría haber sido alentada “a invadir” las Malvinas por dos funcionarios de la administración Reagan. Y los menciona: Jeane Kirkpatrick, embajadora de EE.UU. en la ONU y feroz anticomunista, amiga del general Leopoldo Galtieri y el brigadier Basilio Lami Dozo, dos ex miembros de la Junta Militar, y Thomas Enders, secretario asistente para América Latina y con un rol esencial en el secreto bombardeo a Camboya durante la Guerra de Vietnam, y que paradójicamente auspicio un diálogo con los sandinistas, pero apoyo al régimen salvadoreño en los días de los escuadrones de la muerte. Kirkpatrick y Enders se detestaban.
“Es relevante que el señor William Casey, el jefe de la CIA, que estaba extremadamente preocupado en las discusiones del Gabinete sobre esta cuestión ha sugerido a nosotros privadamente que él piensa que los argentinos fueron llevados al camino equivocado: es que ellos creyeron que su apoyo a EE.UU. en las operaciones encubiertas en América Central eran más importantes para EE.UU. que lo que en realidad eran y que podrían ganar la aceptación norteamericana en otra política en otra parte”, escribió Henderson.
La misma interpretación hicieron a esta corresponsal el general Mario Benjamin Menéndez y el general Jofre después de la guerra, ambos comandantes argentinos en las islas. Ellos creían que la Junta Militar podría haber mal interpretado a los estadounidenses.
Las menciones de Kirkpatrick y Enders no son casuales. Ellos eran los que lidiaban con los militares argentinos y la Junta, a quien miraban con simpatía con la convicción que podían llevar a una democracia autoritaria que sería mejor que el comunismo.
La Guerra Fría y el anticomunismo de la administración Reagan j ustificaba el apoyo a los dictadores argentinos y su colaboración en la guerra contra los sandinistas en Nicaragua. Al menos 40 “consejeros argentinos”, encabezados por el coronel José Osvaldo “Balita” Riveiro, de la G2 de Inteligencia del Ejército y del Batallón 601, estaban en Honduras colaborando con el militar norteamericano Oliver North y entrenando a los 9000 efectivos de la “Contra” en acciones antiguerrillas, dentro del marco del apoyo de EE.UU. en su combate a Moscú.
Enders había viajando unos días antes del conflicto a la Argentina y este desplazamiento despertó las sospechas de Henderson. El diplomático, casado con una ex corresponsal de guerra, descubrió las simpatías pro argentinas de Enders cuando fue a informar a Alexander Haig, entonces Secretario de Estado, sobre los movimientos de la flota argentina en el Atlántico Sur. “El hizo lo mejor para tratar de minimizar lo que me había llamado la atención. Dijo que el gobierno norteamericano tenía el reaseguro del canciller argentino que su gobierno no contemplaba una confrontación con nosotros. Es más: ellos tenían este reaseguro confirmado. Yo señalé que los movimientos de la flota argentina refutaban lo que él estaba diciendo”. Con un cinismo que caracterizó su distinguida carrera diplomática, Henderson intentó hacer un paralelo entre Kirkpatrick y Enders.
“Al comparar a Kirkpatrick con Enders, es difícil mejorar el apotegma que circula en el Departamento de Estado donde el último es más fascista que loco, Kirpatrick es más loca que fascista. Ella parece ser una de las más seguras para cometer goles en contra: sin tacto, cabeza dura, ineficaz y un dudoso tributo a la profesión de académica a la que ella expresa su fidelidad”, escribió con acidez británica.
Las presunciones de Henderson con respecto a Kirkpatrick no eran erradas. Durante la guerra de Malvinas, tres militares argentinos cercaron al canciller Nicanor Costa Méndez durante todas sus negociaciones diplomáticas y las boicotearon o acicatearon, con tiempos diferentes en Nueva York, Washington, Lima y hasta en La Habana. Ellos eran el general Héctor Iglesias, representando a Galtieri; el vicealmirante Benito Moya, jefe de la Casa Militar como enviado del inflexible almirante Anaya y el brigadier José “Pepe” Miret como delegado del “Balo” Lami Dozo, el otro integrante de la Junta Militar y proclive desde el inicio a una salida negociada del conflicto. Lami Dozo había sido el último en enterarse el 6 de enero de 1982 de las intenciones de ocupar las islas Malvinas por boca de Galtieri y Anaya, inspirador inicial.
Su enviado, “Pepe” Miret almorzaba, desayunaba y cenaba con Kirkpatrick en EE.UU. para tratar de encontrar una solución negociada a la guerra, especialmente después del hundimiento del crucero Belgrano. Tenía dos feroces fuerzas que lo detenían: Moya, en representación de Anaya, y el embajador Henderson, que cada noche aparecía en la televisión norteamericana para demoler las posiciones argentinas representadas por Costa Méndez, que había quedado aislado ante la Junta, especialmente por presión de Anaya y Moya.
L a doctrina Kirkpatrick justificaba las atrocidades cometidas por los dictadores argentinos en nombre de la Guerra Fría . La diplomática y académica consideraba que eran regímenes autoritarios estables cuando los comunistas buscaban controlar los pensamientos de la gente. Con denuncias de desapariciones y brutalidades, Galtieri y la Junta encontraban en Kirkpatrick una interlocutora comprensiva, que ellos confundían con la administración Reagan. Fue ella quien le pidió al presidente de EE.UU. que consiguiera un diálogo con los británicos en medio de la guerra .
Churchill había establecido la “relación especial” anglo-norteamericana que incluía colaboración tecnológica, política y en la guerra. Malvinas puso una seria fricción en esta histórica alianza e instaló una indeseada rispidez entre Reagan y Margaret Thatcher, que rechazó tres veces su llamada a una negociación y su pedido de no humillar a los argentinos. Una vez más, los estadounidense usaban el pragmatismo y así enfurecían a los británicos.
En una carta enviada por Reagan el 29 de abril del 1982 a Thatcher le dice que “puede contar con nuestro apoyo en cada forum en que esta cuestión sea debatida (..) Vamos a anunciar que el rechazo argentino a retirar las fuerzas de la invasión y negociar en buena fe ha hecho necesario para EE.UU.adoptar una nueva postura hacia Buenos Aires”. Dos días antes del hundimiento del Belgrano, Reagan le recordaba que ella “había dejado claro” que nada más que el “mínimo esencial de fuerza” sería utilizado.
La ambigüedad norteamericana también fue remarcada por Sir Anthony Parsons, el representante permanente británico en la ONU. Cuando se fue de su cargo, envío un despacho que alivió al canciller británico Francis Pym. Dijo que EE.UU. era mirado con una mezcla de “exasperación, frustración y desprecio” y que “los delegados del Tercer Mundo estaban shockeados, alarmados y furiosos por la incompetencia, el amateurismo y la paralizante falta de coordinación de la misión norteamericana, el Departamento de Estado y la Casa Blanca”.

(*)Cubrió la guerra diplomática durante el conflicto de Malvinas

EEUU: Manual para entender el "abismo fiscal"

La clave está en un ajuste de unos 800.000 millones

Manual para entender el 'abismo fiscal' que amenaza a EEUU y Europa

El Mundo (España)

Al fondo, el Capitolio que alberga las dos cámaras del Congreso de EEUU. | ReutersAl fondo, el Capitolio que alberga las dos cámaras del Congreso de EEUU.
  • Si se cae en el precipicio, el PIB de la eurozona estaría entre -0,5 y -1% en 2013
¿Están locos estos americanos? ¿Qué es eso del precipicio fiscal? ¿Qué quiere decir 'recortes automáticos del gasto'? ¿Es que tienen programada la economía? ¿Por qué lo hacen? Y ¿cómo es posible que con un déficit del 7,3% del PIB a ellos no les pase nada mientras que en Europa eso significa que no recompra la deuda ni tu tía?
Aquí van algunas ideas para explorar este abismo fiscal que puede hundir a EEUU, a Europa y a todo el mundo en una nueva crisis (en el caso de Europa, digamos que solo empeoraría nuestra crisis, si es que eso consuela a alguien).
¿Qué es el precipicio fiscal?
Es un recorte del gasto público y una subida de impuestos que entran en vigor el 1 de enero. El término 'precipicio fiscal' fue creado por el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, en una comparecencia en el Congreso.
Y, en España, ¿qué nos importa eso?
Si EEUU cae en el precipicio, el crecimiento de la eurozona podría reducirse entre 0,5 y un punto porcentual en 2013. Eso, en el caso de España, supondría que 2013 sería aún peor que 2012.
Pero ¿por qué existe el 'precipicio'?
Porque en Estados Unidos el Congreso (que está formado por el Senado y la Cámara de Representantes) debe aprobar el nivel de endeudamiento del Estado. El Congreso aprueba un nivel máximo y, cuando éste se alcanza, aprueba otro.
En agosto de 2011, el Congreso aprobó un aumento del techo de la deuda de 2,1 billones de dólares. Pero los republicanos lograron incluir un apartado en el acuerdo que incluyera un compromiso para recortar el déficit.
La clave era acordar un ajuste del déficit de unos 800.000 millones de euros antes del 31 de diciembre de 2012. Si eso no se lograra, entrarían en vigor recortes del gasto por valor de unos 500.000 millones de euros y subidas de impuestos por otros 85.000 millones. Eso es el precipicio fiscal.
¿Va a recaudar EEUU todo eso en un año con el ajuste?
Lo más probable es que no. El precipicio hundirá a ese país en una recesión, así que la recaudación fiscal caerá y los llamados 'estabilizadores automáticos' -léase subsidio de paro y ayudas a personas sin recursos- se dispararán.
Pero ¿la deuda no tiene nada que ver en esto?
Sí, pero por casualidad. Mañana EEUU alcanza el techo de 12,4 billones de deuda autorizado en agosto de 2011. El Tesoro aún será capaz de usar unos 150.000 millones de euros que tiene en diversos capítulos contables para seguir pagando la deuda. Pero en febrero o marzo necesitará una nueva autorización. Lo contrario sería una suspensión de pagos de la primera economía mundial y el fin del mundo tal y como lo conocemos.
A todo esto ¿cuánto es el déficit de EE.UU?
En el año fiscal que acabó el 30 de septiembre fue de 1,089 billones de dólares, unos 824.000 millones de euros. Eso supone el 7,3% del PIB.
¿Cuál es la evolución del déficit?
Positiva. El desequilibrio se redujo en un 16% el año pasado, pese a que la economía no aceleró su tasa de crecimiento. En torno al 30% del déficit es, además, cíclico, es decir, que obedece al bajo crecimiento (que frena la recaudación fiscal) y al alto desempleo.
Entonces ¿por qué toda esta histeria?
Por política. Hay unos 55 republicanos de la Cámara de Representantes que se oponen en redondo a cualquier subida de impuestos y prefieren dejar que el país caiga por el precipicio. Cuando se habla de déficit, la gente se pone muy moralista, como suele decir el economista de Yale Robert Shiller.
Eso de que "se oponen en redondo a cualquier subida de impuestos" suena a típico periodista progre criticando a los republicanos...
El 'número dos' de los republicanos en la Cámara de Representantes, Eric Cantor, ha llegado a rechazar financiar ayuda extraordinaria de emergencia a zonas devastadas por huracanes y tornados para no aumentar el gasto público.
Pero ¿no ganó Obama las elecciones? ¿Por qué no hace lo que le dé la gana?
Porque el presidente de EEUU no puede proponer leyes, solo firmarlas o vetarlas. En este caso, la ley que evite el precipicio debe ser propuesta por la Cámara de Representantes y aprobada por el Senado.
¿Y qué pasa en la Cámara y en el Senado?
Los republicanos de la Cámara están tan divididos entre los que defienden un acuerdo con Obama (unos 170) y los que se oponen (alrededor de 55) que son incapaces de promover nada. Y los demócratas 'perro azul' (que es como se llama a los conservadores de ese partido en ese cuerpo legislativo), que podrían votar con los republicanos moderados, son muy pocos. Así que la Cámara está atascada.
Eso hace que la cosa pase al Senado. Ahí los demócratas tienen mayoría. Pero los republicanos cuentan con más de 40 escaños. Y su líder, Mitch McConnell, no va a renunciar a esa minoría de bloqueo.
¿Por qué McConnell y el líder republicano de la Cámara de Representantes, John Boehner, no negocian con los demócratas y dejan de lado a los duros de su partido?
Porque en ese caso Boehner sería derrocado de su cargo por sus propios correligionarios, y McConnell afrontaría una difícil reelección a su escaño en 2014. En el Partido Republicano actual, sólo hay espacio para moverse a la derecha. Lo contrario es suicidio político. Además, los demócratas harían sangre si los republicanos estuvieran dispuestos a abandonar sus principios de austeridad fiscal.
A todo esto, aún no sabemos qué quiere cada uno.
Obama quiere que el tipo máximo del IRPF pase del 35% actual al 39,6%. Es el nivel que tenía hasta 2000, cuando EEUU aprobó una drástica bajada de todos los tipos del IRPF, aunque el descenso fue más marcado en el tramo más alto. Fue un recorte temporal, aunque siempre ha sido prorrogado. Ahora, Obama quiere dejar expirar la parte más alta.
El presidente también quiere que expire el recorte del IRPF de las plusvalías y de los dividendos, pero de nuevo en las rentas más altas. Y que se mantenga el actual subsidio de paro de 99 semanas. A cambio, quiere recortar el gasto cambiando el sistema de actualización de las pensiones y dejar expirar otra bajada temporal de las retenciones de la Seguridad Social (que es como en EE.UU se llama al sistema público de pensiones) de los trabajadores.
Por el lado republicano las cosas no están tan claras. Boehner está dispuesto a aceptar subidas del IRPF, pero quiere que el tipo máximo se eleve a los contribuyentes que ganan como mínimo 400.000 dólares anuales (300.000 euros). Pero esa propuesta es inaceptable para sus correligionarios. Incluso llevar el límite a los que ganan un millón de dólares ni convence a los más conservadores. Los republicanos dicen también que quieren reformar el código fiscal estadounidense, que es un monstruo de 72.000 páginas que permite 173 formas diferentes de desgravación. Pero hasta la fecha no han hecho ni una sola propuesta en ese sentido.
Y esto ¿va a servir de algo?
No. Esto es todo un teatro político. El problema de las finanzas públicas de EEUU es en el medio plazo, es decir, dentro de 10-15 años. Eso se debe a que el sistema público de pensiones y el público-privado de sanidad para la tercera edad fueron diseñados en la década de los sesenta, cuando el 5% de la población de ese país estaba jubilada. Hoy es ya el 20%, y sigue subiendo. Y casi nada del precipicio fiscal afecta a esa dinámica.
¿Quién va a notar el precipicio primero?
Si usted es español, ya debería saber la respuesta. Los parados de larga duración perderán el subsidio, los trabajadores por cuenta ajena verán sus retenciones subir 2 puntos porcentuales, y los médicos que tratan a ancianos verán reducido en un 27% el dinero que les da el Gobierno por ello.
¿Qué solución va a haber?
Lo más probable es que no haya solución hasta que los mercados presionen lo suficiente.

sábado, 29 de diciembre de 2012

Argentina propuso en EEUU reabrir el canje de la deuda

Deuda

La Argentina propuso a la Justicia de EE.UU. reabrir el canje de deuda

Clarín
En su presentación de anoche ante la Corte de Apelaciones de Nueva York, sostuvo que el país está preparado para "hacer todo lo que pueda" para terminar con el litigio con los fondos buitre. Le ofrecerían a los holdouts lo mismo que a los acreedores que entraron al canje de 2010.

Como se preveía, en su presentación de anoche a última hora ante la Corte de Apelaciones de Nueva York, la Argentina propuso reabrir el canje de deuda en default para que los fondos buitre que exigen cobrar bonos impagos desde 2001 puedan entrar.
La oferta forma parte de una presentación a la Corte para que revise el fallo, actualmente en suspenso, del juez federal Thomas Griesa que obliga a Argentina a pagar 1.330 millones de dólares a los fondos NML Capital y Aurelius por bonos en default.
"Argentina entiende el deseo del tribunal de resolver este litigio de larga duración y está preparada para hacer lo que pueda para poner fin", afirmaron en el documento los abogados de Argentina, del estudio Cleary, Gottlieb, Steen & Hamilton, que deja en claro sin embargo que la orden de Griesa "viola" el principio de equidad con los tenedores de bonos que entraron en el canje. Griesa había establecido que -al no pagar a los bonistas que quedaron fuera del canje- la Argentina violaba el principio de "pari passu", que confiere igual trato a todos los acreedores y había obligado al país a pagarle a los holdouts al mismo tiempo que lo hacía con los acreedores que aceptaron los canjes de 2005 y 2010.
"El Ejecutivo (argentino) está preparado para presentar una vez más una propuesta al Congreso para terminar de manera definitiva este litigio a través de un trato equitativo de los demandantes y aquellos situados en una posición similar en los mismos términos que los participantes de la oferta de canje de 2010", indica el texto.
"Cualquier otra solución es contraria a la ley argentina y la política pública y abriría la puerta a más litigios amenazando la deuda reestructurada en la cual entraron los acreedores del 92% de la deuda en default de la República", agrega.
Desde su default en 2001, Argentina refinanció más del 92% de su deuda impaga por unos 100.000 millones de dólares mediante dos canjes en 2005 y 2010 con quitas de hasta el 75% sobre el valor nominal de esos bonos.
Pero los fondos de inversión NML y Aurelius, que compraron en su momento papeles de esa deuda a precio de remate, recurrieron a la justicia estadounidense para cobrar el 100% del capital más intereses y no aceptaron entrar en ningún Canje.
Tras una larga batalla judicial de 10 años, el juez Griesa ordenó el pasado 22 de noviembre a Argentina el pago de 1.330 millones de dólares a los fondos especulativos "al mismo tiempo o antes de que les pague a los tenedores de bonos reestructurados".
Esta decisión abrió especulaciones sobre futuros reclamos judiciales y puso en peligro de default técnico a Argentina, que apeló ante un tribunal de segunda instancia y logró el 28 de noviembre la suspensión del fallo hasta que se dicte sentencia definitiva.
Tras la presentación argentina, el 25 de enero será el turno de NML y Aurelius y el 27 de febrero tendrá lugar una audiencia clave con la presencia de las partes involucradas destinada a revisar el fallo de Griesa.

Fondos Buitre: EE.UU formalizó apoyo a la Argentina


Entrevista V7internacional: Argentina y EE.UU.


Entrevista a Leandro Morgenfeld, doctor en historia, investigador de la UBA y el Conicet, autor del libro "Relaciones peligrosas, Argentina y Estados Unidos".Las claves de una relación bilateral con claroscuros.© Noticiero Visión Siete/TV Pública/ Argentina

Zibechi: ¿Una acción militar de EEUU en América del Sur?



La última edición de la Revista de Anticipación Política-MAP, publicada por el Laboratorio Europeo de Anticipación Política (Leap), está en gran parte dedicada al análisis de las tendencias regionales en América del Sur entre 2012 y 2016. El capítulo dedicado al tema tiene un título sugerente: Incertidumbre entre dominación estadunidense e independencia regional.
La publicación sostiene que el actual escenario regional e internacional presenta condiciones excepcionales para que Suramérica se constituya en una región geopolíticamente soberana, luego del fracaso del Consenso de Washington y de la estrategia de integración orientada por Estado Unidos a través del ALCA. Analiza brevemente la política estadunidense de construir una alianza con sus aliados del Pacífico, con el objetivo de crear una barrera que podría dificultar las relaciones comerciales con Asia a los países de la zona del Atlántico.
El punto álgido del análisis es el militar. Los analistas del Leap sostienen que América del Sur debe prepararse para una posible acción militar estadunidense, país que está militarizando el territorio latinoamericano para fortalecer su posición de dominio. El think tank geopolítico europeo, cercano al presidente François Hollande, se detiene en la creciente presencia militar del Comando Sur en la región y concluye que con el éxito del golpe institucional en Paraguay contra Fernando Lugo, Estados Unidos ha consolidado su poder militar en el corazón de países del Unasur.
La convicción de que la superpotencia en decadencia pretende recolonizar la región recurriendo a acciones militares no es novedosa, salvo por el hecho de provenir de un importante centro europeo y por llevar los análisis hasta las últimas consecuencias. El hombre siempre ha utilizado las armas que ha desarrollado, y el mundo acostumbra a salir de las crisis sistémicas con una gran guerra, después de la cual se dan las condiciones para el nuevo orden, son dos de las ideas-guías de ese análisis.
Surgen de inmediato dos preguntas. ¿Está la región preparada para enfrentar una acción militar recolonizadora del Pentágono? ¿Cómo imaginamos, y cómo nos preparamos para la transición a un mundo nuevo, quizá sólo multipolar, ojalá también socialista?
La primera respuesta es que aún no están dadas las condiciones para enfrentar, como región, a Estados Unidos. Sólo Brasil y Venezuela tienen conciencia de las dificultades que vendrán en el futuro inmediato y se están preparando para ello, según las capacidades de cada cual. Brasil se dotó de una Estrategia Nacional de Defensa bajo el segundo gobierno de Lula; está procediendo a revitalizar su industria militar y a construir los medios necesarios para su defensa, incluyendo, como ya se ha dicho en esta columna, la construcción de submarinos nucleares.
Sin embargo, tropieza con algunas dificultades y limitaciones. La nueva postergación de la compra de cazas de última generación, proceso que ya lleva dos décadas, y sobre todo la reciente inclinación por los F-18 de Boeing en vez de los franceses Rafale, revela cómo las presiones de la Casa Blanca consiguen resultados en países que parecían firmes en sus decisiones.
Como se sabe, Venezuela también ha dado pasos importantes para defenderse de eventuales acciones militares pero sigue estando en el ojo del huracán desestabilizador de Washington y las derechas regionales. En los demás países predomina o bien un claro alineamiento con la política del Pentágono (casos de Chile, Colombia, Perú y ahora también Paraguay) o posiciones ambiguas como las de Uruguay. En todo caso, en la mayor parte de los gobiernos de la región prevalece la convicción de que no habrá que enfrentar situaciones extremas.
La segunda pregunta sigue requiriendo un debate estratégico sobre cómo prevemos la llegada de los cambios y cómo nos preparamos para hacerlos realidad. En este punto se impone una reflexión lateral: los cambios de verdad, los que se relacionan con abrir el escenario político a nuevas relaciones sociales, a nuevas formas de poder y por lo tanto a una nueva sociedad, no vendrán de los gobiernos sino de los abajos, de la gente común organizada en movimientos.
Lo contrario no puede ser sino la continuidad de la opresión bajo otras formas. ¿Hemos aprendido algo de las revoluciones independentistas que sólo cambiaron las élites y dejaron sin tocar las relaciones sociales y de poder? En un texto luminoso, El problema primario del Perú, José Carlos Mariátegui sostuvo: La república ha significado para los indios la ascensión de una nueva clase dominante que se ha apropiado sistemáticamente de sus tierras. Fue más lejos y aseguró que el virreinato fue menos culpable de la situación del indio que los republicanos que los adormecieron al inscribir demagógicamente sus demandas en un programa que nunca cumplieron.
Así las cosas, surge el tercer problema: prepararnos para un futuro de guerras y confrontaciones impuestas por el imperio y las clases dominantes supone, en primer lugar, construir la convicción subjetiva de la inevitabilidad de estos escenarios. Un análisis que incluya como eje central la preparación de fuerzas para esa eventualidad, que no se reduce a una cuestión sólo militar sino implica algo más profundo y previo: la disposición anímica, que pasa por una ética de no involucrarse con los de arriba, se llamen burguesía, Estado, medios de la derecha u ONG.
Desde este punto de vista, en América del Sur estamos aún muy lejos. En la medida en que no tenemos recetas prontas para aplicar sobre cómo hacer y qué rumbos tomar, los ejemplos y referencias pueden ser de enorme ayuda. Esos hombres, esas mujeres y esos niños que el 21 de diciembre levantaron el puño en silencio en cinco ciudades de Chiapas nos muestran el estado anímico y organizativo necesarios para afrontar este periodo histórico. Escuchémonos a nosotros, bien adentro, para identificar lo que nos falta.

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2012/12/28/index.php?section=opinion&article=015a2pol

EEUU se acerca al abismo


El abismo fiscal

Obama, confiado en lograr un acuerdo contra reloj

Tras una reunión con los líderes republicanos y demócratas del Congreso, se mostró "moderadamente optimista"
Por Rafael Mathus Ruiz  | LA NACION

NUEVA YORK.- Con un plazo de sólo tres días y el temor a un golpazo a la economía norteamericana, demócratas y republicanos, encabezados por Barack Obama, se embarcaron anoche en un último y desesperado intento por alcanzar un acuerdo que permita eludir los primeros ajustes del "abismo fiscal" antes del próximo martes.
Aunque dijo que era "moderadamente optimista" respecto de la posibilidad de lograr un acuerdo, Obama no ocultó su frustración por las infructuosas idas y venidas que ha dado Washington en las últimas semanas, y que dejaron a Estados Unidos al borde de comenzar a sufrir los efectos de un ajuste fiscal por unos 600.000 millones de dólares, que podría arrojar al país a una nueva recesión.
Descartado un pacto amplio para corregir el déficit fiscal, los líderes de ambos partidos en el Senado intentarán consensuar un plan que por lo menos prolongue beneficios impositivos para la clase media, además de la extensión del seguro de desempleo que cobran unos dos millones de norteamericanos.
"Ahora estamos en el último minuto. El pueblo estadounidense no será paciente con una herida autoinfligida políticamente a nuestra economía", afirmó ayer Obama, en la Casa Blanca, luego de su reunión con los líderes demócrata y republicano en el Senado, Harry Reid y Mitch McConnell; el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, y la líder de la minoría demócrata, Nancy Pelosi.
Allí Obama presentó un abierto desafío a los republicanos: si este último intento fracasa, los demócratas impulsarán en el Congreso un plan para extender los beneficios para los desocupados y las familias con ingresos inferiores a 250.000 dólares, algo que forzaría a los republicanos a ceder o darles la espalda a millones de familias en todo el país.
"Creo que esas propuestas podrían pasar ambas cámaras con mayoría bipartidaria siempre y cuando ambos líderes [republicanos] permitan que se vote", afirmó Obama. "Si los miembros quieren votar no, pueden hacerlo", desafió.
Este nuevo escenario terminó de construirse ayer en la Casa Blanca, en la reunión de Obama con los líderes partidarios del Congreso. El encuentro, al que todos calificaron de "bueno" y "constructivo", duró alrededor de una hora, y sirvió como puntapié para la nueva ronda de negociaciones.
Las muestras de optimismo sorprendieron en las últimas horas de una semana en la cual nada hizo pensar que Washington pudiera superar la parálisis de cada vez que republicanos y demócratas se han sentado a discutir cómo reparar las finanzas públicas.
Obama se hizo eco ayer del malestar que reina ante la incapacidad de los legisladores para evitar caer en tratativas en busca de soluciones de último minuto para la crisis fiscal, algo que ya ocurrió a fines de 2010 y a mediados de 2011, cuando la puja por elevar el techo de la deuda le costó a Estados Unidos la rebaja de la calificación "AAA" de su deuda por parte de la agencia de riesgo Standard & Poor's.
"Tengo que repetirlo: fuera de Washington nadie entiende por qué esto tiene que ser un patrón repetitivo, una y otra vez", dijo Obama.
De concretarse, el ansiado y esquivo acuerdo podría quedar rubricado mañana. Las miradas están puestas ahora en el Senado. Allí, Reid y McConnell intentarán hoy pulir un entendimiento que podría ser sometido a votación en las primeras horas del domingo, y, luego, enviado a la Cámara de Representantes, que ese mismo día volverá a reunirse tras el receso navideño.
"Tuvimos una buena reunión", dijo anoche McConnell, ya en el piso del Senado, durante una sesión. El republicano también se mostró "optimista y esperanzado" en la posibilidad de consensuar un plan con los demócratas.
Uno de los argumentos favorables que se esgrimían anoche es que los senadores republicanos son más moderados que sus pares congresistas. De hecho, los republicanos llegaron a la reunión en la Casa Blanca con las manos vacías luego de que Boehner fracasara en impulsar su propio plan en la Cámara baja del Congreso, bajo control republicano, la semana pasada.
Ese traspié debilitó a la oposición, al dejar al descubierto sus divisiones, algo que le dio margen a Obama para lanzar su última ofensiva. Si esa movida será exitosa o no, se sabrá en las próximas horas.

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EL MUNDO › MANIOBRAS DE ULTIMO MOMENTO PARA EVITAR UNA CRISIS EN EE.UU.

Al borde del abismo fiscal

Página/12
Obama se reunió ayer con los líderes del Congreso para intentar un acuerdo presupuestario que impida el recorte automático de gastos y la suba de impuestos desde el martes. La resistencia republicana embarra la cancha.


El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y los líderes del Congreso se reunieron ayer para tratar de evitar in extremis una crisis fiscal que golpearía desde el 1º de enero al país. Tras la reunión, Obama dijo que espera una solución de último minuto para evitar el llamado “abismo fiscal” e instó a los republicanos y demócratas en el Congreso a aprobar una legislación antes de fin de año que impida la entrada en vigor de duras medidas de austeridad. Añadió que se trata de evitar un aumento impositivo para la clase media.
El mandatario dijo ser “levemente optimista” de que se pueda llegar a un acuerdo antes de que termine el año y calificó de constructivas las conversaciones mantenidas en la Casa Blanca con los líderes del Congreso.
El presidente encargó al líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, y a su homólogo republicano, Mitch McConnell, que logren armar un plan en forma conjunta. Los líderes del Congreso señalaron que intentarán ofrecer una recomendación en 48 horas, para el domingo, un día antes de que venza el plazo.
Obama invitó al presidente republicano de la Cámara de Representantes John Boehner, al jefe de la minoría republicana del Senado, Mitch McConnell, así como a sus aliados demócratas: el jefe de la mayoría en el Senado, Harry Reid, y la líder de la minoría en la Cámara, Nancy Pelosi.
En esta reunión privada en la oficina Oval los dirigentes abordaron el temido “precipicio fiscal”.
Salvo un acuerdo de último momento, el martes expirarán las exenciones fiscales para la mayoría de los contribuyentes, adoptadas durante la presidencia de George W. Bush, y además entrarán en vigor drásticos recortes en el gasto público. Los impuestos de casi todos los contribuyentes estadounidenses aumentarán unos 2200 dólares, según la Casa Blanca. Los recortes, consecuencia de un pacto entre demócratas y republicanos en 2011, se sentirían sobre todo en el presupuesto de Defensa y podrían derivar en despidos masivos.
Según los economistas, un problema de esta naturaleza podría arrastrar a la economía estadounidense nuevamente a la recesión. El Ejecutivo demócrata y el Congreso, cuya Cámara baja, clave en cuestiones de presupuesto y fiscales, es manejada por los republicanos, no logran ponerse de acuerdo sobre los mecanismos para reducir el déficit público.
Obama fue reelecto en noviembre tras prometer aumentar los impuestos a quienes ganan más de 250.000 dólares (2 por ciento de los núcleos fiscales).
Boehner, principal interlocutor del presidente en esta crisis, se dijo abierto a aumentar los ingresos fiscales, pero no a un alza de impuestos a los más ricos. La Cámara ya votó un plan rechazado por el Ejecutivo porque establecía recortes del gasto demasiado bajos.
En un gesto que trasluce el bloqueo en las discusiones, antes de la reunión de ayer, la oficina de Boehner afirmó que “continuará insistiendo sobre el hecho de que la Cámara ya votó un plan para evitar el precipicio fiscal y que es ahora el Senado que tiene que actuar”. Reid, el jefe de los demócratas en el Senado, hizo responsable el jueves a Boehner por el impasse y se manifestó pesimista sobre la perspectiva de un acuerdo antes del 1º de enero.
Para el editorialista del diario especializado Politico, Jonathan Allen, las dos partes tienen interés en no llegar a un acuerdo: el 1º de enero, Obama habrá obtenido un aumento de impuestos a los más ricos por la vía de los hechos. Y “para muchos republicanos, el precipicio (fiscal) quiere decir hacer pesar la responsabilidad de una fuerte alza de impuestos sobre el presidente y luego votar para reducir los impuestos de la mayoría de los estadounidenses el mes próximo”, explicó. “Por ahora, el juego político es el de las apariencias”, agregó Allen.
Mientras tanto, los mercados se dejaron invadir por el pesimismo y el Dow Jones perdía 0,60 por ciento a media jornada. A esta situación se suman problemas sobre el techo de la deuda. Estados Unidos ya estuvo al borde del default en 2011 por la insistencia de los republicanos en compensar el incremento del límite de endeudamiento autorizado con recortes de gastos.
El secretario del Tesoro, Timothy Geithner, advirtió que el techo legal de la deuda sería alcanzado el lunes, y que “medidas excepcionales” serán adoptadas “pronto” para evitar una moratoria.
Por su parte, el gobierno alemán expresó ayer su confianza en que las filas demócratas del presidente Barack Obama y los republicanos lograrán un acuerdo “dentro del plazo previsto” para resolver el disenso en materia de presupuestos y evitar el temido “abismo fiscal”.
“Somos optimistas, pensamos que Estamos Unidos resolverá sensatamente la cuestión, como tantas veces lo hizo en el pasado ante dificultades en su política interna”, apuntó el vocero de Asuntos Exteriores, Martin Schäfer.
De acuerdo con esa fuente, “Estados Unidos tiene en su mano” lograr una solución que posibilite la reducción de su endeudamiento y al mismo tiempo la consolidación presupuestaria, sin poner a prueba ni su coyuntura interna ni la economía mundial.