lunes, 11 de julio de 2016

"Argentina frente a los tratados de libre comercio"

 

Argentina frente a los tratados de libre comercio

El Gobierno apuesta a la apertura vía TLC

Leandro Morgenfeld
Especial para BAE Negocios


Desde que asumió, Macri planteó un giro en la política exterior y en la inserción económica internacional de la Argentina, cuyos objetivos explícitos son la atracción de capitales, la toma de préstamos y la apertura de nuevos mercados para los exportadores.
Desde su concepción liberal, la vía para dar seguridad jurídica a los inversores externos es firmar Tratados de Libre Comercio (TLC). Así, en la primera semana del segundo semestre, viajó a Chile a participar por primera vez de la cumbre presidencial de la Alianza del Pacífico, donde insistió en que el Mercosur estaba congelado y debía sellar un tratado comercial con ese bloque; luego voló a Francia, Bélgica y Alemania, para relanzar las negociaciones de un “acuerdo de asociación” con la Unión Europea; y culminó su periplo en Estados Unidos, para reunirse con los CEOs de empresas de telecomunicaciones y servicios. “Argentina volvió al mundo”, declaró el miércoles en Berlín, eufórico ante empresarios teutones.
Con el lema de la “desideologización” de la política exterior, el gobierno de Cambiemos decidió impulsar las negociaciones comerciales en tres direcciones: intentar sellar un acuerdo Mercosur-Unión Europea que, como bien se vio esta semana, debe sortear varios obstáculos, como la resistencia de Francia y Alemania a eliminar subsidios agrícolas; procurar un tratado de libre comercio con Estados Unidos en marzo, en ocasión de la visita de Obama, se firmaron algunos acuerdos, pero todavía no se eliminaron siquiera las barreras sanitarias que hace años limitan la entrada de carnes y limones al mercado estadounidense-; y avanzar en una convergencia con la Alianza del Pacífico, como primer paso para sumarse en un futuro al Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica conocido como TPP, por sus siglas en inglés. Hace poco más de una década, en la Cumbre de las Américas de Mar del Plata y en el marco de una masiva movilización popular, se rechazó el proyecto hegemónico estadounidense del ALCA. Desde ese momento, Washington optó entonces por firmar TLC bilaterales con algunos países, para sostener los intereses de sus grandes empresas e intentar contener el avance económico chino. Hoy en día, Estados Unidos avanza con tres iniciativas: además del mencionado TPP, impulsa el Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP) y otro sobre servicios (TISA), cuyos borradores se conocieron gracias a las filtraciones de Wikileaks.
EE.UU. avanza con tres
iniciativas:el TPP, el TTIP y el TISA
El TPP, firmado en febrero por 12 países, tiene como uno de sus objetivos geoestratégicos limitar la creciente presencia del gigante asiático en la región. Macri propone un realineamiento con Estados Unidos y apuesta a la apertura económica vía firma de TLC, siguiendo el modelo chileno. No casualmente la canciller Susana Malcorra declaró en diciembre pasado que el ALCA no era más una mala palabra para la Argentina. La diferencia es que Chile es un país con un nivel de industrialización muy bajo, a diferencia de Brasil o Argentina, en los que la apertura comercial indiscriminada redundarían en una caída de la producción manufacturera. Dada la amenaza que implican los TLC, en distintos países del continente, como ocurrió hace más de una década con el ALCA, se están organizando iniciativas contra el TPP. En Argentina, el 11 de mayo, se reunió por primera vez la Asamblea “Argentina Mejor sin TLC”, que reúne a organizaciones sindicales, sociales, políticas y de derechos humanos.
Esta semana se hizo pública su primera declaración, en la que se explica por qué este tipo de acuerdos son perjudiciales: “Después de veinte años de firma masiva de TLC en la región, sabemos que estos tratados no son meros acuerdos sobre aranceles, ya que incluyen además temáticas sensibles como la propiedad intelectual (patentes de medicamentos, semillas, software, etc.), los servicios (donde quedan incluidos salud y educación), las compras públicas, las telecomunicaciones, la agricultura, las inversiones y también las cláusulas que otorgan la posibilidad a los inversores extranjeros de demandar al país en centros arbitrales internacionales como el CIADI. Estas cláusulas aseguran los derechos de propiedad de los inversores extranjeros, mientras impactan negativamente sobre los aparatos económicos nacionales, especialmente sobre las pequeñas y medianas empresas, generando así aumento del desempleo. Se trata además de acuerdos que se negocian en total secreto y sin ningún acceso de la sociedad civil a los borradores de los textos”.
Los TLC le otorgan enormes beneficios a los capitales más concentrados, en detrimento de los derechos de los trabajadores. Limitan, además, la facultad de los Estados de establecer regulaciones medioambientales. Refuerzan la capacidad de las multinacionales de los países centrales para cobrar marcas y patentes, en detrimento de la producción de medicamentos genéricos por parte del sector público.
La firma de este tipo de acuerdos tiene efectos nocivos en el mediano y largo plazo, muy difíciles de revertir una vez que entraron en vigencia. Por eso es fundamental el debate amplio y democrático sobre qué implican los TLC, cómo afectarían a cada sector de la economía y en qué medida limitarían la capacidad regulatoria del Estado, restringiendo la soberanía económica nacional.
Por estos motivos, el lunes 11 de julio, de 16 a 19 hs, se realizará la primera Audiencia Pública sobre los TLC en la Cámara de Diputados (Sala 1 del Anexo). Legisladores de distintos bloques, junto con académicos especialistas en el tema y representantes sindicales y organizaciones políticas, sociales y derechos humanos desmitificarán los supuestos efectos positivos de estos acuerdos y explicarán los costos sociales que suponen. Tomando las exitosas experiencias pasadas contra el ALCA y las que ahora se están desarrollando en diversos países latinoamericanos, se están organizando, además, espacios de formación, jornadas y materiales de difusión.
Dada la premura del gobierno de Cambiemos por avanzar en las negociaciones librecambistas, es fundamental discutir ampliamente la política comercial argentina. Y, sobre todo, plantear alternativas. Como señala la Asamblea Argentina Mejor sin TLC, “Otra integración es posible!”.


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