jueves, 21 de noviembre de 2013

Acuerdo Argentina-Brasil contra el espionaje

La Argentina pacta con Brasil un plan de lucha contra el espionaje

Acechados por el fantasma y las denuncias de espionaje internacional liderado por los Estados Unidos en la región, la Argentina avanzará entre hoy y mañana en la instrumentación de un acuerdo con Brasil para establecer un escudo de defensa cibernética. No sólo esto: también apoyará en las Naciones Unidas una cláusula innovadora que promueve Brasil para encuadrar como una violación de los derechos humanos los casos de incursión en la intimidad de las personas por medio de las nuevas tecnologías.
El acuerdo sobre seguridad cibernética fue impulsado por las presidentas Cristina Kirchner y Dilma Rousseff, pero empezó a tomar forma ayer cuando arribó a Brasilia una delegación del Ministerio de Defensa y de la Cancillería de la Argentina que hoy será completada con la visita del ministro de Defensa, Agustín Rossi.
"Hay una firme intención de poner como tope de la agenda bilateral de la Argentina y Brasil el problema de los ataques cibernéticos de Estados Unidos", comentó ayer a LA NACION un destacado diplomático de Itamaraty.
En la práctica, este acuerdo prevé tareas de capacitación de los efectivos militares y de referentes de inteligencia brasileños a la delegación de la Argentina. La intención de máxima de ambos países es conformar una suerte de oficina de defensa cibernética común. En Brasil ya están más avanzados en esta materia y de hecho buena parte de la administración federal cuenta con nuevos sistemas de encriptación de la información para tratar de impedir el espionaje externo.
El ministro de Defensa Celso Amorim se reunirá este mediodía con Rossi, y expresó días atrás que "debemos estar preparados para rechazar cualquier intento de alcanzar un blanco, de cualquier parte que venga. Y en eso entra la necesidad de tener capacidad de disuasión".
Amorim recibirá a Rossi en Brasilia y luego ambos funcionarios se reunirán con las delegaciones que están trabajando en la capacitación de defensa cibernética y participarán de un plenario de cierre de jornada.
La ambición de Brasil es desarrollar estos acuerdos en el Consejo Sudamericano de Defensa de la Unasur. En todos los casos, Brasil apunta a proteger hacia el futuro los recursos naturales de la región. En los informes públicos que hace el Ministerio de Defensa brasileño deja en claro, al igual que Itamaraty, que la puja internacional de los próximos años estará dada por la defensa de los espacios naturales, como la Amazonia o el Atlántico, centros de recursos naturales de energías no renovables.
Por otra parte, la intención del gobierno de Rousseff es presentar junto con Alemania y el apoyo estratégico de otros países europeos y latinoamericanos, incluida la Argentina, una planteo innovador en el próximo debate de la Asamblea General de la ONU que imponga la moderna cláusula de violación de la intimidad de los ciudadanos como una violación directa de los derechos humanos.
Según comentaron diplomáticos de Brasil, la presidenta Rousseff cree que Estados Unidos hará una fuerte presión para impedir esta cláusula. No por casualidad, en la última reunión del Mercosur en Montevideo Rousseff insistió en cosechar un apoyo del bloque regional contra el espionaje. A la vez, Brasil está convocando para marzo próximo a una conferencia mundial sobre comunicación en Río de Janeiro con el objetivo de sumar socios en su lucha contra el espionaje mundial.
Las denuncias del espía norteamericano Edward Snowden, quien reveló que la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de Estados Unidos había espiado a Rousseff y otros funcionarios brasileños desataron una dura puja de Brasilia con Washington.

Planteo en la embajada

En la Argentina no hubo denuncias de espionaje contra Washington, pero fuentes calificadas de la Casa Rosada confirmaron a LA NACION que funcionarios de la Cancillería trasladaron a la embajada de Estados Unidos en Buenos Aires su "fuerte preocupación" por el escándalo de escuchas que afectó a países de la región.
No fue una queja formal ni un reclamo. Sólo una preocupación que quiso dejar planteada el Gobierno.
Ante una consulta de LA NACION, fuentes diplomáticas norteamericanas expresaron que "Estados Unidos considera seriamente las preocupaciones de sus aliados y socios". Si bien adelantaron que la embajada no realizará declaraciones públicas sobre presuntas actividades de inteligencia, añadieron: "Ya hemos manifestado claramente que la clase de actividades de inteligencia que Estados Unidos lleva a cabo en el extranjero no difiere de la realizada por el resto de las naciones".
A su vez, los diplomáticos norteamericanos coincidieron en que, "como mencionó el presidente Obama, Estados Unidos está reviendo la manera en que se realizan las actividades de inteligencia, de modo de equilibrar adecuadamente las cuestiones legítimas de seguridad de nuestros ciudadanos y aliados con las cuestiones de privacidad que todos compartimos como individuos".
Sobre las preocupaciones puntuales que planteó la Casa Rosada desde la embajada norteamericana, las fuentes consultadas destacaron que "el gobierno de los Estados Unidos responderá por la vía diplomática a nuestros socios y aliados en las Américas y el resto del mundo".
"Creemos que es importante que este tema no nos distraiga del objetivo más amplio y duradero de lograr una relación aún más productiva con nuestros socios", explicaron finalmente los diplomáticos de Washington

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