viernes, 30 de noviembre de 2018

G20: "Puede ser la cumbre más conflictiva de toda la historia"


G20: "Puede ser la cumbre más conflictiva de toda la historia"

En diálogo con El País Digital, el historiador e investigador del Conicet Leandro Morgenfeld analizó las características de la Cumbre del G20, la intención del Gobierno de "mejorar su imagen hacia adentro", el rol de Estados Unidos y su relación con China.


En diálogo con El País Digital, el historiador e investigador del Conicet Leandro Morgenfeld analizó las características de la Cumbre del G20, la intención del Gobierno de "mejorar su imagen hacia adentro", el rol de Estados Unidos y su relación con China, y advierte: "Puede ser la cumbre más conflictiva de toda la historia".
-¿En qué puede beneficiar y en qué puede perjudicar a la Argentina la organización de la cumbre del G20?
-El Gobierno de Macri va a tratar de usufructuar la cumbre en tres sentidos: primero, para seguir vendiendo hacia afuera la imagen de un Gobierno que fue capaz de dejar atrás la mala experiencia de un Gobierno populista, según su consideración; la segunda, para seguir con aquello que sigue fracasando hace tres años, que es traer inversiones; y en tercer lugar, para el juego político interno, en un momento donde está muy golpeada la administración por el fracaso de su programa económico, por la profunda crisis social, por el desplome de su imagen, va a tratar de utilizarla para mejorar su imagen hacia adentro, para tratar de decir que el camino elegido es el que aplauden los líderes del mundo y el único posible, es decir el que nos impone el Fondo Monetario Internacional. De hecho, Christine Lagarde va a tener un rol clave en la cumbre del G20, como lo tiene siempre el FMI. En cuarto lugar, va a querer generar un escenario para legitimar la represión interna sobre la cual viene avanzando el Ministerio de Seguridad de Patricia Bullrich.
Puede perjudicarlo si esto termina mal en dos sentidos. Macri está leyendo muy mal los cambios en el contexto geopolítico internacional. Hoy, el G20 está paralizado y en crisis, el orden multilateral está en crisis, ese mundo de la globalización neoliberal tan bien ponderado por Macri al cual quería insertar a la Argentina hoy está siendo rechazado por los países centrales, con un presidente como Trump, que está tratando de modificar ese escenario o esos instrumentos de la globalización neoliberal y de la burguesía más trascnacionalizada. En ese sentido, puede ser la cumbre más conflictiva en toda su historia.

-¿Pueden venir inversiones tras la cumbre? (se habla, por ejemplo, de algunos anuncios con China, también de exportaciones de carne a EEUU).
-El Gobierno que ya se está mostrando muy cauto en relación con los posibles resultados, es decir que no se van a resolver ninguno de los grandes conflictos que tienen que ver con la disputa entre el proteccionismo y el librecambismo, con la salida de Estados Unidos del Acuerdo del París, con el actual enfrentamiento de Estados Unidos y algunos socios con Irán, con los chisporrroteos entre Estados Unidos y Rusia de las últimas semanas por el programa de desarme nuclear, con la gran discusión a nivel global de la salida represiva que proponen muchos líderes y Gobiernos frente a la catástrofe humanitaria que provocan la represión de las grandes migraciones hacia Europa y Estados Unidos. Sobre todos estos temas no hay consenso. El Gobierno va a querer hacer la resolución más lavada posible y si quiere mostrar algo, entonces va a tener que ceder posiciones frente a las grandes corporaciones trasnacionales que quieren por ejemplo venir a explotar el petróleo argentino y usufructuarlo en Vaca Muerta, profundizando el esquema estractivista, diciendo que este es un gran logro para Argentina. Van a tratar de anunciar que Argentina va a empezar a exportar carne y lo curioso que hace 17 años que el Estados Unidos bloquea la compra de carne Argentina, después de muchos reclamos en 2015 el Gobierno gana un reclamo contra Estados Unidos en la OMC, es decir esto es una gestión del Gobierno anterior y hace tres años que Estados Unidos viene trabando la resolución de una disputa que Argentina ya había ganado. La Argentina anunció el año pasado con bombos y platillos que por fin se iban a exportar limones a Estados Unidos. En realidad eso ya lo había anunciado Obama antes de irse, Trumpo posteriormente dio marcha atrás y finalmente le dio una de las pocas concesiones al Gobierno de Macri, pero la exportación de limones sólo le significaría a la Argentina 50 millones de año. Al mismo tiempo, la Argentina abrió la exportación de carne porcina de Estados Unidos a la Argentina, que significa un montón mucho más grande que ese. Y el año pasado después de que se fue Mike Pence cerraron la compra de biodiesel de la Argentina perdiendo exportaciones por 1400 millones de dólares. Por eso, más allá de cómo presenta los temas el Gobierno argentino, es un fracaso absoluto desde el punto de vista comercial porque Estados Unidos aplica políticas que afectan las exportaciones argentinas, y eso que Estados Unidos tiene un fuerte superavit con Argentina. Es decir, muy poco tiene por ofrecer, salvo decirle gracias Trump por haber apoyado a la Argentina ante el Fondo Monetario Internacional, por el cual ahora tenemos una deuda de 57 mil millones de dólares y además tenemos un plan de ajuste condicionado por el Fondo.
Macri decide ofrecer a la Argentina como sede de la cumbre, porque desde que asumió el poder planteaba que Argentina había estado aislada al mundo en el período anterior, cosa que es una falacia. Con el kirchnerismo, lo que pasó es que la Argentina se vinculó con determinados países, y Macri tuvo la intención de retomar los vínculos tradicionales, esto es, con Estados Unidos y las potencias de Europa occidental. Por eso se incorpora a los foros prvilegiados que se habían sido dejado de lado. Vuelve al Foro Económico de Davos, organiza los Mini Davos en Argentina, organiza la primera reunión ministerial de la OMC que se hizo en diciembre de 2017 en Buenos Aires, y la frutilla del postre, para mostrar esta inserción internacional “exitosa”, pareciera ser organizar esta mega cumbre que es la primera vez que se hace en América del Sur.

-¿Hacia dónde va América Latina? Parece haber un momento de incertidumbre tras el fin del ciclo progresista (Macri, Bolsonaro, Maduro, AMLO).
-Los grandes medios de comunicación pretenden hacernos creer que vamos hacia un giro pospopulista, un giro hacia gobiernos de derecha irreversibles en la región, y algunos indicadores parecieran indicarlo, como el reciente triunfo de Bolsonaro. Sin embargo, a mi juicio, creo que es una lectura apresurada y errónea. América Latina sigue siendo una región en disputa de las principales potencias del mundo, las tradicionales y las emergentes. No casualmente, el secretario de Estado estadounidense en febrero de este año reivindicó la doctrina Monroe y dijo que los dos enemigos estratégicos de Estados Unidos en la región, en su patio trasero, según la denominación despectiva de parte de Estados Unidos, son China y Rusia.
La administración Trump está tratando de recuperar esa hegemonía en la región. Apela a gobiernos como el de Macri, como el de Temer y  el de Bolsonaro, para atacar a todos los países y los gobiernos no alineados. Acaba de decir el asesor de Trump, Boltón, durante la reciente campaña, que hay un nuevo triangulo del mal (retomando aquello del eje del mal de Bush en América Latina) que son Cuba, Venezuela y Nicaragua. Quieren alinear a los países de la región para fragmentarla y para atacar a todos los países incluyendo Bolivia y otros, que no están explícitamente alineados con Estados Unidos.
Por eso utilizan a la OEA, lograron debilitar y casi paralizar a la UNASUR y la CELAC, y quieren posicionar a la OEA para atacar a los países no alineados. Pero al mismo tiempo que ocurre eso, tenemos en el caso de México que el día sábado va a asumir Andrés Manuel López Obrador, es decir, esto mostraría que la caracterización del fin del ciclo progresista, por lo menos como generalidad, es errónea. En el caso de Colombia, el ex alcalde de Bogotá, Petro, no sólo llegó a la segunda vuelta, sino que una propuesta izquierdista o centroizquierdista sacó más del 40% de los votos en ballotage. Hoy Iván Duque acaba de asumir pero está en una enorme crisis política, y por lo tanto si hubiera elecciones ahora llegaría seguramente Petro con su columna humana al poder. En el caso de la Argentina, Cambiemo atraviesa una crisis política, económica y social, y la discusión es cómo va a llegar al 2019. Por lo tanto, no hay que apresurarse en las conclusiones. Estamos en un continente que está atravesando una enorme crisis económica y una enorme crisis de los sistemas políticos y de representación.

-¿Qué aspectos se pueden destacar del rol de Estados Unidos en la región, a partir de Trump?
-Trump a nivel global y también en la región, quiere consolidar la posición que supo tener Estados Unidos en los 25 años de la posguerra fría, pero lo esta haciendo aplicando más instrumentos del Hard Power, poder duro, en relación con el Soft Power, es decir, pateó buena parte de los instrumentos que habían utilizado las administraciones anteriores, pidió renegociar y descartó muchos de los mega acuerdo de libre comercio que había impulsado el sector globalista encarnado en los últimos 8 años en Obama y Hillary Clinton. Habrá que ver si va hacia un unilateralismo o hacia una discusión bilateral con cada uno de los gobiernos hacia una mayor utilización de la Force, porque está ampliando el presupuesto militar y, en el caso de América Latina, está tratando de imponerse nuevamente en la región, apelando a la injerencia y a un mayor protagonismo del Pentágono, de las organizaciones, de las agencias de seguridad y de alinearse con gobiernos que negocia duramente y que le sirvan justamente para atacar a los gobiernos no alineados. Al mismo tiempo que esto genera un gran peligro por su racismo, hispanofobia, su xenofobia.
A pesar de todo esto tiene un grave problema: el alto rechazo en toda la región, quizás más alto de los que tuvo Bush. Según la última encuesta de Pier Global Research, tiene una muy mala imagen en todo el mundo, especialmente en América Latina, destancándose México y la Argentina, donde apenas el 11% de los habitantes de este país tienen confianza en Donald Trump. Justamente nunca viajó a la Región, este va a ser su primer viaje, lo cual es algo bastante inédito, porque lleva casi dos años en el gobierno, no fue a México, no fue a Centroamérica ni a ningún país de América del Sur, esta va a ser su primer visita a la Región.

-¿Qué se puede esperar en la cumbre respecto de la relación China-Estados Unidos?
Sin dudas, el mundo está observando qué es lo que va a pasar con China. Durante toda la campaña en el 2016, Trump dijo que iba a tratar de equilibrar el déficit de 350 mil millones de dólares que tiene Estados Unidos en la relación comercial, y atacó permanentemente a China. Sin embargo, cuando asumió el primer año tuvo relativamente una buena relación con Xi Jinping. Desde principios de este año, más bien desde marzo, recalentó el enfrentamiento, e instrumentó aquello que muchos vieron como una jugada geopolítica arriesgada y audaz: buscar una aproximación con la Rusia de Putin para tratar de tener mas posibilidades de confrontar con China y con la consolidación de un eje euroasiático, Pekin-Moscú. Estrategia de Kisinger que en los años 70, con Nixon, había promovido un acercamiento con China, justamente para confrontar con Moscú. O sea, una estrategia similar pero en sentido inverso. La única manera que tiene Estados Unidos de evitar este ascenso chino es tratar de quebrar el eje Pekin-Moscú y para eso tiene que entenderse bien con la Rusia de Putin y enfrentar así con mejores condiciones a China.
Ahora, esto tiene dos obstáculos. Por un lado, no sólo el vinculo consolidado que tienen Rusia y China y el vinculo que están ampliando en todo el eje euroasiático, sino también las enormes resistencias internas que hay a la aproximación con Rusia por parte del establishment más globalista norteamericano.

-Y en este contexto, llega la cumbre del G20, donde se generó mucha expectativa sobre la relación China-Estados Unidos.
-Bueno, hay mucha expectativa porque desde que empezó esta guerra con China y la incertidumbre económica global, esta va a ser la primer gran reunión que tienen desde marzo-abril, cuando se produjo este enfrentamiento. Hay anunciada una reunión. Lo que no sabremos es si esa reunión del viernes apenas será el comienzo de una distensión más duradera o solo un pequeño paréntesis.
De todas formas, en cualquiera de los dos escenarios, no va a resolver el gran dilema geopolítico y geoeconómico de los próximos años y las próximas décadas, que es cómo se va a tramitar la transición hegemonica de un mundo donde Estados Unidos con Europa y Japón como socios eran claramente los que gobernaban el mundo a través del G7, a un mundo donde va a haber dos polos grandes de poder, Estados Unidos y China, y la gran incógnita es cómo se va a hacer esa transición y como se van a llevar esos dos polos de poder.

-Parece consolidarse una tendencia más proteccionista en el mundo, que contrasta con la posición favorable al libre comercio del gobierno argentino.
Efectivamente la globalización neoliberal está dejando a los trabajadores y a las clases populares cada vez más al margen, con un reparto de la riqueza cada vez mas asimétrico, generando desigualdades cada vez mayores y, por lo tanto, más frustración social, y esa frustración social en muchos casos está siendo canalizada por líderes políticos y movimientos que se presentan al menos discursivamente como enfrentándose a ese establishment y a la globalización noliberal. Por supuesto que hay que aclarar que el proteccionismo de los países centrales, que históricamente aplicaron Estados Unidos, la Unión Europea y Japón, por ejemplo en el tema agrícola, pero no solamente en el tema agrícola, no tiene el mismo carácter que el que aplican países no desarrollados  o países en vías de desarrollo como les gusta llamarlos, o países del tercer mundo del sur global, tiene otro contenido.
Hoy los acuerdos de libre comercio están paralizados: el acuerdo transpacífico, el acuerdo transatlantico, el Tiza, la propia ronda de negociaciones en la Organización Mundial de Comercio y en ese momento donde el mundo se está dando esta discusión, el gobierno argentino aplica un aperturismo bobo que lo que hace es desmantelar la endeble estructura industrial, provocando una caída de la actividad, una crisis económica, y primarizando la economía argentina. Lo cual hizo que el año pasado cerráramos con el peor déficit comercial de toda nuestra historia: 8.471 millones de dólares, y los primeros 7-8 meses de este año profundizáramos aún más el déficit comercial, muy lejos de esa promesa de Macri de transformarnos en un supermercado del mundo.

Analista argentino sobre el G-20: "Trump va a mostrar su desprecio por el multilateralismo"

Analista argentino sobre el G-20: "Trump va a mostrar su desprecio por el multilateralismo"


Analista argentino sobre el G-20: "Trump va a mostrar su desprecio por el multilateralismo"

RT en español

Leandro Morgenfeld, investigador y experto en las relaciones de EE.UU. con América Latina, dio su mirada sobre el rol del presidente estadounidense durante la cumbre que se realiza en Buenos Aires.


La cumbre del Grupo de los 20 (G-20), que se realiza este 30 de noviembre y 1 de diciembre en Buenos Aires, es la primera en el hemisferio sur desde que se fundó este espacio multilateral en 1999. Pero además, marca la séptima visita en la historia de un presidente de EE.UU. a la Argentina y la primera vez que el actual inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, pisa América Latina en sus dos años de mandato.
Para el analista internacional y especialista en EE.UU., Leandro Morgenfeld, el mandatario estadounidense "va a intentar aprovechar esta cumbre para mostrar su desprecio por el multilateralismo". En diálogo con este medio, el autor del libro 'Bienvenido Mr. President. De Roosvelt a Trump: las visitas de presidentes estadounidenses a la Argentina', añadió que "es muy hábil en generar gestos o titulares muy rimbombantes y va a intentar volver a patear el tablero".
Esta mirada se apoya, entre otras cosas, en los anuncios realizados por el propio presidente de EE.UU. en la semana previa. Sabiendo que uno de los ejes centrales del encuentro será la guerra comercial con China, amenazó a Pekín con nuevos aranceles a sus productos, lo cual deja poco margen para lograr un acuerdo con su par, Xi Jinping.

Cartel publicitario de la cumbre del G-20 en Buenos Aires, 29 de noviembre de 2018 / Marcos Brindicci / Reuters

"Me parece que está abonando también a la emergencia de una serie de líderes afines a su perspectiva", opinó Morgenfeld, enumerando los casos de Jair Bolsonaro en Brasil, Marine Le Pen en Francia y Mateo Salvini en Italia, entre otros.
"En ese sentido le conviene debilitar este tipo de instancias y a líderes como Angela Merkel o Emmanuel Macron, que plantean una reivindicación de la globalización neoliberal, enmascarada de la defensa del multilateralismo", completó.

Tensiones con el "patio trasero"

A pesar de llevar dos años de Gobierno, Trump nunca visitó América Latina. Ni siquiera hizo el tradicional viaje a México que realizan la mayoría de los presidentes estadounidenses y canceló a último momento su participación en la Cumbre de las Américas de Lima este año.
Para Morgenfeld, "más que a una reticencia" hacia la región, esto se debe a "una política de volver a tratar de recuperar posiciones en lo que llama su 'patio trasero' apelando a mecanismos más de 'hard power' que de 'soft power'". Desde su punto de vista, "una forma de hacer eso es expresando ese desdén que utilizó en la campaña y sigue usando ahora contra los latinoamericanos y los hispanos en general".
Leandro Morgenfeld, investigador y analista internacional
"Hay una política de Trump de tratar de recuperar posiciones en lo que llama su 'patio trasero' apelando a mecanismos más de 'hard power' que de 'soft power'" Leandro Morgenfeld, investigador y analista internacional
Cabe destacar que Trump canceló un viaje a Colombia posterior al G-20 y redujo la estadía que tenía prevista en Argentina. Esto complicó los planes de la administración Macri que, a pesar de ser una visita en el marco de una cumbre, le intentó dar un "carácter de visita de Estado". El analista internacional recordó que se había armado "un cronograma de tres días de mucha mayor envergadura", pero hace tres semanas "decidieron reducir el tiempo" de la visita anulando por ejemplo una cena de gala que iban a tener el jueves. Ambos presidentes apenas tuvieron un encuentro fugaz el viernes por la mañana.
No obstante, más allá de estas actitudes, funcionarios como el vicepresidente, Mike Pence, el exsecretario de Estado, James Mattis, y el jefe del Comando Sur, Kurt Tidd, han hecho varios viajes a la región. Tanto para intentar aunar voluntades para una salida a lo que ellos consideran como la necesidad del 'cambio de régimen' en Venezuela y también en relación al tema fronterizo con México y la llegada de migrantes.
Donald Trump y Mauricio Macri en la Casa Blanca, Washington, 27 de abril de 2017 / Carlos Barria / Reuters

"Es una paradoja porque esto genera mucho resentimiento contra Trump en la región y le dificulta a Gobiernos como el de Mauricio Macri que se alinean con EE.UU. sostener un vínculo cercano con un presidente que genera tanto rechazo", apuntó Morgenfeld.

Las relaciones no tan "carnales" con Argentina

En la década de 1990, bajo la presidencia de Carlos Menem, el entonces canciller argentino Guido Di Tella se refirió a los vínculos diplomáticos con Washington como "relaciones carnales". Desde entonces, esa frase se ha instalado para referirse al alineamiento total con las políticas estadounidenses.
Es por eso que Morgenfeld califica de esta forma la política adoptada por el Gobierno actual al tiempo que recuerda que mientras Carlos Menem fue el único mandatario argentino que recibió a dos presidentes de EE.UU. en sus dos mandatos, Macri va a ser el primero en recibir a dos presidentes en un mismo período (Obama en 2016 y Trump en 2018).
Leandro Morgenfeld, investigador y analista internacional
"Estamos en uno de los pocos momentos de la historia donde hay un alineamiento casi sin fisuras" Leandro Morgenfeld, investigador y analista internacional
"Estamos en uno de los pocos momentos de la historia donde hay un alineamiento casi sin fisuras", opinó el investigador, y analizó que esto es "complicado" porque Argentina y EE.UU. tienen "economías no complementarias".
Al mismo tiempo, explica, la estrategia de Trump "es dividir a los países de la región y Macri es funcional a eso dándole la espalda a los organismos regionales", lo que genera "una mayor debilidad para Argentina".
En una negociación exclusivamente bilateral, añade, el país sudamericano "tiene todas las de perder porque los niveles de asimetría son espectaculares". Mientras que el PBI de EE.UU. "es más de 30 veces mayor, el gasto militar es 140 veces más grande", concluye.

Santiago Mayor

Morgenfeld: "Aparece China con más para ofrecer que EEUU; con Trump habrá una foto sin conferencia"

Logo #G20 Morgenfeld: "Aparece China con más para ofrecer que EEUU; con Trump habrá una foto sin conferencia"

[ONLINE] @leandromorgen (Historiador, investigador y especialista en relaciones internacionales. Autor de "Bienvenido Mr. President. De Roosevelt a Trump") en diálogo con @anavainman en @FinalAbiertoLED @radioledonline > #G20EnArgentina | http://radioledonline.com
"No habrá bilateral ni conferencia d prensa conjunta d Macri con Trump. Apenas lo verá un rato en Casa d Gobierno, cuando en todas las visitas oficiales d presidentes d EEUU a la Argentina hubo conferencias, incluso Bush-Kirchner".
"Las inversiones están viniendo de China. Mientras que con Trump habrá solo una foto y un ratito para hablar a solas, Xi Jinping se queda hasta el domingo, con bilateral y acuerdos. Aparece China con más para ofrecer que EEUU".

- escuchá el audio acá






“Macri es funcional a la estrategia de Estados Unidos”

 
alreves.net

Leandro Morgenfeld analizó la visita de Trump a la Argentina y la cumbre del G-20. Sostuvo que Macri se equivoca al pensar que sacarse fotos con los líderes de las potencias es una muestra de su éxito. Criticó la falta de coordinación con los países de la región y otros países emergentes.

El historiador y especialista en las relaciones entre Argentina y Estados Unidos, Leandro Morgenfeld, opinó que “todo indica que la visita de Trump va a ser menos relevante que la que el gobierno argentino había imaginado”. Todavía no se sabe–y será imposible saberlo con antelación- cuánto tiempo estará en el país. Lo único concreto es que mañana por la mañana será la reunión bilateral entre Trump y Macri y que no habrá conferencia de prensa ni comunicado ni comida conjunta. Apenas una breve reunión privada.

Morgenfeld señaló que “Macri está haciendo una fiesta que va a costar más de 200 millones de dólares y va a intentar ser para la acumulación política de un Macri cada vez más debilitado”. Es por eso quizás que haya creído que la solución era adoptar la agenda de los países dominantes: “El gobierno de Macri cree que la acumulación de fotos pegadito a los dueños del mundo muestra su éxito. Yo creo que es exactamente lo contrario. Los únicos momentos donde Argentina pudo tener una relación menos asimétrica con EEUU fue cuando lo hizo coordinando con otros países de la región”. De hecho, las diferencias son marcadas: el PBI estadounidense es 33 veces mayor que el PBI argentino. “La idea de que Argentina puede ir de igual a igual en solitario con Estados Unidos o con China es el gran error estratégico del gobierno”, agregó Morgenfeld.

El historiador cargó contra el gobierno por desdeñar la unificación de estrategias y temas a tratar con otros países. “Macri eludió cualquier posibilidad de tener una agenda común con los países latinoamericanos”. De hecho, la fecha elegida lo demuestra: Temer llegará en sus últimos días como presidente y sin Bolsonaro y el sábado es la asunción presidencial en México, por lo que Enrique Peña Nieto sólo vendrá un rato y en su último día como presidente.

Otra variable de análisis es el rol que jugará Christine Lagarde. La directora del Fondo llegará para reafirmar el acuerdo con Argentina. “Macri está haciendo una fiesta que va a costar más de 200 millones de dólares y que, como vemos hoy en los diarios, intentara ser usufructuada para la acumulación política de un Macri mucho más débil que hace unos meses”, argumentó.

El gran visitante –el presidente yanqui- es una incógnita. No se sabe hasta cuándo estará ni qué reuniones tendrá. “Trump siempre aprovecha para hacer grandes gestos que tienen significado político”, dijo Morgenfeld.



jueves, 29 de noviembre de 2018

Dossier especial G20 en Argentina. Opinan Morgenfeld, Míguez y Bianco (Revista Bordes)

Dossier Especial G20 en Argentina

Entrevistas a Leandro Morgenfeld, María Cecilia Míguez y Carlos Bianco

La realización de la reunión del G20 en nuestro país ha trastocado las circulaciones cotidianas y captura la atención mediática de la hora. Más allá de asuetos, restricciones en las calles y anécdotas diplomáticas ¿Qué se pone en juego durante este encuentro internacional?
Bordes consultó a tres analistas sobre los siguientes interrogantes ¿Cuál es el significado político de la presencia del G20 en Argentina? ¿Cuáles son los intereses del gobierno Argentino en esta cumbre? ¿Cómo impactan las decisiones del G20 en la vida de los pueblos? ¿Qué posibilidades tienen los movimientos sociales y las fuerzas populares de resistir a las políticas del G20 y qué capacidad de establecer una agenda global alternativa? ¿Cuáles serían los principales puntos de esa agenda global alternativa?

“Los movimientos sociales, las fuerzas populares, no solamente resisten las políticas del G20 sino que tienen el gran desafío, y están haciéndolo, de proponer una agenda global alternativa. ”

Leandro Morgenfeld

Doctor en Historia. Profesor UBA. Investigador Adjunto del CONICET. Dirige el sitio www.vecinosenconflicto.com

1. ¿Cuál es el significado político de la presencia del G20 en Argentina?
El significado político de la presencia del G20 en Argentina tiene que ver con la apuesta que hizo Macri cuando ofreció a la Argentina como sede, en el 2016, de tratar de usufructuar la reunión del G20 para mostrar hacia afuera y hacia adentro una inserción internacional y un modelo político, económico y social exitoso, que venía a enterrar la mala experiencia populista de los años anteriores. Esos deseos de Macri chocan hoy con dos grandes realidades.
La primera es la crisis del propio sistema global a partir del Brexit, la elección de Trump, la emergencia de distintos dirigentes y líderes xenófobos, racistas, o que impugnan la globalización neoliberal -al menos discursivamente-, a los cuales ahora se suma Bolsonaro. Tiene que afrontar un sistema multilateral en crisis que, por ejemplo, en la última asamblea del G20, en la del G7 de junio de este año o en la de la PEC la semana pasada, no pudo siquiera terminar con una declaración conjunta final consensuada. Lo segundo es tratar de utilizar justamente el encuentro del G20 para legitimar su política de ajuste hacia adentro. Van a decir que el Fondo Monetario Internacional, la OCDE -a la que aspira a ingresar el gobierno de Macri, que Argentina sea aceptada como lo fue Colombia-, los mega acuerdos de libre comercio, esta apertura y desregulación económica, son el único camino posible y es lo que el mundo viene a ponderar como exitoso por parte de la Argentina. Esa es la operación política que, a su vez, legitima un esquema represivo interno. Con la excusa de la lucha contra el terrorismo y las nuevas amenazas globales, remilitarizar la Argentina y ubicar a las protestas sociales, ya sea de docentes, de trabajadores, de estudiantes, de pueblos originarios, de organizaciones ambientalistas, como desestabilizadores a los cuales no hay que darles respuestas, si no reprimirlos oponiéndolos al resto de la sociedad.
2. ¿Cuáles son los intereses del gobierno argentino en esta cumbre?
Los intereses del gobierno argentino en esta cumbre son ahora mucho más modestos de los que tenía originalmente. Hoy en día se contentan, primero, con evitar un papelón como el del fin de semana pasado cuando no pudo jugarse la final de River y Boca; es decir, que no se les vaya de las manos la situación de la seguridad. Que las movilizaciones que va a haber no terminen en un enfrentamiento virulento con la policía, lo cual dependerá del gobierno argentino en relación a garantizar el derecho a la manifestación democrática y no hacer un papelón internacional en ese sentido. Lo segundo es tratar de arribar, aunque sea lo más lavada posible, a una declaración final conjunta, cosa que hoy está en duda porque requiere de una gimnasia lingüística muy aceitada. Ya se filtró un primer borrador -en realidad hay varios dando vueltas- que va a ser sólo de tres páginas, absolutamente ambigua e insustancial, para tratar de contener ahí a todos los países y que no termine como la de Hamburgo, donde finalmente no fue firmada por todos por la negativa de Trump a condenar el proteccionismo y también por la cuestión del cambio climático. Esos son los dos temas centrales a pesar de que no son los que puso el gobierno argentino en la agenda de discusión.
Si evita cualquier escándalo de los que hoy atraviesan el escenario internacional, si logra que se firme una declaración conjunta y que no termine en un gran desastre el tema de la seguridad, el gobierno va a salir a vender el éxito de su gestión en esta cumbre del G20, y va a tratar de usufructuar todas las imágenes de Macri con líderes de todo el mundo como esa reinserción internacional exitosa de la que hablábamos antes.
También va a afirmar o va anunciar algunas cosas muy limitadas que tienen que ver con la ya recurrente promesa de nuevas inversiones y de acercamiento con distintos países, con el avance en negociaciones por los mega acuerdos de libre comercio -que tampoco terminan nunca de consolidarse, como el de Mercosur-Unión Europea, que sigue paralizado-; con que Estados Unidos no sólo va a dar más crédito para nuevas inversiones sino que va a permitir que se exporte carne a ese mercado, que en realidad es una cosa que ya en 2015 ganó Argentina, una cuestión técnica por la cual Estados Unidos también va a exportar más carne hacia el país. Va a anunciar que se va a poner en estudio el tema de las sanciones contra el biodísel argentino. Pero son todas cosas más del orden del marketing que del orden de lo concreto que pueda conseguir el gobierno argentino de acá al fin del G20.
3. ¿Cómo impactan las decisiones del G20 en la vida de los pueblos?
Las decisiones del G20 impactan en la vida de los pueblos porque más allá de los títulos pomposos o muy lindos que puedan sonar en la discusión de las temáticas, en realidad el G20 sigue fundamentalmente con la agenda del G7, de los países más desarrollados, que tiene que ver con la desregulación económica, con la apertura comercial, con darle más derechos y garantías a la inversión extranjera, a las grandes compañías y corporaciones trasnacionales, y menos capacidades de los Estados de regular cualquier actividad económica, menos capacidad los trabajadores de defender sus derechos laborales y los derechos sociales. Este tipo de política económica o de sistema cada vez más desregulado, lo que hace es profundizar las asimetrías, tanto las asimetrías entre países más y menos desarrollados, como las asimetrías en cada uno de los países. Los que más ganan tienen cada vez más y los que menos ganan tienen cada vez menos. Esta es una tendencia histórica del capitalismo, pero profundizada en las últimas décadas a caballo de esta desregulación económica, que es lo que se persigue en estas instancias como el G20. La profundización de un esquema extractivista, en el caso de la Argentina y de la región, de la extracción de los bienes comunes de la tierra, además de consecuencias sociales muy regresivas, provoca o ahonda el desastre ecológico al cual está llevando el sistema capitalista. Así que es absolutamente perjudicial la agenda oficial para la mayor parte de los pueblos, y sobre todo para los pueblos de los países no desarrollados, del tercer mundo, del sur global, o no centrales, como los querramos llamar.
4. ¿Qué posibilidades tienen los movimientos sociales y las fuerzas populares de resistir a las políticas del G20 y qué capacidad de establecer una agenda global alternativa?
Los movimientos sociales, las fuerzas populares, no solamente resisten las políticas del G20 sino que tienen el gran desafío, y están haciéndolo, de proponer una agenda global alternativa. Es decir, creemos nosotros que para construir ese “otro mundo posible” se requieren algunos “NO” importantes, por ejemplo en Argentina cuando le dijimos No Al ALCA, ese mega proyecto hegemónico que Estados Unidos quería imponer en toda la región. Ese No Al ALCA fue muy importante, ese triunfo de los pueblos en el 2005 permitió durante un período avanzar en procesos de cooperación y coordinación política a nivel regional, y también en algunos proyectos de integración alternativa. Con muchos límites, pero fue el momento donde se pudo empezar a construir una cierta coordinación política que permitió vincularse con las potencias de una manera menos asimétrica y menos dependiente, más autónoma. Va a haber además de la movilización del día 30, una semana de acción global con cantidad de actividades donde se van a discutir estas agendas alternativas. En el marco de esa semana de acción global, como se hizo en Mar del Plata en el 2005, y en muchas de las cumbres de este tipo, el 28 y 29 de noviembre se realizó la Cumbre de los Pueblos. Esta Cumbre no sólo critica los ejes de la Cumbre oficial sino que propone alternativas. Entonces tenemos un foro de los pueblos originarios, un foro de los migrantes, un foro feminista contra el libre comercio y contra el G20, un foro sindical, un foro de defensa de la educación pública, un foro de la deuda, un foro de bienes comunes, contra el extractivismo. Es decir en cada uno de los temas de la agenda se proponen una serie de alternativas, de medidas para tomar hacia adelante, de agendas que hay que impulsar desde abajo para modificar este mundo que está en una catástrofe humana y una catástrofe ecológica.
5. ¿Cuáles serían los principales puntos de esa agenda global alternativa?
Dentro de los puntos de la agenda global alternativa, por supuesto que las organizaciones sociales y políticas que participan del movimiento, por ejemplo de la confluencia “Fuera G20 Fuera FMI”, tienen distintas perspectivas. Los que basan su accionar o tienen una impronta específicamente antineoliberal, creen que se puede construir otro modelo distinto al neoliberalismo dentro del orden capitalista. Hay otros que tienen una perspectiva antiimperialista, es decir, la única manera de construir otro tipo de agendas es rompiendo los lazos de dominación imperial. Para eso se requiere un proyecto de integración regional, una cooperación con otros países con similar nivel de desarrollo a nivel global, etc. Hay otro grupo de organizaciones que además de eso tiene una perspectiva anticapitalista, dicen que no se puede construir dentro del capitalismo ese otro mundo que queremos. Y allí hay otra diversidad, hay algunos que tienen una perspectiva más específicamente antiextractivista, otros que tienen una perspectiva feminista, y en muchos casos se vinculan esas distintas luchas o perspectivas. Una agenda global alternativa me parece que tiene que cuestionar no solamente la deriva del capitalismo en los últimos 30 o 40 años, lo que se conoce como el período de fuerte ofensiva del capital sobre el trabajo, la etapa neoliberal de los ‘70 para acá, sino pensar y construir una perspectiva anticapitalista y socialista en términos muy, muy generales. Pero la única manera de pensar que no se sigan apropiando unos pocos de lo que construyen, lo que desarrollan y lo que crean las grandes mayorías en todo el mundo, es pensar en un horizonte postcapitalista.


“La movilización y la organización social es la única garantía para evitar la aplicación de políticas que perpetúan el hambre y la destrucción de nuestros pueblos.”

María Cecilia Míguez

Licenciada en Ciencia Política y Doctora en Ciencias Sociales por la UBA, Docente en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA e Investigadora Adjunta del Conicet. Especialista en Historia Económica y de las Políticas Económicas.

1. ¿Cuál es el significado político de la presencia del G20 en Argentina?
Las tres principales economías latinoamericanas Argentina, Brasil y México, estuvieron presentes en el G 20 desde sus inicios en 1999. Recordemos que se trata de un foro que surge para consensuar principalmente políticas respecto de las finanzas internacionales, por eso incluyó como protagonistas a los ministros de Finanzas y presidentes de Bancos Centrales. La propuesta del gobierno de la alianza Cambiemos de ser sede del G 20 fue de la mano con la de ser también el anfitrión de la OMC, como sucedió el año pasado. El objetivo político era y es presentar una Argentina “abierta al mundo” a contramano del supuesto aislacionismo de los gobiernos anteriores. Este argumento falaz (la Argentina no se encontraba aislada, sí en todo caso relativamente fuera de los mercados de capitales) hace pie en una tradición histórica argentina que condena cualquier tipo de distanciamiento de las potencias tradicionales, calificándolo de aislacionista. Sin embargo, es cierto que el gobierno de Macri fue muy bien recibido en los ámbitos financieros de las potencias y bancos occidentales, constituyó una garantía para evitar el avance de los “populismos” en la región y en particular fue visto por algunos sectores dentro de la UE como la posibilidad de avanzar en el (fallido) acuerdo con el Mercosur.
Una Argentina impulsora del multilateralismo, de la apertura comercial, dispuesta a aceptar todas las reglas de juego de los países del mundo desarrollado, es un anfitrión muy afin a los intereses -aunque sean contradictorios- de esas potencias.
2. ¿Cuáles son los intereses del gobierno Argentino en esta cumbre?
El gobierno de la alianza Cambiemos inscribe la organización del G 20 en una política exterior en clave económica, que es aperturista en términos comerciales, promotora de la desregulación y de la llegada de inversiones extranjeras en condiciones de privilegio, del multilateralismo, aún en el contexto de la crisis de la globalización y de la propia preocupación de algunas de las potencias por el empleo y la guerra comercial. A diferencia de aquella lectura que hiciera el gobierno actual del mundo en 2016, cuando se propuso como sede, el Brexit, Trump, el fracaso de la OMC, son la tónica de esta cumbre internacional. La intención es mostrar la voluntad de acoplarse a las dinámicas de los países centrales (casi tanteando a ciegas un terreno muy complejo y cambiante) a través de gestos de conciliación, considerando que ello podrá redundar en beneficios económicos. Esa estrategia no es nueva en la Argentina, y nuestra historia demuestra que los gestos políticos y diplomáticos de alineamiento no necesariamente devienen en concesiones por parte de las potencias, y sí tienen claros perjuicios en la política internacional del país.
Su agenda no discute en ninguno de sus tres puntos esenciales (“el futuro del trabajo”, “infraestructura para el desarrollo” y “un futuro alimentario sostenible”) las asimetrías del sistema internacional. El objetivo parece ser más bien el de evitar la confrontación y los temas ásperos, para continuar mostrando una agenda “de puertas abiertas”, que significa una Argentina dispuesta a otorgar infinitas concesiones a cambio de muy poco o nada, como lo demostraron sus negociaciones comerciales con Estados Unidos (limones y biodísel) y con la Unión Europea, en oportunidad del fallido acuerdo entre ésta y el Mercosur.
La Argentina pretende ser la interlocutora de una región que ya no discute sino que se acopla a las reglas de juego que discuten otros, y que incluso pueda ser bastión de los Estados Unidos contra Venezuela.
3. ¿Cómo impactan las decisiones del G20 en la vida de los pueblos?

Las recomendaciones del G 20 respecto de la economía global, por ejemplo, tuvieron en efecto un impacto negativo en la crisis que la Unión Europea atravesaba. Eso se vio claramente entre 2011 y 2012, donde se hizo foco en la restricción fiscal y en las reformas estructurales. La Argentina fue a contramano de esas recomendaciones y logró capear de un modo más efectivo la crisis económica que si las hubiese adoptado acríticamente. Se trata de un foro donde se elaboran y promueven los intereses del capitalismo global, hoy totalmente signado por una recrudecida competencia, proponiendo nuevamente ajustes fiscales y reformas laborales que atentan contra conquistas de los trabajadores. Podemos decir que los planes concretos de ajuste y hambre que castigan a los pueblos, se elaboran y justifican también en este tipo de foros.

4. ¿Qué posibilidades tienen los movimientos sociales y las fuerzas populares de resistir a las políticas del G20 y qué capacidad de establecer una agenda global alternativa?
Las cumbres estuvieron marcadas en todas las oportunidades por expresiones sociales contrarias, en algunos casos más fuertemente que en otros. Lo cierto es que más allá de los resultados en el corto plazo, la movilización y la organización social es la única garantía para evitar la aplicación de políticas que perpetúan el hambre y la destrucción de nuestros pueblos. Son también la llave para que los gobiernos locales estén al menos presionados para responder a esas demandas.
5. ¿Cuáles serían los principales puntos de esa agenda global alternativa?
El aporte de los países dependientes como la Argentina en este tipo de foros sólo puede ser relevante en la medida que logre discutir el statu quo de las relaciones en el sistema internacional. Es decir, en tanto logre poner en debate las asimetrías de un orden profundamente injusto. Por ejemplo, en 2014, en la cumbre realizada en Australia, la Argentina había elaborado una propuesta para tratar la problemática de la reestructuración de las deudas soberanas, y al año siguiente, en la cumbre de Turquía, el documento final incluyó un párrafo que refería a esta temática, y a la necesidad de implementar acciones colectivas ante los riesgos que representan los fondos buitres sobre los procesos de reestructuración de dichas deudas. Es un ejemplo concreto donde vemos la diferencia de perfil y de la agenda argentina, que funcionaba en forma conjunta con Brasil, y que sin duda distaba mucho de la actual.
No creo que exista una “agenda global” alternativa. La agenda alternativa no será global, sino de los países oprimidos del sistema internacional y de quienes se vean identificados con esas demandas. Países que se encuentren en situación de paridad o similar respecto de una problemática específica. Y debería incluir la importancia de la recuperación de los resortes soberanos de los Estados nacionales periféricos y -nuevamente-  el tratamiento de las deudas, así como la revisión general de los Tratados Bilaterales de Inversión.
Un eje central sería la protección de los recursos naturales e incluso una discusión de la relación entre las comunidades y la naturaleza, entendida no solamente como recurso. Los países latinoamericanos son en este contexto objeto de la expoliación por parte de las potencias del sistema internacional, incluida China, condenados al monocultivo en muchos casos y a economías extractivas.

“Es harto necesaria una agenda crítica y con reales pretensiones de transformación de la economía mundial, del sistema financiero internacional y del sistema multilateral de comercio, de modo de avanzar a un esquema efectivo de desarrollo global, que contemple los intereses de las mayorías populares en general y de los trabajadores y las trabajadoras en particular. ”

Carlos Bianco

Docente-investigador de la UNQ. Asesor de la CTA de los Trabajadores. Ex Secretario de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería argentina.

1. ¿Cuál es el significado político de la presencia del G20 en Argentina?
Argentina forma parte del “G20 de Ministros” desde 1999 y del “G20 de Líderes” desde 2008, algo positivo, ya que nos permite ejercer la representación de los intereses no sólo del pueblo argentino sino también de los países de la región. En abstracto, que la “Cumbre de Líderes” tenga lugar en Buenos Aires no se trata necesariamente de algo problemático. Como podemos recordar, fue justamente durante la “IV Cumbre de las Américas” realizada en nuestro país que nuestros líderes regionales aprovecharon la “localía” para dar vuelta la agenda de discusiones y declarar posteriormente el fin del proyecto de dominación estadounidense sobre la región, el “Área de Libre Comercio de las Américas” (ALCA). Los verdaderos problemas con esta “Cumbre de Líderes del G20” son tres: i) el carácter neoliberal, anti-popular, represivo y entreguista del gobierno de Mauricio Macri, lo que nos asegura que no se van a plantear ni a defender los intereses del pueblo ni de la clase trabajadora argentina; ii) la agenda planteada por el gobierno de Mauricio Macri, que no incluye los debates necesarios de la economía global ni las urgencias particulares de los países periféricos; iii) la presencia en nuestro país de líderes mundiales neoliberales, fascistas y/o anti-populares, cuya máxima expresión son el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, y el ilegítimo presidente actual del Brasil, Michel Temer.
2. ¿Cuáles son los intereses del gobierno argentino en esta cumbre?
Durante 2018, Argentina detenta la presidencia del G20. En dicho marco, nuestro país ha propuesto una agenda de temas que, si bien no dejan de ser discusiones importantes y relevantes para pensar el largo plazo del sistema capitalista, claramente no toma en cuenta ni la agenda histórica del G20 ni las discusiones más relevantes que están teniendo lugar en el ámbito internacional. Los temas que ha propuesto el gobierno de Macri son “el futuro del trabajo”, “la infraestructura para el desarrollo” y “un futuro alimentario sostenible”. Se trata de una agenda inodora, incolora e insípida, diseñada con el objetivo de tener una presidencia en paz y sin conmoción, lograr una linda “foto de familia” y evitar poner sobre el tapete los visibles conflictos económicos, comerciales y financieros que se observan entre las principales potencias mundiales, entre los cuales se destacan, la guerra comercial, la reversión de los flujos de capital hacia los países centrales, el sobreendeudamiento de la mayoría de los países del mundo, las grandes migraciones internacionales y el deterioro medioambiental.
3. ¿Cómo impactan las decisiones del G20 en la vida de los pueblos?
Durante las primeras “Cumbres de Líderes” del G20 se tomaron decisiones políticas de modo de sacar a la economía global de su peor crisis en casi ochenta años. Las principales potencias llevaron adelante políticas “keynesianas” de salvataje a los bancos para contener la crisis global, estabilizar el sistema financiero internacional y poder sacar rápidamente a la economía del estancamiento económico. Sin embargo, en ningún momento se pusieron en discusión los pilares del neoliberalismo a escala planetaria: libertad de comercio, de inversiones y de finanzas. Durante los últimos años, si bien se superó el pico de la crisis financiera internacional y la economía mundial recuperó el crecimiento -aunque a niveles mucho más moderados que en la etapa previa- la crisis económica no ha finalizado ni mucho menos. En ese contexto, el ímpetu inicial del “G20 de Líderes” se fue enfriando al ritmo de las posiciones encontradas a la hora de pensar recetas para fortalecer el ritmo de crecimiento de la economía mundial. Desde entonces, la gobernanza global se encuentra sin siquiera un timonel. La falta de consensos entre las principales economías ha sumido al mundo en una suerte de anarquía global, en donde prevalecen las disputas entre las grandes potencias, tales como las guerras comerciales, las devaluaciones competitivas y la puja por la captación del exceso de ahorro global. El G20 hoy se trata de un foro absolutamente desacreditado como consecuencia de sus recomendaciones y por la falta de resultados concretos en materia de crecimiento, inclusión y mejora de las oportunidades y de las condiciones de vida de las mayorías a escala global.
4. ¿Qué posibilidades tienen los movimientos sociales y las fuerzas populares de resistir a las políticas del G20 y qué capacidad de establecer una agenda global alternativa?
La Cumbre de Líderes del G20 es un evento de alta relevancia política y económica. Jugar de local en este tipo de reuniones podría haber sido una buena chance para incorporar a las discusiones sobre la gobernanza económica global los intereses más directos de la agenda del desarrollo de los países latinoamericanos. Sin embargo, la agenda propuesta por Macri indica claramente que hemos perdido una oportunidad histórica. Por eso, desde la CTA de los Trabajadores rechazamos la actual Cumbre de Líderes del G20 y nos expresamos en contra del neoliberalismo y el fascismo que pretenden avasallar nuestros derechos como región, como nación y como clase, al tiempo que proponemos una agenda alternativa que tenga en cuenta los intereses de América latina y Argentina en general y de la clase trabajadora en particular.
5. ¿Cuáles serían los principales puntos de esa agenda global alternativa?
Es harto necesaria una agenda crítica y con reales pretensiones de transformación de la economía mundial, del sistema financiero internacional y del sistema multilateral de comercio, de modo de avanzar a un esquema efectivo de desarrollo global, que contemple los intereses de las mayorías populares en general y de los trabajadores y las trabajadoras en particular. Dicha agenda debe contener los siguientes cinco puntos:
  1. La implementación de políticas contra-cíclicas de modo de salir definitivamente de la crisis económica, fundamentalmente a partir del financiamiento y construcción de infraestructuras necesarias para el desarrollo por parte de los Estados nacionales.
  2. La rediscusión del funcionamiento del sistema multilateral de comercio, con el objetivo de evitar las guerras comerciales entre las potencias que afectan negativamente a los países periféricos y ampliar el espacio de políticas para la industrialización.
  3. La determinación de una clara posición en contra de la flexibilización laboral y a favor de la generación de empleo de calidad, de modo de garantizar un piso mínimo e irreversible de respeto por las condiciones de trabajo y los derechos de los trabajadores y las trabajadoras.
  4. El compromiso de los países del G20 con la modificación de las reglas de gobernanza de los organismos financieros internacionales, de modo de que representen el mayor poder relativo, la mayor relevancia internacional y los intereses de los países emergentes.
  5. La lucha contra los procesos de elusión y evasión fiscal a escala internacional, de modo de fortalecer la capacidad de recaudación de los Estados nacionales del G20 y de amplificar el poder de fuego de sus políticas fiscales y sus impactos en materia de desarrollo.

Cómo quedó la agenda de Trump en Buenos Aires tras la cancelación del esperado encuentro con Putin? Acá el detalle completo


Exclusivo: la agenda de Donald Trump en Buenos Aires

Infobae accedió al cronograma diseñado por la Casa Blanca para su estadía en la capital argentina por la cumbre del G20. Desayuno con Macri y cena con el chino Xi Jinping. Aunque en un principio se había confirmado un encuentro con el ruso Vladimir Putin, el mandatario de EEUU lo canceló por la escala de tensión en Crimea

Por Román Lejtman (Infobae)


El presidente Donald Trump, con la primera dama Melania Trump, habla con los periodistas antes de viajar a la Cumbre del G20 en Buenos Aires, en el jardín sur de la Casa Blanca, el jueves 29 de noviembre de 2018, en Washington. (AP)

Faltan pocas horas para que el presidente Donald Trump llegue a Buenos Aires. Su participación en la cumbre del G20 es una de las más esperadas por el Gobierno argentino, por el fuerte respaldo a Mauricio Macri que el republicano repite cada vez que puede.

El presidente norteamericano llegará con su imponente Air Force One al aeropuerto de Ezeiza esta noche, a las 22:50.

Trump y Macri


El viernes, antes de la Cumbre, a las 7:05 de la mañana desayunará con el mandatario argentino en la Casa Rosada. Tienen prevista una agenda abierta pero se sabe que discutirán temas de comercio bilateral, asuntos de seguridad nacional y estrategias comunes para la lucha contra el narcotráfico. Además, Macri le agradecerá a Trump su apoyo en las negociaciones con el FMI.


A las 9 de la mañana, en el hotel Hyatt, se reunirá con el canadiense Justin Trudeau y el mexicano Enrique Peña Nieto. La cita será breve, solo tienen que firmar el nuevo acuerdo comercial que reemplazará al Nafta.


Una hora después, ingresará por la puerta principal de Costa Salguero, donde se desarrolla la Cumbre. Atravesará con su pin presidencial -el free pass que le garantiza acceso libre en todo el lugar- y recorrerá la alfombra roja hasta recibir el saludo de Macri. Luego, los miembros permanente del G20 se reunirán en privado, sin asesores ni diplomáticos.

El ingreso a Costa Salguero, donde se desarrollará la Cumbre


Más tarde, a las 12, participará de la tradicional foto de familia y luego se dirigirá al salón principal de la zona roja, la de los presidentes, para las sesiones plenarias. Ubicado cerca de la británica Theresa May y el europeo Donald Tusk, participará de los debates del primer día, con las consignas "Poniendo a las personas en primer lugar" y "Construyendo consenso", que finalizarán a las 16:45.


A las 19:05 se espera su llegada junto a Melania Trump al Colón, para la gala prevista por la organización de la Cumbre y luego cenará en el Salón Dorado del teatro.


El sábado 1 de diciembre, Trump volverá a Costa Salguero para la última jornada del encuentro donde discutirá los últimos detalles del communiqué. A media mañana, a las 11, tenía previsto mantener el esperado encuentro bilateral a solas con el ruso Vladimir Putin. Así, finalmente y tras la cumbre de Helsinki, en julio pasado, ambos mandatarios se verían las caras. Sin embargo, la Casa Blanca canceló el encuentro por la escalada naval en Crimea de los últimos días.

Presidente EE.UU., Donald Trump y el presidente de Rusia, Vladimir Putin llegan a una conferencia de prensa conjunta tras su reunión en Helsinki, Finlandia, 16 de julio de 2018. REUTERS / Kevin Lamarque


En su agenda, además, Trump realizará una reunión de Gabinete con sus funcionarios y luego, compartirá con los otros líderes el almuerzo de trabajo "Aprovechando las oportunidades".


A las 13:45, una vez finalizados los debates, Trump firmará el comunicado oficial y participará del cierre de Macri, que ofrecerá una conferencia de prensa para informar sobre los principales avances de la Cumbre.


El sábado, a las 18:30 cenará con el chino Xi Jinping. La cita esa una de las más esperadas de todas estas 48 horas de superacción. Es que ambos mandatarios se meterán de lleno en la guerra comercial. Discutirán cara a cara los aranceles, que ya suman más de 1.000 millones de dólares en gravámenes cruzados en los que va del año. Que vayan a cenar no es un dato menor, la idea propuesta es norteamericana y busca crear un ámbito ameno como el de la cena en Mar a Lago, la lujosa "Casa Blanca de invierno" en Florida, en 2017. El encuentro es clave: allí puede haber una solución a un conflicto que preocupa a todo el mundo o una profundización de la contienda.

Donald Trump Junto a Xi Jinping, el presidente chino, en Mar a Lago (AFP)


Finalmente, a las 20:50 del sábado 1 de diciembre el Air Force One despegará del aeropuerto de Ezeiza rumbo a los Estados Unidos.

LEANDRO MORGENFELD: “MACRI ES FUNCIONAL A LA ESTRATEGIA DE ESTADOS UNIDOS.”

Leandro Morgenfeld: “Macri es funcional a la estrategia de Estados Unidos.”

 
LEANDRO MORGENFELD: “MACRI ES FUNCIONAL A LA ESTRATEGIA DE ESTADOS UNIDOS.”


Hola, buenos días - FM La Patriada. Entrevista al historiador Leandro Morgenfeld, autor del libro "Bienvenido Mr. President", sobre las visitas de presidentes estadounidenses a la Argentina. "No va a haber comunicado conjunto ni conferencia de prensa de Macri con Trump. Trump le echó un baldazo de agua fría al gobierno argentino."

- escuchar el audio acá

 

Trump y Macri, los presidentes que en su otra vida hacían negocios juntos, se ven en el G-20

No habrá cena en la residencia presidencial de Olivos ni mensaje conjunto para la prensa, pero Mauricio Macri tendrá su foto con Donald Trump. La Casa Rosada confirmó esta semana que el presidente de Estados Unidos y el de Argentina tendrán su encuentro en Buenos Aires este viernes por la mañana. Será breve, eso sí, porque los dos tienen una cumbre de líderes del G-20 a la que llegar antes del mediodía. Pero tampoco es que necesiten mucho tiempo para romper el hielo. Hace más de treinta años que se conocen.
Corría el año 1979 cuando el empresario y padre de Mauricio Macri, Franco Macri, comenzó su relación empresarial con Trump. El magnate republicano ya había heredado el negocio inmobiliario de Fred, su padre, y le vendía ese año a Franco un terreno en el West Side de Manhattan para construir viviendas. Al padre de Macri, que había amasado su fortuna con la obra pública argentina, le atraía la idea de convertirse en un promotor inmobiliario de Nueva York.
Un veinteañero Mauricio Macri fue el encargado de agasajar a Trump en Buenos Aires esos años. "Se volvió una especie de guía turístico para Trump, le mostró la ciudad, su noche, sus quintas y hasta su casa en Punta del Este", publicó el periódico argentino La Nación. "Yo tenía 24 años, negocié con ese tipo que ahora es candidato a presidente, totalmente chiflado", recordó el propio Macri en una entrevista emitida por el canal de televisión TN poco antes de las presidenciales argentinas de 2015. Macri se vanagloriaba en ella de haber firmado la adquisición de los terrenos por una cantidad equivalente a 600 millones de dólares de 2015 (descontando la inflación, representarían un valor de 170 millones de dólares en 1979). "Yo no creo que pueda ganar una elección, sus posiciones son muy extremas, puede ganar una interna, tal vez, pero creo que le facilita la elección a Hillary", añadió.
Lamentablente para los Macri, el negocio en Manhattan no prosperó y en 1985 tuvieron que malvender los terrenos del West Side. ¿El comprador? De nuevo, Trump, que recordó la recuperación de su propiedad en un capítulo de 'El arte de la negociación', su popular autobiografía. "Al final acordamos un precio en efectivo de aproximadamente 100 millones de dólares", escribió. Según el presidente de Estados Unidos, el error de Franco Macri fue aplicar en un desarrollo inmobiliario para el que había que encontrar compradores, los mismos principios que usaba para construir puentes que pagaba el Estado argentino.
Hay otras explicaciones, claro. Tal vez, la más cinematográfica sea la reconstrucción que de aquellos negocios de Franco Macri hizo el veterano periodista argentino Luis Beldi en el periódico Infobae: "Decidió comprar el cemento fuera de Nueva York. Era más conveniente el precio. En poco tiempo se dio cuenta de que los valores tan diferentes no eran producto de la competencia. En Nueva York el cemento era más caro porque lo monopolizaba la mafia, la misma que le había permitido a Donald Trump convertirse en el jugador más importante del negocio inmobiliario". En la crónica de Beldi, "los estrechos vínculos entre Trump y la mafia hicieron imposible la vida de Franco Macri en Nueva York". "Los camiones de cemento no pudieron atravesar el puente que une New Jersey con Nueva York. Padecieron atentados, amenazas a los chóferes y dicen que uno de los vehículos cargado de cemento conoció el fondo del río".
En cualquiera de sus versiones, lo más probable es que el affaire Trump no quedara como un buen recuerdo en la memoria de los Macri. Pero al candidato a la Casa Rosada tampoco le quitaba el sueño. Como demostró durante esa entrevista de 2015, Macri descontaba que si ganaba las presidenciales argentinas su interlocutora en la Casa Blanca sería Hillary Clinton y no Trump.
Hasta que en noviembre de 2015 Macri ganó las elecciones y un año después lo hizo Trump. Hubo un primer momento de desconcierto por el futuro de la relación entre los dos países, pero no duró mucho. A Trump el nombre de Macri le debía de recordar un negocio fabuloso que había hecho en los ochenta. Además, el nuevo presidente argentino había dejado claro en seguida que Estados Unidos podía contar con él, con el acatamiento de la justicia estadounidense en el célebre caso de los fondos buitre como una de sus primeras medidas de Gobierno.
No fue el único gesto de amor argentino en una relación que, según el historiador Leandro Morgenfeld, se caracteriza por la aceptación de la agenda política, económica, militar e ideológica de Estados Unidos "casi sin pedir nada a cambio". "Lo primero que hizo Macri, incluso durante la época de Obama, fue reivindicar la Organización de Estados Americanos [promovida por Estados Unidos] y darle la espalda a otros organismos alternativos regionales, como Unasur y CELAC", explicó Morgenfeld a eldiario.es.
En su opinión, otra concesión de Buenos Aires, es el "realineamiento de forma clarísima en términos militares, siguiendo la doctrina estadounidense de guerra contra el narco". "Argentina y Estados Unidos han vuelto a hacer entrenamiento militar conjunto; se ha avalado, con un decreto firmado hace pocas semanas por Macri, la vinculación de las fuerzas armadas a las fronteras, algo contrario a lo establecido por ley en temas de seguridad interna; y, por supuesto, un vínculo más estrecho con los organismos de inteligencia de Estados Unidos".
A cambio de abrir las importaciones, arreglar con los acreedores y liberalizar el movimiento de capitales, sobre Argentina iba a caer una "lluvia de inversiones", en palabras del propio Macri. Pero hasta el momento no se ha producido. Ha habido avances en la autorización para exportar carne y limones de Argentina hacia Estados Unidos, pero no parecen representativas al lado del arancel impuesto por Trump al biodiesel argentino. Morgenfeld habla de unos 50 millones de dólares al año en limones y otros 100 millones de dólares en carne, frente a una exportación de biodiesel a Estados Unidos que hoy está bloqueada y en 2016 generó 1.200 millones de dólares.
Donde sí ha sido decisiva la ayuda estadounidense es en los 57.000 millones de dólares concedidos en 2018 por el Fondo Monetario Internacional para el rescate de Argentina. En palabras de su presidenta, Christine Lagarde, "el mayor programa que ha elaborado el FMI". Según Morgenfeld, para lograrlo fue decisivo "el apoyo de Trump y del secretario del Tesoro, y claramente tuvo que ver con una cuestión geoestratégica en una región en disputa con China y con Rusia en la que ya habían caído gobiernos alineados como el de [Pedro] Kuczynski y donde [Andrés Manuel] López Obrador había ganado en México, había que sostener a un Gobierno muy alineado con Estados Unidos como el argentino".
El problema es que con ese apoyo estadounidense Macri consiguió algo que los argentinos no querían. Según una encuesta de la consultora D'Alessio Irol-Berensztein, el 75% de la población se oponía a acudir al organismo multilateral de crédito en mayo de 2018, cuando el Gobierno comenzó a barajar esa posibilidad. Trump no puntúa mucho mejor en el país austral. Según otro sondeo del Centro de Investigaciones Pew Research, los argentinos y los mexicanos son los latinoamericanos que menos confianza tienen en el presidente de Estados Unidos.
Es de esperar que Macri no haga manifiesta esa animadversión que sienten sus compatriotas hacia Trump en la reunión que celebra este viernes con él. Como hombre de Estado que vela por los intereses de su país, tampoco querrá recordar la entrevista de 2015 en la que lo llamó chiflado y se equivocó estrepitosamente con su pronóstico electoral para Estados Unidos.
El tiempo ha convertido aquella conversación grabada en vídeo en una sucesión de errores de cálculo. Solo uno de los intercambios ha resistido el paso de los años. "Imaginate vos presidente, primera reunión con el presidente de los Estados Unidos, Mauricio Macri y Donald Trump, arrancan a las puteadas", le dice la periodista riéndose. La respuesta de Macri es de una clarividencia inaudita: "No, no, hello my friend, me va a decir el tipo".