Pasada la 1 de la madrugada de este miércoles, Barack Obama pisó suelo argentino tras descender del Air Force One, en el aeropuerto de Ezeiza. Su agenda en Buenos Aires incluye una entrevista privada con Mauricio Macri en Casa Rosada.
Nota relacionada: Estela de Carlotto, ante la visita de Obama: "¿Qué derechos humanos defendió Macri?"
Formal y públicamente, el objetivo de la visita a la Argentina de Obama es "relanzar la relación bilateral" entre ambos países, que durante la última década estuvo signada por el "sentimiento antinorteamericano" que habrían expresado los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, según dijo el propio mandatario norteamericano.
Pero, ¿qué significa, en términos concretos, "relanzar la relación bilateral" en la Argentina y los Estados Unidos?
Como indica Leandro Morgenfeld, historiador (UBA-CONICET), docente y autor del libro 'Relaciones peligrosas. Argentina y Estados Unidos', el objetivo real de Obama es "volver a posicionar a los Estados Unidos en una región que históricamente estuvo bajo su dominio, pero que en la última década avanzó en un proyecto alternativo de integración".
Macri y sus políticas neoliberales, de "apertura al mundo" en términos de vasallaje político, se ofrece como la mejor oportunidad para que los Estados Unidos establezcan una nueva 'cabeza de playa' en el subcontinente, apuntando a la meta geoestratégica del gobierno estadounidense.
Por esa razón y para comenzar ese proceso de virtual 'recolonización' política y económica, el Presidente de la Nación se encuentra reunido con Obama y, más allá de firmar acuerdos y llevar adelante una agenda pública conjunta, el principal tema de conversación entre ambos debe girar en torno a "posicionar a Macri como parte de la restauración conservadora" en América Latina, como señala Morgenfeld.
En lo inmediato, el macrismo ya ha dado muestras de prestarse alegremente a ese plan: la derogación de las leyes Cerrojo y de Pago Soberano y la toma de deuda por miles de millones de dólares para pagar a los buitres –proyecto que seguramente será sancionado por el Senado el 30 de mayo–, bastan como ejemplos en ese sentido.
La propia asunción de Macri como presidente argentino es signo de la 'nueva era' que este y los venideros gobiernos de los Estados Unidos pretenden explotar a favor de sus intereses. El acoso político, mediático y jurídico que sufre el PT en Brasil –el gigante económico sudamericano– en vías de un "golpe de Estado", como denunció Dilma Rousseff, va en idéntico sentido.