lunes, 31 de octubre de 2016

Novedad editorial: "El No al ALCA diez años después. La Cumbre de Mar del Plata y la integración latinoamericana reciente"





Julián Kan (compilador)

Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
ISBN 978-987-4019-18-9
 

© Facultad de Filosofía y Letras (UBA) 2016.
 

Prólogo de Jorge Taiana.
Autores de capítulo: Luis Alberto Moniz Bandeira, Julián Kan, María Florencia Socoloff, Alberto Justo Sosa, Leandro Morgenfeld, Lucila Agustina Rosso, Franco Agustín Lucietto, Alfredo M. López Rita.
Dibujo de tapa: Lucas Quinto


Índice:
-Introducción (11)
Julián Kan

-Prólogo A diez años de la Cumbre de Mar del Plata (21)
Jorge Taiana

-Capítulo 1
Brasil, Estados Unidos y los procesos de integración regional (33)
Moniz Bandeira

-Capítulo 2
Rechazo gubernamental, resistencia social
y objeciones empresarias. La construcción del No al ALCA entre 2001 y 2005 (55)
Julián Kan

-Capítulo 3
El “No al ALCA” desde “abajo”.Los trabajadores frente al ALCA (91)
María Florencia Socoloff.

-Capítulo 4
La derrota del ALCA fue una victoria histórica para los pueblos de Nuestra América (107)
Leandro Morgenfeld

-Capítulo 5
La integración Argentina-Brasil en el marco de los avances
políticos suramericanos desde la Cumbre de Mar del Plata (131)
Alberto J. Sosa

-Capítulo 6
Deuda, FMI y la Nueva Izquierda Latinoamericana (157)
Lucila Rosso

-Capítulo 7
La integración regional suramericana en el contexto
de crisis global (195)
Alfredo Lopez Rita

-Capítulo 8
La alternativa americana del siglo XXI (213)
Franco Agustín Lucietto




 

Declina EEUU? Un debate por detrás de la contienda Trump-Clinton

Barack Obama, durante una ceremonia en el Pentágono

 

Un declive relativo: EE.UU. conoce nuevos límites, pero aún no tiene rival


LA NACION
Si bien su hegemonía perdió fuerza, la primacía en los campos militar, económico y de la innovación aleja la imagen de una potencia en decadencia; anticipan un mayor repliegue del tablero mundial tras las elecciones.

Las señales del gran declive americano se acumulan. La diplomacia de Estados Unidos fracasa en cada intento de detener la masacre en Siria. Rusia le plantea desafíos dignos de la Guerra Fría. China se convierte en la mayor economía global, medida por poder adquisitivo. La influencia de Washington se vuelve difusa en América latina y pierde fuerza en Europa.

La narrativa de la decadencia es el motor de la campaña presidencial de Donald Trump : "Hagamos América grande otra vez", clama el candidato republicano.
Pero ¿asistimos de verdad al fin de la supremacía? ¿Es sólo un reflejo nostálgico que el mundo asista en vilo al duelo electoral entre Trump y la demócrata Hillary Clinton que definirá dentro de ocho días al nuevo jefe de la Casa Blanca?

Mejor pensarlo dos veces. El mundo unipolar que siguió al derrumbe de la Unión Soviética se acaba, pero la magnitud del poder económico, militar, político y cultural de Estados Unidos resulta incontestable. Los expertos en geopolítica coinciden: aunque ya no ostente la hegemonía, es la única superpotencia y no dejará de serlo en un futuro cercano.
"Se ha exagerado mucho la visión de una supuesta decadencia norteamericana. La amenaza de China o la actitud hostil de Rusia son señales de un debilitamiento de la capacidad de Estados Unidos para imponer sus intereses. Estamos entrando en otra era, pero en todas las áreas decisivas su primacía se mantiene inalterable", sostiene sir Michael Leigh, experto en relaciones internacionales y directivo del German Marshall Fund.
El historiador Charles Powell, director del Real Instituto Elcano (RIE), apunta que la idea de que Washington pierde posiciones ha sido asumida por la propia administración de Barack Obama , como se refleja en su política poco intervencionista.
"El relativo declive se expresa en el sentido de que su poder, medido en función de sus recursos domésticos y su capacidad para influir en el comportamiento de otros actores, está menguando -explica-. Pero [aunque Obama acepte esa idea] tampoco contempla la sustitución de la hegemonía norteamericana por otra china, sino más bien el desarrollo gradual de un mundo en el que ninguna potencia ostente el predominio que tuvo Estados Unidos en el pasado."
En esa lógica, el dilema que enfrenta el país no pasa tanto por la amenaza de que otro lo supere, sino por los obstáculos para la gobernanza planetaria que le plantea el ascenso de nuevos actores de alcance internacional o regional. La incapacidad para salir de la trampa siria y para poner límites a la ambición rusa son señales claras de esa limitación.
"Las elecciones presidenciales afectarán profundamente a todo el mundo justamente porque se enfrentan dos modelos antagónicos de gestionar las alianzas dentro de ese esquema de liderazgo global compartido", indica José M. de Areilza, secretario general del Aspen Institute en España.
Cualquier estadística global relevante retrata la anatomía de una superpotencia. En ningún rubro es tan patente la primacía norteamericana como en el militar. Según el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (Sipri, por sus siglas en inglés), el gasto bélico de Estados Unidos en 2015 fue de 596.000 millones de dólares, un 36% del total mundial. China, a pesar de un incremento del 132% en los últimos diez años, toca el 13%, mientras que la carrera armamentística de Vladimir Putin le permite alcanzar el 4% (queda por detrás de Arabia Saudita).
"El presupuesto militar norteamericano está a años luz de sus competidores. Cualquier pretensión de rivalizar en esta materia es vana, incluso cuando la diferencia es mucho más pequeña que hace 25 años. La brecha tecnológica, el gasto sostenido en el tiempo y el dominio territorial lo hacen inalcanzable", opina el especialista en defensa Gonzalo García del Campo, en un informe del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE).
Más dudas despierta la primacía económica. El avance de China amenaza el dominio global de Estados Unidos, condenado a un crecimiento crónico de baja intensidad del orden del 2%. Este año por primera vez el Fondo Monetario Internacional (FMI) colocó a China como la mayor economía del mundo, tomando como referencia el PBI ajustado por el poder real de compra. Medido en dólares corrientes, Estados Unidos continúa en primer lugar, con un producto bruto de 18.561 billones, contra 11.391 billones de su rival asiático.
La creciente desigualdad y la frustración social que despierta ahondan la sensación de fin de época. Sin embargo, los datos fríos reflejan que la economía norteamericana goza de una salud bastante mejor que la percibida por sus ciudadanos. Puestos en el contexto global, refuerzan la noción de su liderazgo. Según el Banco Mundial, el PBI per cápita norteamericano es de 53.000 dólares, contra 6900 de China. De las 100 empresas más valiosas del mundo, 54 son de Estados Unidos (eran 32 hace 10 años). Aunque China sea el mayor exportador mundial, el 80% de las operaciones comerciales del mundo se pacta en dólares y Estados Unidos sigue siendo el principal comprador planetario.
Eso enlaza con otra faceta de una superpotencia: la innovación. De las diez mayores compañías tecnológicas del mundo, ocho surgieron en Estados Unidos. El país es responsable del 30% del dinero que se gasta en el mundo para investigación y desarrollo, a pesar de que China (15%) y Japón (10%) registraron saltos espectaculares durante la última década. El desarrollo del fracking le permitió en los últimos años convertirse en el principal productor de petróleo y gas natural. Además, las universidades norteamericanas permanecen en la cima de las mejores del mundo.
Jeremy Shapiro, ex diplomático norteamericano y actual investigador del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, señala que el papel decisivo de Estados Unidos en el equilibrio global es indiscutible, como también lo es "que la proporción de su poder y la capacidad de influir sobre otros se reduce". Considera que el relativo declive anticipa un repliegue mayor de Estados Unidos en el tablero internacional a partir del recambio presidencial: "Trump representa una visión extrema pero muy extendida entre los americanos. Un sentimiento creciente de que el país está obteniendo poco rédito de su relación con sus aliados históricos. Gane quien gane, podemos encontrarnos con una América más centrada en sí misma y menos predecible como socio internacional".
El profesor Leigh coincide en que Clinton, si gana, no podrá ignorar el humor social que refleja el ascenso tanto de Trump como del demócrata de izquierda Bernie Sanders. La imagina actuando en el mundo bajo las reglas del smart power. Una estrategia más adecuada a la era poshegemónica y que consiste en elegir sus recursos de intervención según el tamaño de sus desafíos.

Dónde está parado EE.UU.


Dónde está parado Estados Unidos
Dónde está parado Estados Unidos.
596.000
Millones fue el gasto bélico de EE.UU. en 2015
La primacía norteamericana es contundente en el plano militar. Según el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (Sipri), el gasto bélico de Estados Unidos representa un 36% del total mundial. A pesar de su crecimiento, el gasto bélico de China toca el 13%
18.561
Billones es el PBI de EE.UU. en dólares
Con respecto al tamaño de la economía, Estados Unidos continúa en primer lugar, ya que el PBI de China es de 11.391 billones. Pero este año, por primera vez, el FMI colocó a China como la mayor economía del mundo, tomando como referencia el PBI ajustado por el poder real de compra.
13,8
Millones de barriles por día produce EE.UU.
Es es el principal productor de petróleo del mundo y de gas natural. Le siguen Arabia Saudita, con 11,9 millones de barriles por día; Rusia, con 11 millones de barriles, y China, con 4,6.

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El entorno de Hillary, otra vez bajo la lupa

La Nación
Luego del mailgate, muchos critican la excesiva lealtad que tiene la candidata con su grupo de asesores


Hillary Clinton

MIAMI (AP).- La renovada controversia sobre los correos electrónicos de Hillary Clinton dejó nuevamente bajo la lupa al entorno que rodea a la ex primera dama: un grupo de asesores y confidentes que a veces le causaron problemas.

Y definitivamente para la candidata presidencial demócrata, ahora le están causando bastantes problemas. Poco más de una semana antes de la elección, su campaña se vio sacudida por la polémica provocada por los mensajes con connotaciones sexuales del distanciado esposo de su asistente más cercana.
Es una coincidencia casi increíble: una mezcla de noticia típica de los diarios sensacionalistas, con una campaña electoral que superó los tintes de cualquier noticia amarillista.

Pero para aquellos que han estado conscientes de la compañía que rodea a los Clinton, fue un recordatorio de las desventajas de la lealtad de Bill y Hillary así como su renuencia a distanciarse de personajes controversiales.
La campaña de Hillary declaró anteayer que respaldan completamente a Huma Abedin, la veterana asistente cuyos mailsaparecieron en una de las computadoras incautadas por las autoridades que investigan el contacto de su esposo, Anthony Weiner, con una menor de edad.

En su momento figura ascendente dentro del Partido Demócrata e incluso aspirante a la alcaldía de Nueva York, Weiner cayó al abismo cuando se le descubrieron casos de acoso sexual. Varias veces pidió perdón, varias veces volvió a caer y Abedin se separó de él luego de haber integrado el círculo íntimo de los Clinton.
Fue la decisión del FBI de revisar los nuevos correos electrónicos, como parte de su investigación al servidor privado de Hillary, lo que revivió las controversias al respecto.
No se sabe si los nuevos mailsesconden algún indicio de delito, o si son del todo irrelevantes. Tampoco cuántos mails examinarán los agentes, ni si los envió la propia Clinton, ni si pasaron por su famoso servidor privado. Pero sí se sabe que son un mazazo para todo el equipo de campaña.
"Desde luego que la apoyamos'', dijo el jefe de campaña de Clinton, John Podesta, a la prensa, al indicar que Abedin "ha cumplido y cooperado con la investigación de manera total y voluntaria''.
Abedin es la persona más reconocida del círculo leal a Hillary. Elegante y distinguida, se destacó como figura reconocible entre los seguidores de la ex primera dama.
Hillary de hecho la considera como su segunda hija. Fue becaria en la Casa Blanca en 1996 y desde entonces su carrera está ligada a la suya.
Fue una de sus máximas colaboradoras durante la etapa de la candidata demócrata como secretaria de Estado entre 2009 y 2013.
El candidato republicano, Donald Trump, fue tal vez el primero en expresar su preocupación de que el matrimonio de Abedin podría ser un problema para Clinton, al tuitear hace más de un año que Weiner era "un gran riesgo de seguridad como recolector de información''.
Abedin se mantuvo siempre al lado de Clinton en el Departamento de Estado como su principal asistente. El equipo de Clinton defendió su inusual acuerdo de trabajo en su momento, en el que el salario de Abedin era cubierto por la Fundación Clinton, un despacho de consultores de nombre Teneo y el Departamento de Estado, todos al mismo tiempo.

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Trump le saca partido al mailgate y gana algo de aire en los sondeos

Luego de que el FBI volvió a investigar a Hillary, una encuesta lo ubicó a sólo un punto de distancia


Donald Trump
 
 

WASHINGTON.- Con el viento a favor del FBI, que está investigando nuevamente a Hillary Clinton, el republicano Donald Trump parece revigorizado. Recupera algo de lo que había perdido en las encuestas, pone más dinero de su bolsillo en la campaña -algo que no le gusta hacer- y afirma que está "listo para refundar el país".

Los números en el sondeo general empiezan a acercarse un poco en la intención global de voto, aunque por colegio electoral la ventaja parece seguir siendo claramente de la candidata demócrata.
Hubo inquietud ayer en oficinas demócratas. Un nuevo sondeo de ABC News/The Washington Post situó a ambos a apenas un punto de distancia y mostró cómo se disolvió, por lo tanto, la ventaja de más de cinco puntos que, hace sólo diez días parecía tener Hillary. Según la medición, la ex primera dama tendría hoy un 46% de la intención de voto; su oponente, 45%. Una diferencia que entra en el margen de error del estudio.

Para Trump, fue como una inyección de energía. "Jamás pensé que diría esto. Pero... ¡gracias, Huma Abedin! ¡Gracias, Anthony Weiner!", dijo, sarcástico, ante una multitud en Colorado, un estado en el que está muy atrás y en el que, sin embargo, ahora está dispuesto a invertir.
Abedin es la ayudante de confianza de Clinton y Weiner, el ex marido. En la computadora que ambos compartieron se encontró "evidencia pertinente" para que el FBI reabriera el caso contra Clinton por el manejo de información clasificada

Por eso Trump estaba tan contento. Por eso y porque encima ayer se supo que ese material llevaba "semanas" en poder del FBI, pero que, por alguna razón, sólo decidió hacer público lo que ocurría el viernes pasado, pocos días antes de las elecciones.
En un cambio de estrategia, Clinton ayer optó por no hablar del tema. Trump, en cambio, no parecía tener otro. "Esto es peor que el Watergate. Hay que terminar con los corruptos", repetía.
Usó luego su cuenta de Twitter, como lo hace habitualmente, pero esta vez para insistir en que "varias encuestas" lo dan por arriba de Hillary o, al menos, en empate técnico. Eso es una gran escalada respecto del retroceso que tuvo días atrás, cuando llegó a situarse a más de seis puntos de distancia.
La tendencia a la mejora de Trump y el retroceso de Clinton fue confirmada por varios sondeos, algunos aun manteniendo a la demócrata por delante, como el caso del promedio general del sitio RealClearPolitics, que dio 47,6% para la demócrata y 43,3% para Trump, con un margen que queda dentro de lo que podría ser el error de la muestra.
"Todos estos sondeos se hicieron antes de que se conociera lo del FBI", se ufanaba Trump, en relación con el sorpresivo anuncio del jefe de la Oficina Federal de Investigaciones, James Comey, en el sentido de que se reabría una investigación que él mismo había dado por cerrada meses atrás.
"Con lo que hemos visto, nadie, en forma razonable, puede acusar de nada que no sea imprudencia a la señora Clinton", dijo Comey. Cuando faltan días para las elecciones, la reapertura del caso fue un golpazo para los demócratas.
La gran duda es qué hay en esa computadora que el malogrado matrimonio entre Abedin y Weiner compartían. Según fuentes citadas por The Washington Post, la mujer que es mano derecha de Clinton "no se explica" cómo esos documentos llegaron allí y tampoco a qué se refieren. Cuanto mayores sean la duda y la confusión que alimente la sospecha, más aire para la aspiración de Trump.




Morgenfeld: “Existe un gobierno permanente en Estados Unidos más allá de republicanos y demócratas”



“Existe un gobierno permanente en Estados Unidos más allá de republicanos y demócratas”


Leandro Albani/El Furgón 

¿La ex secretaria de Estado Hillary Clinton representa un muro de contención para las políticas más reaccionarias dentro de Estados Unidos? ¿El magnate Donald Trump encabeza un movimiento que busca resolver los problemas internos en un país azotado por la crisis económica? ¿La ex senadora, nacida en Chicago en 1947, intenta llegar a la presidencia prometiendo moderación ante la bravura de su oponente? ¿El candidato republicano, que llegó al mundo en 1946 bajo el paraguas de un conglomerado inmobiliario construido por su padre, es la encarnación misma del racismo y los miedos profundos de la sociedad estadounidense? ¿Ambos candidatos se presentan hostiles hacia América Latina, en particular frente a los procesos progresistas y de izquierda como en Cuba, Venezuela y Bolivia?
A pocos días de las elecciones presidenciales estadounidenses del 8 de noviembre, El Furgón dialogó sobre estos temas con Leandro Morgenfeld, historiador, investigador del CONICET y autor de los libros “Vecinos en conflicto: Argentina y Estados Unidos en las Conferencias Panamericanas, 1880-1955”, “Relaciones peligrosas: Argentina y Estados Unidos” y “El ALCA: ¿a quién le interesa? La posición de sectores socioeconómicos y políticos en Estados Unidos, México, Brasil y Argentina con respecto al ALCA”.

¿Existen diferencias sustanciales entre Hillary Clinton y Donald Trump?

-Existen diferencias. Pero siempre, en las campañas electorales, se tienden a exagerar las diferencias. En realidad, hay consensos de fondo en el establishment, que se van a mantener gane quien gane. Y esto lo garantiza no sólo el presidente electo, sino el Congreso y la Corte Suprema. O sea, el margen de maniobra del presidente en Estados Unidos es relativamente estrecho. Todo indica que Clinton será la primera mujer presidente, pero si ello no ocurre habrá un reacomodamiento del sistema político y Trump será forzado a mantenerse dentro de los parámetros permitidos. En el proceso electoral, para generar la sensación de que los votantes realmente eligen, se exageran y magnifican las diferencias. Así, parece que va a haber un país radicalmente distinto si gana uno u otro. Eso ocurre en otros países y con otros sistemas electorales y políticos. En Estados Unidos, no. Pero el marketing político, como ocurre con la propaganda comercial, gasta millones para vendernos candidatos con packaging muy distinto, pero contenido similar. La política estadounidense está cooptada por el marketing y depende de los cientos y cientos de millones de dólares que se gastan en construir consenso en torno a los candidatos. En “venderlos”.

-¿La política exterior de Estados Unidos puede variar según qué candidato gane las elecciones?

-Hace décadas, existe un “gobierno permanente” de Estados Unidos, más allá de las diferencias entre republicanos y demócratas, y entre los sucesivos candidatos. El sistema político estadounidense, más que alternancia, garantiza continuidad. Los dos partidos del orden representan dos caras aceptables para el establishment. Nunca se pone en discusión el carácter imperial de Estados Unidos. Pueden discutir si en Siria hay que crear o no una zona de exclusión aérea, o si hay que bombardear más o menos al Estado Islámico, pero no cuestionan el fundamento, el carácter de gendarme planetario que cumple Estados Unidos. En general, se van tamizando los candidatos y el sistema purga a los que quieran romper el consenso bipartidista en materia de política exterior. Bernie Sanders sí proponía una modificación sustantiva de la política exterior, pero no pudo llegar, entre otras cosas porque el aparato del partido –y millones de dólares de las coporaciones– se encolumnó atrás de Hillary, como probaron los emails filtrados por Wikileaks.

Donald Trump Sr. and Melania Trump Wedding, Self Assignment, January 22, 2005

-¿Los debates presidenciales entre los dos candidatos son reales o simplemente un espectáculo de televisión?

-Los tres debates presidenciales, y el de los vicepresidentes Pence y Kaine, concitaron mucha atención, especialmente por la figura de Trump. La campaña se caracteriza por el altísimo rechazo que provocan ambos candidatos –reflejo de una crisis del sistema político en Estados Unidos– y por su inusual tono agresivo. Estados Unidos es el país donde la telepolítica, o sea la transformación de la política en un show, alcanzó niveles más desarrollados en las últimas décadas. La particularidad de estos debates es que Trump, en algún sentido, es un outsider y no se aviene a muchas de las reglas del establishment político. Basó su campaña en romper con lo políticamente correcto, para intentar canalizar el rechazo al sistema, y en particular a Hillary, que es una fiel representante del establishment económico y político. Como dijo algún editorialista, Trump será muy malo para la política estadounidense, pero es una máquina de generar rating. Todas las primarias, y ahora la elección general, para bien o para mal, giraron en torno a su figura, sus exabruptos, sus acosos a mujeres. Esto impide que se discuta con mayor profundidad sobre los temas centrales de la política, la economía y la sociedad. Es un factor distractivo importante.

-¿Qué análisis se puede hacer de las posturas de Clinton y Trump con respecto a América Latina?

América Latina apareció poco en los debates presidenciales y en la campaña, salvo por dos temas. Inmigración: Trump culpa a los indocumentados de la crisis de empleo y propone endurecer los controles fronterizos y un plan de deportaciones masivas, mientras que Clinton quiere aprobar una reforma migratoria en los papeles más progresista, pero en realidad con Obama se deportaron más de 3 millones de indocumentados en 8 años, un récord histórico; el Acuerdo Transpacífico: ambos dicen oponerse al TPP, aunque Clinton fue la que lo impulsó como Secretaria de Estado, y en privado dijo a financistas de Wall Street que está a favor de este tipo de acuerdos de libre comercio.
hillary-arabia-saudi 

En cuanto al reestablecimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba y a la relación con los países bolivarianos, no puede esperarse nada demasiado nuevo por parte de los dos candidatos. Trump, con un discurso más aislacionista, insiste en que no hay que gastar recursos “promoviendo la democracia” en países que no la quieren. Su discurso xenófobo y anti-hispano cosecha rechazos en América Latina. Por eso los gobiernos de derecha en la región, a pesar de tener una prédica que a priori sintonizaría más con las propuestas del magnate inmobiliario, señalaron que prefieren a Clinton en la Casa Blanca. Clinton garantizaría la continuidad de las políticas de Obama y tendría mejores condiciones para avanzar con el TPP, al que miran con esperanzas no solo los gobiernos neoliberales. Un eventual triunfo de Trump complicaría la estrategia estadounidense de recuperar el dominio en Nuestra América, desafiado en los últimos años. La victoria de Clinton, en cambio, implicaría mayor continuidad, pero más agresiva hacia los gobiernos no alineados.

-¿El gobierno argentino mantiene afinidad ideológica con alguno de los candidatos en particular?

Macri tiene una vieja relación de negocios con la familia Trump, y hasta lo alojó personalmente en en su quinta Los Abrojos, hace algunos años. Además, podríamos decir que tiene afinidad electiva por Trump, por ser ambos empresarios y con un discurso neoliberal y promercado. Sin embargo, tanto él como la canciller Malcorra declaran públicamente que prefieren que gane Clinton. Suponen que así habrá continuidad y podrán seguir alineados y subordinados a Washington sin pagar un costo interno. En esa línea, de avanzar el TPP que en su momento impulsó Hillary como Secretaria de Estado, Macri podría llevar al país a sumarse a este mega acuerdo de libre comercio. Trump, como decíamos antes, generaría más rechazo y reflotaría un sentimiento anti-yanqui, con lo cual la subordinación de Macri a la agenda de Washington tendría un mayor costo político interno.

-Tanto Clinton como Trump, ¿tienen políticas concretas para paliar la crisis económica que atraviesa Estados Unidos desde hace varios años?

-En sus discursos, Clinton enfatiza que van por el buen camino y que lo peor de la crisis ya pasó, mientras que Trump señala que Estados Unidos está estancado, no crece hace años, se desindustrializó y perdió millones de empleo. Clinton promete más libre comercio para volver a crecer, mientras que Trump se inclina por una prédica proteccionista. Dice que va a renegociar los tratados de libre comercio y obligar a las empresas estadounidenses a volver a producir en su país, y a la vez insiste con la receta neoliberal de bajar impuestos a los ricos y achicar el Estado, para que las empresas ganen competitividad e inviertan. Ninguno de los dos se enfoca en los aspectos estructurales de la crisis y, como bien señaló el moderador del tercer y último debate, más allá de sus propuestas, las consecuencias de ambos programas serían una escalada aún mayor del déficit fiscal y el endeudamiento público, que ya supera holgadamente el 100% del PBI anual estadounidense. O sea, ninguno tiene un plan para superar el estancamiento estructural de la economía estadounidense. Esto lo señaló Trump en el debate del 19 de octubre: India crece al 8% anual, China al 7% y Estados Unidos al 1%.

Macri quiere un nuevo ALCA con EEUU? (Columna AM750)

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Macri quiere un nuevo ALCA con EEUU? (Columna Morgenfeld AM750)

October 31, 2016 08:06
00:05 / 09:12


El ministro de producción Francisco Cabrera sinceró que la Argentina está buscando un tratado de libre comercio con Estados Unidos. Luego Malcorra salió a matizarlo y él tuvo que dar explicaciones.
En la semana de un nuevo aniversario del No al ALCA en Mar del Plata, Macri insiste con las recetas neoliberales. 

- escuchá el audio de la columna acá

 

domingo, 30 de octubre de 2016

Eduardo Lucita: "Crisis de la econommía mundial ¿Retroceso de la globalización?"



CRISIS DE LA ECONOMIA MUNDIAL

¿Retroceso de la globalización?

El mediocre crecimiento de la economía mundial, con una tendencia débil del comercio internacional, plantea interrogantes acerca del desenlace de la actual fase de la globalización.

Por Eduardo Lucita *
Página/12

 
La globalización –fase actual de la tendencia histórica del capital a su mundialización– parece haber encontrando sus límites. Numerosos indicadores dan cuenta de ello y la duda es si solo será un impasse para retomar con nuevas fuerzas o si fortalecerá la tendencia al estancamiento de larga duración de la economía mundial.
El largo período de la fase globalizadora iniciada en 1989-1991 con la caída del Muro de Berlín e implosión de la URSS –que pusieron fin al enfrentamiento Este-Oeste y dieron un nuevo impulso a la mundialización capitalista– pareciera completar la mundialización de las relaciones capitalistas con los acuerdos del Consejo de Seguridad de la ONU más Alemania e Irán; la apertura de relaciones EE.UU.-Cuba y el impulso dado por Estados Unidos a los macro tratados de libre comercio. Sin embargo nada alcanzaría a contrarrestar los síntomas de retroceso.
Hasta el 2008 se verificó una rápida integración del comercio y las finanzas mundiales, las nuevas tecnologías permitieron reducir rápidamente los costos del transporte y de las comunicaciones, el intercambio comercial se expandió a altas tasas y las multinacionales multiplicaron sus inversiones. En ese tiempo la fuerza de trabajo mundial más que se duplicó (llegando a 3500 millones de trabajadores), la precarización pasó a ser un nuevo precio de la economía y la productividad se expandió fuertemente fijando un nuevo piso a la competitividad internacional.
El resultado más general ha sido que mientras la tasa de rentabilidad del capital alcanzó niveles desconocidos el promedio mundial de los salarios reales de los trabajadores cayó –en Europa y Estados Unidos se mantienen estancados desde los años ‘90– y la desocupación global creció. La riqueza se concentró, en todos los países se consolidaron niveles de pobreza elevados y la desigualdad se entronizó. Contradictoriamente mientras que con los acuerdos con Cuba e Irán se suponía se ampliarían las bases para la acumulación capitalista y el comercio, todos los indicadores del 2016 muestran una realidad muy diferente. La desaceleración de la integración iniciada en 2008 se ha profundizado y el mundo ha ingresado en una fase de bajo crecimiento, de fuerte reducción del comercio internacional, de caída de la productividad y alto endeudamiento.
En el reciente informe Perspectivas de la Economía Mundial, el FMI ha revisado a la baja sus previsiones para el crecimiento mundial, ahora proyecta 3,1 y 3,4 por ciento para 2016 y 2017, respectivamente. El crecimiento de las economías de los llamados emergentes alcanzaría al 4,2 por ciento, completando así seis años seguidos de declive.
El Fondo caracteriza que ha sido la caída sin precedentes de los intercambios internacionales la causa principal del bajo crecimiento del PIB global. Efectivamente el comercio mundial está creciendo a la mitad de lo que lo hizo en las últimas tres décadas. Las perspectivas para este año indican que la tasa de crecimiento será la más baja desde el 2007 (1,6 por ciento para la OMC; 2,8 según otras fuentes), sería el quinto año consecutivo de una expansión menor al 3 por ciento, cuando hasta la crisis del 2008 la tasa de crecimiento era el doble de la del PIB mundial.
La formación de capitales ha seguido este mismo curso bajista, aún cuando las tasas de interés son extraordinariamente bajas, incluso cuando tanto en Japón como en varios países europeos las bancas centrales cobran tasas de redescuento negativas. En los 15 años anteriores al 2008 la inversión extranjera directa (IED) de las multinacionales aumentaba el triple que el PIB global, en 2015 resultó un 40 por ciento inferior al monto más alto registrado antes de la crisis. La desaceleración de la economía China es la principal responsable de esta tendencia a la baja, pero no es menor el comportamiento de la economía de Estados Unidos. Su fase de recuperación iniciada en 2009 es la más débil desde los años ‘30, este año se estima crecerá entre 1,6 y 1,8 por ciento y ese crecimiento débil se proyecta al menos 5 años para adelante, se habla así de una “nueva normalidad” en la economía estadounidense. Es que el impacto positivo de la expansión monetaria para enfrentar la crisis ha terminado conformando un escenario de muy bajo consumo, debilidad del crecimiento y casi nula inflación.
Para el FMI “el crecimiento ha perdido fuerza y advierte que el estancamiento económico podría alentar los llamados al proteccionismo”, mientras que la OCDE ve “…un decepcionante bajo crecimiento que afectará las expectativas y tendrá como consecuencia un debilitamiento del comercio, la inversión, la productividad y los salarios”.
Los Estados Unidos impulsan macro acuerdos globales: el Tratado Transpacífico (TTP), el Tratado Transatlántico (TTIP) y el Tratado de Servicios (TISA) con los cuales busca recuperar el ritmo de la globalización y también aislar o condicionar a China. Pero este curso no está exento de inconvenientes. El TPP ha sido suscripto por 12 países integrantes pero ahora debe ser probado por los respectivos Congresos lo que no es un mero trámite. El presidente de Francia acaba de pedir y conseguir la suspensión temporaria de las negociaciones por el TTIP, en tanto que el canciller alemán ha declarado que estas negociaciones “son un fracaso”. Mientras en distintos países europeos se suceden las manifestaciones en contra de estos acuerdos y la presión de los sindicatos y otros sectores de la sociedad estadounidense hizo que la discusión por el TPP se colara en los debates preelectorales y los principales candidatos terminaron por pronunciarse contra el tratado.
Los pilares en los que se apoyó la globalización en las tres décadas pasadas: fuerte crecimiento del comercio internacional y de la acumulación capitalista, libertad de comercio y del movimiento de capitales junto con la idea futurista de alcanzar una “sociedad mundial uniforme, armónica y cooperativa”, pareciera se están desdibujando. Todo se potencia ante la incertidumbre de las perspectivas políticas y económicas a futuro, que a su vez impactan y desalientan el presente.
Para algunos analistas la fase de la globalización ha concluido sin que esté claro como se sigue, para otros la economía mundial ha ingresado en un tiempo de estancamiento estructural. Quienes vivimos en esta Argentina aperturista, estamos obligados a pensar qué nos deparará el virtuoso “regreso al mundo” que ha prometido el gobierno.

* Integrante del colectivo EDI - Economistas de Izquierda.

Lunes 31/10, 18 hs: Lanzamiento del seminario "El libre comercio en las Américas: del ALCA a los acuerdos megarregionales" (Auditorio Eva Perón)




Lunes 31/10, 18 hs: 
Lanzamiento del seminario virtual


Auditorio Eva Perón
Av. Belgrano 2527, CABA
Entrada libre y gratuita 

- información sobre el seminario, acá -  


 

Contra todos los pronósticos, Trump y Clinton llegan a las elecciones con mayor paridad


LA CAMPAÑA PRESIDENCIAL EN ESTADOS UNIDOS ENTRA EN LA RECTA FINAL Y LA DISTANCIA SE ACHICA

Trump se recupera pero Hillary aún manda

La ventaja de la candidata demócrata Clinton, que hace dos semanas parecía irremontable, se redujo sensiblemente en los promedios de las encuestas, que ahora la muestran entre cuatro y cinco puntos arriba de Trump.

Por Nicolás Lantos
Desde San Francisco
Página/12
 
La memorable campaña entre Hillary Clinton y Donald Trump hacia la presidencia de los Estados Unidos guarda todavía algunas sorpresas, a diez días de que se cuenten los votos. La ventaja de la candidata demócrata, que hace dos semanas parecía irremontable, se redujo sensiblemente en los promedios ponderados de encuestas, que ahora la muestran entre cuatro y cinco puntos arriba. Una luz considerable, sin dudas, pero que deja la puerta abierta para una sorpresa de última hora. En ese contexto apareció el jueves la noticia de que el FBI decidió reabrir la investigación sobre el uso indebido de emails privados por parte de Clinton cuando era Secretaria de Estado, cuyas consecuecias aún no se ven en los sondeos y podrían acentuar en los próximos días la tendencia a emparejar el cotejo en la recta final, a medida que disminuye el número de indecisos y votantes de terceros partidos. Del otro lado, en medio de una batalla a campo abierto entre el candidato presidencial y el establishment republicano, los votantes parecen haberse volcado definitivamente hacia el lado de Trump, que recuperó así terreno para llegar con chances a la noche de la elección mientras siembra dudas acerca de lo que pasará con ese partido a partir del día siguiente.
Una diferencia inédita de recursos volcados en la campaña, en operaciones de territorio y en avisos de televisión no pudo garantizarle a Clinton el final tranquilo que ella imaginaba cuando comenzó esta carrera presidencial. A medida que la diferencia que tiene a nivel nacional se achica, también se complica su panorama en algunos estados clave que parecían estar en su bolsillo, como Nevada, Florida y North Carolina y hoy aparecen nuevamente en juego. El despliegue de figuras populares en el Partido Demócrata, como el presidente Barack Obama, la primera dama, Michelle Obama, y la senadora por Massachusetts Elizabeth Warren, que acompañaron a la candidata en actos esta semana en esos distritos, no alcanzan para hacer crecer su intención de voto por encima de los 47 puntos, muy poco para llegar al 8 de noviembre sin sobresaltos.
La reapertura de la investigación contra Clinton, llega, entonces, en el peor momento posible. La ex Secretaria de Estado había estado bajo la lupa durante más de un año por haber utilizado servidores personales para tratar asuntos oficiales, algunos calificados como confidenciales o secretos. Esa pesquisa inicial no reveló datos suficientes para iniciarle una causa penal, decidió el Bureau en julio, en un fallo en el que sostiene sin embargo que hubo un “descuido extremo” por parte de la candidata en el manejo de sus comunicaciones. Sin embargo el viernes se supo que el FBI encontró nuevos emails que podrían complicar su situación. Si bien el contenido de estos mensajes no se va a conocer hasta después de los comicios, la noticia puede afectar negativamente a su candidatura en la recta final de la campaña.
En una carta enviada al comité legislativo que entiende en este tema, el director James Comey, el mismo que había aconsejado cerrar la investigación contra Clinton en julio, solicitó ahora ampliar su testimonio en base a que “en conexión con un caso no relacionado el FBI entró en conocimiento de emails que aparentan ser pertinentes” a la pesquisa contra la candidata. “A pesar de que el FBI no puede asegurar que este material sea o no relevante, y no puedo predecir cuánto tiempo tomará completar el trabajo adicional, creo que es importante informar al comité sobre estos esfuerzos”, agrega Comey, un funcionario republicano designado por la admistración demócrata hace tres años. Aparentemente, los emails provienen de una investigación sobre el ex legislador demócrata Anthony Wiener por enviar mensajes indebidos a una menor de edad. Wiener está casado con una de las más cercanas asesoras de Clinton, Huma Abedine. Según informaron los medios locales, sería una serie de mensajes en la casilla de correo de ella los que reflotaron las sospechas contra la ex Secretaria de Estado.
La falta de detalles despertó las suspicacias en el equipo Clinton, que sospechan que se trata de una maniobra para perjudicarla políticamente. En un acto el viernes por la tarde, ella se refirió directamente sobre el tema, exigiendo explicaciones al FBI. “Es imperativo que expliquen el asunto en cuestión, sea cual sea, sin ninguna demora. Que se sepa”, dijo, en un tono enojado que no es el que acostumbra a mostrar en sus discursos de campaña. Las suspicacias se agravaron ayer, cuando la prensa reportó, citando fuentes off the record, que la fiscal general Loretta Lynch, cabeza el Departamento de Justicia, recomendó no hacer públicas estas novedades tan poco tiempo antes de la elección, sugerencia que el director del Bureau desoyó. “Me sentí obligado a informarlo porque muchas veces en estos meses dije que la investigación estaba cerrada y sería engañoso hacia el pueblo americano no hacerle saber que hubo avances”, explicó Comey.
Estas novedes lograron lo que hace algunos días parecía imposible: encontrar coincidencias entre Trump y los principales dirigentes de su partido. “La corrupción de Hillary Clinton está en una escala que no hemos visto nunca antes. No podemos dejar que lleve su plan criminal al salón oval”, dijo el candidato en un discurso en New Hampshire. Por su parte, el jefe de la cámara baja del Congreso y némesis republicano de Trump, Paul Ryan dijo a Clinton “se le confiaron algunos de los secretos más importantes de esta nación y ella traicionó esa confianza al manejar sin cuidado información altamente clasiificada” y solicitó al director nacional de Inteligencia que “suspenda todo acceso” de la ex secretaria de Estado a material secreto “hasta que este asunto se resuelva totalmente”.
Está por verse aún si estas nuevas revelaciones afectan las chances de Clinton de ganar las elecciones. Hasta ahora, cada vez que la investigación del FBI en su contra ocupó el centro de las noticias, su intención de voto sufrió una erosión de alrededor de de dos puntos, incluso cuando, en julio, se cerró la investigación en su contra sin iniciarle acciones penales. Sin embargo, el margen para oscilaciones de envergadura ahora es pequeño ya que disminuyó desde entonces el número de indecisos e incluso millones de personas ya emitieron su voto de forma anticipada. Como sea, ella sigue siendo amplia favorita para ganar: su intención de voto promedió durante toda la campaña los 46 o 47 puntos, uno o dos por encima del techo que Trump nunca pudo perforar, y por ahora continúa en esa magnitud, a la espera inquieta de los últimos sondeos que reflejen, o no, las novedades.

sábado, 29 de octubre de 2016

Tratado de Libre Comercio con EEUU. Vuelve el ALCA? Cecilia Nahón lo critica y Susana Malcorra lo relativiza

Cecilia Nahón

 

Cecilia Nahón: "Pudimos haber sido mejores en la comunicación "

La ex embajadora durante el kirchnerismo asegura que el Gobierno sobreactúa la relación con Estados Unidos
PARA LA NACION

La entrevista tuvo lugar en la casa de la ex funcionaria, en Belgrano.

- En 2007 Cristina prometía dos cosas: más calidad institucionalidad y mayor inserción en el mundo con dos mujeres como espejo: Hillary y Merkel. ¿Cómo se produce el giro hacia Venezuela?

- No sé si hubo un giro en esos términos, a lo mejor fue una caracterización pública. Quizás en términos comunicacionales no terminamos de explicar la política exterior que se llevó adelante. O en algunos sectores no se terminó de entender cuáles eran los ejes principales. A partir de 2008 los países más desarrollados pasaron a tener una situación económica crítica. Hubo crisis o crecimiento muy moderado en el caso de EE.UU. Entonces las mayores oportunidades de inversiones e intercambio estaban por lejos en los países emergentes. No fue irracional, había un diagnóstico sólido. Se llevó adelante una política exterior autónoma en un mundo multipolar, priorizando la defensa de los intereses nacionales y la integración con la región.

- ¿Entonces qué es lo que no comunicaron bien de la política exterior?

- No se comunicó o no fue reproducido fielmente por los medios mayoritarios. El resultado fue que muchas veces se terminó caracterizando nuestra política como confrontativa o aislacionista. Un ejemplo: en 2012, después de más de 10 años de reclamos unilaterales a EEUU porque nos impedían exportar carne o limones con excusas fitosanitarias, pedimos a la OMC que se expida. La lectura de los medios fue que Argentina peleaba contra EE.UU. porque sí. De hecho, este año el gobierno de Mauricio Macri cosechó los frutos de las demandas argentinas en el caso del biodiesel con la Unión Europea y de la carne con los Estados Unidos.
- Usted dice que Macri cosechó la siembra del gobierno de Cristina. ¿No es vital para poder "cosechar" que haya sintonía política?

- Si EE.UU o algún país reconoce algo así, estarían violando lo establecido por la Organización Mundial de Comercio. Tienen la obligación de cumplir con el fallo, que en el caso de la carne fue contundente a favor de la Argentina.

- ¿No cree que el famoso episodio del alicate de Timerman fue un gesto que no ayudó en la relación con EEUU?

- Las relaciones bilaterales se construyen de a dos. Dejame decir que EE.UU fue un socio muy importante para la Argentina. Sus empresas mantuvieron y, en muchos casos, acrecentaron sus inversiones. No es cierto que se retiraban del país. Hubo una relación, incluso en los momentos de mayor tensión, que se mantuvo muy activa en términos económicos, comerciales y de cooperación científica.

- ¿Y cómo se inscribe entonces lo del alicate en este contexto de colaboración que usted relata?

- Por supuesto tuvimos muchas áreas de tensión con EE.UU, no las vamos a negar. Argentina fue durante la última década un país que, afortunadamente, cuestionó con argumentos las reglas injustas del sistema económico y financiero internacional, las cuales fueron escritas por los países más desarrollados. No lo digo yo. Recomiendo leer a un economista surcoreano brillante que trabaja en la Universidad de Cambridge, que se llama Ha-Joo Chang, que escribió el libro "Pateando la Escalera", donde dice que las herramientas que tuvieron los países desarrollados para crecer en el siglo diecinueve y veinte, fueron abolidas luego para que los países como el nuestro no pudieran hacerlo.

- ¿EE.UU nos pateó la escalera?

- Sí, nos pateó la escalera. Junto con Japón y Europa han escrito reglas de comercio internacional que los favorecen, especialmente a los sectores más concentrados del capital norteamericano. La tensión bilateral surge cuando tenés intereses y posiciones que no confluyen, lo que a veces es inevitable entre países con dimensiones, necesidades e identidades estructuralmente diferentes. Excepto si se elige una política de alineamiento automático, o subordinación. Pero nosotros elegimos en cambio una política exterior independiente y soberana. Además, en este caso hubo una brutal campaña anti argentina que los fondos buitres llevaron adelante en Estados Unidos. No sé si desde Argentina se dimensionó.

- ¿Qué posición tomó Obama?

- Ellos siempre dijeron que cuestionaban la decisión del juez Griesa sobre el fallo pari passu. Avanzaron fuertemente en el FMI solicitando cláusula antibuitres en futuras emisiones de deuda. Pero cuando se ratificó el fallo nunca se animaron a denunciar lo nocivo de estas prácticas. A pesar de que Obama durante la campaña los calificó como "especuladores de Wall Street", el gobierno de EE.UU fue el único país sistémico y grande que no se expresó públicamente contra los buitres. Lo hizo China, Francia, Rusia, Brasil, Reino Unido, estos países fueron muy claros, no fueron ambiguos.

- ¿Obama fue ambiguo?

- No se expresó. Y quedarse callado en ese momento fue elocuente. El silencio aturdía. Y eso también generó un daño en la relación bilateral.

- ¿Obama podría haber hecho más por Argentina?

- Sí, pero priorizó más su política doméstica porque la campaña antiargentina instalada por los fondos buitres en el congreso y los medios de comunicación de EE.UU aumentaron mucho el costo político interno que él debía pagar si expresaba públicamente su solidaridad con nuestra posición.

- ¿Cómo entiende usted el Tratado de Entendimiento con Irán?

- Fue un intento muy osado de contribuir con la búsqueda de justicia y terminar con la impunidad en los ataques terroristas, en particular el de la AMIA; pero no se pudo implementar. Se quería facilitar la toma de declaración de los acusados e imputados para iniciar un juicio en Argentina.

- ¿De verdad pensaban que esos acusados, varios de los cuales fueron candidatos a presidente de Irán, declararían ante la Justicia? ¿No fue algo ingenuo?

- Se corrió un riesgo intentándolo, porque era una prioridad hacer justicia en el caso AMIA.

- Generó muchas suspicacias que el tratado sea más impulsado por el gobierno que por la mayoría de las organizaciones judías. ¿Para qué pagaría Cristina semejante costo político?

- La Presidenta y el canciller Timerman estaban muy interesados en avanzar y contribuir en el avance de la causa AMIA. Estoy convencida de eso pero también se despertaron fantasmas de todo tipo que contaminaron el proceso de discusión.

- ¿Ese fue un déficit del gobierno de Cristina, la imposibilidad de comunicar mejor?

- Creo que podríamos haber sido mejores en nuestra comunicación. Lo digo desde mi individualidad en la embajada en EE.UU y como parte de la Cancillería.

- ¿Qué hubiese comunicado mejor usted?

- Los fundamentos de la política exterior, las razones que motivaron muchas decisiones que fueron tildadas de caprichosas cuando no fue así.
- Asumió Macri y fue visitado por Hollande, por Obama, se reunió con Cameron, también fue a...

- (interrumpe) El viaje de Hollande ya estaba pactado desde el año pasado antes de asumir Macri pero se postergó por los atentados terroristas en París, esas son las cosas que no se dicen.

- ¿Qué opina de esta frase: "con Macri, Argentina volvió al mundo"?

- Argentina nunca se fue del mundo, lo que está cambiando es la forma de vincularse con el resto del mundo. Donde sí volvimos fue al mega endeudamiento, a Davos, al FMI. En ausencia de una estrategia propia y seria de inserción internacional, se adoptan hoy agendas y prioridades de los países dominantes.

- Usted habla de agenda propia y durante el gobierno anterior no se pudo concretar ni la venta de una cosechadora a Angola.

- El caso de Angola fue una anécdota. Las exportaciones más que se duplicaron durante los doce años del kirchnerismo y se diversificó la matriz exportadora como no sucedió nunca antes. Este gobierno, con el latiguillo de volver al mundo, en realidad acepta pasivamente agendas de otras latitudes. Más que una lluvia de inversiones hubo una lluvia de concesiones en todos los órdenes de la política.

- ¿Qué pasaría si se firma un tratado de libre comercio con EE.UU como impulsa el gobierno?

- Me parece que hay sobreactuación en la relación con EEUU. A los que sí hay que felicitar es a los funcionarios del Departamento de Estado y de la Casa Blanca que consiguieron que Argentina firme en pocos meses todos los acuerdos que buscaban. Hubo concesiones en finanzas, comercio, cambio climático, seguridad, defensa y narcotráfico. No hay que venderle a la gente pescado podrido. Además no existe el libre comercio porque todos los tratados tienen reglas que generalmente las escriben los países más fuertes. Esto arrasaría con la industria nacional y destruiría millones de empleos.

- ¿Macri no podría firmar acuerdos con EEUU que a la vez contemplen la protección de la industra nacional?

- Macri implementa un programa neoliberal con un envase new age, con una pátina de revolución de la alegría que no es tal salvo para los sojeros, los mineros y los buitres.

- ¿Es neoliberal sin sacar los planes sociales?

- Hay una reducción en términos reales de todos los programas de transferencias de ingresos a los sectores más vulnerables.

- Pero su gobierno terminó con 30 por ciento de pobreza.

- La pobreza se redujo a la mitad, la midas como la midas. No te olvides del punto de partida de 2003. Macri adopta un programa neoliberal porque la esencia se inspira en la teoría del derrame, que dice que al darle beneficios a las grandes empresas, a las mineras, a los sojeros y las corporaciones redundará en un derrame que beneficiará al resto de la gente. Pero eso no pasó nunca ni en Argentina ni en el mundo. Hoy Hillary Clinton es la principal crítica en EEUU de la teoría del derrame.

- ¿Cómo ve la gestión de Martín Lousteau como embajador en EEUU?

- Me sorprende la actitud de Lousteau, con quien tuvimos una buena reunión de transición cuando yo terminé en la embajada. Alguien que estuvo a punto de ganarle al Pro en la ciudad con una alternativa supuestamente progresista ahora en Washington es parte de este proyecto neoliberal acompañando el acuerdo de libre comercio. Al menos en la foto está. Creo que debe una explicación.

- Dejamos acá.

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Malcorra relativizó un posible acuerdo con EE.UU.

"No hay nada concreto", aclaró; Cabrera había dicho que estaba en agenda
Sábado 29 de octubre de 2016
 
WASHINGTON.- La canciller Susana Malcorra aclaró ayer que "no hay nada concreto" sobre un posible acuerdo de libre comercio entre la Argentina y Estados Unidos o entre el Mercosur y ese país, al que calificó como "una idea aspiracional".
Malcorra fijó de esa manera la posición oficial de la Argentina luego de que el ministro de la Producción, Francisco Cabrera , dijera en una reunión con empresarios, anteayer en esta ciudad, que el país aspira a tener un tratado comercial con Estados Unidos.
"La referencia al tratado de libre comercio con Estados Unidos es una señal inicial, aspiracional, a que podemos avanzar en ese sentido", aclaró la jefa del Palacio San Martín, quien agregó que siempre sería dentro del Mercosur.
La canciller Susana Malcorra
La canciller Susana Malcorra. Foto: Archivo
Pese a estos vaivenes discursivos, el viaje de Cabrera por Estados Unidos tuvo un resultado positivo, según quienes participaron de él. "Luna de miel". Así definió un empresario argentino el status actual de la relación entre la Argentina y EE.UU., que posiblemente continúe en este idilio si las elecciones en este país las gana la candidata presidencial demócrata Hillary Clinton. La percepción es casi uniforme en el sector público, empresarial y en los círculos académicos en Washington: el inicio del gobierno de Mauricio Macri significó un punto de quiebre respecto de los problemas iniciados luego de la explosión de la convertibilidad, pero particularmente desde 2005. Y si bien todo lo que rodea al candidato republicano Donald Trump es incierto (sus ideas y su probable equipo), nadie espera que haya un cambio violento en este tema si todas las encuestas están equivocadas y el excéntrico empresario vence a Hillary.
La frase más repetida en estos días es el asombro por el ritmo de las reformas económicas del gobierno de Macri en sus primeros 10 meses en el poder.
Lejos de los cuestionamientos domésticos, aquí los funcionarios, empresarios y académicos valoran la salida del cepo, el arreglo con los holdouts, el reconocimiento y el inicio de la baja de la inflación, la normalización de las estadísticas oficiales, la regularización del comercio exterior, la revisión del artículo IV del FMI y la predisposición al diálogo.
En el campo de los desafíos aparecen las dudas en torno del crecimiento económico, el déficit fiscal, la falta de marcos regulatorios claros y la cuestión de la propiedad intelectual en general y de las patentes en particular.
La sensación de agrado es tan fuerte que inclusive supera el fuerte sentimiento negativo que predomina en la campaña electoral norteamericana en torno del libre comercio, por parte de los dos candidatos principales.
Es que, como comentó a LA NACION un experimentado funcionario de Washington, en la campaña se pueden decir muchas cosas radicalizadas, pero luego en EE.UU. naturalmente quien asume la presidencia tiende a adoptar posiciones más moderadas, en el centro del pensamiento.
Por esta razón, es posible que el entusiasmo en torno de cualquier nuevo acuerdo de libre comercio permanezca congelado hasta que el sucesor de Barack Obama logre que se supere el enojo de una parte de la ciudadanía hacia la globalización que este país ha exportado al mundo y con la cual consolidó su poder económico. En cualquier caso, el reconocimiento hacia Macri surge de los dos partidos.
"La Argentina muestra que la democracia funciona y que es una historia exitosa", señaló Dan Fisk, ejecutivo del Instituto Internacional Republicano.