jueves, 31 de agosto de 2017

Brasil, a un año del golpe

Brasil, a un año del golpe

 

Brasil, a un año del golpe

Por Julia de Titto
Notas.org.ar

Hace un año en este mismo portal publicábamos un artículo que se titulaba “El Senado destituyó a Dilma y se consumó el golpe de Estado en Brasil”. Mientras, los principales medios de comunicación argentinos y mundiales afirmaban que “con Temer arranca otra era en Brasil” o que simplemente habían “destituido” a la presidenta electa. Pasaron 365 días y la lectura política sobre lo que había ocurrido, no hizo más que confirmarse.
“Está claro que el tema de las ‘pedaladas fiscales’ por las que el Parlamento destituyó a Dilma Rousseff era una mera excusa”, afirmó el analista internacional Leandro Morgenfeld en diálogo con Notas. Y agregó que se trata “del mismo Congreso acaba de salvar a Michel Temer del impeachment a pesar de las grabaciones que hizo el empresario del frigorífico JBS” sobre la implicación del actual mandatario con el pago de sobornos.

Los objetivos del golpe

En otro artículo publicado ese 31 de agosto de 2016, decíamos que había habido una indudable influencia estadounidense detrás del juicio político a Rousseff y que este tenía un doble objetivo. El primero, poner la reserva de petróleo y gas pre-sal en manos privadas. El segundo, que el poder económico volviera a dirigir los destinos de Brasil luego de 12 años del Partido de los Trabajadores en el poder.
Con el correr del tiempo podríamos sumar que un objetivo subyacente era liquidar la posibilidad de que cualquier gobierno de tinte progresista volviera en el corto y mediano plazo al Palacio de Planalto: la ofensiva judicial contra Lula Da Silva, que encabeza todas las encuestas de cara a las presidenciales de 2018, así lo indica.
Morgenfeld suma que en términos de política exterior, el golpe apuntó a “abandonar cualquier tipo de perspectiva latinoamericanista y subordinar la agenda externa de Brasil a los dictados de EE.UU.”, lo que se pudo comprobar en la separación de Venezuela del Mercosur. Se trata de un intento de “disciplinamiento geopolítico en un continente que hasta hace dos años mantenía un política de integración regional y de política exterior no subordinada a EE.UU.”, añade. Y subraya: “Hoy vemos en todo el continente como se avanza contra todos los gobiernos no alineados con la perspectiva norteamericana”.
A nivel interno, Temer y sus aliados se encuentran desarrollando “una política económica completamente regresiva” que sancionó una enmienda constitucional para congelar el gasto público en salud y en educación, aprobó una ley de flexibilización laboral “que retrocede varias décadas en cuanto a derechos conquistados por la clase obrera brasilera” y ahora va a intentar aprobar una regresiva reforma previsional “que genera una transferencia de recursos hacia los sectores más concentrados”.
El analista recuerda que se trata de un presidente que “tiene los índices de aprobación más bajos de la historia”. “Una encuesta reciente mostró que menos del 5% de la gente lo apoya y siete de cada diez brasileños consideran pésima su gestión”, agrega.
“A pesar de todo, sus aliados del poder económico lo sostienen porque temen las ‘elecciones directas ya’ que es lo que plantean distintas organizaciones populares y una eventual elección donde Lula pueda ganar”, concluye Morgenfeld.
Los destinos de Brasil, el gigante latinoamericano que, como describe el entrevistado es “el país más desigual en la región más desigual del mundo”, tiene su democracia secuestrada hace 365 días. Un Congreso corrupto destituyó a una presidenta legítimamente electa y el Poder Judicial no para de abrir causas contra el ex presidente que articula las esperanzas del pueblo brasileño. En su mandato arrebatado, Temer avanzó con reformas a las que la palabra “regresivas” le queda corta. En 2018, las urnas hablarán.


miércoles, 30 de agosto de 2017

"El Brasil de Temer: ajuste, flexibilización y represión". Por Leandro Morgenfeld






El Brasil de Temer: ajuste, flexibilización y represión

Por Leandro Morgenfeld[1]

Revista Insumisa

Año 1, Número 1, agosto 2017, pp. 2-5

Avanza en Brasil la deriva antidemocrática del ilegítimo gobierno de Michel Temer. La corporación política lo protege –el 2 de agosto, los mismos diputados que votaron el juicio político contra Dilma, salvaron al actual presidente, a pesar de las contundentes pruebas sobre sobornos, relevadas recientemente por la grabación del titular del frigorífico JBS-, mientras que la judicial intenta evitar que Lula pueda participar en las elecciones presidenciales de 2018, siendo el precandidato que encabeza todas las encuestas. El impopular gobierno de Temer intenta imponer un ajuste que sea irreversible: congelamiento del gasto social, flexibilización laboral y reforma del régimen de pensiones, los tres pilares de una regresión en términos de derechos sociales. Los posibles escenarios futuros en Brasil, su impacto regional y la relación con el Estados Unidos de Trump.



El 19 de mayo se desató un nuevo escándalo en Brasil, cuando se supo que Michel Temer había sido grabado aprobando una coima para garantizar el silencio de Eduardo Cunha. Un episodio más, en la extensa crisis económica, social y política en la que se sumergió Brasil desde el golpe parlamentario contra Dilma Rousseff, concretado el año pasado[2]. Al derrumbe económico –el PBI se desplomó en los últimos dos años un 7%- se le suma una crisis social aguda -13% de desocupación-. El ilegítimo presidente de Brasil es rechazado por casi toda la población. Una encuesta, publicada por IBOPE el 27 de julio confirma esta apreciación: sólo el 5% aprueba su gestión, mientras que el 87% le tiene desconfianza y 7 de cada 10 brasileros consideran que su gobierno es “pésimo”. ¿Cómo se explica, con esta valoración social, que Temer aún pueda sostenerse en el poder y que haya sido salvado por la Cámara de Diputados el 2 de agosto?
Los factores de poder –corporaciones económicas, políticas, judiciales y mediáticas- lo están sosteniendo hasta que se aplique a fondo el plan neoliberal del ministro de economía Henrique Meirelles: recortes en salud, educación y planes sociales –mediante una enmienda constitucional que congela el gasto público en términos reales (sólo se podrá ajustar por inflación), para bloquear la  inversión social por los próximos 20 años-, ley de flexibilización laboral y extensión de la edad jubilatoria. Si América Latina sigue siendo la región más desigual del mundo, Brasil encabeza ese oprobioso ranking. La profunda degradación de las condiciones de vida de las mayorías, la (re)emergencia de las guerras entre bandas narcos (PCC, Comando Vermelho), que en enero se cobraron la vida de decenas y decenas de presos, y la creciente ola de criminalidad en ciudades como Rio de Janeiro –la última semana de julio se anunció el envío de 10000 policías y militares para combatir el delito en esa ciudad- desvanecen la ilusión, agitada con fuerza hace 4 o 5 años, de que Brasil podía despegarse de sus vecinos y sumarse al primer mundo, jugando en las grandes ligas (logrando, por ejemplo, un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU).
El 11 de julio, a pesar de las huelgas generales del 28 y 30 de abril y de las marchas de protesta, se aprobó la reforma de la ley de trabajo, una herramienta para concretar la ofensiva anti-popular que pretende emular el gobierno de Mauricio Macri en la Argentina después de las elecciones[3]. La reforma de leyes laborales tiende a precarizar aún más el trabajo: extiende la jornada laboral, elimina horas extras, permite parcelar las vacaciones, disminuye los tiempos de descanso, flexibiliza las normas de contratación y de rescisión de contratos, deja afuera de las negociaciones temas vinculados al aguinaldo y salario mínimo y limita las fuentes de financiamiento de los sindicatos[4]. Como bien resume el sociólogo Agustín Santella en un reciente artículo: “Esto trae lecciones para la Argentina. Los procesos políticos son distintos, pero los objetivos de las fuerzas en pugna son similares. Podemos aprender, por ejemplo, de la máquina de propaganda que ha usado el empresariado brasileño para construir el consenso para su flexibilización laboral. Según ellos las leyes protectoras de los derechos de los trabajadores, atentan contra la ‘creación de empleos’. Así por ejemplo, el diario O Globo (“Tempo das reformas”, 12/07/17), muestra algunos números para sostener que la anterior Ley del trabajo “excluía a los más pobres”. La conclusión es que la Ley anterior protegía a los empleados “más ricos”, a los que estaban en el sector formal, que son una minoría: ‘Entre ¿el? 20% más pobre del país, el 60% de ellos trabajan en la informalidad y el 24% están desempleados. Entonces el 84% de los pobres están fuera de la CLT. Entre el 20% más rico, sucede lo contrario. Solo el 3,1% está desempleado y el 16% está en la informalidad’. Los números reales pueden usarse con arbitrariedad en las conclusiones. Con los mismos datos podemos decir que la situación de la informalidad sigue siendo un hecho de gravedad que afecta a la clase trabajadora. Pero también indagar sobre las causas de la informalidad, y pensar que precisamente es una estrategia convenida por las patronales para erogar menores costos, impuestos y salarios. La nueva Ley precisamente busca generalizar lo que de hecho se encuentra en la informalidad. Contradictoriamente, la crítica neoliberal a la ley protectora de derechos laborales usa una retórica “populista”, en el sentido de la demagogia hacia los pobres, para favorecer otros intereses que no son los de estos. Apelan al sentimiento de injusticia, pero lo dirigen contra los mismos trabajadores. Bajando los costos del trabajo, sostienen, podremos lograr empleos para todos, y así terminar con la injusticia de una situación donde los trabajos son para pocos. Este discurso no conecta la distribución de los salarios ni con la desigualdad entre las clases”[5].
En Argentina, de a poco va apareciendo un discurso similar. Macri insiste en bajar los “costos laborales”. El 2 de agosto, el ministro de Trabajo Jorge Triaca criticó las supuestas ventajas diferenciales que tienen algunos convenios colectivos, que no llegan al “trabajador desocupado”, o la “gente que está informalizada”. O sea, al igual que en Brasil, la excusa para precarizar  a los trabajadores sindicalizados es que los derechos que obtienen en las negociaciones colectivas no llegan a los informales. O sea, igualar hacia abajo. ¿Podrá avanzar en la Argentina una reforma laboral como la que se impuso en Brasil? Es difícil. Hay una tradición sindical de más de cien años que hace pensar que no. Aunque dependerá de muchos factores, entre ellos el resultado de las elecciones. Las bases sindicales vienen hace meses presionando a la cúpula de la CGT para que tome medidas frente al ajuste en marcha.
El desenlace de la crisis en Brasil es todavía incierto.  La consigna “Fora Temer”, hace algunas semanas, permitió unificar a todas las fuerzas populares y democráticas –lulistas o no lulistas- en la lucha contra la restauración neoliberal, xenófoba, misógina, homofóbica y antipopular vislumbrada desde el instante en que el ilegítimo nombró a su gabinete. Esa consigna sigue vigente, junto a la exigencia de elecciones directas inmediatas, pero perdió fuerza en las últimas semanas, tras la condena contra Lula y el salvataje del Congreso a Temer el 2 de agosto.
La crisis en Brasil tiene también una dimensión regional ineludible. En primer lugar, muestra las dificultades que enfrenta la restauración conservadora y neoliberal. Ni Peña Nieto, ni Temer, ni Macri tienen demasiados logros económico-sociales para exhibir ni articulan un proyecto regional coherente. América Latina está sumida en una recesión de la que no logra salir, las instituciones de coordinación y cooperación regional, como la UNASUR y la CELAC, están virtualmente paralizadas, frente a la ofensiva de Estados Unidos y aliados para recomponer la legitimidad de la alicaída OEA. Crece la desigualdad, la pobreza, el narcotráfico y la violencia. Ni siquiera avanzan los tratados de libre comercio, presentados como panacea de la globalización neoliberal, pero impugnados en Estados Unidos y Europa. El desplome de Temer, la putrefacción del sistema político encabezado por el PRI y el PAN en México, y su incapacidad para hacer frente a los embates de Trump, y la imposibilidad de Macri de reactivar la economía argentina ponen en crisis el relato anti-populista. Los máximos representantes del neoliberalismo latinoamericano no entusiasman, no logran inversiones, ni bajar los déficits ni mejorar casi ningún indicador económico y social. Tampoco pueden seguir blandiendo la bandera del honestismo, menos aún después del papelón de Temer, de los coletazos regionales de los Panamá Papers o el escándalo Odebrecht.
Si Temer va a pasar a la historia como traidor y corrupto, Macri también tendrá que asumir la parte de responsabilidad que le compete. Tempranamente, cuando se inició el proceso del ilegítimo desplazamiento de Dilma, cuestionado por los gobiernos de otros países de la región, el líder del PRO le dio un crucial respaldo diplomático y político. Luego se fotografiaron sonriendo en muchas oportunidades, Macri fue recibido con honores en Brasilia e invitó a Temer a la Argentina. Imaginaron que así sepultarían cualquier atisbo de proyecto popular en la región, atacaron a Venezuela –suspendiéndola del Mercosur- y pergeñaron una estrategia conjunta que preveía una apertura comercial, firmar un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea y remolcar al resto del continente hacia un nuevo ALCA. El desplome de Temer en la consideración de los brasileros –sólo 5% de la población lo apoya, según las últimas encuestas de julio- no hace más que corroborar lo mal que la cancillería argentina lee los últimos acontecimientos mundiales y lo errática que es la política exterior de Macri. Sin embargo, la salida hacia adelante que pergeñan tiene que ver con provocar un desplome del gobierno venezolano e implementar reformas económico-sociales estructurales, que pulvericen cualquier posibilidad de reversión de la actual ofensiva del capital sobre el trabajo. La adhesión a mega-acuerdos de libre comercio, o la asimilación acrítica de la agenda pro-corporaciones de la Organización Mundial del Comercio (OMC) sería la vía para consolidar esas reformas.
En Brasil se asiste a una descomposición del sistema político que implementó un brutal ajuste neoliberal. Ante esta grave situación, que sin dudas tendrá un impacto económico negativo en la región (mayor riesgo país, menos inversiones, más volatilidad e incertidumbre, presiones devaluatorias, caída del comercio), hay que evitar las salidas neofascistas o ultraconservadoras como las que vienen apareciendo en Europa o se expresaron en Estados Unidos con el triunfo de Trump –preocupa el buen posicionamiento en las encuestas del diputado ultraderechista Jair Bolsonaro-. Frente a la incertidumbre global, Nuestra América requiere, una vez más, construir una alternativa original al neoliberalismo en crisis, que se asiente en las mejores tradiciones populares, latinoamericanistas y antiimperialistas. Las clases populares argentinas deben analizar con detenimiento las regresivas reformas fiscales, laborales y previsionales implementadas en Brasil para advertir cuál es el ajuste que intentará imponer el gobierno argentino si recibe suficiente respaldo electoral en octubre. 



[1] Profesor UBA. Investigador Adjunto del CONICET. Co-Coordinador del Grupo CLACSO “Estudios sobre EEUU”. Autor de Vecinos en conflicto. Argentina y Estados Unidos en las conferencias panamericanas; de Relaciones peligrosas. Argentina y Estados Unidos y del blog www.vecinosenconflicto.blogspot.com
[2] La revelación de las grabaciones de mayo sólo confirman que el tridente golpista –Temer, Neves y Cunha- se valieron de la corrupción como excusa para voltear a un gobierno electo democráticamente e imponer un plan de ajuste neoliberal, en el plano interno, y una política exterior subordinada a Estados Unidos.
[3] Falak, Marcelo, “La reforma laboral de Brasil acelera el cambio de rumbo en la Argentina”, Ámbito Financiero, 14 de julio de 2017
[4] Schuster, Mariano, “Michel Temer: el flexibilizador laboral. Entrevista con Joao Peres”, Revista Nueva Sociedad, julio 2017.
[5] Santella, Agustín, “Pepsico y la coyuntura latinoamericana”, Revista Bordes, 27 de julio de 2017.

lunes, 28 de agosto de 2017

De rodillas. La relación comercial Argentina-EEUU. Limones, cerdos y biodiésel

https://www.pagina12.com.ar/59198-rodillas

De rodillas. La relación comercial Argentina-EEUU

El caso del biodiésel, una muestra más del proteccionismo estadounidense.
Desde la creación de la Organización Mundial de Comercio, en 1995, Estados Unidos lidera el ranking de protestas de otros países en esa institución multilateral por la aplicación de medidas proteccionistas. Pero también es el principal demandante a países por instrumentar iniciativas que restringen el ingreso de sus productos. La potencia económica mundial cuida la producción local que puede ser afectada por la competencia importada, al mismo tiempo que presiona para abrir mercados para sus bienes y servicios. La política de comercio exterior de Estados Unidos es proteccionista de su mercado interno y paladín del libre comercio para el resto de los países. No es un comportamiento desconocido en el comercio internacional y pese a ello el gobierno de Macri lo ha ignorado con el previsible resultado negativo: Estados Unidos frenó el ingreso de biodiesel argentino, que el año pasado significaron exportaciones por 1138 millones de dólares, y consiguió la apertura del mercado argentino de carne porcina después de 25 años, con riesgo sanitario para la producción local y con la posibilidad de capturar una cuota mínima de importación de 10 millones de dólares, mientras que autorizó, aunque la medida todavía no fue efectivizada, el ingreso de limones argentinos a su mercado por un monto de 25 a 50 millones de dólares anuales. La suma y resta de esos números deja al desnudo de qué se trata el “regreso” al mundo postulado por la alianza macrismo-radicalismo.
La protesta argentina al gobierno de Estados Unidos, la convocatoria al encargado de Negocios de la Embajada de Estados Unidos y la carta del presidente Macri al vicepresidente Mike Pence son sólo exhibición de debilidad. Es el lamento de un miembro de la pareja desilusionado que no puede alegar desconocimiento del trato que iba a recibir y, si se muestra sorprendido, es su responsabilidad porque nunca le prometieron otra cosa.
El mayor déficit comercial generado por esa relación desigual deberá ser cubierto con más endeudamiento, fondos que serán aportados por la banca internacional, negocio donde predominan las entidades estadounidenses. Así se cierra el combo de subordinación: déficit + deuda.

Abrazos

Las fuerzas conservadoras han repetido hasta el cansancio que Argentina estaba fuera del mundo durante los años del kirchnerismo, y que con el cambio de signo político han emprendido la tarea de hacerla parte. Ese supuesto aislamiento fue una de las tantas confusiones deliberadas que ha moldeado el sentido común en los últimos años. Un mínimo de honestidad intelectual obligaría a analistas e investigadores a descartar esa sentencia tan repetida. No es lo que sucede.
El aspecto interesante entonces es evaluar a qué mundo el macrismo ha decidido incorporar a la economía argentina y fundamentalmente de qué modo. Como si las elites, hoy detentando el poder político, nada hubieran aprendido de la historia, se abrazaron a Estados Unidos. Opción geopolítica y económica que desconoce que, en la actual etapa del capitalismo global, la potencia dominante durante décadas ya no está sola en la cúspide del poder económico mundial. Además de compartir ese espacio de privilegio con China en términos de PIB y de comercio internacional, las regiones de Asia y Medio Oriente se están convirtiendo en el epicentro de la economía global.
La decisión geopolítica y económica de anudar una alianza estratégica con Estados Unidos o de avanzar en un desventajoso acuerdo de libre comercio Mercosur-Unión Europea se parece bastante a la decisión de las elites de la década del ‘30 del siglo pasado cuando firmaron el pacto Roca–Runciman, acuerdo de subordinación económica a la potencia declinante (Gran Bretaña) en desmedro de la emergente (Estados Unidos). Hoy se reitera esa defectuosa perspectiva histórica de las elites argentinas.
El micromundo del poder económico tuvo su jornada de esplendor el jueves pasado en la convocatoria del Council of America, con empresarios, funcionarios y la red de medios oficialistas festejando que “el mundo” hoy confía en Argentina. ¿Lo creen de verdad o es una impostura para hacer negocios y fortalecer su conducta rentista?

Diferencias

Patricio Giusto, magister en Políticas Públicas de Flacso, explica que en 2016 cuatro de los diez principales destinos de las exportaciones argentinas fueron países asiáticos. China ocupó el segundo lugar, Vietnam el cuarto, India el sexto e Indonesia el décimo. En un artículo publicado en La Nación, el miércoles pasado, Giusto destaca que el 26 por ciento de las ventas al exterior tuvieron como destino Asia, casi el doble que en 2006, y si se suman países de Medio Oriente, se eleva al 30 por ciento, cifra bastante más abultada que el comercio con Europa (17 por ciento) y Norteamérica (10 por ciento). Diversificación de la canasta exportadora en diez años que desmiente la rústica sentencia acerca de que Argentina estaba fuera del mundo.
En la historia de la OMC se han planteado unas 520 diferencias comerciales, y dos terceras partes de los miembros han participado de una u otra forma en el sistema, según el reporte anual 2017 de esa institución multilateral, publicado hace pocas semanas. Como se mencionó al comienzo, Estados Unidos ha planteado el mayor números de reclamos (112), seguido de la Unión Europea (97), Canadá (35) y Brasil (30), y a la vez Estados Unidos fue el principal demandado ante la OMC (129), seguido por la Unión Europea (83), China (38) y la India (24).
Esta enumeración demuestra que las potencias del siglo pasado consolidaron su desarrollo con medidas proteccionistas y presionando por el libre comercio para el resto. El gobierno de Macri incorpora a la economía argentina a ese mundo, en otra vuelta de integración pasiva en la división internacional del trabajo, como proveedora de materias primas. Elección que se toma en un escenario del comercio internacional donde aumentan las políticas proteccionistas.
Esto lo refleja hasta la propia OMC en ese último informe anual, al detallar que el año pasado fue el de mayor actividad del sistema de solución de diferencias en la historia de la institución, con 22 procedimientos de Grupos Especiales, de Arbitraje o del Órgano de Apelaciones, todas instancias de controversias por medidas proteccionistas.

Barreras

Las principales economías son cada vez más proteccionistas. Estados Unidos ha promovido históricamente el libre comercio mientras cuida su mercado interno. Siempre ha sido así. Sin extenderse en ese largo recorrido, antes con Obama era “Buy American”; hoy con Trump es “American First”. El proteccionismo no es nuevo en los países centrales pero desde la crisis de 2008 empezaron a aumentar las barreras comerciales para defender la producción local. La recesión generó producción excedente por la reducción de la demanda interna y salieron a capturar mercados externos para colocarla. En los Estados Unidos, Japón y en varios países de la Unión Europea, los procesos de libre comercio internacional fueron entonces observados como elementos negativos para garantizar los niveles de ocupación nacionales. Por eso están crujiendo conocidos acuerdos internacionales, como el tratado de libre comercio de América del Norte, ante la dificultad de armonizarlos con los intereses nacionales.
Para enfrentar la crisis internacional los países centrales reaccionaron primero con planes de estímulo financiero y luego se lanzaron a colocar sus excedentes de producción en mercados externos, con una avalancha de bienes sobre economías emergentes. Existe también un aumento generalizado de las barreras proteccionistas a través de mecanismos sutiles para no abrir la puerta a una guerra comercial generalizada. Pero si todos aplican en forma solapada instrumentos de freno a las importaciones, esa batalla no estará declarada pero se está desarrollando. En esta instancia resulta necesario eludir las trampas del doble estándar del discurso de liberalismo comercial de las potencias económicas.
No hace falta conocer mucho de historia ni de coyuntura mundial para saber cuáles serán los costos del “regreso” pasivo a ese mundo. Este escenario del comercio internacional no puede ofrecer resultados favorables a economía periféricas como la argentina. No sirve el fundamentalismo neoliberal aperturista ni la picardía criolla de pensar que haciéndose amigo del dueño de la pelota se podrá jugar el partido en iguales condiciones. Es una estrategia que puede derivar en una lesión de rodillas que obligue a una intervención quirúrgica como la que tuvo que realizarse el presidente Macri al día siguiente de la visita al país del vicepresidente de Estados Unidos.

-----------------------------------------------------------------


Limones, cerdos y biodiésel
“No ir al Mundial”
El ascenso de Donald Trump al poder modificó la política comercial de la potencia. El multilateralismo propio de los tiempos en que la competitividad estadounidense no tenía rival y su expansión comercial crecía de la mano del liberalismo comercial, dio paso al bilateralismo. Es decir, acuerdos con países específicos donde los Estados Unidos siente que puede obtener beneficios para sus productores sin que ello implique abrir sus mercados a terceros (especialmente China).
Un ejemplo de negociación bilateral es la que viene llevando con Argentina. Nuestro país intenta colocar limones en Estados Unidos desde hace años. Las presentaciones argentinas en la OMC y en los departamentos de Comercio y Agricultura de Estado Unidos fueron desarticulando las trabas fitosanitarias que, por el lobby de los productores de California, frenaban el ingreso de limones. Más allá de las declaraciones, el mercado todavía no se abrió.
Con la promesa de comprar limones, el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, se llevó la apertura del mercado local para la carne de cerdo en su reciente visita. No tardaron en llegar las quejas de productores, en crisis desde que subieron los precios del maíz y del gasoil por la quita de retenciones y el tarifazo. Lejos del reclamo de los productores se plantó el titular de la Sociedad Rural, Luis Miguel Etchevehere, quien apoyo el acuerdo con una metáfora futbolera: “Argentina es de los más eficientes en producción de porcinos. Es como si tuviésemos la selección argentina de fútbol y nos negáramos a ir al mundial”.
La apertura del mercado argentino de carne de cerdo donde la producción local tiene un valor de 550 millones de dólares por año no pareció bastar. A los pocos días, el Departamento de Comercio anunció la imposición de aranceles de entre 50,29 y 64,17 por ciento al biodiésel argentino con el argumento de que las retenciones a la exportación de soja eran un subsidio implícito a su producción. En 2016, las exportaciones de limones de argentina alcanzaron los 290 millones de dólares y la apertura del mercado norteamericano podría ampliarlas como mucho en 10 por ciento. En cambio, en 2016 las exportaciones de biodiésel fueron de 1240 millones de dólares y el 92 por ciento fue exportado a Estados Unidos. Es decir, el gobierno de Macri abre el mercado de carne de cerdo para vender como mucho 29 millones de dólares más en limones y a cambio, cierran exportaciones de biodiésel por 1138 millones de dólares.
El argumento del subsidio implícito al biodiésel lo realiza un país que tiene el sistema más grande del mundo de subsidios a su producción agrícola (25.000 millones de millones de dólares al año), concentrado en los productores de maíz y soja, que subsidia indirectamente su producción de carne de cerdo y de biodiesel.

viernes, 25 de agosto de 2017

"Mike Pence en América Latina. Ensayando el 'America First'". Por Juan Gabriel Tokatlian



Por Juan Gabriel Tokatlian (Página/12)


Hace unos días visitó cuatro países latinoamericanos el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence. Su perfil personal ayuda a comprender por qué el presidente Donald Trump lo escogió en la fórmula victoriosa que lo llevó a la Casa Blanca en 2016. Y también puede contribuir a entender, al menos en parte, los motivos y características de su visita a Colombia, Argentina, Chile y Panamá. 
Pence es un político del Partido Republicano y del estado de Indiana que fue electo a la Cámara de Representantes en 2000 y reelecto en 2002, 2004 y 2006. En el legislativo fue un miembro destacado del Comité de Agricultura. En 2013 fue elegido gobernador de Indiana. Para esa campaña, según el sitio followthemoney.org, recibió donaciones superiores a US$ 32 millones de dólares; US$ 747.717 dólares provenientes de industrias del campo y vinculadas a las empresas procesadoras de alimentos. En 2016 varias asociaciones del sector afirmaron que su condición de vicepresidente lo hacía el “candidato soñado” de los agricultores.
A su vez, sus posiciones sobre diferentes temas lo ubican entre los políticos decididamente conservadores y de derecha. De acuerdo al sitio ontheissues.org que hace un seguimiento de las afirmaciones, los proyectos de ley, las medidas oficiales y la legislación respaldada por cada político, Pence es antiabortista; antiambientalista; antirreforma de la financiación de campañas; anticontrol de armas; antiingreso de refugiados de Siria; duro contra las drogas, los migrantes, Rusia e Irán; procorporaciones; a favor de la baja de impuestos a empresas y del aumento del presupuesto militar; entre otros.
Teniendo esos antecedentes su visita a América Latina estuvo marcada por dos cuestiones: seguridad y negocios. Respecto a los temas de seguridad, y de acuerdo al sitio securityassistance.org, antes del viaje la asistencia militar y policial aprobada para los cuatro países en 2017 alcanzaba a US$ 208.400.000 dólares (US$ 203.925.000 para Colombia, US$ 3.225.000 para Panamá, US$ 700.000 para Chile y US$ 550.000 para Argentina). Durante el periplo de Pence un hilo conductor recorrió sus pronunciamientos: Venezuela. En los cuatro países destacó que ese país había dejado de ser una democracia, estaba en vías de volverse un Estado fallido y que, por lo tanto, Estados Unidos contemplaba todas las opciones posibles –siguiendo así lo afirmado días antes de su viaje por parte del presidente Trump y que incluía la alternativa militar– pues Caracas se había constituido en una amenaza seria para Washington. En Colombia, el presidente Juan Manuel Santos dejó en claro que la opción militar era inaceptable. En la Argentina, el presidente Mauricio Macri fue enfático al indicar que para resolver la situación venezolana no se necesitaba la utilización de la fuerza. En Chile, la presidenta Michelle Bachelet se manifestó con claridad contra una intervención militar en Venezuela. Panamá dio asilo político a dos venezolanos días antes de la llegada de Pence y el presidente Juan Carlos Varela anunció que su país adoptará medidas –sin precisarlas muy bien– para que la democracia regrese a Venezuela.
Es evidente que el vicepresidente hizo el periplo con el propósito de reafirmar la postura de manu militari del presidente Trump que, dicho sea de paso, no parece contar actualmente con apoyo del Pentágono ni del Congreso. Es cierto también que los mandatarios de Sudamérica no respaldaron ni la amenaza ni el uso de la fuerza contra Caracas. Pero hubo otros temas del ámbito de seguridad en el viaje de Pence por la región. 
En Colombia, destacó el tópico de las drogas y puso de presente la preocupación de Washington por el incremento del cultivo de coca. En 2016, las plantaciones de coca llegaron, según cifras de Estados Unidos, a 188.000 hectáreas; una cuantía superior al total de superficie cultivada al inicio del Plan Colombia en 1999. Por supuesto que Pence no admitió el fracaso de la prohibición ni el fiasco de la “guerra contra las drogas” que tanto ha estimulado Estados Unidos en América latina por décadas. En la Argentina, Pence habló, entre otros, del fenómeno del terrorismo y del narcotráfico, a lo que el presidente Macri, ante periodistas en Olivos, respondió subrayando la colaboración –sin especificar en qué frentes y con qué modalidades– entre Washington y Buenos Aires en dichas materias. 
En Chile, el vicepresidente dijo, en la rueda de prensa, que le había pedido a la mandataria chilena que Santiago rompiera relaciones diplomáticas y comerciales con Corea del Norte. Al parecer ese mismo mensaje se lo transmitió Washington a México, Perú y Brasil. Rápidamente la Cancillería chilena descartó que fuera a romper relaciones con Pionyang. En Panamá, Mike Pence agradeció el hecho de que Panamá sea el único país latinoamericano en haberse sumado a la coalición contra el Estado Islámico compuesta por 72 países y liderada por Estados Unidos e instó a que más países del área se sumen. Hasta el momento nadie ha respondido.
En cuanto a los negocios, la importancia de ese asunto reside en la caída de las exportaciones estadounidenses a los cuatro países –aunque con todos mantiene un importante superávit a su favor. En 2014 y 2016 las ventas de Estados Unidos a Colombia pasaron de US$ 20.066 millones de dólares a US$ 13.067 millones; para la Argentina las cifras respectivas fueron US$ 10.822 millones y US$ 8.512 millones; para Chile fueron US$ 16.541 millones y US$ 12.921 millones; y para Panamá fueron US$ 10.140 millones y US$ 6.128 millones. En Colombia, Estados Unidos logró la exportación de más arroz a cambio de que Colombia pudiera vender palta de la variedad Hass en Estados Unidos. En Chile, el Vicepresidente remarcó los méritos del tratado de libre comercio bilateral pero pidió que Santiago cumpliera con lo acordado respecto a la propiedad intelectual. En Panamá, no hubo ninguna demanda en el ámbito comercial: los datos son abrumadoramente favorables a Estados Unidos que, como se dijo, le exportó por valor de US$ 6.128 millones de dólares en 2016 y le compró por valor apenas de US$ 410 millones.
En la Argentina sucedió un quid pro quo parecido a lo que se anunció durante la visita de Pence a Colombia. Estados Unidos autoriza el ingreso de limones y la Argentina le abre el mercado de cerdo a Washington. El caso del cerdo es sugestivo por varios motivos. La Argentina es autosuficiente en un 90 por ciento e importa, mayoritariamente, cerdo de Brasil. Estados Unidos fue en 2016 el segundo productor mundial de cerdo detrás de China y el segundo exportador mundial detrás de Alemania. Ahora bien, Indiana es el quinto estado (detrás de Iowa, North Carolina, Minnesota e Illinois) en cuanto a mayor inventario de cerdo: como se dijo Mike Pence fue legislador por dicho estado y gobernador. Días después de la visita del vicepresidente estadounidense a la Argentina, Estados Unidos decidió aplicar un importante suba en el arancel a la exportaciones de biodiésel desde la Argentina.
En breve, el periplo de Pence a cuatro países de América latina ratificó lo que será la política anunciada por el presidente Trump sintetizada en la expresión “Estados Unidos primero” y su despliegue en la región. En materia de negocios, reconquistar mercados ante los avances de China y los intentos de diversificación comercial y financiera por parte de las naciones latinoamericanas en los últimos años y en materia de seguridad, sumar a los gobiernos del área a sus políticas de línea dura y anuncios de manu militari ya sea frente a Venezuela, a Corea del Norte y al Estado Islámico. Habrá que ver cómo, cuándo y en qué países de América latina prospera esa estrategia que combina pocos incentivos, mucha presión y alta belicosidad.


martes, 22 de agosto de 2017

Rotundo fracaso de la política de Macri hacia Estados Unidos: subordinó la agenda externa, apenas consiguió la promesa de los limones -no concretada-, y ahora entrará carne porcina y se cerrarán las exportaciones de biodiésel. Se profundizará el déficit comercial bilateral. Llueven las críticas de los productores argentinos

La medida afecta al biodiésel argentino que se exporta a EE.UU.

Estados Unidos aplicó fuertes subas de los aranceles al biodiésel argentino y paralizará los embarques

El Departamento de Comercio de ese país pondrá derechos de entre el 50,29 y el 64,17%, lo que paralizará los embarques


La medida afecta al biodiésel argentino que se exporta a EE.UU..
El gobierno de los Estados Unidos decidió hoy aplicar fuertes aranceles al biodiésel argentino, medida que paralizará los embarques hacia ese destino.
En marzo pasado, la National Biodiésel Board (NBB) denunció al biodiésel argentino por supuesto dumping, además de por "prácticas desleales" por la presunta aplicación de subsidios, y pidió una investigación a las autoridades norteamericanas.
La semana pasada, en el marco de la visita del vicepresidente norteamericano Mike Pence al país, se conoció que el Departamento de Comercio de EE.UU. postergó hasta octubre una definición sobre el supuesto dumping.
Sin embargo, ese país, vía su Departamento de Comercio, decidió esta tarde aplicar aranceles provisorios de entre 50,29 y 64,17% (con un promedio del 57%), argumentando que las ventas argentinas están subsidiadas. Más adelante debería aplicar un derecho definitivo.
La Argentina ya le ganó un panel a Europa por una denuncia similar sobre el biodiésel. Pese a que el bloque europeo debía bajar sus derechos antidumping, postergó para el mes próximo una definición.
Mauricio Macri recibió al vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, el martes pasado en la Casa Rosada
Mauricio Macri recibió al vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, el martes pasado en la Casa Rosada.
El biodiésel argentino venía entrando a EE.UU. pagando un 4,5% de arancel. Cuando la NBB denunció al biocombustible, solicitó un arancel del 23,3 por ciento, dejando entrever un presunto subsidio interno en la Argentina. Los aranceles impuestos por las autoridades de comercio duplican inclusive lo que pedían las mismas empresas norteamericanas.
El biodiésel se exporta con una retención móvil del 0%, en tanto que el aceite de soja, la materia prima para su elaboración, tributa un 27%. Ese diferencial hace conveniente la transformación del aceite de soja en ese biocombustible. El sistema de retenciones es lo que vino cuestionando EE.UU. Además, según trascendió, puso el foco en los créditos del Banco Nación, si bien las empresas, de acuerdo a fuentes del sector, no estuvieron tomando créditos del banco oficial.
Cargill y Louis Dreyfus, que en los Estados Unidos tienen plantas de biodiésel, igual que en la Argentina, presentaron en su momento un alegato en ese país a favor de las importaciones del biocombustible argentino. Luego, el mismo Departamento de Comercio de EE.UU eligió a Dreyfus y a Vicentin para que contesten preguntas por el proceso abierto en EE.UU.
Entre enero y junio pasados, la Argentina exportó 741.485 toneladas de biodiésel por US$ 543,8 millones. Del total exportado, EE.UU. compró 716.485 toneladas, el 96% del total. Las ventas a EE.UU. fueron récord a pesar de la denuncia realizada en marzo pasado, que no obstante frenó el cierre de nuevas operaciones. En 2016, las exportaciones de biodiésel a EE.UU. representaron un ingreso de US$ 1240 millones, el 25% de las ventas totales de lo que exporta la Argentina a ese mercado.
La medida afectará la exportación de biodiésel argentino


La industria de biodiésel rechazó el bloqueo de EE.UU.



La Cámara Argentina de Biocombustibles (Carbio) rechazó la aplicación de aranceles por parte de Estados Unidos contra el biodiésel argentino.
"La decisión del gobierno norteamericano es sorprendente e injustificada; muestra un alto grado de discrecionalidad y una política proteccionista que no se encuentra acorde a lo establecido por la Organización Mundial de Comercio; en la Argentina no existen subsidios para beneficiar las exportaciones de biodiésel," dijo el presidente de Carbio, Luis Zubizarreta.
Para el directivo de Carbio, "los derechos compensatorios impuestos resultan en una paralización inmediata de ventas a los Estados Unidos, con un claro perjuicio a toda la cadena sojera argentina".
La entidad valoró gestiones del gobierno argentino inclusive durante la reciente visita del vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence.
"Es llamativo que, luego de la visita del vicepresidente de Estados Unidos, donde expresó la voluntad de incrementar el comercio bilateral, nos llegue esta noticia tan negativa", señaló Zubizarreta.
"Nuestro biodiésel es el más competitivo del mundo, sin subsidios ni prácticas distorsivas, por lo que lamentamos los problemas al transporte norteamericano que esta medida generará, pues en adelante deberá pagar más caro el biodiésel al haber eliminado la competencia", precisó.
--------------------------------------------------------------


Importación de carne porcina de Estados Unidos: Argentina debería ser más dura

Clarín
El país debería negociar con firmeza y sin correr la entrada de carne porcina.

Importación de carne porcina de Estados Unidos: Argentina debería ser más dura
El consumo de carne fresca de cerdos en Argentina está en aumento.

La noticia de la semana pasada sin dudas fue que Estados Unidos autorizó la importación de limones de Argentina, después de 15 años de iniciar los trámites
.
Y mágicamente el gobierno americano le pide a Argentina que autorice la exportación de carne porcina de Estados Unidos a Argentina.
Si tardaron 15 años en autorizar los limones, cómo es que argentina autoriza tan rápido la importación de carne de cerdo, un hecho que va a provocar posiblemente algunos problemas en los productores porcinos, en un momento que está aumentando el consumo de carne fresca de cerdos en Argentina (estamos en 12 kilos por habitante por año, incluyendo chacinados, cuando hace 10 años estábamos en tres kilos).

Cruce entre productores y el Gobierno por la importación de cerdo desde EE.UU.

En este aumento del consumo de carne fresca aprovechan la oportunidad Brasil, Dinamarca, y ahora Estados Unidos para venderle a la Argentina carne congelada como si fuera fresca.
La Argentina debería en este punto tener una posición más dura, más coherente.
Aparte, en Estados Unidos existe una enfermedad en la producción porcina que no existe en nuestro país que puede llegar a provocar serios daños potenciales para la producción local.
Es un tema para estudiar muy seriamente, para que Argentina negocie como los demás países lo hacen: con dureza, con firmeza, y manejando los tiempos, sin correr.

sábado, 19 de agosto de 2017

Macri y EEUU: entregó todo a cambio de limones, pero al final nos metieron el cerdo. El riesgo de empeorar aún más la balanza comercial deficitaria y que se pierdan más de 35.000 empleos

Macri y Pence, en el encuentro de esta semana donde se terminó de cerrar el acuerdo por limones y carne porcina

Polémica por la importación de carne de cerdo de EE.UU.

La Nación
Federación Agraria Argentina (FAA) criticó, en línea con el rechazo de otras entidades, el acuerdo que permitirá el ingreso de ese producto; el ministro Buryaile lo defendió.

La Federación Agraria Argentina (FAA) fustigó el acuerdo que permitirá a los Estados Unidos, si finalmente el Senasa da su aval, vender su carne porcina a la Argentina. Para la entidad, en lugar de ser supermercado del mundo, como proclama el presidente Mauricio Macri, el país podría convertirse en "depósito".
La entidad se sumó así a las críticas que, como consignó hoy LA NACION, hicieron el presidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Dardo Chiesa, y el presidente de la Asociación Argentina de Productores de Porcinos (AAPP), Juan Uccelli. En tanto, desde el Gobierno el ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile, defendió el convenio que, a cambio, le servirá a la Argentina para finalmente entrar con sus limones a EE.UU. El convenio se terminó de cerrar en la última visita del vicepresidente norteamericano, Mike Pence, al presidente Macri.
"Desde hace tiempo, el mensaje del presidente de la Nación, Mauricio Macri, es que quiere que la Argentina pueda ser el supermercado del mundo. Esto es totalmente contradictorio con la decisión de importar carne de cerdo desde Estados Unidos. En este camino, en lugar de ser supermercado pasaremos a ser el depósito donde éste país meta las cosas que no puede ubicar en otros lugares", dijo FAA.
Para la entidad, la importación afectará a la producción local y no se traducirá en un beneficio para los consumidores. "El ingreso de carne de cerdo de EE.UU., tanto como de otros países, nos pone a los productores a competir en condiciones desfavorables, porque tanto Estados Unidos como la Unión Europea subsidian la producción, mientras que en la Argentina la presión tributaria es enorme", dijo la entidad.
"Tampoco se puede decir que esta medida pueda servir para mejorar los precios que pagan los consumidores por este producto, porque desde el 2015 a la fecha, la importación aumentó un 235 % y no hubo impacto en los precios en góndola", agregó.
Según datos de la Asociación Argentina de Productores de Porcinos (AAPP), en el primer semestre del año el país importó 17.800 toneladas, un 78% más que igual período del año pasado. El mayor abastecedor de la Argentina fue Brasil.
En EE.UU. la producción de cerdos está afectada por una enfermedad de la cual es libre la Argentina. Se trata del síndrome respiratorio y reproductivo porcino (PRRS). Si bien el riesgo de transmisión por carne sería bajo, como sostienen algunas fuentes, lo cierto es que la enfermedad una vez instalada afecta severamente la productividad.
"Sería un suicidio desde el punto de vista sanitario", señaló Uccelli, presidente de la Asociación Argentina de Productores de Porcinos, en relación con la enfermedad que tiene EE.UU. "Corremos el riesgo de meter una enfermedad que no tenemos", subrayó, por su parte, Chiesa.
En tanto, Buryaile defendió la importación. "Es positivo para la relación bilateral, para el mercado. Ha crecido mucho la producción de cerdo, hay que reconocerlo a los productores argentinos, que crecen casi 10 por ciento anual y han enviado embarques a Rusia", dijo en declaraciones a Radio Splendid, según consignó DyN.
"En la Argentina ha habido una revolución de la producción porcina y lo que ayuda es el intercambio bilateral, no hay experiencias de países absolutamente cerrados que crezcan", sostuvo el ministro.

viernes, 18 de agosto de 2017

Entrevista sobre Trump y los supremacistas blancos y el atentado en Barcelona




“Después de los atentados se espía más a la gente y toman más importancia las fuerzas de inteligencia”

FM La Tribu

El investigador del CONICET y profesor en la UBA Leandro Morgenfeld analizó en el aire de La Revancha los posibles motivos y escenarios que deja planteado un nuevo atentado en la ciudad de Barcelona, donde murieron 13 personas y más de 100 resultaron heridas.
“Lo que pasó hoy en Barcelona es algo muy difícil de controlar, y de saber si no eran “lobos solitarios””, afirmó Morgenfeld.

- escuchá el audio acá -




jueves, 17 de agosto de 2017

“Hay un alineamiento total con la agenda de Estados Unidos”

“Hay un alineamiento total con la agenda de Estados Unidos”


Al revés.

Leandro Morgenfeld es historiador, profesor de la UBA, investigador del Conicet y analista internacional, quien evaluó en el programa Nada del Otro Mundo la visita de Mike Pence, vicepresidente de EE.UU: “Hasta los gobiernos de derecha de la región condenaron una posible invasión militar a Venezuela, y Macri se mostró muy tímido con eso”.
                                           
El vicepresidente de EE.UU vino a bajar línea sobre una posible intervención en Venezuela.





Además de traerle los saludos de Donald Trump ,“su amigo de vieja data”, a Macri, Mike Pence, un cuadro de la derecha republicana más conservadora, hombre de la industria armamentística y del petróleo, hizo una mini gira por América del Sur para sumar apoyos a una posible intervención militar de Estados Unidos en Venezuela.
Leandro Morgenfeld es historiador, profesor de la UBA, investigador del Conicet, y autor del libro “Relaciones peligrosas. Argentina y Estados Unidos; Vecinos en conflicto”, lo que le da sobrada autoridad para leer y analizar lo que está pasando en América Latina y su relación con el imperio del norte: “Es preocupante la visita porque viene tres días después de que Trump planteara una invasión militar a Venezuela, que sería la primera vez que tropas estadounidenses desembarquen en América del Sur. Y en lugar de recibir críticas, como lo hicieron el resto de los presidente del continente, Macri fue muy tibio sobre el tema”.


“Colombia, México, Brasil, el Mercosur, rechazaron la vía armada, pero Macri parece confortable con esta nueva edición de las relaciones carnales. El tono de la conferencia fue injerencista, sin descartar la opción militar”. Y en lugar de un fuerte rechazo a esa posibilidad, “Macri desconoció el principio de no intervención en asuntos internos y la autodeterminación de los pueblos, en sintonía con lo que es la política exterior estadounidense”.

“Venezuela no está sola ni aislada, como dicen Macri y Estados Unidos, tiene el apoyo de China y Rusia, dos país con voto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Además está en el marco de un proceso electoral porque una guerra civil en ese país sería catastrófico para ellos y para toda la región”.
Leandro Morgenfeld, historiador, analista internacional

Morgenfeld contó quién es Pence: Es un cuadro hiperconservador de Indiana, y fue uno de los puntales de Bush en la guerra con Irak. Un hombre de fuerte penetración en la industria armamentista, del riñón republicano y hasta se lo menciona como posible figura de recambio en caso de que Trump no llega a cumplir su mandato”.
Para el analista, “es grave el completo alineamiento de Macri con la agenda norteamericana, ya que Estados Unidos es el principal inversor en el país. Pero nadie quiere intervenciones desastrosas, la región es una zona de paz y no quiere volver a ser el patio trasero de Estados Unidos”.
Y en lo estrictamente relacionado a Venezuela, Morgenfeld señaló que “está buscando una salida negociada a la crisis, y por eso hay convocado a elecciones regionales, de las que van a participar todas las fuerzas de la oposición. Pero Venezuela no está sola ni aislada, como dicen Macri y Estados Unidos, tiene el apoyo de China y Rusia, dos país con voto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Está en el marco de un proceso electoral porque una guerra civil en ese país sería catastrófico para Venezuela y toda la región”.

- escuchar el audio completo acá -