sábado, 11 de agosto de 2012

Sequía en EEUU, crisis alimentaria y exportaciones argentinas

Clima y política / El mayor exportador de granos, en crisis

La sequía de EE.UU., eje de tensión en otros países

Afecta el precio de los alimentos en las naciones más pobres
Por Rafael Mathus Ruiz  | LA NACION
NUEVA YORK.- Nunca antes Estados Unidos había vivido un verano tan caluroso. Las temperaturas de julio último destronaron a las del mismo mes de 1936, para erigirse como las más altas desde que el gobierno comenzó a monitorear los termómetros, en 1895.
Ese calor, ahora, amenaza con desatar una nueva crisis alimentaria global e incluso tensión social en algunos países.
El calor rampante y la escasez de lluvias hundieron a la zona agrícola de Estados Unidos, el principal exportador de trigo, maíz y soja del mundo, en la peor sequía de los últimos 50 años, dañaron su cosecha y abrieron una estampida en los precios de los granos que golpea a millones de familias de los países emergentes.
"Estamos en manos del clima. Ahora, lo importante es que se tomen acciones para proteger a la gente pobre", advirtió Shenggen Fan, director general del Instituto Internacional de Investigación de Política Alimentaria, con sede en Washington.
Nadie sabe a ciencia cierta todavía cuán grave será esta crisis. La sequía, que azota las praderas de Nebraska, Iowa, Missouri e Illinois, continúa, y la cosecha en estas latitudes apenas comienza a despuntar. El balance final de los daños se conocerá sólo cuando se cargue el último camión. Ayer, el Departamento de Agricultura recortó su pronosticó para la cosecha de maíz, que ahora -prevé- será la peor desde 1995.
Pero lo que sí se conoce es el efecto dominó que ya se ha puesto en marcha. La escasez de granos hizo trepar los precios, y afectará a la producción de carnes, leche y huevos, tensando la oferta global de proteínas, y arrinconando a las millones de familias, que, a la par del desarrollo de gigantes emergentes, como la India, China, México y Brasil, abandonaron la pobreza en los últimos años.
Los precios del trigo, el maíz y la soja se dispararon en los últimos dos meses, y todo indica que continuarán en la misma trayectoria. Anteayer, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura dio a conocer su índice de precios de alimentos de julio, que arrojó un alza del 6 por ciento. Empresas como Nestlé y Kraft ya advirtieron que trasladarán esas subas a los consumidores.
"Esto no es un amable llamado de atención. Es la misma alarma global que suena a gritos desde 2008", lanzó Colin Roche, de Oxfam, una red global de organizaciones destinadas a reducir la pobreza.
Oxfam trazó un duro pronóstico: los días de alimentos baratos se terminaron, y millones de familias pobres sufrirán por el aumento de los precios.
No es un escenario nuevo. Entre 2007 y 2008, la crisis financiera desató una burbuja especulativa en los mercados de granos, que junto con los precios más altos del petróleo, un mayor uso de los biocombustibles y el mal clima conjugaron una tormenta perfecta que llevó a una crisis alimentaria global. Las protestas arreciaron en decenas de países, desde Haití, Camerún y Egipto, hasta Indonesia y Bangladesh.
Las reacciones proteccionistas de los países agravaron la situación. Algo similar ocurrió hace dos años, en 2010, cuando una sequía llevó a Ucrania y a Rusia (que ahora enfrenta otra sequía) a restringir las exportaciones de granos.
El efecto de esa restricción se pudo ver unos meses más tarde en el norte de Africa, cuando las protestas estallaron por el precio de los alimentos, en especial del pan, y alimentaron la furia popular que se tradujo en la "primavera árabe".

Ganadores y perdedores

La crisis que sufren los países importadores de granos, como México, Brasil o China, tiene como contracara los beneficios que obtienen los países productores, como la Argentina (ver aparte). Con las retenciones, el gobierno nacional captura parte de esas ganancias.
Claro que esos beneficios chocan con las restricciones que el propio Gobierno impone en los mercados de granos, al frenar, por ejemplo, las ventas al exterior de trigo.
Tal como ocurrió antes, ahora comienza a aparecer de nuevo el conflicto entre la producción de alimentos y la de biocombustibles, que, paradójicamente, fueron impulsados para revertir el cambio climático que llevó a las sequías que ahora producen crisis alimentarias.
"Ahora la producción de biocombustibles no contribuye a un mejor medio ambiente y a la seguridad energética. Pero eleva los precios de los granos. Tenemos que minimizar la producción de biocombustibles", dijo Fan, que recordó estudios que ponen en duda los beneficios que generan para revertir el calentamiento global.
Cualquiera que sea la reacción que sigan los países productores de alimentos esta vez, lo cierto es que los mismos mecanismos que generaron fuertes protestas y muertes hace cinco años han comenzado a funcionar otra vez.
No se sabe aún si se repetirá el mismo escenario ahora. Pero sí que se trata de un fenómeno al que hay que acomodarse.
En palabras de Fan: "Esto se va a convertir en nuestra nueva realidad. Hemos visto más sequías, más tifones, un clima más extremo, y por eso necesitamos adaptar la producción de alimentos al cambio climático".

Situación crítica

 
Una laguna seca, en Kansas.
88%
De la superficie afectada
La peor sequía en 50 años en EE.UU. afecta el 88% del maíz y el 77% de la soja; el país es el mayor productor mundial de ambos cultivos.

276,9
Millones de toneladas
Es la cosecha de maíz pronosticada para este año en EE.UU., la más baja en los últimos seis años. 
6%  
Subió el precio en alimentos
  • Para la FAO, la cifra de julio genera temor a otra crisis alimentaria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario