El gobierno estadounidense anunció ayer el cierre de la oficina de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en Washington, a la que acusó de no haber dado pasos para retomar las negociaciones con Israel. “La administración ha determinado que, tras una revisión cuidadosa, la Delegación General de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en Washington debería cerrar”, afirmó la portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Heather Nauert, en un comunicado.
La organización no ha dado pasos hacia negociaciones directas y significativas con Israel, justifica la decisión Nauert en el comunicado. “Al contrario, la cúpula de la OLP ha condenado un plan de paz estadounidense que aún no había visto y se niega a entablar negociaciones con Estados Unidos”, añade. “Estados Unidos continúa creyendo que las negociaciones directas entre ambas partes son el único camino hacia adelante. Desde que un permiso previo de operar expiró en noviembre de 2017, Estados Unidos había permitido a la OLP realizar operaciones que apoyaran el objetivo de lograr una paz duradera e integral entre israelíes y palestinos”, señala el texto.
“La retirada de la bandera palestina de Washington es mucho más que un nuevo tortazo de la Administración Trump contra la paz y la justicia”, afirmó el secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Saeb Erekat.  Esta acción, aseguró, es “un castigo colectivo” más y simboliza “el ataque de Estados Unidos contra el sistema internacional en su totalidad, incluidos la Convención de París, la Unesco y el Consejo de Derechos Humanos”, dijo en referencia a la retirada estadounidense de acuerdos y organizaciones internacionales.
La misión de la OLP en Washington se ocupa de los asuntos consulares y comerciales palestinos en ese país como cualquier embajada pero sin rango de legación. “Esta es otra confirmación de la política de la Administración del presidente Trump de castigar colectivamente al pueblo palestino, incluyendo el recorte de ayuda financiera para servicios palestinos como la salud y la educación”, criticó poco antes Erekat, al adelantar la noticia.
Poco después, John Bolton, asesor de Seguridad Nacional de Trump, agregó que la decisión “refleja la preocupación del Congreso estadounidense respecto a los intentos palestinos de promover una investigación sobre Israel en la Corte Penal Internacional (CPI, en La Haya)”. “El Gobierno de Trump no mantendrá abierta la oficina cuando los palestinos se niegan a dar pasos para comenzar negociaciones directas y significativas con Israel”, subrayó Bolton, en un discurso organizado por el centro conservador Federalist Society. “Estados Unidos apoya un proceso de paz directo y robusto” añadió, “y no permitiremos que la CPI, ni ninguna otra organización, restrinja el derecho de Israel a defenderse”.
Estados Unidos había amenazado el año pasado con cerrar la oficina de la OLP, que engloba a diversos grupos palestinos, en represalia por la decisión palestina de demandar a Israel ante la Corte Penal Internacional por la construcción y expansión de asentamientos judíos en Cisjordania y Jerusalén y la muerte de ciento de palestinos. Por el momento la Fiscalía de la CPI no abrió una investigación plena.
La relación entre los palestinos y Estados Unidos se quebró cuando Trump reconoció a Jerusalén como capital de Israel y trasladó su embajada de Tel Aviv a esa ciudad, cuya parte oriental reclaman los palestinos como capital de un futuro Estado independiente. Desde entonces, los líderes palestinos han dejado claro que ya no consideran a Estados Unidos como un mediador neutral en el conflicto con Israel.
Después, el gobierno de Trump suspendió la ayuda para la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (UNRWH, según sus siglas en inglés), en lo que analistas ven como un intento de presionar a los palestinos para que accedan a sus planes de paz. Representantes de alto rango de los palestinos han dicho en varias ocasiones que no se dejarán chantajear por el Gobierno estadounidense.
El gobierno israelí no se ha manifestado por el momento. Un portavoz del primer ministro Benjamin Netanyahu se refirió a la fiesta del año nuevo judío que se celebra en estos momentos en todo el mundo, por lo que no se esperaba ayer una reacción.
Por su parte, los palestinos calificaron como un “chantaje” y una “guerra” contra ellos el cierre de su representación oficial ante Washington. Husan Zomlot, representante diplomático palestino en Estados Unidos, confirmó que Palestina va a urgir a la CPI para que abra dicha investigación por crímenes de guerra contra Israel.  Zomlot llamó a los palestinos residentes en Estados Unidos a colocar banderas palestinas en sus casas en todo el país. “Cada casa será ahora nuestra Embajada”, enfatizó en Ramala ante la prensa.