miércoles, 13 de julio de 2016

"A quién votan los norteamericanos en Argentina"

 

A quién votan los norteamericanos en Argentina

De perfil progresista y temerosos del magnate republicano, aquí una radiografía del sufragio a distancia. 

Por Juan Brodersen 
Revista Brando

"Mal mal, hasta el final lo hicimos mal". El lamento de Jim Rutenberg, periodista del New York Times, resume la subestimación y el mea culpa de una gran parte de Estados Unidos con un candidato que hace tiempo dejó de ser inesperado: Donald Trump. En Argentina, donde residen alrededor de 60.000 estadounidenses, la interpretación de muchos de ellos fue similar. El voto a la distancia (absentee ballot o voto en ausencia) aparece como una responsabilidad para muchos que, a fin de cuentas, temen que el candidato republicano que mejor va en las encuestas se transforme en el próximo presidente de Estados Unidos. 
"A grandes rasgos, los estadounidenses en suelo argentino votan a los demócratas. En el caso del nuevo inmigrante o del estudiante de la NYU que se quedó a hacer un posgrado o busca trabajo, parece más o menos claro: Trump los avergüenza", analiza Sebastián Lacunza, director del Buenos Aires Herald. 
La participación en el proceso electoral a casi 10.000 kilómetros no es fácil de cuantificar: aunque en las últimas dos contiendas de 2008/2011 votaron 800 y 500 personas respectivamente en la Embajada de Estados Unidos, también es posible para los residentes emitir sufragio por correo postal y hasta por mail. Es el perfil de los inmigrantes que llegaron en los últimos años el que arroja, entonces, algunas pistas sobre las preferencias de los votantes. En un contexto inicial donde la inmigración estadounidense no fue decisiva (quizás las maestras que Sarmiento trajo a la Argentina a fines del siglo XIX fue el suceso más representativo), es posible englobar a las primeras camadas en círculos excepcionales y más bien elitistas. "Podríamos decir que el inmigrante de fines del XIX era más bien de una elite u ocasional, en la medida en que no hubo grandes oleadas de migración del norte como sí las hubo de británicos o irlandeses. Esa elite tiene cierto perfil en cuanto a sus preferencias políticas y sociales. Peronista, claramente, no suele ser", dice Lacunza
Por el contrario, los norteamericanos que se incorporaron a la Argentina durante las últimas décadas tienen otro perfil. Un primer grupo puede ser identificado con ciertos nichos como la gastronomía, el turismo o la industria vitivinícola (por estas actividades, no solo vinieron a Buenos Aires, donde habitan 25.000 estadounidenses, sino también a Mendoza y Salta). Estos emprendedores suelen ser sub-45 y se ven atraídos por los desafíos de un país como el nuestro. El circuito universitario también marcó otro grupo: más de 4.500 norteamericanos llegan a la Argentina cada año en programas de intercambio estudiantil. A estos se les suman los que el Herald llama "mochileros": aquellos que vienen por un tiempo indeterminado y se terminan quedando consiguen pareja, trabajo estable y consideran Argentina como un destino desafiante para el estilo de vida que llevan en Estados Unidos. 
Todos estos podrían agruparse bajo cierta categorización del "progresismo". Adam Corl, oriundo de Massachusetts y de 29 años, vive hace cinco años en el país. Es un nómade que ha escapado siempre de los trabajos de oficina para convertirse en un escritor free lance. Considera su voto en función de la intervención estatal: "Voto al Partido Demócrata porque creo que el Gobierno tiene un rol importante en el desarrollo de un sistema de salud efectivo, la educación, la infraestructura y las reformas financieras. Además, los derechos humanos y civiles son prioridades que los demócratas promueven más que los republicanos", explica. 
El rol de esta franja es crucial en el voto en ausencia. "Hay muchos jóvenes que vinieron a partir de 2002-2003 por lo barato que era Argentina y por su capital cosmopolita, muy activos política y socialmente", analiza Leandro Morgenfeld, doctor en Historia (UBA-Conicet), docente y especialista en Estados Unidos. De hecho, a nivel general, en febrero se hicieron las internas demócratas entre los ciudadanos estadounidenses que viven fuera del país, y ahí Sanders le ganó a Hillary. Fueron 23.000 votos en 170 países y el candidato se impuso por 69 % a 31 %. "Por esto, se puede inferir que los estadounidenses que deciden vivir en el exterior se inclinan más por variantes progresistas", dice. 
Will Aquino es director en una agencia digital de Estados Unidos. Vive en Argentina desde hace ocho años y, en su tiempo libre, dirige una asociación sin fines de lucro llamada Unión por los Pibes. En la última elección votó por Obama, pero, en este caso, pone en duda su participación: "Hace mucho que no vivo allá y no creo que vaya a volver. Creo que es más apropiado que quienes viven en Estados Unidos decidan su propio destino". Confía, sin embargo, en que Hillary será presidenta porque tiene "fe" en su gente: cree que no permitirán que Trump ocupe ese lugar. Lo mismo piensa Adam, quien confía "lo suficiente en el proceso democrático" como para que Trump llegue a Washington. 
Adrián Bono, fundador de The Bubble (la web de noticias argentinas en inglés más leídas del país), arriesga una hipótesis: "Generalmente, los republicanos tienen un menor interés por salir de su país. Por eso, es más factible encontrarse acá con un voto demócrata". Y remarca un dato no menor, que es que la mayoría de los millennials (18-36 años) tienen como candidato preferido a Bernie Sanders. "El apoyo a Sanders responde a un cambio radical que se está dando en la juventud de Estados Unidos y al cinismo con el que observan todo el sistema poscrisis de 2008, desde el capitalismo hasta su sistema democrático", analiza. 
Hay, claro, excepciones a la regla. Un residente que tiene 50 años y vive en el país desde hace unos 20 -e incluso está casado con una argentina- ha votado siempre a los republicanos, pero reconoce que las tendencias de los últimos tiempos inclinan la balanza hacia los demócratas. "Hay un dicho: si no sos demócrata cuando sos joven, entonces no tenés corazón. Si no sos republicano cuando sos más grande, no tenés cerebro. Aunque es reduccionista, esto capta la esencia de la cuestión: los demócratas tienden a ser más populistas y apegados al cambio radical, mientras que los republicanos ven el statu quo como un valor y enfatizan los valores tradicionales, la familia y el país". Él refuerza la hipótesis de Lacunza, ya que aunque se confiesa fervientemente republicano, prefiere no responder a quién va a votar. Tal vez porque Trump los avergüenza.

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