jueves, 31 de octubre de 2013

Pese al arreglo con el CIADI, EEUU volvió a votar contra Argentina en el BID

 

Con lo justo, el BID le dio un crédito al país

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) aprobó ayer, en una muy ajustada votación, un nuevo crédito para la Argentina, por 300 millones de dólares.
La votación, una vez más, fue bastante pareja, por la decisión de la mayoría de los países europeos y de Estados Unidos de no apoyar el otorgamiento de nuevos préstamos al país, indicó a la nacion una fuente allegada al trámite desarrollado en Washington.
"Nada cambió", indicó la fuente en forma escueta respecto del anhelo argentino para que Estados Unidos y otros gobiernos comiencen a apoyar al país a partir del anuncio del acuerdo con un grupo de empresas a las que se les pagará su sentencia del Ciadi, el tribunal arbitral del Banco Mundial.
Fuentes de Washington indicaron a la nacion que esperan que el país avance en el pago de sus deudas para analizar un cambio de postura, tanto en el BID como en el Banco Mundial.
"No habrá cambios hasta que el Gobierno no cumpla con todas sus obligaciones, tanto las del Ciadi como las del Club de París", indicaron.
En este sentido, el Gobierno anunció que ya se cerró un acuerdo con cinco empresas que habían ganado casos arbitrales en el Ciadi y el Uncitral (el tribunal de Naciones Unidas). Se trata de National Grid, Continental, Vivendi, Azurix y CMS Gas.
La resolución 598 del Ministerio de Economía, publicada el 18 de este mes en el Boletín Oficial, estableció el pago de 501 millones de dólares a estas cinco compañías extranjeras.
El crédito aprobado ayer por la entidad multinacional que preside Luis Alberto Moreno servirá para la "ampliación, rehabilitación y mejora de corredores viales, que incluyen acciones para mejorar las condiciones de seguridad vial de la región del Norte Grande de Argentina", se detalló.
Este crédito del BID forma parte de un plan por 1200 millones de dólares para la Argentina en este año, según los planes del banco regional, en el que Estados Unidos tiene el 30 por ciento de las acciones.
Por su parte, América latina tiene el 53 por ciento, mientras que Europa, China y Japón se reparten el resto. Si no cambia el panorama el próximo mes, será difícil que el Banco Mundial apruebe este año unos 3000 millones de dólares anunciados por el Gobierno.

Entrevista a Julio Gambina: "Argentina nunca se fue del FMI"


Argentina nunca se fue del FMI

Argentina nunca se fue del FMI

Por Mario Hernandez 
www.marcha.org.ar

Después de las recientes elecciones se abre la posibilidad de un nuevo panorama a nivel económico. Entrevista con Julio Gambina, economista, repasando la relación del gobierno con el empresariado, el pago de la deuda y las expectativas en el corto plazo.

- El presidente de la UIA bonaerense, Osvaldo Rial, dijo: "Algunos integrantes del sector empresario han dado un salto hacia movimientos que nos pretenden hacer retroceder una década, hacia la Argentina de los 90, la de un país para pocos". ¿Hay un giro del empresario a favor del gobierno?
-Hay empresarios oficialistas y opositores y éstos últimos de distintas orientaciones. Está claro quién está opinando y en un tiempo electoral, no solo de cara al medio turno legislativo, sino a la renovación presidencial de 2015. No se puede pensar la economía al margen de la política y viceversa. Todo conjunto de política económica responde a intereses y hoy en Argentina está en discusión cómo y quién gobierna el capitalismo argentino en el marco de una crisis global.

- Las nuevas medidas adoptadas por el gobierno han merecido el apoyo de prácticamente la totalidad del empresariado.
- Te referís al giro hacia el Banco Mundial (BM) y al acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Venimos de una década de discurso crítico contra el FMI pero ya había habido una especie de negociación para tratar de arrimar la relación con el FMI y el mecanismo fue hacer un acuerdo para que ayude "técnicamente" al Indec a elaborar un nuevo índice de precios (IPC), que supuestamente entraría en funcionamiento a principios del año que viene.

- Desde fines del 2008 Argentina participa en la Cumbre del G20, integrado por presidentes para atender la crisis mundial y ahí el FMI es un invitado principal y de hecho las medidas más importantes que ha tomado el G20 han sido para fortalecer la capacidad de acción del FMI.
-Por ese motivo es que había que ir desandando el camino de fuertes críticas al FMI y generando condiciones de acercamiento, lo que supone que el FMI terminará auditando las cuentas nacionales, algo que todavía no ha ocurrido, pero en el último viaje del ministro de Economía a EE.UU. hubo reuniones con el FMI para presentar el nuevo índice de precios e intentar que retire una sanción aplicada en febrero pasado, lo que podría ocurrir en noviembre cuando se reúna su Directorio.

- Vos mencionás en un reciente artículo que se cancelaron más de U$S 173.000 millones en los últimos diez años.
- Eso lo dijo la presidenta. Se trata de información oficial. Ahí tenés un primer operativo buscando restablecer las relaciones y las formas de funcionamiento de Argentina en el FMI, aunque nunca se fue. Le pagó, pero Argentina nunca se fue del FMI. Es un dato para pensar, para tenerlo en cuenta. Simultáneamente, se hizo un acuerdo estratégico con el BM para un préstamo por U$S 3.000 millones que trasciende a la actual administración porque va del 2014 al 2016 involucrando al próximo gobierno. Son U$S 1.000 millones por año que el gobierno necesita para restablecer las reservas internacionales. Desde enero se han perdido U$S 10.000 millones y estamos en el piso de los U$S 34.000 millones cuando Argentina llegó a tener U$S 52.000 millones, lo cual muestra una fuga de capitales.

- Una política de desendeudamiento hace que Argentina destine sus reservas internacionales para pagar deuda.
-También hay una disputa por quién se queda con los dólares. Está el capital privado que los busca desesperadamente, por eso el dólar ilegal pasó los $10 por unidad. Hay una disputa entre el poder económico que quiere los dólares para ahorrar o fugarlos y el gobierno que los necesita para pagar deuda, importar combustibles, etc. Entonces, hay una disputa por una mercancía que aparece escasa y hay que llenar la Argentina de dólares, por eso hay que traer inversiones externas, como es el caso de Chevron o préstamos como se hizo en la década menemista. Si el BM presta, eso habilita a que Argentina coloque títulos en el mercado mundial o que aparezcan créditos del sistema financiero internacional que está remiso a prestarle a nuestro país, con lo cual el tema de la deuda vuelve a emerger y aparecer como un tema estructural muy fuerte y condicionante de la economía argentina.

- Mencionaste a Chevron, pero las últimas medidas en el área energética adoptadas por Brasil hacen pensar en un corrimiento respecto de la propuesta de Hugo Chávez hacia una política energética latinoamericana común.
- Así es. En realidad, la propuesta venezolana de formar Petroamérica nunca terminó de cuajar y las recientes medidas de Brasil, que además de sorprender porque entrega el pozo petrolero más importante de ese país, hubo una intervención del ejército en la represión popular que se oponía a la medida, lo cual significa un llamado de atención muy serio en el cambio político de América Latina hacia una orientación "amigable" con el capital financiero internacional, con las inversiones externas, en el caso argentino, además, con el reconocimiento por primera vez de las sentencias del CIADI para pagar U$S 500 millones.

- Argentina no venía acusando recibo de las cinco sentencias firmes en su contra de ese organismo, pero en este viaje donde acuerda con el FMI y el BM, también lo hace con el CIADI para cancelarlas y en la cuenta de la deuda pública aparece registrada esa suma, por lo tanto, en el presupuesto público son recursos que compiten con otras demandas que tiene la población por salud, vivienda, empleo, desarrollo económico. ¿Vamos a un ajuste después de las elecciones?
- Llama mucho la atención las tarifas de los servicios públicos, sobre todo las eléctricas. En los últimos días han crecido mucho las acciones de las empresas eléctricas y eso es asumido como que hay una fuerte especulación pensando que se van a cortar muchos subsidios. Este fue un tema anunciado después de las elecciones del 2011, que empezó a materializarse, pero apenas se esbozó, se cortó, es probable que ahora no se pueda sostener el ritmo de subsidios.

- En definitiva ¿hay que traducirlo como aumentos tarifarios que va a pagar el conjunto de la población?
- Esa es una de las expectativas que hay. La otra expectativa del sector empresario es que baje la pretensión de incremento salarial en las Convenciones Colectivas. También es de esperar una escalada de incremento de los precios, del costo de vida que puede ir acompañado de una tendencia a la disminución de la capacidad de compra de los salarios de los trabajadores convencionados. En un marco donde 1/3 de la población trabajadora continúa en situación informal, da cuenta de un combo que puede disparar conflictos como la ya anticipada jornada de movilización nacional para el próximo 20 de noviembre de la CGT y la CTA, conmemorando el aniversario de la movilización del año pasado, que motorizó una conflictividad más que interesante de los trabajadores.

miércoles, 30 de octubre de 2013

188 a 2: la votación en la ONU exigiendo que EEUU levante el bloqueo contra Cuba

 
 
Solo Estados Unidos e Israel a favor de mantenerlo


La Asamblea General de la ONU votó este martes, una vez más, por un nuevo llamado al levantamiento del bloqueo que EE.UU. mantiene sobre el pueblo de Cuba.
Tras un debate que giró en torno a un proyecto de resolución en el que se destacó la necesidad de poner fin al cerco económico, comercial y financiero impuesto por EE.UU. a la isla desde hace más de 50 años, 188 Estados miembros votaron a favor de la iniciativa, dos en contra y tres se abstuvieron. La Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) votó este martes, una vez más, por un nuevo llamado al levantamiento del bloqueo que Estados Unidos (EE.UU) mantiene sobre el pueblo y el Gobierno de Cuba, desde hace más de medio siglo, una política unilateral que ha sido rechazada en este organismo durante los últimos 21 años.
Tras un debate que giró en torno a un proyecto de resolución en el que se destacó la necesidad de poner fin al cerco económico, comercial y financiero impuesto por Washington a la isla desde hace más de 50 años, 188 Estados miembros votaron a favor de la iniciativa, mientras que dos (Estados Unidos e Israel) lo hicieron en contra y tres (Islas Marshall, Micronesia y Palau) se abstuvieron de emitir su opinión.
Se trató de un documento similar al que desde 1992 ha recibido un amplio respaldo de la comunidad mundial, siempre con más de 180 naciones apoyándolo en los últimos siete años.
Además, la plenaria número 38 de la Asamblea General, que el pasado 17 de septiembre instaló su 68 período de sesiones, tiene en agenda la presentación de un reporte del secretario general del organismo, Ban Ki-moon, sobre el bloqueo estadounidense.
Este documento contempla informaciones suministradas por, al menos, 150 países, la Unión Europea, la Santa Sede y diferentes entidades de la ONU; dirigidas a fijar postura contra el cerco norteamericano, denunciar su impacto y adelantar el respaldo al proyecto de resolución.
Por su parte, La Habana remitió al ente un texto que recoge, de forma detallada, las afectaciones del bloqueo por sectores y, también, denuncia su carácter extraterritorial y su recrudecimiento en materia financiera por la actual administración estadounidense.
El proyecto a considerar por la Asamblea apela a los principios de “soberanía e igualdad entre Estados, la libertad de comercio y navegación y la no interferencia en los asuntos internos”, para, con base en ello, demandar se levanten las sanciones de Washington.
Semanas atrás, más de 40 presidentes, primeros ministros y cancilleres de los cinco continentes pidieron en el debate general del 68 período de sesiones de la Asamblea el fin del bloqueo, que recibió en el foro el calificativo de “genocidio, ilegal y reliquia de la guerra fría”.
Se ha recrudecido el bloqueo durante gestión de Obama El canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, aseguró que durante el Gobierno de Barack Obama se ha “recrudecido” el bloqueo financiero hacia la isla antillana. Señaló que está en manos del mandatario estadounidense generar una nueva “dinámica” que cambie de forma definitiva la realidad de ese país.
El canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, aseguró que durante el Gobierno de Barack Obama se ha “recrudecido” el bloqueo financiero hacia la isla antillana y sus pobladores.
“El bloqueo ha sido recrudecido en el sector financiero en el Gobierno de Obama” dijo tras asegurar que las transacciones monetarias de Cuba son vigiladas de cerca por el “enorme sistema de espionaje global” de Estados Unidos que ya ha sido denunciado por diferentes países.
Durante su discurso ante la Organización de Naciones Unidas (ONU) para solicitar nuevamente el bloqueo de Estados Unidos a Cuba, Rodríguez aseguró que está en manos de Obama generar una nueva “dinámica” que cambie de forma definitiva la realidad de ese país.
¿Qué se gana con esa política vieja y eticamente inaceptable que no ha funcionado en los últimos 50 años?, se preguntó Rodríguez en su discurso en Nueva York tras recordarle al presidente norteamericano que él fue elegido "para el cambio"
Aseguró que pese a los obstáculos, el Gobierno de Raúl Castro está “enfrascado” en continuar avanzando en un “proceso de transformaciones económicas, dirigidas a ser más eficientes nuestra economía socialista”.
El canciller de Cuba explicó que el bloqueo a ese país afecta a toda la población. Se refirió así a los pacientes de un centro cardiológico que no pueden ser atendidos con la más alta tecnología porque el Gobierno de Obama lo considera “hospital denegado”.
Bruno Rodríguez contó que hasta los atletas cubanos se ven seriamente afectados por el bloqueo que deja una pérdida económica que asciende a “un billón 157 mil millones de dólares”.

"América para los americanos? Integración regional, dependencia y militarización"



América para los americanos? Integración regional, dependencia y militarización

Silvina M. Romano

Este libro constituye un excelente aporte para el estudio de las relaciones entre Estados Unidos y Latinoamérica. Examina sus antecedentes históricos, con un énfasis en los avatares que caracterizaron a los diversos proyectos integracionistas lanzados en la década de los sesentas. Una de las tesis principales de este libro, es que la integración económica y los acuerdos comerciales promocionados por Washington han sido las manifestaciones más visibles y digeribles de un proyecto duro de dominación colonial.









martes, 29 de octubre de 2013

"El águila y el cóndor. La relación entre el Departamento de Estado y la dictadura argentinadurante la administración Ford (1976 - 1977)"






Daniel Mazzei (Revista Huellas...)


ABSTRACT
Horas después del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, William Rogers,  Subsecretario de Estado norteamericano, informaba a su jefe, Henry Kissinger, sobre la situación en Argentina y la postura que debería adoptar su embajador en Buenos Aires.
Según su informe se esperaba “mucha sangre en la Argentina”, y se recomendaba “no debemos apresurarnos”. En su respuesta, Kissinger, refiriéndose a los generales argentinos, expresó: “van a necesitar un poco de estímulo de nuestra parte (...) No quiero darles la idea de que son hostigados por Estados Unidos”. En las semanas posteriores al golpe pareció imponerse en la administración Ford la idea de que prevalecería una supuesta línea moderada. Sin embargo, semanas después, la desaparición de ciudadanos norteamericanos, y las denuncias de coordinación represiva entre las dictaduras del Cono Sur, provocaron un cambio de postura del embajador Robert Hill y de otros funcionarios del Departamento de Estado. El objetivo de este artículo es analizar, en base a fuentes de agencia norteamericanas, la política de la administración Ford hacia la dictadura argentina y responder a las siguientes preguntas: ¿Cuál fue la relación entre el gobierno argentino y el de los Estados Unidos durante su primer año de mandato?, ¿Qué sabía la administración Ford sobre la coordinación represiva entre los países del Cono Sur?, ¿Hubo una política pública y otra privada por parte del Departamento de Estado?, ¿Cómo se manifestaron las diferencias al interior de la propia administración norteamericana?, ¿Cómo repercutió la ambigua postura norteamericana en la actitud represiva del gobierno argentino?



 



Obama ordenaría suspender el espionaje a líderes aliados

Obama ordenaría suspender el espionaje a líderes aliados

Télam
Barack Obama está dispuesto a ordenar que la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) cese el espionaje a los jefes de Estado y de gobierno de países aliados, aseguró hoy el diario New York Times.

Dianne Feinstein, presidenta del Comité de Inteligencia del Senado, informó a la Casa Blanca sobre los planes para modificar sus objetivos y métodos de recolección de información, los cuales desataron una crisis diplomática al ser divulgados por el ex agente estadounidense Edward Snowden.

"No creo que Estados Unidos debería estar recolectando llamadas telefónicas o correos electrónicos de los presidentes y primeros ministros aliados", dijo Feinstein en un comunicado.

La senadora, una férrea defensora del espionaje, aseguró que su comité empezará “una revisión fundamental de todos los programas de recolección de inteligencia".

La Casa Blanca informó en la noche del lunes que el presidente Obama no había tomado todavía la decisión final sobre cómo se operaría en relación con dirigentes extranjeros amigos.

No obstante, el hecho de que se esté estudiando restricciones en las escuchas e intercepciones de mensajes de la NSA no tiene precedentes en un organismo que tiene las manos libres para recopilar datos sobre decenas de millones de personas en todo el mundo, desde ciudadanos comunes hasta jefes de Estado, como los de España, Brasil, México y Alemania.

Uno de los problemas espinosos que enfrenta la Casa Blanca es cómo se define a un aliado, dado que una cosa es la canciller alemana, Angela Merkel, y otra los líderes militares que Estados Unidos respalda en Egipto, señaló el New York Times citando fuentes de inteligencia y políticas.

La Casa Blanca tuvo que enfrentar una creciente indignación de parte de Alemania y otros aliados europeos debido a sus actividades de espionaje.

La Fiscalía de Delitos Informáticos de España, por ejemplo, anunció hoy la decisión de iniciar una investigación sobre las escuchas que podría haber realizado la NSA en ese país.

Un día antes, el gobierno español había exigido al embajador de Washington que explique el alcance del espionaje realizado por la inteligencia estadounidense en España, tras advertir que esas prácticas son "inaceptables" entre socios y pueden romper el "clima de confianza".

Por su lado, altos funcionarios alemanes tienen previsto viajar a Washington para exigir un acuerdo de no espionaje similar al que Estados Unidos mantiene con el Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda, que son conocidos como los Cinco Ojos.

Estados Unidos ha resistido históricamente tales acuerdos, incluso con gobiernos amigos, a pesar de que exploró un acuerdo similar con Francia a principios de la administración Obama.

En un intento por reducir la crisis, que generó protestas de decenas de países de todo el mundo, la Casa Blanca aseguró el lunes que Obama no había sido informado sobre que se estaba vigilando los celulares de la canciller alemana.

Pero el diario Angeles Times subrayó hoy que el Departamento de Estado participa en toda decisión de espiar a un líder político aliado y evalúa los riegos.

Las informaciones útiles se trasladan además a la asesora en política antiterrorista del presidente, Lisa Monaco, así como a otros funcionarios de la Casa Blanca, explicó citando fuentes del gobierno.


Qué pasó en la última Cumbre Iberoamericana

 
 

 
Las Cumbres Iberoamericanas o Ibero-anémica como se le puede llamar a la última realizada en Panamá, han perdido interés para muchos jefes de Estado y de Gobiernos y urge colocarles algunas “transfusiones”, pues todo indica que desaparecerán.
Y es que desde hace algunos años, los acuerdos tomados solo aparecen en las Declaraciones Finales y muy pocos se han llevado a la práctica para bien de las economías nacionales.
El desinterés manifiesto por esos encuentros trató de ser obviado en varias declaraciones como la del secretario general iberoamericano, Enrique Iglesias quien desestimó el fracaso de la Cumbre por la pobre asistencia presidencial y rechazó que la crisis española u otros foros regionales hayan influido en las ausencias.
Por una u otra razón, a la XXIII Cumbre faltaron los presidentes de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Cuba, Ecuador, Guatemala, Nicaragua, Perú, Uruguay y Venezuela. Asistieron los de Andorra, Colombia, Costa Rica, El Salvador, España, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Portugal y República Dominicana.
El presidente, Mariano Rajoy, cuyo país está envuelto en una profunda crisis económica, con enorme deuda financiera y más de 25 % de desempleo, trató de calmar a los asistentes al señalar que España esta dejando atrás sus problemas económicos y que volverá a ser atractiva para la región, afirmación muy poco convincente.
En su intervención clamó por recibir la necesaria ayuda que precisa la deteriorada economía de su país al indicar que España va a ofrecer nuevas y renovadas oportunidades para que empresas latinoamericanas las aprovechen y se establezcan allá.
Rajoy, con sus clamores y lamentos logró que la mitad de los 22 mandatarios asistentes a la cita, acordaran reestructurar el financiamiento de la Secretaría General Iberoamericana (Sigib), al pasar la proporción de cuotas que aportan los países. España y Portugal de un 70 % tributarán 60 %, mientras América Latina pasará a costearlas de un 30 % al 40 %. La de Panamá, sin ningún resultado plausible, costó 9 000 000 de dólares.
Tanto Rajoy como el príncipe heredero Felipe, quien había llegado horas antes a Panamá, iban dispuestos a darle un fuerte espaldarazo a la Alianza del Pacífico, nuevo mecanismo neoliberal impulsado por Estados Unidos con la anuencia de Chile, Colombia, México y Perú.
Mariano y Felipe declararon que estaban muy interesados en potenciar la Alianza Pacífico y con ese fin, asistieron a un Encuentro Empresarial en el que participaron comerciantes multimillonarios, con la esperanza de fortalecer e introducirse aun más en las economías de la zona.
Los integrantes de la Alianza del Pacífico se caracterizan por sus posiciones de globalización privatizada y de libre comercio a favor de compañías transnacionales, lo que ha sido criticado por gobiernos nacionalistas y progresistas de América Latina y el Caribe que ven a esa organización como punta de lanza para tratar de revivir el Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA) ideada por Washington.
Las Cumbres Iberoamericanas surgieron en 1991 para crear un puente entre las antiguas metrópolis (España y Portugal) con Latinoamérica, sin la presencia y presiones de Estados Unidos, pero nunca Madrid se deshizo de sus ataduras y las directrices que le ordenaba Washington.
Los tiempos de la sumisión de América Latina a los dictados del poderoso vecino del norte, fueron creando un ambiente más soberano y de independencia entre los nuevos gobiernos surgidos en la región y su primera gran victoria fue derrocar en 1995, en la Cumbre de las Américas de Argentina, el intento norteamericano de instaurar el ALCA.
Le siguieron la creación de organismos políticos y económicos más independientes del eje estadounidense como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y el fortalecimiento del Mercado Común del Sur (MERCOSUR).
Tanto Rajoy, como su predecesor, José Rodríguez Zapatero, no fueron capaces de erradicar sus mentalidades de antiguas y triviales metrópolis que saquearon las riquezas de América latina, ni sus ataduras con Estados Unidos.
Ahora, con una violenta crisis económica y financiera en España, que ha mermado su prestigio a nivel internacional y hasta se ha dejado imponer medidas de ajuste dictadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) el Banco Central Europeo y la Comisión Europea (la llamada Troika) se hace más difícil que en esta parte del nuevo mundo se tomen en serio sus cantos de sirena.
Las Declaraciones Finales de las últimas citas se han quedado en los papeles, sin tratar de resolver cuestiones fundamentales como son la desigualdad, el hambre, la miseria que aun sobrevuelan no solo en países de la región, sino también se extendieron, por la crisis mundial, a España y Portugal.
El inmovilismo ocurrido en esta Cumbre, no permitió ni nombrar al nuevo secretario general Iberoamericano que sustituirá al ya bastante desgastado Enrique Iglesias.
El presidente del Congreso argentino, Julián Domínguez presente en el encuentro fue categórico al expresar: "Resulta claro que los cambios producidos en los últimos años, y los avances en América Latina hacia una mayor autonomía nos llevan a reflexionar sobre el sentido de las cumbres iberoamericanas".
Tras la próxima cita que se efectuará en 2014 en Veracruz, México, se acordó que las siguientes tengan lugar cada dos años y si no se les colocan “transfusiones” políticas y económicas con posiciones de independencia y soberanía, lo más probable es que inexorablemente tenderán a desaparecer.

lunes, 28 de octubre de 2013

"La próxima era de pequeñas guerras y micro-conflictos. Por qué Washington no se puede detener"



La próxima era de pequeñas guerras y micro-conflictos


Tom Dispatch

Traducido para Rebelión por Germán Leyens

En términos de proyección de poder puro nunca ha habido nada parecido. Sus militares han dividido el mundo –todo el planeta– en seis “comandos”. Su armada, con 11 grupos de batalla de portaaviones, es la reina de los mares y lo ha sido sin que nadie le haya disputado el puesto durante casi siete décadas. Su Fuerza Aérea reina en los cielos del globo, y a pesar de haber estado casi siempre en acción durante años, no ha se ha enfrentado a un avión enemigo desde 1991 ni ha recibido un desafío serio desde principios de los años setenta. Su flota de drones [aviones teledirigidos sin tripulación] ha demostrado que es capaz de atacar y asesinar a presuntos enemigos en las lejanías del planeta, de Afganistán y Pakistán a Yemen y Somalia, con poco respeto por las fronteras nacionales y ninguno por la posibilidad de ser derribado. Financia y entrena ejércitos que actúan por encargo en varios continentes y tiene complejas relaciones de ayuda y entrenamiento con militares en todo el planeta. En cientos de bases, algunas pequeñísimas y otras del tamaño de ciudades estadounidenses, sus soldados están establecidos en todo el globo, de Italia a Australia, de Honduras a Afganistán, y en las islas, de Okinawa en el Océano Pacífico a Diego Garcia en el Océano Índico. Sus fabricantes de armas son los más avanzados en la Tierra y dominan el mercado global de armas. Su armamento nuclear en silos, en bombarderos y en su flota de submarinos sería capaz de destruir varios planetas del tamaño de la Tierra. Su sistema de satélites espías no tiene igual y no es desafiado. Sus servicios de inteligencia pueden intervenir los llamados telefónicos o leer los correos electrónicos de casi todos en el mundo, desde altos dirigentes extranjeros a oscuros insurgentes. La CIA y sus fuerzas paramilitares en expansión son capaces de secuestrar a las personas que les interesan prácticamente en cualquier sitio, de la Macedonia rural a las calles de Roma y Trípoli. Para sus numerosos prisioneros ha establecido (y desmantelado) prisiones secretas en todo el planeta y en sus naves. Gasta más en sus fuerzas armadas que los siguientes 13 Estados más poderosos juntos. Si se agregan los gastos para su Estado total de seguridad nacional, es superior a cualquier posible grupo de naciones.
En términos de poder militar avanzado e indisputable, no ha habido nada como las fuerzas armadas de EE.UU. desde que los mongoles barrieron a través de Eurasia. No es sorprendente que los presidentes estadounidenses utilicen regularmente frases como “la mejor fuerza de combate que el mundo ha conocido” para describirlas. Por la lógica de la situación, el planeta debiera ser pan comido. Naciones más pequeñas, con fuerzas mucho más pequeñas han controlado, en el pasado, vastos territorios. Y a pesar de mucha discusión de la decadencia de EE.UU. y de la disminución de su poder en un mundo “multipolar”, su capacidad de pulverizar y destruir, matar y mutilar, hacer volar y aplastar no ha hecho más que amentar en este nuevo siglo.
Ningunas fuerzas armadas de otra nación le llegan a los talones. Ningunas tienen más que un puñado de bases en el exterior. Ningunas tienen más de dos grupos de batalla de portaaviones. Ningún enemigo potencial tiene una flota semejante de aviones robóticos. Ninguno tiene más de 60.000 miembros en sus fuerzas de operaciones especiales. País tras país, no hay competencia discutible. El ejército ruso (ex “Rojo”) es una sombra de lo que fue. Los europeos no se han rearmado significativamente. Las fuerzas de “autodefensa” de Japón son poderosas y crecen lentamente, pero bajo el “paraguas” nuclear estadounidense. Aunque China, regularmente identificada como el próximo Estado imperial ascendente, está involucrada en un fortalecimiento militar del que se hace mucho alboroto, con un portaaviones (reciclado de los días de la Unión Soviética), sigue siendo solo una potencia regional.
A pesar de esa deslumbrante ecuación de poder global, durante más de una década se nos ha dado una lección sobre lo que unas fuerzas armadas, por aplastantes que sean, pueden y (en su mayoría) no pueden hacer en el Siglo XXI, y en lo que unas fuerzas armadas, no importa cuán sorprendentemente avanzadas, pueden y (en su mayoría) no pueden traducir en la actual versión del planeta Tierra.
Una máquina de desestabilización
Comencemos por lo que EE.UU. puede hacer. Al respecto, el historial reciente es claro: puede destruir y desestabilizar. De hecho, cada vez que el poder militar de EE.UU. ha sido aplicado en los últimos años, cuando ha habido algún tipo de efecto duradero, ha sido desestabilizar regiones enteras.
En 2004, casi un año y medio después de que las tropas estadounidenses entraran a un Bagdad saqueado y en llamas, Amr Mussa, jefe de la Liga Árabe, comentó ominosamente, “las puertas del infierno se han abierto en Irak”. Aunque para el gobierno de Bush, la situación en ese país ya se estaba desarrollando, en la medida en que alguien prestara atención a la descripción de Mussa, esta parecía exagerada, incluso ultrajante, al ser aplicada a Irak ocupado por EE.UU. Hoy, con el último cálculo científico de muertes iraquíes causadas por la invasión y la guerra ascendiente a 461.000, más los que siguen muriendo allí, y con Siria en llamas, parece una especie de eufemismo.
Ahora es evidente que George W. Bush y sus principales funcionarios, fervientes fundamentalistas en lo que se refiere al poder de las fuerzas armadas de EE.UU. de alterar, controlar, y dominar el Gran Medio Oriente (y posiblemente el planeta) lanzaron una transformación radical de la región. Su invasión de Irak abrió un agujero en el corazón de Medio Oriente, provocando una guerra civil suní-chií que ahora se ha propagado catastróficamente a Siria, y ha costado más de 100.000 vidas en ese país. Ayudaron a convertir la región en un agitado mar de refugiados, a otorgar vida y significado a un al Qaida en Irak previamente inexistente (y ahora a una versión siria del mismo), y dejaron al país a la deriva en un mar de bombas al borde de la ruta y de atacantes suicidas, y amenazado, como otros países de la región, por la posibilidad de dividirse.
Y eso es solo una breve reseña. No importa si se habla de desestabilización en Afganistán, donde las tropas de EE.UU. han estado en el terreno durante casi 12 años y suma y sigue; Pakistán, donde una campaña aérea de drones dirigida por la CIA en sus áreas tribales fronterizas ha tenido lugar durante años mientras el país se hacía cada vez más convulso y más violento. Yemen (lo mismo), mientras un grupo llamado al Qaida en la Península Arábiga crece cada vez más; o Somalia, donde Washington apoyó repetidamente a ejércitos por encargo que había entrenado y financiado, y apoyado incursiones extranjeras mientras un país ya desestabilizado se despedazaba y la influencia de al-Shabab, un grupo insurgente cada vez más radical y violento, comenzó a filtrarse a través de fronteras regionales. Los resultados han sido los mismos: desestabilización.
Consideremos Libia donde, ya no enamorado de intervenciones con tropas en el terreno, el presidente Obama envió su Fuerza Aérea y los drones en 2011 en una intervención sin derramamiento de sangre (a menos, por supuesto, que se estuviera en el terreno) que ayudó a derrocar a Muamar Gadafi, el autócrata local y su régimen de policía secreta y prisiones, y lanzó una vigorosa joven democracia… ¡oh!, esperad un momento, no exactamente. De hecho, el resultado que, increíblemente, fue una sorpresa para Washington, fue un país cada vez más dañado con un gobierno central desesperadamente débil, un territorio controlado por una variedad de milicias –algunas islámicas, de tendencias extremistas– una insurgencia y guerra a través de la frontera en el vecino Malí (gracias a la llegada de armas saqueadas de los vastos arsenales de Gadafi), un embajador estadounidense muerto, un país casi incapaz de exportar su petróleo, etc.
Libia estaba, de hecho, tan totalmente desestabilizada, tan carente de autoridad central, que Washington sintió recientemente que podía despachar fuerzas de Operaciones Especiales de EE.UU. a las calles de su capital a plena luz del día en una operación para capturar a un presunto terrorista buscado hace tiempo, un acto que tuvo tanto “éxito” como el derrocamiento del régimen de Gadafi y, de la misma manera, desestabilizó aún más a un gobierno que todavía era, teóricamente, respaldado por Washington. (Casi inmediatamente después, el propio primer ministro fue brevemente secuestrado por una unidad de milicia como parte de lo que podría haber sido un intento de golpe.)
Milagros del mundo moderno
Si el abrumador poder militar a disposición de Washington puede desestabilizar regiones enteras del planeta, ¿qué, entonces, no puede hacer un poder militar semejante? Al respecto, el historial no es menos claro e igualmente decisivo. Como ha indicado cada acción militar significativa de EE.UU. en este nuevo siglo, la aplicación de fuerza militar, no importa en qué forma, ha resultado ser incapaz de lograr incluso los objetivos más mínimos de Washington en ese momento.
Considerémoslo uno de los milagros del mundo moderno: acumula tecnología militar, derrama dinero en tus fuerzas armadas, sobrepasa al resto del mundo, y nada de esto es más que una fantasía cuando se trata de lograr que el mundo actúe como deseas. Sí, en Irak, para tomar un ejemplo, el régimen de Sadam Hussein fue rápidamente “decapitado” gracias a una demostración abrumadora de poder y fuerza por los invasores estadounidenses. Su burocracia estatal fue desmantelada, su ejército despedido, una autoridad ocupante fue establecida respaldada por tropas extranjeras, rápidamente refugiada en inmensas bases militares multimillonarias con la intención de ser guarnecidas de tropas durante generaciones, y se instaló un gobierno local adecuadamente “amistoso”.
Y entonces los sueños del gobierno de Bush terminaron en los escombros creados por un conjunto de insurgencias de minorías mal armadas, terrorismo, y una brutal guerra civil étnica/religiosa. Al final, casi nueve años después de la invasión y a pesar del hecho de que el gobierno de Obama y el Pentágono querían mantener tropas de EE.UU. estacionadas en el país en cierta capacidad, un gobierno central relativamente débil se negó, y se fueron; los últimos representantes de la mayor potencia del planeta que se escabulleron en el silencio de la noche. Abandonadas entre las ruinas de zigurat históricos quedaron los “pueblos fantasma” y bases estadounidenses despojadas o saqueadas que debían ser nuestros monumentos en Irak.
Actualmente, en circunstancias aún más extraordinarias, parece que un proceso similar se está desarrollando en Afganistán, otro espectáculo de nuestros días que debería sorprendernos. Después de casi 12 años en el país, al descubrir su incapacidad de reprimir una insurgencia minoritaria, Washington está retirando lentamente sus tropas de combate, pero tal vez quiere mantener en las bases gigantescas que hemos construido a unos 10.000 “entrenadores” para los militares afganos y algunas fuerzas de Operaciones Especiales para continuar la caza de al Qaida y otros tipos terroristas.
Para la única superpotencia del planeta, esto, de todas las cosas, debería ser una clavada. El gobierno iraquí por lo menos tenía una cierta fuerza propia (y la riqueza petrolera del país para respaldarla). Si hay un gobierno en la tierra que merezca el término “títere”, debería ser el gobierno afgano del presidente Hamid Karzai. Después de todo, por lo menos un 80% (y posiblemente 90%) de los gastos de ese gobierno son cubiertos por EE.UU. y sus aliados, y sus fuerzas de seguridad son consideradas incapaces de continuar la lucha contra los talibanes y otros grupos insurgentes sin el apoyo y la ayuda de EE.UU. Si Washington se retirara totalmente (incluyendo su apoyo financiero), cuesta imaginar que algún sucesor del gobierno de Karzai pueda durar mucho tiempo.
¿Cómo, entonces, se puede explicar el hecho de que Karzai se haya negado a firmar un futuro pacto de seguridad bilateral que se está preparando? En su lugar, recientemente denunció acciones de EE.UU. en Afganistán; como ha hecho repetidamente en el pasado, afirmó que simplemente no firmará el acuerdo, y comenzó a negociar con funcionarios estadounidenses como si fuera el líder de la otra superpotencia del planeta.
Washington, frustrado, tuvo que enviar al secretario de Estado John Kerry a una repentina misión a Kabul para unas negociaciones de alto nivel, cara a cara. El resultado, después de lo que se dice fue un maratón de conversaciones y reuniones de 24 horas, fue saludado como un éxito: problema(s) solucionados. ¡Upa!, todos menos uno. Resultó que era el mismo que hizo tambalear la continuación de la presencia militar de EE.UU. en Irak, la demanda de Washington de inmunidad legal ante la ley local para sus soldados. Finalmente, Kerry se fue sin un acuerdo seguro.
Buscando un sentido para la guerra en el siglo XXI
Ya sea que los militares de EE.UU. duren o no unos años más en Afganistán, la pura realidad es la siguiente: el presidente de uno de los países más pobres y débiles del planeta, él mismo relativamente impotente, dicta esencialmente condiciones a Washington, ¿y quién dirá si a fin de cuentas, como en Irak, las tropas de EE.UU. no serán también obligadas a irse?
Una vez más, la fuerza militar no se ha impuesto. Sin embargo, el poder militar, el armamento avanzado, la fuerza, y la destrucción como instrumentos de la política, como medios para crear un mundo según su propia imagen o a su propio gusto, han funcionado bastante bien en el pasado. Preguntad a los mongoles, o a las potencias imperiales europeas desde España en el siglo XVI a Gran Bretaña en el siglo XIX, que se apoderaron de sus imperios por la fuerza y los mantuvieron exitosamente durante largos períodos.
¿En qué planeta nos encontramos ahora? ¿Por qué sucede que esta potencia militar, la más poderosa imaginable, no puede derrotar, pacificar, o simplemente destruir a potencias débiles, a movimientos de insurgencia menos que impresionantes, o a los grupos harapientos de pueblos (a menudo tribales) que calificamos de “terroristas”? ¿Por qué sucede que semejante potencia militar ya no es transformadora o incluso razonablemente efectiva? ¿Será, para usar una analogía, como los antibióticos? ¿Si se utilizan demasiado tiempo en demasiadas situaciones, se genera una especie de inmunidad?
Seamos claros: fuerzas armadas semejantes siguen siendo un poderoso instrumento potencial de destrucción, muerte y desestabilización. Muy posiblemente –no es algo que hayamos visto en cierta medida en estos años– también podría ser un poderoso instrumento de una auténtica defensa. Pero si la historia reciente nos ha de servir de guía, lo que claramente no puede ser en el siglo XXI es un instrumento de determinación de políticas, un medio de alterar el mundo para que se ajuste a un proyecto desarrollado en Washington. El propio planeta y la gente que se encuentra en casi todas partes en él parecen oponer cada vez más resistencia y encontrar maneras de desechar a los militares como instrumento de Estado efectivo para una superpotencia.
Los planes y tácticas militares de Washington desde el 11-S han representado un espectacular accidente ferroviario. Cuando se mira hacia atrás, la doctrina de contrainsurgencia, resucitada de las cenizas de la derrota de EE.UU. en Vietnam, vuelve una vez más al montón de chatarra de la historia. ¿Quién llega a recordar alguna vez en la actualidad su frase organizadora crucial –“despejar, retener, y construir”– que ahora parece el remate de algún chiste maligno? “Oleadas”, aclamadas un día como una brillante estrategia militar, ya han desaparecido en la bruma. “Construcción de la nación”, otrora un término adecuado para los profesionales en Washington, ha caído en desgracia. “Soldados en el terreno”, de los cuales EE.UU. tenía enormes cantidades y sigue teniendo 51.000 en Afganistán, ya no están de moda. El público estadounidense está, todos están de acuerdo, “fatigado” de la guerra. ¿Habrá grandes ejércitos estadounidenses que lleguen a combatir en algún sitio en el continente eurasiático en el futuro previsible? No cuentes con ello.
¿Y las lecciones aprendidas del colapso de la política bélica? No cuentes con ellas, tampoco. Es bastante obvio que Washington todavía no puede absorber totalmente lo que ha sucedido. Su fe en la guerra permanece notablemente intacta en un siglo en el cual el poder militar se ha convertido en el equivalente político estadounidense de una religión de Estado. Nuestros dirigentes todavía están intoxicados con las guerras de contraterrorismo del futuro, incluso mientras se ahogan en sus esfuerzos militares del presente. Su afán sigue siendo hacer ajustes y volver a imaginar qué sería una solución militar aplicable.
Ahora el mensaje es: Pasad por alto esos soldados en masa –de hecho, reducid su cantidad en la edad del secuestro– y entusiasmaos por el paquete de contraterrorismo. No más derramamiento de sangre (estadounidense). Liquidad a “los malos”, a uno o a varios cada vez, usando el ejército privado del presidente, las fuerzas de Operaciones Especiales, o su fuerza aérea privada, los drones de la CIA. Construid nuevas bases de tamaño limitado en todo el globo. Llevad esos grupos de batalla de portaaviones frente a la costa de cualquier país que queráis intimidar.
Es obvio que estamos entrando en un nuevo período en términos del modo estadounidense de hacer la guerra. Llamadlo la era de pequeñas guerras, o micro-conflictos, especialmente en las áreas tribales pobres del planeta.
Por lo tanto algo ciertamente está cambiando en reacción al fracaso militar, pero lo que no cambia es la preferencia de Washington por la guerra como opción predilecta, a menudo la opción preferida. Lo que no cambia es la idea de que si se puede reajustar la estrategia y la táctica correctamente, la fuerza funcionará. (Recientemente, Washington solo fue salvado de caer en otro desastre militar predecible en Siria por un comentario a la ligera del secretario de Estado John Kerry y la intervención oportuna del presidente ruso Vladimir Putin).
Lo que no comprenden nuestros dirigentes es el hecho práctico más básico del momento: la guerra simplemente no funciona, ni grande, ni micro, no para Washington. Una superpotencia en guerra en lugares distantes de este planeta ya no es una superpotencia ascendente sino una superpotencia con problemas.
Las fuerzas armadas de EE.UU. podrán ser una máquina de desestabilización. Podrán ser una máquina contraproducente. Ciertamente no son una máquina de elaboración o ejecución de políticas.

Tom Engelhardt, es cofundador del American Empire Project y autor de “ The End of Victory Culture ”, una historia sobre la Guerra Fría y otros aspectos, así como de la una novela: “The Last Days of Publishing” y de “The American Way of War: How Bush’s Wars Became Obama’s” (Haymarket Books). Su último libro, escrito junto con Nick Turse es: “ Terminator Planet: The First History of Drone Warfare, 2001-2050 ” .

domingo, 27 de octubre de 2013

Moniz Bandeira: Brasil y las amenazas del proyecto imperial de Estados Unidos

Moniz Bandeira: O Brasil e as ameaças de projeto imperial dos EUA

A definição do Brasil como alvo de espionagem dos EUA não é de hoje, diz o historiador e cientista político Moniz Bandeira, em entrevista à Carta Maior.


Marco Aurélio Weissheimer Arquivo Em 2005, o cientista político e historiador Luiz Alberto de Vianna Moniz Bandeira apontou em seu livro “Formação do Império Americano” as práticas de espionagem exercidas pelas agências de inteligência dos Estados Unidos. Uma prática que, segundo ele, já tem aproximadamente meio século de existência. Desde os fins dos anos 60, diz Moniz Bandeira, a coleta de inteligência econômica e informações sobre o desenvolvimento científico e tecnológico de outros países, adversos e aliados, tornou-se uma prioridade do trabalho dessas agências.

Em seu novo livro, “A Segunda Guerra Fria - Geopolítica e dimensão estratégica dos Estados Unidos – Das rebeliões na Eurásia à África do Norte e Oriente Médio” (Civilização Brasileira), Moniz Bandeira defende a tese de que os Estados Unidos continuam a implementar a estratégia da full spectrum dominance (dominação de espectro total) contra a presença da Rússia e da China naquelas regiões. “As revoltas da Primavera Árabe”, afirma o embaixador Samuel Pinheiro Guimarães, que assina o prefácio do livro, “não foram nem espontâneas e ainda muito menos democráticas, mas que nelas tiveram papel fundamental os Estados Unidos, na promoção da agitação e da subversão, por meio do envio de armas e de pessoal, direta ou indiretamente, através do Qatar e da Arábia Saudita”,

Nesta nova obra, Moniz Bandeira aprofunda e atualiza as questões apresentadas em “Formação do Império Americano”. “Em face das revoltas ocorridas na África do Norte e no Oriente Médio a partir de 2010, julguei necessário expandir e atualizar o estudo. Tratei de fazê-lo, entre e março e novembro de 2012”, afirma o autor. É neste contexto que o cientista político analisa as recentes denúncias de espionagem praticadas pelos EUA em vários países, inclusive o Brasil.

A definição do Brasil como alvo de espionagem também não é de hoje. Em entrevista à Carta Maior, Moniz Bandeira assinala que a Agência Nacional de Segurança (NSA) interveio na concorrência para a montagem do Sistema de Vigilância da Amazônia (SIVAM), pelo Brasil, e assegurou a vitória da Raytheon, a companhia encarregada da manutenção e serviços de engenharia da estação de interceptação de satélites do sistema Echelon. Na entrevista, o cientista político conta um pouco da história desse esquema de espionagem que, para ele, está a serviço de um projeto de poder imperial de proporções planetárias.

Moniz Bandeira defende que o Brasil, especialmente a partir da descoberta das reservas de petróleo do pré-sal, deve se preparar para defender seus interesses contra esse projeto imperial. “As ameaças existem, conquanto possam parecer remotas. Mas o Direito Internacional só é respeitado quando uma nação tem capacidade de retaliar”, afirma.

Carta Maior: O seu livro "Formação do Império Americano" já tratava, em 2005, do tema da espionagem praticada por agências de inteligência dos Estados Unidos. Qual o paralelo que pode ser traçado entre a situação daquele período e as revelações que vêm sendo feitas hoje?

Moniz Bandeira: Sim, em “Formação do Império Americano”, cuja primeira edição foi lançada em 2995, mostrei, com fundamento em diversas fontes e nas revelações pelo professor visitante da Universidade de Berkeley (Califórnia), James Bamford, que o sistema de espionagem, estabelecido pela National Security Agency (NSA), começou a funcionar há mais de meio século. O objetivo inicial era captar mensagens e comunicações diplomáticas entre os governos estrangeiros, informações que pudessem afetar a segurança nacional dos Estados Unidos e dar assistência às atividades da CIA.

Com o desenvolvimento da tecnologia eletrônica, esse sistema passou a ser usado para interceptar comunicações internacionais via satélite, tais como telefonemas, faxes, mensagens através da Internet. Os equipamentos estão instalados em Elmendorf (Alaska), Yakima (Estado de Washington), Sugar Grove (Virginia ocidental), Porto Rico e Guam (Oceano Pacífico), bem como nas embaixadas, bases aéreas militares e navios dos Estados Unidos.

A diferença com a situação atual consiste na sua comprovação, com os documentos revelados por Edward Snowden, através do notável jornalista Gleen Greenwald, que mostram que a espionagem é feita em larga escala, com a maior amplitude.

Desde os fins dos anos 60, porém, a coleta de inteligência econômica e informações sobre o desenvolvimento científico e tecnológico de outros países, adversos e aliados,  tornou-se mais e mais um dos principais objetivos da COMINT (communications inteligence), operado pela NSA), dos Estados Unidos, e pelo Government Communications Headquarters (GCHQ), da Grã-Bretanha, que em 1948 haviam firmado um pacto secreto, conhecido como UKUSA (UK-USA) - Signals Intelligence (SIGINT). Esses dois países formaram um pool - conhecido como UKUSA - para interceptação de mensagens da União Soviética e demais países do Bloco Socialista, a primeira grande aliança de serviços de inteligência e à qual aderiram, posteriormente, agências de outros países, tais como  Communications Security Establishment (CSE), do Canadá, Defense Security Directorate (DSD), da Austrália e do General Communications Security Bureau (GCSB), da Nova Zelândia. Essa rede de espionagem, chamada de Five Eyes e conhecida também como ECHELON -  só se tornou publicamente conhecida, em março de 1999, quando o governo da Austrália nela integrou o Defence Signals Directorate (DSD),  sua organização de  SIGINT.

Carta Maior: Qual sua avaliação a respeito da reação (ou da falta de) da União Europeia diante das denúncias de espionagem?

Moniz Bandeira: Os serviços de inteligência da União Europeia sempre colaboraram, intimamente, com a CIA e demais órgãos dos Estados Unidos. Os governos da Alemanha, França, Espanha, Itália e outros evidentemente sabiam da existência do ECHELON e deviam intuir que o ECHELON - os Five Eyes - trabalhasse também para as corporações industriais. As informações do ECHELON, sobretudo a partir do governo do presidente Bill Clinton, eram canalizadas para o Trade Promotion Co-ordinating Committee (TPCC), uma agência inter-governamental criada em 1992 pelo Export Enhancement Act e dirigida pelo Departamento de Comércio, com o objetivo de unificar e coordenar as atividades de exportação e financiamento do dos Estados Unidos. Corporações, como Lockheed, Boeing, Loral, TRW, e Raytheon, empenhadas no desenvolvimento de tecnologia, receberam comumente importantes informações comerciais, obtidas da Alemanha, França e outros países através do ECHELON.

O presidente Clinton recorreu amplamente aos serviços da NSA para espionar os concorrentes e promover os interesses das corporações americanas. Em 1993, pediu à CIA que espionasse os fabricantes japoneses, que projetavam a fabricação de automóveis com zero-emissão de gás, e transmitiu a informação para  a Ford, General Motors e Chrysler. Também ordenou que a NSA e o FBI, em 1993, espionassem  a conferência da Asia-Pacific Economic Cooperation (APEC), Seattle, onde aparelhos foram instalados secretamente em todos os quartos do hotel, visando a  obter informação relacionada com negócios para a construção no Vietnã, da hidroelétrica Yaly. As informações foram passadas para os contribuintes de alto nível do Partido Democrata. E, em 1994, a NSA não só interceptou faxes e chamadas telefônicas entre o consórcio europeus Airbus e o governo da Arábia Saudita,  permitindo ao governo americano intervir  em favor da Boeing Co, como interveio na concorrência para a montagem do SIVAM (Sistema de Vigilância da Amazônia), pelo Brasil, e assegurou a vitória da Raytheon, a companhia encarregada da manutenção e serviços de engenharia da estação de interceptação de satélites do sistema  ECHELON, em  Sugar Grove.

Carta Maior: Um dos temas centrais de seus últimos trabalhos é a configuração do Império Americano. Qual é a particularidade desse Império Americano hoje? Trata-se de um Império no sentido tradicional do termo ou de um novo tipo?

Moniz Bandeira: Todos os impérios têm particularidades, que são determinadas pelo desenvolvimento das forças produtivas. Assim, não obstante a estabilidade das palavras, o conceito deve evoluir conforme a realidade que ele trata de representar. O império, na atualidade, tem outras características, as características do ultra-imperialismo, o cartel das potências industriais, sob a hegemonia dos Estados Unidos, que configuram a única potência capaz de executar uma política de poder, com o objetivo estratégico de assegurar fontes de energia e de matérias primas, bem como os investimentos e mercados de suas grandes corporações, mediante a manutenção de bases militares, nas mais diversas regiões do mundo, nas quais avança seus interesses, através da mídia, ações encobertas dos serviços de inteligência, lobbies, corrupção, pressões econômicas diretas ou indiretas, por meio de organizações internacionais, como Banco Mundial, FMI, onde detém posição majoritária. As guerras, para o consumo dos armamentos e aquecimento da economia, foram transferidas para a periferia do sistema capitalista.

É óbvio, portanto, que o Império Americano é diferente do Império Romano e do Império Britânico. Ainda que informal, isto é, não declarado, os Estados Unidos constituem um império. São a única potência, com bases militares em todas as regiões do mundo e cujas Forças Armadas não têm como finalidade a defesa das fronteiras nacionais, mas a intervenção em outros países. Desde sua fundação, em 1776, os Estados Unidos estiveram at war 214 em seus 236 anos do calendário de sua existência, até dezembro de 2012. Somente em 21 anos não promoveram qualquer guerra. E, atualmente, o governo do presidente Barack Obama promove guerras secretas em mais de 129 países. O Império Americano (e, em larga medida, as potências industriais da Europa) necessita de guerras para manter sua economia em funcionamento, evitar o colapso da indústria bélica e de sua cadeia produtiva, bem como evitar o aumento do número de desempregados e a bancarrota de muitos Estados americanos, como a Califórnia, cuja receita depende da produção de armamentos.

Ademais do incomparável poderio militar, os Estados Unidos também detém o monopólio da moeda de reserva internacional, o dólar, que somente Washington pode determinar a emissão e com a emissão de papéis podres e postos em circulação, sem lastro, financiar seus déficits orçamentários e a dívida pública. Trata-se de um "previligégio exorbitante", conforme o general Charles de Gaulle definiu esse unipolar global currency system, que permite aos Estados Unidos a supremacia sobre o sistema financeiro internacional.

Carta Maior: Qual a perspectiva de longo prazo desse império?

Moniz Bandeira: Os Estados Unidos, como demonstrei nesse meu novo “A Segunda Guerra Fria”, lançado pela editora Civilização Brasileira, estão empenhados em consolidar uma ordem global, um império planetário, sob sua hegemonia e da Grã-Bretanha, conforme preconizara o geopolítico Nicholas J. Spykman, tendo os países da União Européia e outros como vassalos. O próprio presidente Obama  reafirmou, perante o Parlamento britânico, em Westminster (maio de 2011) que a “special relationship” dos dois países (Estados Unidos e Grã-Bretanha), sua ação e liderança eram indispensáveis à causa da dignidade humana, e os ideais e o caráter de seus povos tornavam “the United States and the United Kingdom indispensable to this moment in history”. Entremente, o processo de globalização econômica e política, fomentado pelo sistema financeiro internacional e pelas grandes corporações multinacionais, estava a debilitar cada vez mais o poder dos Estados nacionais, levando-os a perder a soberania sobre suas próprias questões econômicas e sociais, bem como de ordem jurídica.

O Project for the New American Century, dos neo-conservadores  e executado pelo ex-presidente George W. Bush inseriu os Estados Unidos em um estado de guerra permanente, uma guerra infinita e indefinida, contra um inimigo assimétrico, sem esquadras e sem força aérea, com o objetivo de implantar a full spectrum dominance, isto é, o domínio completo da terra, mar, ar e ciberespaço pelos Estados Unidos, que se arrogaram à condição de única potência verdadeiramente soberana sobre a Terra, de  "indispensable nation" e “exceptional”. 

O presidente Barack Obama  endossou-o, tal como explicitado na Joint Vision 2010 e ratificado pela Joint Vision 2020, do Estado Maior-Conjunto, sob a chefia do general de exército Henry Shelton. E o NSA é um dos intrumentos para implantar a full spectrum dominance, uma vez que monitorar as comunicações de todos os governantes tanto aliados quanto rivais é essencial para seus propósitos. Informação é poder

Carta Maior: Qual o contraponto possível a esse império no ambiente geopolítico atual?

Moniz Bandeira: Quando em 2006 recebi o Troféu Juca Pato, eleito pela União Brasileira de Escritores "Intelectual do ano 2005", por causa do meu livro “Formação do Império Americano”, pronunciei um discurso, no qual previ que, se o declínio do Império Romano durou muitos séculos, o declínio do Império Americano provavelmente levará provavelmente algumas décadas. O desenvolvimento das ferramentas eletrônicas, da tecnologia digital, imprimiu velocidade ao tempo, e a sua queda será tão vertiginosa, dramática e violenta quanto sua ascensão. Contudo, não será destruído militarmente por nenhuma outra potência. Essa perspectiva não há. O Império Americano esbarrondará sob o peso de suas próprias contradições econômicas, de suas dívidas, pois não poderá indefinidamente emitir dólares sem lastros para comprar petróleo e todas as mercadorias das quais depende, e depender do financiamento de outros países, que compram os bonus do Tesouro americano, para financiar seu consumo, que excede a produção, e financiar suas guerras.

É com isto que a China conta. Ela é o maior credor dos Estados Unidos, com reservas de cerca US$ 3,5 trilhões, das quais apenas US$ 1,145 trilhão estavam investidos em U.S. Treasuries. E o  ex-primeiro-ministro Wen Jiabao  previu o “primeiro estágio do socialismo para dentro de 100 anos”, ao afirmar que o Partido Comunista persistiria executando as reformas e inovação a fim de assegurar o vigor e vitalidade e assegurar o socialismo com as características chinesas, pois “sem a sustentação e pleno desemvolvimento das forças produtivas, seria impossível alcançar a equidade e justiça social, requesitos essenciais do socialismo.”

Carta Maior: Na sua opinião, o que um país como o Brasil pode fazer para enfrentar esse cenário?

Moniz Bandeira: O ministro-plenipotenciário do Brasil em Washington, Sérgio Teixeira de Macedo, escreveu, em 1849, que não acreditava que houvesse “um só país civilizado onde a idéia de provocações e de guerras seja tão popular como nos Estados Unidos”. Conforme percebeu, a “democracia”, orgulhosa do seu desenvolvimento, só pensava em conquista, intervenção e guerra estrangeira, e preparava, de um lado, a anexação de toda a América do Norte e, do outro, uma política de influência sobre a América do Sul, que se confundia com suserania.

O embaixador do Brasil em Washington, Domício da Gama, comentou, em 1912, que o povo americano, formado com o concurso de tantos povos, se julgava diferente de todos eles e superior a eles. E acrescentou que “o duro egoísmo individual ampliou-se às proporções do que se poderia chamar de egoísmo nacional”. Assim os Estados Unidos sempre tenderam e tendem a não aceitar normas ou limitações jurídicas internacionais, o Direito Internacional, não obstante o trabalho de Woodrow Wilson para formar a Liga das Nações e de Franklin D. Roosevelt para constituir a ONU. E o Brasil, desde 1849, esteve a enfrentar a ameaça dos Estados Unidos que pretendiam assenhorear-se da Amazônia.

Agora, a situação é diferente, mas, como adverti diversas vezes, uma potência, tecnologicamente superior, é muito mais perigosa quando está em declínio, a perder sua hegemonia e quer conservá-la, do que quando expandia seu império. Com as descobertas das jazidas pré-sal, o Brasil entrou no mapa geopolítico do petróleo. As ameaças existem, conquanto possam parecer remotas. Mas o Direito Internacional só é respeitado quando uma nação tem capacidade de retaliar. O Brasil, portanto, deve estar preparado para enfrentar, no mar e em terra, e no ciberespaço, os desafios que se configuram, lembrando a máxima “se queres a paz prepara-te para a guerra” (Si vis pacem,para bellum)