Presentación del libro del Observatorio del Sur Global “Pensar la Unidad Sudamericana Hoy”
Este Martes 28 de junio a las 18 hs, tendremos la
presentación del libro del Observatorio del Sur Global “Pensar la Unidad
Sudamericana Hoy” compilado de las ediciones de los Ciclos de Diálogos
2020-2021.
La actividad se desarrollará de forma presencial en el Salón San Martín del Rectorado de la Universidad de la Defensa Nacional, ubicado en Maipú 262, CABA
Contaremos con la participación de los siguientes invitados:
Nicolás Kreplak – Ministro de Salud de la Provincia de Buenos Aires
Cecilia Nahón – Directora Ejecutiva Alterna por Argentina y el Cono Sur en el Banco Mundial
Alejandro Simonoff – Doctor en Relaciones Internacionales – Profesor de la Universidad Nacional de La Plata
María Cecilia Míguez – Profesora de la Universidad de Buenos Aires e Investigadora del CONICET (IDEHESI)
Presentan:
Federico Montero – Director del Observatorio del Sur Global Mariana Vázquez – Coordinadora del Ciclo de Diálogos 2020-2021
El fracaso de la puesta en escena imperial en
Los Ángeles abre grandes oportunidades para América Latina. Falta que
las fuerzas políticas y sociales progresistas y de izquierda vuelvan a
poner en el horizonte de sus luchas el proyecto de la Patria Grande.
Cuando asumió, en enero del año pasado,
Biden imaginó que la IX Cumbre de las Américas sería el ámbito ideal
para el relanzamiento de las relaciones con América Latina y el Caribe.
El Hemisferio Occidental, como se refieren formalmente a su despreciado patio trasero,
es fundamental para la proyección imperial estadounidense y para seguir
sosteniendo su hegemonía global, debilitada por el ascenso de China y
otros actores de peso, como Rusia y la India, que articulan en el grupo
BRICS. Sin embargo, el cónclave de Los Ángeles resultó en un rotundo
fracaso diplomático y político para la Casa Blanca. Nuestra América, en
tanto, tiene una nueva oportunidad de relanzar la coordinación política
regional y unificar una estrategia emancipatoria.
Como representante de la fracción globalista de la clase dominante,
Biden está intentando infructuosamente revertir la crisis de hegemonía
estadounidense. Procura recomponer el alicaído multilateralismo
unipolar, a diferencia de Trump, que había promovido el unilateralismo
unipolar desdeñando los ámbitos multilaterales como la ONU, la OEA o el
G20. Por eso el año pasado el demócrata declaró pomposamente que
«Estados Unidos estaba de vuelta» (Trump, en cambio, faltó a último
momento a la cumbre hemisférica de Lima, en 2018).
La IX Cumbre de las Américas, insinuaba Biden, sería el escenario
perfecto para relanzar el vínculo con América Latina y el Caribe, así
como lo había hecho Obama en la Cumbre de Trinidad y Tobago, en 2009,
pocos meses después de llegar a la Casa Blanca, luego del traspié que
había significado el «No al ALCA» en Mar del Plata cuatro años antes.
Justamente el actual mandatario se jactaba de haber visitado 16 veces la
región durante sus 8 años como vicepresidente (a diferencia de Trump,
que no viajó al sur del Río Bravo en todo su mandato, salvo para la
fugaz visita a Buenos Aires el 30 de noviembre de 2018 para asistir a la
Cumbre presidencial del G20).
Sin embargo, la esperada reunión de Los Ángeles se concretó en un
momento muy inoportuno para Estados Unidos, luego del bochornoso retiro de Afganistán en 2021,
que implicó una humillación para el imperio tras dos décadas de
ocupación de ese país (que se suma a la incapacidad de haber concretado
la caída de los gobiernos de Venezuela y Siria, hostigados de todas las
formas posibles).
A la crisis global que profundizó la pandemia se le suma ahora la guerra en Ucrania,
luego de que Rusia reaccionara ante la creciente presión de la OTAN.
Esta coyuntura disparó los problemas económicos internos en Estados
Unidos (la mayor inflación en 40 años obligó a la Reserva Federal a
subir las tasas de interés, alentando un enfriamiento de la economía,
que en consecuencia podría entrar en recesión en 2023) y el acelerado
deterioro de la imagen del gobierno demócrata, cuyo partido muy
probablemente perderá en las elecciones de medio término de noviembre el
hoy ajustado control del congreso.
Intentando un delicado equilibro entre necesidades internas y
externas, Biden cedió a las presiones del senador republicano Marco
Rubio, del senador demócrata Bob Martínez y el presidente del BID, el
trumpista Mauricio Claver-Carone, y resolvió que solo invitaría a los
líderes «elegidos democráticamente», excluyendo así a los mandatarios de
Cuba (había vuelto a las Cumbres de las Américas en 2015), Venezuela
(había sido excluida en la de Lima) y Nicaragua.
Mantener la política de Trump de asediar a la llamada «troika del
mal» desató un vendaval político en el continente y signó la suerte de
la cumbre. Además, Estados Unidos, en términos económicos, no tiene casi
nada para ofrecer a la región, frente a una China que avanza
implacablemente como socio comercial, prestamista e inversionista en
todo el continente. Washington pretende que los países latinoamericanos
se le subordinen en su disputa global con Pekín y Moscú, pero, a
diferencia de lo que ocurrió en los años noventa del siglo XX, ya no
tiene ni el proyecto (el ALCA o luego el Tratado TransPacífico) ni el
peso económico que ostentaba hace algunos años.
Cuando el 2 de mayo el subsecretario de Estado Brian Nichols reiteró
que los gobiernos que «no respetan la carta democrática» no serían
invitados, se le plantó a Estados Unidos el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador
(AMLO), quien tras visitar Cuba declaró que no viajaría a Los Ángeles
si se imponían restricciones a la participación de países soberanos.
Pronto lo secundaron los integrantes de la Comunidad del Caribe
(CARICOM), el presidente boliviano Luis Arce y la presidenta hondureña Xiomara Castro.
A partir de ese momento, y frente a la posibilidad de que la cumbre
no se realizara, la Administración Biden se vio obligada a realizar
intensas gestiones diplomáticas, incluidos los viajes de la primera dama
y del exsenador Chris Dodd, para evitar que el boicot la hiciera
naufragar. Logró que Bolsonaro finalmente viajara —a cambio de una
reunión bilateral con su par estadunidense— y comprometió la asistencia
de Gabriel Boric y Alberto Fernández, quienes, si bien criticaron la
decisión del Departamento de Estado, no se plegaron a AMLO. El 27 de
mayo, en tanto, los mandatarios del ALBA (creada en 2004 como proyecto
alternativo al ALCA) se reunieron en La Habana para repudiar las
exclusiones y enviar un mensaje a Estados Unidos.
Ante la ausencia de muchos mandatarios de la región (finalmente solo
terminaron asistiendo 23 de 35, resultando la edición de la Cumbre con
más faltazos a nivel presidencial), la participación o no de Alberto Fernández
cobraba especial relevancia. Si se unía a AMLO, a Luis Arce y a Xiomara
Castro, quienes cumplieron su palabra y no fueron por las anacrónicas
exclusiones, el golpe a la Cumbre hubiera sido letal (también faltaron,
por otros motivos, los gobiernos derechistas de Guatemala y El Salvador,
que eran fundamentales porque junto con México son claves para resolver
la crisis migratoria que preocupa a la Casa Blanca).
En los días previos, el presidente argentino subió el tono de las
críticas a Estados Unidos. Sin embargo, tras el llamado telefónico de
Biden y la promesa de una visita a la Casa Blanca el próximo 25 de
julio, anunció que asistiría a la Cumbre, rompiendo en los hechos la
sintonía diplomática que se venía cultivando con México desde la
formación del Grupo de Puebla y que fue importante, por ejemplo, para
lograr la salida con vida de Evo Morales y Álvaro García Linera tras el
golpe de Estado en Bolivia en 2019.
Si bien viajó a Los Ángeles, el tono del discurso de Alberto Fernández (ahora presidente pro témpore
de la CELAC) fue extremadamente duro. Señaló que el país anfitrión no
podía ejercer el derecho de admisión, pidió reemplazar a Luis Almagro en
la OEA por su apoyo al golpe contra Evo («Se ha utilizado a la OEA como
un gendarme que facilitó un golpe de estado en Bolivia») y reclamó que
la dirección del BID debía volver a manos de un latinoamericano. También
llevó el reclamo por la soberanía de Malvinas: criticó que el logo de
las Cumbre no las incluyera. Además, invitó a Biden a la Cumbre de la
CELAC que se realizará el 1º de diciembre en Buenos Aires, dando a
entender que es necesario articular regionalmente para desde allí
plantear unificadamente un diálogo o negociación con Estados Unidos.
Las múltiples ausencias, sumadas a los discursos críticos
—especialmente el del canciller mexicano, quién sí viajó a Los Ángeles—,
el escrache contra el golpista Luis Almagro el martes 7 de junio
(repudiado como «asesino», «mentiroso» y «títere de Washington»), la
realización de la contra Cumbre de los Pueblos y la movilización
callejera en contra de las exclusiones, muestran que Estados Unidos ya
no puede imponer su voluntad como antes.
El problema, de este lado, es la ausencia de una estrategia regional
conjunta: falta recuperar la iniciativa. La UNASUR, convaleciente luego
del retiro de los gobiernos derechistas alineados con Estados Unidos
durante la llamada restauración conservadora, tanto como la CELAC,
podrían ser un ámbito para empezar a avanzar hacia una mayor cooperación política e integración regional.
Nuestra América debe impulsar una estrategia multipolar multilateral y
plantear un programa de mínima con algunos puntos clave en base a
iniciativas que se esbozaron en los últimos tiempos: discutir
conjuntamente las condiciones para la explotación de sus estratégicos
recursos naturales (la «OPEP del litio», junto a una empresa estatal
latinoamericana para explotarlo, sería un buen ejemplo), avanzar hacia
una moneda común a partir de la reciente propuesta de Lula, plantear una
investigación y una moratoria conjunta de la deuda externa, avanzar
hacia una política sanitaria soberana —produciendo a nivel regional, por
ejemplo, algunas de las vacunas cubanas contra el COVID— y,
fundamentalmente, negociar conjuntamente con actores extrarregionales
como Estados Unidos, la Unión Europea y China. Es la única forma de
equilibrar mínimamente las enormes asimetrías con los países más
desarrollados.
El viernes 10 de junio Biden cerraba el encuentro de presidentes con
la firma de la «Declaración de Los Ángeles» y algunas limitadísimas
promesas de ayuda económica para contener a los migrantes y ampliar a 20
000 los refugiados anuales que aceptará Estados Unidos. En realidad,
hay una militarización de la problemática, ya que Estados Unidos
pretende sumar a México y Colombia como aliados principales extra OTAN, o
sea subordinarlos a la estrategia de Washington contra los otros polos
de poder global. En el discurso oficial aparecieron las habituales
apelaciones a la democracia, la seguridad hemisférica, el libre mercado,
los derechos humanos y la inversión privada. Sin embargo, esta vez,
Estados Unidos fracasó en imponer la doctrina Monroe de «América para
los (norte)americanos», que el año que viene cumple exactamente 200
años.
Y no solo lo hizo a nivel gubernamental, sino que, por abajo, y en
estrecha relación con las luchas que están haciendo retroceder a los
gobiernos neoliberales desde 2018, crece la articulación de las
resistencias. No solo se realizó la habitual contra Cumbre de los
Pueblos en Los Ángeles. En Ciudad de México, la semana pasada, miles de
académicos y activistas se reunieron en la Conferencia Latinoamericana y
Caribeña de Ciencias Sociales para pensar y debatir cómo construir ese
otro mundo posible.
El mismo día que cerraba el cónclave de mandatarios en Estados
Unidos, más de 100 000 personas colmaron el Zócalo de la capital azteca
para escuchar al cubano Silvio Rodríguez, en el más que simbólico cierre
del evento organizado por CLACSO. Como señaló allí Álvaro García Linera, en diálogo con La Jornada:
"Hay, de América Latina hacia Estados Unidos, pérdida de miedo y
hasta falta de respeto ante el poderoso. Se ha desvanecido la idolatría y
sumisión voluntaria de las élites políticas hacia lo norteamericano.
Era una especie de cadena mental que te amarraba a mover tu cabeza
siempre diciendo sí a lo que decía Estados Unidos. Ahora no lo oyes. Te
vas. No vienes. Dices lo que quieras. Los otros nos desprecian y
nosotros les hemos perdido el respeto. México ha liderado este divorcio".
El fracaso de la puesta en escena imperial en Los Ángeles abre
grandes oportunidades para reimpulsar el multipolarismo y ampliar los
márgenes de autonomía de Nuestra América, que bajo la dominación
imperial sigue siendo la región más desigual del mundo, con más de 200
millones de pobres según Naciones Unidas. Falta, ahora, que las fuerzas
políticas y sociales progresistas, de izquierda y nacional-populares
vuelvan a poner en el horizonte de sus luchas el proyecto de la Patria
Grande.
La crisis de la hegemonía estadounidense y el resquebrajamiento del
mundo unipolar pusieron en jaque tanto al multilateralismo cristalizado
en las
instituciones internacionales de la posguerra, sostenidas sobre la
tríada Estados Unidos, Europa occidental y Japón, como al
multilateralismo globalista
neoliberal que sobre dicha base se impuso con la caída del muro de
Berlín y el disciplinamiento del llamado Sur Global. A partir del
desarrollo de una situación multipolaridad relativa en el mapa del poder
mundial y de la aceleración de tendencias contra-hegemónicas, emergió
otro multilateralismo que está en relación con procesos institucionales y
nuevas configuraciones relacionales, las cuales buscan redistribuir más
equitativamente el poder y la riqueza mundial, poniendo en cuestión las
jerarquías interestatales, la división internacional del trabajo
existente y las instituciones internacionales dominantes. Por otro lado,
en el seno del centro del poder mundial (en crisis) y como síntoma de
su declive relativo y la puja de poder que ello suscita, a partir de
2001 resurgió con fuerza el unilateralismo, en primera instancia de la
mano del neoconservadurismo y las primeras expresiones de lo que
denominamos fuerzas «americanistas» y «nacionalistas». Con el triunfo de
Donald Trump estas fuerzas dieron un salto cualitativo. En este marco,
la presente investigación busca analizar en América Latina y el Caribe
-en adelante América Latina- las estrategias principales de inserción
internacional, los posicionamientos y pujas que se producen a partir de
2015 y la cuestión del multilateralismo, en relación con algunas
estrategias de Estados Unidos en la región y a la creciente presencia de
China. Focalizándonos en la disputa por la conducción del Banco
Interamericano de Desarrollo (BID) y en las últimas Cumbres de las
Américas, buscaremos comprender la denominada crisis del
multilateralismo en la región.
Las crisis sistémicas son múltiples
y EE.UU. ya no manda como antes en su patio trasero. ¿Cómo interpretar
la polémica desatada tras las exclusiones de algunos países del
encuentro continental y cuáles son los desafíos para América Latina y el
Caribe?
Entre el 6 y 10 de junio se llevará a cabo la IX Cumbre de las
Américas en Los Ángeles. El presidente de EE.UU., Joe Biden, intentará
mostrarse como el líder del mundo libre, garante de la democracia, los
derechos humanos y las instituciones republicanas. Los principales
medios de comunicación del globalismo liberal reproducirán esa visión,
pero la realidad es bien distinta. Desde 2008 se profundiza el declive
estadounidense en el marco de una transición hegemónica a nivel global y
el multilateralismo está cada vez más cuestionado.
Desde hace casi tres décadas, estas reuniones de los/as
mandatarios/as del continente sirven para medir el estado de las
relaciones interamericanas. La primera se realizó en Miami, en 1994,
para discutir el ambicioso proyecto del Área de Libre Comercio de las
Américas (ALCA), una iniciativa con la que EE.UU. intentaba consolidar
su hegemonía continental, en el fugaz momento de unipolaridad que
caracterizó el fin de la Guerra Fría y la imposición del Consenso de
Washington. En 1998 hubo un segundo encuentro de los 34 jefes de Estado
americanos –todos menos el de Cuba, expulsada de la Organización de
Estados Americanos (OEA) en enero de 1962- y en 2001 el tercero, cuando
apareció la primera voz disonante: la del venezolano Hugo Chávez, quien
puso reparos frente al avance de esa iniciativa imperial.
La historia posterior es más conocida. Las rebeliones populares en
Nuestra América contra el neoliberalismo, la emergencia de gobiernos
progresistas, de izquierda y/o nacional populares, la confluencia y
articulación de las luchas en espacios como el Foro Social Mundial y las
Cumbres de los Pueblos, que permitieron construir el histórico NO al
ALCA en Mar del Plata.
Los
presidentes Néstor Kirchner de Argentina, Hugo Chávez de Venezuela y
Álvaro Uribe de Colombia en la Cumbre de las Américas de Mar del Plata
2005
Luego de esa derrota, Washington impulsó tratados de libre comercio
bilaterales y ya no tuvo para ofrecer un proyecto global para América
Latina y el Caribe. Los países de la región avanzaron, en cambio, hacia
una mayor coordinación y cooperación políticas, y hacia una incipiente
integración regional, con iniciativas nuevas con el ALBA, la UNASUR y la
CELAC, entre otras. Además, China fue profundizando sus relaciones
económicas con el continente, transformándose en un socio comercial
fundamental y en un inversor y prestamista de primer orden, desplazando
en algunos casos la histórica dependencia de EE.UU.
Las siguientes tres cumbres (2009, 2012 y 2015) fueron durante las
dos presidencias de Barack Obama, quien intentó ensayar una suerte de
nueva relación con los demás países del continente, plagada de
claroscuros y decepciones. La convergencia y presión de los demás
Estados, en un contexto de creciente pérdida de influencia de la OEA,
obligó a Washington al deshielo diplomático con La Habana y a incluir a
Cuba, que participó en la Cumbre de Panamá de 2015.
La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, sin embargo, provocó una
vuelta atrás. Su endurecimiento contra la isla, debido a las presiones
de Marco Rubio, senador por el estratégico Estado de Florida, y su
desdén por el multilateralismo provocaron que la última cumbre, la de
Lima 2018, fuera la más deslucida de todas. A último momento pegó el
faltazo el propio presidente estadounidense, pero también se ausentaron
muchos otros mandatarios latinoamericanos, sembrando las dudas sobre la
continuidad de esos encuentros.
Cuando asumió Biden en enero del año pasado declaró que “Estados
Unidos estaba de vuelta”. Nombró al frente del Departamento de Estado a
Anthony Blinken e insinuó que la IX Cumbre de las Américas, en la que
sería nuevamente anfitrión, escenificaría el relanzamiento del vínculo
con los países latinoamericanos, después del ostensible ninguneo de
Trump a los ámbitos multilaterales y su destrato para con los
inmigrantes de origen hispano. La pandemia obligó a postergarla un año.
El 18 de enero de 2022, finalmente, la Casa Blanca anunció que la cumbre
se realizaría en la ciudad más importante de California, del 6 al 10 de
junio. También declaró que se invitaría a los líderes “elegidos
democráticamente”, sembrando la duda sobre la participación de los
gobiernos de Cuba, Venezuela y Nicaragua, o sea manteniendo la política
neoconservadora trumpista, quien calificó a estos tres países como la
“troika del mal”.
Cumbre de la Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América (ALBA), La Habana, diciembre de 2021
El 2 de mayo Brian Nichols, subsecretario de Estado para América
Latina y el Caribe, reiteró que esos regímenes “no respetan la carta
democrática” y que no serían invitados. La reacción no tardó en llegar.
Tras su visita a La Habana, el presidente mexicano Andrés Manuel López
Obrador (AMLO) declaró que no viajaría a Los Ángeles si se imponían
restricciones. Lo propio declararon los países que integran la Comunidad
del Caribe (CARICOM), el presidente boliviano Luis Arce y la presidente
hondureña Xiomara Castro. Gabriel Boric, de Chile, y Alberto Fernández,
de Argentina, también criticaron la decisión del Departamento de
Estado, resistida incluso por el consejero de Seguridad estadounidense,
Jake Sullivan.
Ante el peligro de que la cumbre se transformara en un fracaso, el
gobierno estadounidense debió aclarar que todavía no estaban enviadas
las invitaciones ni se había tomado una decisión definitiva. En los
últimos días, además, realizó intensas gestiones diplomáticas
(incluyendo sendas giras de la primera dama por Centroamérica y del ex
senador demócrata Christopher Dodd) para evitar el boicot general. Más
allá de cómo se termine definiendo la situación, la decisión de AMLO y
sus aliados ya cambiaron el eje de la cumbre, planteando una victoria
política para las fuerzas más autónomas en la región. Los jefes de
Estado de Cuba, Nicaragua y Venezuela no viajarán a Los Ángeles, y
participaron el viernes 27 de mayo, junto a Luis Arce de Bolivia y otros
mandatarios de una Cumbre del ALBA, creada justamente en 2004 por
iniciativa de Chávez y Fidel Castro para oponerse al área de libre
comercio que impulsaba Washington.
Sin un proyecto claro (como en su momento fue el ALCA) ni demasiado
para ofrecer a la región en términos económicos (China es hoy el
principal socio comercial, prestamista e inversor de la mayoría de los
países de la región, especialmente en Suramérica), es probable que la
reunión de mandatarios sea para escenificar las distintas posiciones
sobre el vínculo con Washingon. Tanto por la creciente presencia del
gigante asiático, como por las derrotas de los gobiernos más alineados
con la Casa Blanca (Chile, Perú, Honduras, Argentina, México, y ya se
vienen las estratégicas elecciones en Colombia -lidera Gustavo Petro- y
Brasil -lidera Lula da Silva-), y también por necesidades económicas
ocasionadas por la guerra en Ucrania (petróleo venezolano) y electorales
internas (Marco Rubio intentará su reelección como senador en
noviembre, fecha en la que se pondrá en juego el actual control
demócrata en ambas Cámaras), Biden ensaya un delicado equilibrio. Cedió
ante los halcones, pero a su vez tuvo que hacer concesiones para que la
Cumbre no sucumbiera, a partir de la valiente posición planteada por AMLO.
Esta semana, según fuentes oficiales, se conoció la decisión del
gobierno argentino de participar de la cumbre, en forma crítica:
“Algunos no van a ir, como Venezuela, Cuba, Bolivia y algunos países
caribeños. Otros mandarán a sus cancilleres y otros, como Alberto, irán,
pero con protesta incluida”, declaró una alta fuente de cancillería al
diario La Nación. La decisión de Fernández y su canciller
Santiago Cafiero, justificada con el argumento de que, como presidente
pro témpore de la CELAC, llevará la voz regional a Los Ángeles, es como
mínimo un error político, que debilita la confluencia regional autónoma
planteada por AMLO y otros/as mandatarios, no dispuestos a aceptar la
prepotencia de Washington.
Cada vez más dependiente del FMI, Argentina se corta sola,
imaginándose como un posible mediador. No se ocultan las gestiones del
embajador Jorge Argüello para conseguir una bilateral con Biden. Algo
similar a lo que acaba de conseguir Brasil: luego de amenazar con el
faltazo, Bolsonaro confirmó que viajará a Los Ángeles y que se reunirá
allí con su par estadounidense. La ilusión del “regateo” de la
cancillería argentina tiene como antecedente histórico las fracasadas
negociaciones de Arturo Frondizi en los meses finales de 1961, para
mediar entre EE.UU. y Cuba, antes de su exclusión de la OEA, para
conseguir financiamiento por parte del gobierno de John Kennedy.
El presidente estadounidense, Joe Biden, y su par argentino, Alberto Fernández, en la Cumbre del G20 en Roma, 2021
De todas formas, el jueves 26 de mayo, día en que mantuvo también una
larga reunión con el enviado de Biden, en una cumbre de ministros de la
CELAC, Alberto volvió a esgrimir un tono crítico hacia Washington por
los bloqueos económicos contra Venezuela y Cuba y por las exclusiones
planteadas de cara a la reunión interamericana. Esa posición oscilante
se da en el momento en que China invitó a la Argentina a la Cumbre de
los BRICS de finales de junio, mientras que por los mismos días el
presidente argentino también será parte de la reunión del G7 en
Alemania.
Habrá que prestar mucha atención a la posición de Fernández en Los
Ángeles ya que la Cumbre de las Américas, además del tema migratorio,
tendrá como eje la política de EE.UU. de intentar abroquelar el
continente contra China y Rusia. Biden acaba de terminar una gira por
Asia, donde realizó agresivas declaraciones de apoyo a Taiwán y avanzó
en una alianza con India, Australia y Japón, lo cual recalentó el
conflicto entre Washington y Pekín.
Como en los últimos 30 años, en esta Cumbre la Casa Blanca procurará mantener a América Latina como su patio trasero.
Más aún en un escenario de crisis de hegemonía y transición en el mapa
del poder mundial, en el cual necesita reforzar su influencia
continental, alejando por un lado a las potencias extra hemisféricas,
pero también intentando frenar cualquier proyecto o iniciativa de
coordinación política e integración latinoamericanas. A diferencia del
unilateralismo unipolar de Trump, Biden desplegará en Los Ángeles el
multilateralismo unipolar, reconstruyendo el alicaído sistema
multilateral hemisférico (clave en la construcción de la hegemonía
regional estadounidense) y favoreciendo a las fuerzas y gobiernos
regionales ligados a dicha estrategia.
Divide y reinarás seguirá siendo la política central hacia la región,
en la cual vuelven a aparecer fuerzas que procuran recuperar la
iniciativa autonomista, aprovechar el contexto de creciente
confrontación geopolítica y trazar una estrategia de coordinación y
cooperación políticas, en función de retomar el proyecto de integración
latinoamericana, que permita ampliar los márgenes de autonomía. Claro
que la reacción de varios gobiernos latinoamericanos ante la política de
exclusión de Cuba, Venezuela y Nicaragua complicó los planes de Biden,
que aspiraba a que la cumbre de mandatarios le permitiera relanzar la
relación con la región, luego de cuatro años de hostigamientos por parte
de Trump.
En Los Ángeles volverá a mostrarse la incapacidad de EE.UU. de
proponer algún plan de desarrollo para la región. También se verá que ya
no puede subordinar a los países como en la inmediata posguerra fría,
cuando intentó imponer el ALCA. Desde la Cumbre de Mar del Plata en
2005, estos encuentros continentales fueron perdiendo su razón de ser.
En Los Ángeles, aún con los matices señalados y más allá de quiénes
finalmente terminen participando, seguramente podrá vislumbrarse una
articulación entre México, Argentina, Bolivia, Chile, Perú, Honduras,
Venezuela y Cuba, recomponiendo los entendimientos entre quienes apuntan
a la construcción de una inserción internacional multilateral y
multipolar.
Falta todavía recuperar, desde abajo, el impulso integracionista que
se desplegó en los primeros años de este siglo, a través del Foro Social
Mundial, de la Alianza Social Continental, de las Autoconvocatorias y
Encuentros Hemisféricos contra el ALCA, de las Cumbres de los Pueblos,
de la Coordinadora de Centrales Sindicales del Cono Sur y del
ALBA-movimientos, entre otros espacios. Las fuerzas políticas y sociales
nacional-populares, progresistas y de izquierda deben impulsar la
recuperación la UNASUR, potenciar la CELAC y la diversificación de su
inserción internacional y articular políticas en función de recuperar el
proyecto de la Patria Grande, para reimpulsar el multipolarismo y ampliar
los márgenes de autonomía de Nuestra América.
Leandro Morgenfeld es profesor regular de la UBA,
Investigador Independiente CONICET y co-coordinador del GT CLACSO
Estudios sobre Estados Unidos. También es compilador de El legado de
Trump en un mundo en crisis (SigloXXI-CLACSO, 2021) y dirige el sitio www.vecinosenconflicto.com
JU 09/06»14:30 a 16:30 hs | Facultad de Derecho - UNAM [Salas E05]
Eje 15:Estudios sobre Estados Unidos
Panel 18 - Estados Unidos y América Latina: rupturas y continuidades de Trump a Biden
Organiza:GT Estudios sobre Estados Unidos
El objetivo de este panel es analizar los cambios y las continuidades en la relación entre Estados Unidos y América Latina y el Caribe, desde la Administración Trump a la Administración Biden. 1. Luis Suárez (Cuba) - Las políticas vs. Nuestra América del gobierno temporal de Joe Biden: una aproximación retrospectiva y prospectiva2. Loreta Tellería y Juan Ramón Quintana (Bolivia) - Trump y Biden. La ofensiva golpista contra Bolivia3. Jaime Zuluaga Nieto (Colombia) - Colombia- Estados Unidos: de Trump a Biden, más expectativas que cambios4. Sonia Winer (Argentina) - Geopolíticas, derechos humanos y feminismos frente a crisis de hegemonía: disputas y contribuciones desde América Latina y el Caribe5. Claudio Katz (Argentina) - América Latina en el nuevo escenario global Modera: Mariana Aparicio Ramírez (México)
Modera
Mariana Aparicio Ramírez
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Universidad Nacional Autónoma de México. México
Panelistas
Claudio Katz
Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas. Argentina
AMÉRICA LATINA EN EL NUEVO ESCENARIO GLOBAL
Jaime Zuluaga Nieto
Centro de Investigaciones sobre Dinámica Social. Facultad de Ciencias Sociales y Humanas. Universidad Externado de Colombia. Colombia
COLOMBIA- ESTADOS UNIDOS: DE TRUMP A BIDEN, MÁS EXPECTATIVAS QUE CAMBIOS
Leandro Ariel Morgenfeld
Instituto de Investigaciones de Historia Económica y Social. Facultad de Ciencias Económicas. Universidad de Buenos Aires. Argentina
Loreta Telleria Escobar
Departamento de Historia. Facultad de Filosofía e Historia. Universidad de la Habana. Cuba
TRUMP Y BIDEN. LA OFENSIVA GOLPISTA CONTRA BOLIVIA
Luis Armando Suárez Salazar
Instituto Superior de Relaciones Internacionales Raúl Roa García. Cuba
LAS POLÍTICAS VS. NUESTRA AMÉRICA DEL GOBIERNO TEMPORAL DE JOE BIDEN: UNA APROXIMACIÓN RETROSPECTIVA Y PROSPECTIVA
En el año 1994 Estados Unidos convocó por
primera vez a la mayoría (excepto Cuba) de los gobiernos de los países
latinoamericanos, caribeños y Canadá, para participar en un nuevo
ejercicio multilateral, que tendría como punto esencial la agenda la
promoción del libre comercio por toda la región.
Cambios políticos que se generaron al interior de América Latina y el
Caribe en los años subsiguientes, cerraron un primer ciclo de las
Cumbres en el 2005 con el fin del proyecto político del Área de Libre
Comercio para las Américas (ALCA) y abrieron una nueva etapa en el 2015,
con la invitación a Cuba por primera vez.
Para junio de 2022, Estados Unidos como país organizador ha convocado
a la IX Cumbre de las Américas en Los Ángeles, California. Después del
cambio de sede original (Miami) y de temas en la agenda, las principales
noticias en torno al evento se han centrado en los intentos de
exclusión de la Casa Blanca, respecto a Venezuela, Nicaragua y Cuba.
Cuadernos de Nuestra América les ofrece en este número un grupo de
textos que analizan la secuencia de estas Cumbres, el contexto en que se
producirá la correspondiente a este año, los objetivos que se han
trazado los convocantes y los resultados alcanzados, la contraposición
de la visión nuestramericana frente a la panamericanista y otros
aspectos.
JU 09/06»17:00 a 19:00 hs | Facultad de Derecho - UNAM [Salas E05]
Eje 15:Estudios sobre Estados Unidos
Panel 20 - Herencia intelectual en los estudios de América Latina y Estados Unidos
Homenaje a Marco A Gandásegui (hijo) y Presentación del libro "El legado de Trump en un mundo en crisis"
Organizan:GT Estudios sobre Estados Unidos
El siguiente panel será un homenaje al fundador y coordinador del GT Estudios sobre Estados Unidos, Marco A. Gandásegui (hijo), quien estuvo a cargo del grupo entre 2004 y 2020, cuando falleció. Exponen: Azael Carrera Hernández, Secretario Ejecutivo del CELA (Panamá)Stella Calloni (Argentina)Dídimo Castillo Fernández (México)Jorge Hernández (Cuba)Darío Salinas Figueredo (México)Jaime Zuluaga Nieto (Colombia) Atilio Borón (Argentina)Modera: Leandro Morgenfeld (Argentina)
Modera
Leandro Ariel Morgenfeld
Instituto de Investigaciones de Historia Económica y Social. Facultad de Ciencias Económicas. Universidad de Buenos Aires. Argentina
Panelistas
Atilio Boron
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Argentina
Azael Carrera Hernández
Centro de Estudios Latinoamericanos. Panamá
Calloni Stella
La Jornada, México. Argentina
Claudio Katz
Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas. Argentina
Darío Salinas Figueredo
Departamento de Ciencias Sociales y Políticas. Universidad Iberoamericana. México
Didimo Castillo Fernández
Centro de Investigación y Estudios Avanzados en Ciencias Políticas y Administración Pública. Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Universidad Autónoma del Estado de México. México
Gabriel Esteban Merino
Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales. Universidad Nacional de La Plata - Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Argentina
Jaime Zuluaga Nieto
Centro de Investigaciones sobre Dinámica Social. Facultad de Ciencias Sociales y Humanas. Universidad Externado de Colombia. Colombia
Jorge Hernández Martínez
Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos. Universidad de la Habana. Cuba
Mariana Aparicio Ramírez
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nacional Autónoma de México. México
Análisis de la situación de América Latina y su relación con Estados Unidos.
Entrevista a Leandro Morgenfeld en "Coordenada Sur", conducido por Juan Ramón Quintana y Andrés Sal Lari, por Abya Yala TV de Bolivia, domingo 22 de mayo de 2022
Eje 25:Políticas de integración, cooperación y multilateralismo
Organiza: Grupo de Trabajo CLACSO Estudios sobre Estados Unidos | Grupo de Trabajo CLACSO Geopolítica, integración regional y sistema mundial | Grupo de Trabajo CLACSO China y el mapa del poder mundial | Grupo de Trabajo CLACSO Integración regional y unidad latinoamericana | Acervo Histórico Diplomático, Secretaría de Relaciones Exteriores de México | Instituto Tricontinental de Investigación Social
Coordinadores: Consuelo Silva | Gabriel Merino | Leandro Morgenfeld | Lourdes María Regueiro Bello | Mariana Aparicio Ramírez | Monica Bruckmann | Wagner Tadeu Iglecias
Foro 4
Geopolíticas y multilateralismos en un mundo en crisis
Eje 25:Políticas de integración, cooperación y multilateralismo
Organiza: Grupo de Trabajo CLACSO Estudios sobre Estados Unidos | Grupo de Trabajo CLACSO Geopolítica, integración regional y sistema mundial | Grupo de Trabajo CLACSO China y el mapa del poder mundial | Grupo de Trabajo CLACSO Integración regional y unidad latinoamericana | Acervo Histórico Diplomático, Secretaría de Relaciones Exteriores de México | Instituto Tricontinental de Investigación Social
Coordinadores: Consuelo Silva | Gabriel Merino | Leandro Morgenfeld | Lourdes María Regueiro Bello | Mariana Aparicio Ramírez | Monica Bruckmann | Wagner Tadeu Iglecias
La crisis de la hegemonía estadounidense y del unipolarismo debilitaron tanto al multilateralismo cristalizado en las instituciones internacionales de la posguerra, sostenidas sobre la tríada Estados Unidos, Europa occidental y Japón, como al multilateralismo globalista neoliberal que sobre dicha base se impuso desde el final de la guerra fría, con el consecuente disciplinamiento del denominado Sur Global.
A partir del desarrollo de una situación multipolaridad relativa en el mapa del poder mundial y de la aceleración de tendencias contra-hegemónicas, apareció otro multilateralismo, cuyos impulsores procuran redistribuir más equitativamente el poder y la riqueza mundial, poniendo en cuestión las jerarquías interestatales, la división internacional del trabajo existentes y las instituciones internacionales dominantes.
Por otro lado, en Estados Unidos, como síntoma de su declive relativo y la consecuente puja de poder, a partir de 2001 resurgió con fuerza el unilateralismo, en primera instancia de la mano del neoconservadurismo y las primeras expresiones de lo que denominamos fuerzas “americanistas” y “nacionalistas”. Con el triunfo de Donald Trump estas fuerzas dieron un salto cualitativo.
En este este foro, se debatirán la crisis de la hegemonía de Estados Unidos y el ascenso de China; la reconfiguración geopolítica, desde el Atlántico al Indio Pacífico/Eurasia; la crisis del multilateralismo en un mundo más multipolar y la nueva dinámica de las relaciones Sur-Sur; y el lugar de América Latina en la era post covid ante un mundo en transformación.
Actividades del Foro por día
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Foro "Geopolíticas y multilateralismos en un mundo en crisis"
MI 08/06»10:00 a 11:45 hs | Cancillería [Acervo Histórico]
Mesa | Eje 25:Políticas de integración, cooperación y multilateralismo
Crisis de la hegemonía de Estados Unidos y ascenso de China
Desde la crisis de 2008 se aceleró un proceso de transformaciones geopolíticas y geoeconómicas cuyas primeras manifestaciones comienzan en 2001, entre las que se destaca el resquebrajamiento de la hegemonía estadounidense y el ascenso del gigante asiático. La pandemia global iniciada en 2020 no hizo sino acelerar las dislocaciones del orden global. En esta mesa se analizarán las distintas dimensiones -económica, política, militar, tecnológica, financiera, ideológica, cultural- del enfrentamiento entre Estados Unidos y China y se debatirán los posibles escenarios que se avizoran: una transición hegemónica clásica (¿pacífica o bélica?), una nueva bipolaridad (distinta a la de la guerra fría del siglo XX) o un inédito mundo más multipolar.
Modera
Leandro Morgenfeld
Instituto de Investigaciones de Historia Económica y Social, Universidad de Buenos Aires - CONICET. Argentina
Panelistas
Ana Esther Ceceña
Instituto de Investigaciones Económicas. México
Arturo Rocha Hernández
Estrategias y Políticas Públicas para América del Norte, Secretaría de Relaciones Exteriores. México
Atilio Boron
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Argentina
Claudio Katz
Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas. Argentina
Monica Bruckmann
Centro de Ciências Sociais Universidade do Estado do Río de Janeiro. Brasil
Vijay Prashad
Executive Director, Tricontinental: Institute for Social Research
Foro "Geopolíticas y multilateralismos en un mundo en crisis"
MI 08/06»12:00 a 13:45 hs | Cancillería [Acervo Histórico]
Mesa | Eje 25:Políticas de integración, cooperación y multilateralismo
Balance de la reconfiguración geopolítica: del Atlantismo al Indo-Pacífico
El proyecto de la Nueva Ruta de la Seda (Belt and Road Iniciative-BRI), propuesto por China en 2013, incluye actualmente más de 130 países de Asia, África, Medio Oriente, Europa y América Latina. Se trata de un conjunto de acuerdos comerciales, de cooperación científica, tecnológica y militar que está reconfigurando el continente euroasiático y el conjunto del sistema mundial. El centro geoeconómico se desplaza del Atlántico hacia el Indo/Pacífico, que se presenta como el nuevo espacio de disputa de los intereses geopolíticos entre occidente y oriente. La mesa propuesta pretende realizar un balance de estos procesos geopolíticos que son, al mismo tiempo, económicos, científico-tecnológicos, militares y tienen capacidad de reorganizar las cadenas globales de valor y el comercio mundial.
Modera
Mariana Aparicio Ramírez
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nacional Autónoma de México. México
Panelistas
Fernando Estenssoro
Instituto de Estudios Avanzados, Universidad de Santiago de Chile. Chile
Fernando González Saiffe
Director General para Asia-Pacifico. Secretaría de Relaciones Exteriores. México
Gao Bo
Institute of Latin American Studies - Chinese Academy of Social Sciences. China
Godwin Murunga
Secretario Ejecutivo del Consejo para el Desarrollo de la Investigación en Ciencias Sociales en África (CODESRIA)
Manoranhan Mohanty
Council for Social Development, Nueva Delhi. India
Oscar Ugarteche
Instituto de Investigaciones Económicas . Universidad Nacional Autónoma de México. México
Foro "Geopolíticas y multilateralismos en un mundo en crisis"
MI 08/06»15:00 a 16:45 hs | Cancillería [Acervo Histórico]
Mesa | Eje 25:Políticas de integración, cooperación y multilateralismo
Crisis del multilateralismo en un mundo más multipolar y nueva dinámica de las relaciones Sur-Sur
La crisis de la hegemonía estadounidense implicó un resquebrajamiento del multilateralismo globalista neoliberal que -sobre la base del multilateralismo cristalizado en las instituciones internacionales de la posguerra- se desarrolló con la caída del Muro de Berlín, el disciplinamiento del Sur Global y el Consenso de Washington. La emergente multipolaridad relativa en el mapa del poder mundial y la aceleración de tendencias contra-hegemónicas significaron el desarrollo de otros multilateralismos, donde se destacan todo un conjunto de instituciones construidas a partir de relaciones e iniciativas Sur-Sur. A su vez, este nuevo mapa de poder mundial evidenció la necesidad de reformar y democratizar las viejas instituciones multilaterales para evitar su obsolescencia. Por otro lado, en el seno del viejo centro del poder mundial en crisis surgió con fuerza el unilateralismo dispuesto a desarmar las propias instituciones multilaterales creadas al calor de la hegemonía estadounidense y que son vistas como obstáculos para el ejercicio del poder.
Modera
Gabriel Merino
Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales, Universidad Nacional de La Plata - CONICET. Argentina
Panelistas
Ariela Ruiz-Caro Reyes
Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo. Perú
Foro "Geopolíticas y multilateralismos en un mundo en crisis"
MI 08/06»17:00 a 18:30 hs | Cancillería [Acervo Histórico]
Mesa | Eje 25:Políticas de integración, cooperación y multilateralismo
América Latina en la era post covid ante un mundo en transformación
La pandemia de COVID-19 ya es un evento que define a una generación. América Latina es una de las regiones más fuertemente afectadas en diferentes dimensiones (económico, social y sanitaria). Sin embargo, es relevante destacar que dos fenómenos globales repercuten sobre nuestra región. Por una parte, el endeudamiento en la economía mundial ha llegado a cotas inimaginables, alcanzando a USD 303 billones en 2021, lo que representa cerca de 258% del PIB global. Por otra parte, desde la aparición del COVID-19, los inversionistas internacionales han retirado grandes sumas de activos en nuestros países, lo que ha llevado a una depreciación dramática de sus monedas, especialmente en aquellos que están ya sobreexpuestos debido a la caída de los precios de sus productos básicos. En el contexto de este panel, nos proponemos discutir acerca de la crisis económica mundial, el aumento de la competencia y de las disputas geopolíticas. Así como también, los impactos para América Latina frente a la pandemia y la profundización de la fragmentación regional.
Modera
Julieta Ramirez Torres
Facultad de Economía. Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. México
Panelistas
Alicia Girón
Instituto de Investigaciones Económicas . Universidad Nacional Autónoma de México. México
Consuelo Silva
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales. Chile
Leonardo Federico Manchon Cohan
División de Ciencias Sociales y Humanidades. Universidad Autónoma Metropolitana - Unidad Xochimilco. México
Luis Armando Suárez Salazar
Instituto Superior de Relaciones Internacionales Raúl Roa García. Cuba
Martín Alonso Borrego Llorente
Secretaría de Relaciones Exteriores. México
Wagner Tadeu Iglecias
Programa de Posgrado en Integración de América Latina de la Universidad de San Pablo. Brasil