viernes, 31 de octubre de 2014

Obama y los buitres: carta de Cristina Kirchner

Cristina le mandó una carta a Obama expresando su malestar por una funcionaria vinculada a los fondos buitres

Télam
La presidenta envió a su par norteamericano una carta en la cual le señala que de confirmarse que Nancy Soderberg, presidenta del Public Interest Declassication Board, es la misma que co preside la American Task Force, sería un “hecho grave en las relaciones entre nuestros países”.


La presidenta Cristina Fernández de Kirchner envió hoy una carta a su par de Estados Unidos, Barack Obama, en la que le pidió que aclare si Nancy Soderberg, como presidenta del Public Interest Declassication Board (PIDB), “organismo bajo responsabilidad directa del Gobierno de los Estados Unidos”, es la misma que integra el grupo lobbista de los fondos buitre, American Task Force Argentina.

En la extensa misiva, de cinco carillas, difundida oficialmente en la Casa de Gobierno, Cristina expresa que Soderberg es a su vez “la copresidenta de la American Task Force Argentina (ATFA), entidad creada específicamente para atacar y difamar a la República Argentina y a su presidenta”, en beneficio de “un puñado de fondos buitre que pretenden obtener ganancias exorbitantes interrumpiendo el derecho soberano a la reestructuración de la deuda externa” Argentina.

En uno de los principales tramos del texto, la mandataria argentina señala: "Quisiera informarle que la señora Nancy Soderberg, copresidenta de ATFA, ha llevado a cabo una campaña difamatoria e injuriosa de proporciones inauditas contra el pueblo, las autoridades de mi país y mi persona en particular, con el propósito de perjudicar a la República Argentina en beneficio de un puñado de fondos buitre que pretenden obtener ganancias exorbitantes interrumpiendo el derecho soberano a la reestructuración de la deuda externa de mi país".

"Estas acciones incluyen el infame embargo a la Fragata Libertad, nave insignia de nuestra Armada, que motivó la decisión unánime del Tribunal del Derechos del Mar de las Naciones Unidas ordenando la anulación del embargo por ser violatorio del Derecho Internacional. También intentaron embargar un satélite que es parte de un programa conjunto con la NASA. Sería muy paradójico que la señora Soderberg de la Casa Blanca sea la misma que desde ATFA festejaba y promovía acciones que afectaban, también, a intereses de Estados Unidos", agrega.

jueves, 30 de octubre de 2014

Nuevo archivo y buscador online de la Cancillería Argentina con documentos sobre la última dictadura

Cancillería presentó un buscador para acceder a documentos diplomáticos sobre la última dictadura

Télam
La herramienta virtual de búsqueda facilitará el acceso a los más de 5.800 archivos que permitirá entender la actuación de la Cancillería durante la última dictadura cívico-militar.

 
El Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto desarrolló un buscador de internet con 5832 documentos y resoluciones secretas, desclasificadas, producto de la labor de la Comisión de Relevamiento para la Recuperación de la Memoria Histórica.

Teniendo presente el derecho a la verdad, se pone a disposición este registro que permite conocer cómo la dictadura se valió de las instituciones del Estado:http://desclasificacion.cancilleria.gob.ar

El buscador de documentos se encuentra disponible en el portal web de la Cancillería y en el sitio del Archivo Histórico de Cancillería (DARCH).

Reúne documentación procedente de las desclasificaciones realizadas en el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto desde el año 2009 hasta la fecha. Este recurso digital pone al alcance del usuario 5832 documentos del Ministerio originados en el período 1976-1983.

En el marco de la política de Estado de Memoria, Verdad y Justicia, el Canciller Héctor Timerman en el año 2011 suscribió un acuerdo con el Centro de Estudios Legales y Sociales, presidido por Horacio Verbitsky, y creó dentro del ámbito de la Cancillería la Comisión de Relevamiento para la Recuperación de la Memoria Histórica, a cargo del Secretario Guillermo Rodolfo Oliveri.

La Comisión está integrada por los Embajadores Lilian O'Connell de Alurralde y Gregorio Jorge Dupont, y por el lado del CELS, por su Director Ejecutivo, Gastón Chillier, Valeria Barbuto y Guadalupe Basualdo.

“La Cancillería fue un puntal importante contra los que denunciaban a la dictadura”, aseguró Héctor Timerman a Página/12 y explicó que la cartera que hoy conduce tuvo el rol de “defender en el extranjero el accionar de un Estado terrorista”.

Las declaraciones de Timerman se dan un día antes de la puesta en marcha de un nuevo servicio mediante el cual la Cancillería busca hacer público su funcionamiento, y el de sus funcionarios, durante el último gobierno de facto.

“Mi esperanza es que esto le sirva a la gente para tener una idea de cómo actuaba la Cancillería en ese momento y que le sirva a los investigadores para ir cerrando pistas que ayuden a descubrir qué pasó con personas durante la dictadura”, señaló el funcionario.

Para llevar adelante el ordenamiento de más de 5.800 documentos diplomáticos, se conformó un equipo coordinado por el Secretario de Culto, Guillermo Oliveri, y el director de prensa, Marcos Lolhé, que contó con la participación de funcionarios diplomáticos e investigadores del Centro de Estudios Legales y Sociales.

La investigación y ordenamiento del material se extendió a lo largo de tres años, sin que hubiera un “direccionamiento o instrucciones” por parte de las autoridades diplomáticas, lo que permitió lograr “un trabajo profesional”.

Entre otros casos, los documentos sacan a la luz cómo la Cancillería creó oficialmente un organismo interno que permitió poner en marcha, fuera del país, agencias diplomáticas para contrarrestar las denuncias de violaciones a los derechos humanos realizadas por exiliados argentinos.

De esta manera, se puede acceder a documentos que explicitan la forma en que funcionó, por ejemplo, el Centro Piloto que montó la Marina en París y en el cual reclutó a integrantes de los grupos de tareas de la Esma, para llevar a cabo trabajos de inteligencia en la capital francesa y otras ciudades europeas.

Timerman destacó cómo a partir de estas políticas represivas, “se exportó el modelo argentino a otros países” y lo contrastó con la situación actual, en la que nuestro país “si antes exportaba represión, hoy exportamos el know how de la lucha contra la impunidad”.

miércoles, 29 de octubre de 2014

Presentación de libro en ECON 2014



VIII Congreso Internacional de Economía y Gestión “Econ 2014”,
Jueves 30 de octubre, 19 hs
Fac. de Ciencias Económicas – UBA
Av. Córdoba 2112 – Aula 16

Presentación del libro

 “LOS PROYECTOS DE NACIÓN EN LA ARGENTINA
  MODELOS ECONÓMICOS, RELACIONES INTERNACIONALES E IDENTIDAD”

Mario Rapoport, Beatriz Figallo, Cristian Buchrucker y Noemí Brenta (editores), Edicon, Buenos Aires, 2014


El IDEHESI realizará un panel acerca de la caracterización e interpretación de los proyectos de Nación vigentes en la Argentina desde el siglo XX en adelante, a través de dos ejes principales. Por un lado, los modelos económicos vigentes en  forma sucesiva en la Argentina, piezas clave de los diferentes proyectos de nación que signaron el devenir histórico del país. Y por el otro, las relaciones internacionales de la Argentina en el marco de los diversos proyectos de Nación, su posicionamiento frente a los países vecinos, a las potencias hegemónicas y a la integración regional

Disertantes

Mario Rapoport (IDEHESI – UBA/Conicet)
Noemí Brenta (IDEHESI – UBA/Conicet)
Eduardo Madrid (IDEHESI – UBA)
María Cecilia Míguez (IDEHESI – UBA/Conicet)

martes, 21 de octubre de 2014

Invitación Mesa: “Argentina y las relaciones internacionales durante la Guerra Fría”



 
24 de octubre de 2014, 11 hs

Lugar: Av. Pellegrini 3314 - Rosario, Argentina



Mesa temática : 
“Argentina y las relaciones internacionales durante la Guerra Fría”

Coordinadores: María Cecilia Míguez (IDEHESI-CONICET-UBA), Leandro Morgenfeld (IDEHESI-CONICET-UBA) y Noemí Brenta (IDEHESI-CONICET-UBA)
 
Comentaristas:
Rubén Laufer, Andrés Musacchio, María Cecilia Míguez y Leandro Morgenfeld

El objetivo de esta mesa es profundizar el conocimiento de las relaciones internacionales de la Argentina durante la Guerra Fría, en especial el vínculo con los Estados Unidos y las demás potencias, pero ampliando los aspectos a analizar al incluir distintos actores y sectores internos que influyeron en el proceso de formulación de la política exterior. Por ello, se propone debatir trabajos que analicen variables económicas, políticas e internacionales, profundizando así la interpretación de las relaciones internacionales de la Argentina y poder dar cuenta de la complejidad del período desde una perspectiva amplia e interdisciplinaria.
    
Conferencia de apertura: Mario Rapoport: "Algunas cuestiones de los orígenes de la guerra
 fría".

1) Eduardo Madrid: "ARGENTINA-BRASIL: RELACIONES BILATERALES EN LA DÈCADA DE 1960"
2) Joaquín Calvagno: “Los avatares del latinoamericanismo entre los liderazgos sindicales argentinos, 1927-1948. ¿El eslabón perdido entre Ingenieros y Perón?”
3) Leandro Morgenfeld: “Argentina y Estados Unidos en los turbulentos años setenta: del retorno peronista a la vuelta de los militares”
4) María Cecilia Míguez: " La política exterior de Arturo Illia. Cuba y Vietnam: ¿Ambigüedades o pujas políticas?"
5) María Victoria Carsen: "Representaciones anti-imperiales: la Alianza para el Progreso y la reformulación  de los vínculos interamericanos a través de las imágenes"
6) Noemí Brenta: "ARGENTINA Y EL CLUB DE PARÍS: LA RENEGOCIACIÓN DE 1965 Y SU PLAN DE AJUSTE"
7) Sebastián Guiñazu y Pablo Wahren: "La cooperación económica en debate. Un estudio de los vínculos entre Estados Unidos y Argentina en el gobierno de Frondizi"


- Información completa acá




lunes, 20 de octubre de 2014

Obama y América Latina





Revista La Rivada. Investigaciones en Ciencias Sociales, n. 2, 2014
Universidad Nacional de Misiones. ISSN 2347-1085
 


Leandro Morgenfeld*
Resumen

Luego de las resistencias que George W. Bush generó en la región, la llegada de Barack Obama despertó esperanzas en algunos mandatrios latinoamericanos. En el presente artículo analizamos el vínculo entre Estados Unidos y el resto del continente, a partir del análisis de las últimas dos Cumbres de las Américas: la de Puerto España (2009), en la que primó la expectativa por la relación entre iguales que prometió el recién asumido presidente demócrata; y la de Cartagena (2012), cuando emergió una nueva agenda impuesta por América Latina, pese a las presiones de Washington. Estas cumbres se inscriben en diferentes etapas de la relación entre Estados Unidos y el resto del Hemisferio, que muestran alcances y límites de las estrategias de la Casa Blanca, y reconfiguraciones regionales para enfrentar el poder de Estados Unidos.
  
Introducción

Luego de la segunda guerra, Estados Unidos logró terminar de desplazar a las potencias europeas y erigirse como el poder hegemónico en América. Debilitada la resistencia argentina (que hasta 1944 sostuvo la neutralidad y un persistente vínculo económico con Gran Bretaña), el Departamento de Estado logró fortalecer el sistema interamericano, acordar en 1947 el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) y, un año más tarde, conformar la Organización de Estados Americanos (OEA). Esto lo logró con promesas de ayuda económica (mandatarios regionales reclamaban una suerte de Plan Marshall para América Latina), cuya concreción se fue postergando hasta que la Revolución Cubana instaló la guerra fría en la retaguardia estadounidense (aunque Washington ya había utilizado la excusa del peligro rojo para apoyar el golpe contra Jacobo Arbenz en Guatemala, en 1954). En los años sesenta, Estados Unidos desplegó hacia la región una política bifronte: el ambicioso programa de la Alianza para el Progreso (una promesa de ayuda por 20 mil millones de dólares) y a la vez el clásico intervencionismo militar, que incluyó un variado menú: invasión a Bahía de Cochinos, terrorismo y desestabilización en Cuba, con intentos de magnicidios, apoyo a golpes de Estado (el encabezado por Castelo Branco en Brasil, en 1964, fue el más significativo) y desembarco de marines (Santo Domingo, 1965). La Doctrina de Seguridad Nacional y las alianzas con militares golpistas fueron una constante en los años siguientes. Ya en la era Reagan, la Casa Blanca logró el apoyo de dictaduras latinoamericanas para la lucha contrainsurgente en Centroamérica. La caída del Muro de Berlín, la disolución de la Unión Soviética y el consecuente fin de la guerra fría provocaron un cambio en el vínculo con los demás países del continente. Reforzado el poder de Estados Unidos como gendarme planetario -aunque el mundo unipolar augurado por Fukuyama fue una ilusión que se desvaneció rápidamente-, Washington procuró la consolidación de su hegemonía hemisférica. El presidente George Bush lanzó, en 1990, la Iniciativa para las Américas. Tres años más tarde, su sucesor Bill Clinton concretaría este proyecto con la primera cumbre interamericana de Jefes de Estado.
            En el marco del Consenso de Washington, Estados Unidos impulsaba el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y, para instrumentar ese proyecto hegemónico, propuso realizar cumbres presidenciales, incluyendo a los 34 países que constituían la Organización de los Estados Americanos (OEA) y dejando expresamente excluida a Cuba (apartada de esa institución en enero de 1962, con los votos de Estados Unidos y otros 13 países de la región). La primera, no casualmente, se realizó en Miami, en 1994. Luego hubo sucesivas reuniones de jefes y jefas de Estado en Santiago de Chile (1998), Québec (2001), Mar del Plata (2005), Puerto España (2009) y Cartagena (2012).
            El proyecto del ALCA avanzó sin demasiadas oposiciones en los primeros cónclaves continentales, hasta que en 2001 emergió, por primera vez, una voz claramente disonante, la del presidente venezolano Hugo Chávez, quien cuestionó, casi en soledad, la iniciativa de Washington. Pocos meses antes se realizaba el primer Foro Social Mundial en Porto Alegre, que se transformaría en un espacio vital de articulación en la lucha contra el ALCA. En los años siguientes fue cambiando la correlación de fuerzas en América Latina, a la vez que muchos países exportadores de bienes agropecuarios, en todo el mundo, exigían a Estados Unidos, la Unión Europea y Japón que la liberalización del comercio incluyera también a los productos agrícolas, que sufrían diferentes restricciones y protecciones no arancelarias por parte de las potencias. En la cumbre de la Organización Mundial del Comercio (OMC) de Cancún (2003) se paralizaron las negociaciones para liberalizar todavía más el comercio mundial. Y algo similar ocurrió con el ALCA, que fracasó en la célebre reunión de Mar del Plata dos años más tarde, cuando los cuatro países del Mercosur, junto a Venezuela, rechazaron la iniciativa (Morgenfeld, 2006). Ante la resistencia de múltiples sindicatos y movimientos sociales –a través del Foro Social Mundial, la Alianza Social Continental y las Contra-cumbres de los Pueblos–, que lograron articular una oposición popular al ALCA, y el rechazo de los gobiernos de Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay y Venezuela, Estados Unidos debió abandonar esa estrategia e impulsar Tratados de Libre Comercio bilaterales (Morgenfeld, 2013a).
            En esos años, avanzó la integración latinoamericana: expansión económica y política del Mercosur, aparición de la Comunidad Sudamericana de Naciones, luego Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), creación de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA). En forma paralela, la OEA, escenario de las relaciones interamericanas dominado por Washington desde la posguerra, fue perdiendo influencia. Hasta debió revocar la expulsión de Cuba luego de que los países latinoamericanos presionaran a Barack Obama en la Cumbre de las Américas de 2009. Pocos meses más tarde, hubo una reacción latinoamericana conjunta frente al golpe en Honduras. La UNASUR también actuó rápidamente ante el intento separatista en Bolivia y el levantamiento policial contra Rafael Correa en Ecuador. En febrero de 2010, además, se creó la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), una asociación continental que excluye a Estados Unidos y Canadá (Morgenfeld, 2012h). Impulsada por el eje bolivariano y resistida por el Departamento de Estado, la CELAC podría convertirse en un instrumento inédito e histórico de coordinación latinoamericana por fuera del control de Washington. La cumbre inaugural se realizó en Caracas (diciembre 2011) y luego hubo reunionres presidenciales en Santiago de Chile (enero de 2013) y en La Habana (enero 2014).
            La última Cumbre de las Américas, realizada en abril de 2012, se llevó adelante en este novedoso contexto regional, al que se le sumaron condimentos especiales: la crítica situación económica internacional y el complejo panorama político en Estados Unidos, que vivía un año de elecciones presidenciales. Por lo tanto, la Casa Blanca debió transitar un muy delicado equilibrio entre las necesidades estratégicas del Departamento de Estado y el Pentágono, las presiones ejercidas por poderosos lobbies estadounidenses y las aspiraciones electorales de Obama (Morgenfeld, 2012a).
            En este artículo, analizamos el devenir de las relaciones interamericanas en las dos últimas cumbres presidenciales, focalizándonos en la mutación de las relaciones entre Estados Unidos y Nuestra América[i] y en los momentos de esperanza y decepción suscitadas en la región a partir de la llegada de Obama a la Casa Blanca, en función de las continuidades de su política hacia América Latina, respecto de su repudiado antecesor, George Bush (hijo). Esta investigación se enmarca en una mayor que iniciamos hace una década, analizando la manifestación de las relaciones regionales en las conferencias panamericanas (Morgenfeld, 2011). Entendemos que las cumbres de mandatarios regionales son un escenario privilegiado para analizar las etapas de las relaciones entre los gobiernos de Estados Unidos y sus pares latinoamericanos ya que allí se manifiestan las distintas contradicciones entre proyectos alternativos de integración regional, que son a su vez la expresión, mediada, de las contradicciones entre capital y trabajo, entre las distintas potencias que se disputan sus intereses en la región y entre éstas y los países dependientes de Nuestra América. El contraste entre la importancia de los debates en las Cumbres de las Américas –como particular manifestación y escenario de la lucha entre las potencias por posicionarse en América Latina y de las contradicciones entre los países imperialistas y dependientes– y la relativamente escasa atención que se le dio en la historiografía de las relaciones internacionales lo transforman en un campo de investigación de gran relevancia.


 -Leer el artículo completo y dossier "Imperialismo hoy" acá- 



* Doctor en Historia (UBA). Docente en la Universidad de Buenos Aires, en el Instituto del Servicio Exterior de la Nación y en la Universidad del Salvador. Investigador del CONICET, radicado en el IDEHESI. Miembro del Grupo de Trabajo CLACSO "Estudios sobre Estados Unidos". Autor de Vecinos en conflicto (Ediciones Continente, 2011) y Relaciones Peligrosas (Capital Intelectural, 2012). Contacto: leandromorgenfeld@hotmail.com / vecinosenconflicto.blogspot.com
[i] Tanto la expresión Nuestra América como América Latina refieren en este texto al conjunto de los países de América Latina y el Caribe, es decir los 33 países del continente que no son ni Estados Unidos ni Canadá.