A continuación, una nota en la que aparecen explíticamente estas presiones:
La Argentina y el programa nuclear de Irán
Por Julián Schvindlerman (Infobae.com)
Julián Schvindlerman es analista político internacional, escritor y conferencista. Es autor de Roma y Jerusalén: la política vaticana hacia el estado judío y Tierras por Paz, Tierras por Guerra
Días atrás visitó el país el vicepremier israelí Dan Meridor, también a cargo de la cartera de energía atómica e inteligencia. Los titulares de las entrevistas concedidas a la prensa local expresaron sin ambigüedades el nudo de su preocupación, y la de su nación, respecto del programa nuclear iraní y la expectativa acerca de qué papel la República Argentina es llamada a ocupar. "Argentina debería ser parte de la campaña contra un Irán nuclear" (diario Perfil, 20 de noviembre); "Esperamos que la Argentina juegue de manera diferente" (diario La Nación, 15 de noviembre).
La visita de alto nivel del ministro israelí ocurrió en un momento internacional que tiene a la República Islámica de Irán en el centro de la escena. Tres acontecimientos recientes resaltan ello. Primeramente, las revelaciones hechas por el gobierno de los Estados Unidos, en octubre, acerca de un complot iraní para asesinar al embajador saudita en Washington, D.C. Esta noticia estuvo acompañada por menciones a la Argentina como posible territorio para atentar contra las delegaciones de Arabia Saudita e Israel.
En segundo término, la filtración (accidental o deliberada), al poco tiempo, de una noticia a la prensa hebrea a propósito de un posible ataque preventivo de la fuerza aérea israelí contra las instalaciones nucleares iraníes. Ello a su vez coincidió con un ejercicio militar israelí junto con la aviación italiana desde una base de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Cerdeña, con un simulacro nacional de ataque aéreo contra el territorio israelí, y con la exitosa prueba del misil nuclear Jericó.
En tercer lugar, la publicación, a principios de noviembre, de un revelador reporte de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) que documentó detalladamente el estado de evolución del programa nuclear iraní y expresó su grave preocupación por las posibles dimensiones militares del mismo. Basándose en informes de inteligencia de diez países diferentes, confirmó lo que la familia de las naciones sospechaba: que Teherán está decidido a producir armas nucleares.
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