miércoles, 19 de diciembre de 2012

La economía de la relación entre Argentina y EEUU

La economía de la relación entre Argentina y EE.UU.

 
Leandro Morgenfeld (Columna Opinión - El Cronista Comercial)

La relación Argentina-EEUU muestra cada semana alguna novedad poco auspiciosa. Este lunes, el embajador Jorge Argüello, quien había asumido sólo un año atrás, fue removido del cargo, dejándole su lugar a Cecilia Nahón, hasta entonces Secretaria de Relaciones Económicas Internacionales. Las especulaciones sobre la salida de Argüello aparecieron inmediatamente, y su alejamiento de Washington fue atribuido a diversas causas: un pase de factura por la tensa visita de Cristina Kirchner a las Universidades de Georgetown y Harvard; una dura interna con Moreno; un silencioso pero tenaz enfrentamiento con el titular de la Cancillería; un castigo por no haber advertido la ofensiva del Juez Griesa que casi provoca un default técnico; una ofensiva de La Cámpora. Timerman enseguida salió a desmentir las internas en el gobierno (“Moreno no pone ni saca embajadores”) y explicó el cambio señalando que se buscaba un nuevo perfil en la representación diplomática.
Más allá de las posibles internas y de las cuestiones personales, lo cierto es que el vínculo bilateral tiene varios puntos de conflicto. El acercamiento ensayado desde noviembre de 2011 (tras la cumbre Obama-Kirchner en Cannes, la aprobación de la controvertida Ley Antiterrorista y diversos gestos de distensión) se vio opacado por las contradicciones estructurales. Así, desde enero de 2012 primaron los conflictos económicos. Argentina profundiza su déficit comercial con Estados Unidos (superó los u$s 5.000 millones entre enero y octubre), importa más combustibles y no logra romper las barreras a la entrada de carnes y limones. Sin embargo, debe soportar las denuncias de Estados Unidos en la OMC contra las supuestas prácticas proteccionistas. Las empresas estadounidenses que ganaron juicios en el CIADI incrementan las presiones para cobrar esas indemnizaciones. Por esos dos motivos, la Casa Blanca resolvió la exclusión de la Argentina del Sistema General de Preferencias (lo cual implica la pérdida de beneficios comerciales) y votó en el BID y el Banco Mundial en contra del otorgamiento de créditos.
Por último, se suma la creciente presión de los fondos buitre, aquellos que no entraron a los canjes de 2005 y 2010. El agresivo Paul Singer (de NML) logró que se embargara la Fragata Libertad en Ghana y un espectacular fallo del juez neoyorquino Griesa, que ordenaba pagar en diciembre el 100% del valor de los bonos, sin quita alguna. Más allá de que esos especuladores hayan recibido importantes reveses esta semana (la Fragata será liberada, la Cámara de Apelaciones suspendió la aplicación del fallo de Griesa y el Tesoro y el Departamento de Estado apoyan la posición argentina para evitar poner en riesgo futuras reestructuraciones voluntarias de las deudas soberanas), el tema de fondo va a plantearse en la justicia estadounidense en las próximas semanas.
Como analizamos en “Relaciones Peligrosas. Argentina y Estados Unidos” (Capital Intelectual), la historia de la relación bilateral está determinada por el carácter más competitivo que complementario de ambas economías. La nueva embajadora designada, Nahón, deberá enfrentar importantes desafíos en materia económica: desequilibrio comercial, deuda externa, CIADI, auditorías del FMI, denuncias en la OMC. A diferencia de cómo se planteó históricamente la relación con Washington, la solución de estos dilemas debe plantearse junto a los demás países latinoamericanos. Es la única forma de evitar el peligro de enfrentar a Goliat en soledad.

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