viernes, 18 de diciembre de 2015

Se cumplió un año del anuncio de distensión entre EEUU y CUBA: avances y límites


WASHINGTON Y LA HABANA AVANZAN CON DIFICULTADES EN LA NORMALIZACION DE LA RELACION

Un año de deshielo pero con mucho frío

Aunque Castro cuestiona el bloqueo y reclama indemnizaciones, y Obama pide reparación por las confiscaciones de propiedades, hay algunas señales positivas: acuerdos de cooperación y el restablecimiento del servicio de correo.

Por Gustavo Veiga (Página/12)

A un año del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, la noticia es que los dos países avanzan con dificultades en las negociaciones y la normalización plena del vínculo todavía se ve muy lejana. Los casi 57 años de recelos mutuos y de la inexistencia de diálogo directo todavía se hacen sentir. La relación bilateral está en una fase de aprendizaje y la desconfianza entre los dos gobiernos no es fácil de desmontar.
El gobierno de Raúl Castro cuestiona el mantenimiento del bloqueo, con la contradicción que eso conlleva en el nuevo escenario. Incluso, con una votación tan reciente como aplastante en la ONU en que EE.UU. votó a favor de esa medida solo acompañado por Israel (191 votos a 2). Del otro lado, al bloqueo se lo llama embargo –la diferencia es clave, ya que según el derecho internacional el primero es un acto de guerra– y se insiste con el avance “en el terreno de los derechos humanos”, como acaba de sostener Jeffrey De Laurentis, el encargado de Negocios de la embajada estadounidense en La Habana. Para Josefina Vidal, directora del Departamento Estados Unidos de la Cancillería cubana, no se avanzó, además, en la ocupación ilegal del territorio en la base naval de Guantánamo y el mantenimiento de una política migratoria preferencial para los ciudadanos cubanos, entre otros temas.
El 17 de diciembre de 2014, los presidentes Obama y Castro anunciaron que se reanudaban las relaciones diplomáticas entre los dos vecinos. El 21 de enero de este año, se concretaban las primeras conversaciones entre los gobiernos en la capital de la isla. En febrero, los cubanos devolvieron la visita y a esa altura ya se había avanzado en cuestiones migratorias, la reapertura de embajadas y un tema crucial: que Estados Unidos sacara a Cuba de la lista de Estados patrocinadores del terrorismo. La medida recién se oficializó el 29 de mayo.
En abril, los dos presidentes habían dialogado por espacio de una hora y 20 minutos en la Cumbre de las Américas de Panamá. El de julio sería un mes simbólicamente trascendente, porque el 20 se reabrió la sede diplomática de Cuba en Washington. En agosto, John Kerry, el secretario de Estado norteamericano, presidió la ceremonia en que se izó la bandera de su país sobre el malecón habanero. Las dos embajadas ya funcionaban a pleno.
Así se fueron moviendo las piezas sobre un tablero dinámico, donde si bien hubo progresos en ciertas cuestiones, en otras son notorias las diferencias. La política migratoria es una de ellas. Cuba rechazó “categóricamente” el 8 de este mes, las acusaciones de EE.UU. sobre que impone restricciones a la salida de sus ciudadanos. La imputación surgió de la SINA (Sección de Intereses de Estados Unidos en la isla). “Las autoridades norteamericanas mienten deliberadamente”, respondió su equivalente, el jefe de la Sección de Intereses de La Habana en Wa-shington, Dagoberto Rodríguez.
Lo curioso es que en los primeros tres meses del nuevo status quo, aumentó la cantidad de cubanos que ingresaron a EE.UU. un 118 por ciento con relación a 2014. Fueron 9371 en total. El gobierno de Castro se queja de que continúa vigente el status preferencial para la inmigración cubana que viaja de manera ilegal, los llamados “pies secos”. Y además, de que se rechazan visas al por mayor, que tienen un valor de 160 CUC (la moneda convertible de la isla) o su equivalente, 195 dólares. Se conocen denuncias de que ocurrió en uno, dos y hasta tres casos con la misma persona que debe pagarla otras tantas veces.
Para blogueros de la Revolución, como el periodista Iroel Sánchez –la contracara de Yoani Sánchez–, “es posible que uno de los propósitos del gobierno estadounidense con la negativa de visas sea provocar que los viajes ilegales aumenten. No es lo mismo decir que Cuba dejó salir un número de personas que no tuvieron problema para viajar a Estados Unidos en las líneas aéreas que cubren la ruta, que decir que han llegado varios grupos de inmigrantes ilegales en botes, lanchas y otros vehículos, que vienen huyendo del comunismo”.
La contrapartida fue una declaración de la SINA, que señaló que le había sido “imposible en este año fiscal (que termina en septiembre) emitir 20.000 documentos de viaje a cubanos. El gobierno de Cuba ha puesto restricciones irrazonables al trabajo”.
Aunque el nudo de la política migratoria no es sencillo de desatar, ni tampoco temas cruciales como la devolución de la Base de Guantánamo, las indemnizaciones que se reclaman ambos gobiernos –EE.UU. por las confiscaciones de propiedades a comienzos de la Revolución, Cuba por los graves perjuicios del largo bloqueo– o los cambios políticos que pretende Obama para su vecino, hay algunas señales de que se camina hacia la normalización.
El encargado de Negocios De Laurentis le dijo a la BBC en una entrevista reciente: “Diría que hemos logrado bastante progreso en una variedad de áreas: un acuerdo de la aviación civil, restablecer el servicio de correos, antinarcóticos, acuerdos de cooperación... hemos firmado dos en el área ambiental. Quizás ninguno hizo titulares, pero todos ellos son muy prácticos y pasos muy útiles de avance”.
Optimista, la cubana Vidal dijo en una conferencia de prensa que se realizó en La Habana por el aniversario de la reanudación de relaciones que “en el plano político, diplomático y de la cooperación bilateral se han registrado progresos importantes”. Para la funcionaria “la clave del éxito de todo este proceso está en el respeto en todos los intercambios y negociaciones que están teniendo lugar”.

----------------------------


 REANUDAN LOS VUELOS COMERCIALES ENTRE LOS DOS PAISES

De EE.UU. a Cuba sin escalas

Página/12
El acuerdo permitirá continuar con las operaciones de compañías charter existentes y establecer servicios aéreos regulares.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, pidió una vez más al Congreso que levante el bloqueo a Cuba. A un año del deshielo de las relaciones entre ambos países, el mandatario norteamericano argumentó que el embargo representa el legado de una política fallida, y el Departamento de Estado, por su parte, anunció que se llegó a un acuerdo diplomático para restablecer los vuelos comerciales con la isla.
Obama reiteró que la normalización completa de las relaciones será “un largo viaje”. Y sostuvo además que gracias al giro en la política hacia La Habana, Washington está en una posición más fuerte para relacionarse con los pueblos y gobiernos de todo el continente. “Seguimos teniendo diferencias con el gobierno cubano, pero las planteamos directamente, y siempre defenderemos los derechos humanos y los valores universales que apoyamos en todo el mundo”, subrayó el presidente.
En ese mismo sentido, Obama aclaró hace tres días que si va de visita a Cuba, “parte del trato es que voy a poder hablar con todo el mundo”, en alusión a la disidencia, porque, aclaró, “no estoy interesado en validar el statu quo” en la isla. Ante esa posible visita, Josefina Vidal, la principal negociadora cubana con Estados Unidos, respondió que Obama va a ser bienvenido, pero recordó que Cuba siempre ha dicho que no va a negociar cuestiones inherentes al ordenamiento interno del país a cambio de una normalización de relaciones con Washington.
Por otra parte, el Departamento de Estado precisó ayer en un comunicado que el acuerdo sobre vuelos comerciales se logró el miércoles en Washington, tras negociaciones lideradas por el subsecretario de Estado adjunto para Asuntos de Transporte, Thomas Engle, por la parte estadounidense, y el embajador Yuri Gala López por la cubana. El acuerdo permitirá continuar con las operaciones de compañías charter ya existentes y “establecer servicios aéreos regulares”, lo que “facilitará un aumento de los viajes autorizados” de estadounidenses a la isla y promoverá “los vínculos pueblo a pueblo entre los dos países”, según la nota oficial.
No obstante, el Departamento de Estado recordó que “la ley estadounidense sigue prohibiendo los viajes a Cuba para actividades turísticas”.
Pasarán varios meses hasta que las aerolíneas estadounidenses puedan empezar a vender billetes para volar a Cuba y el restablecimiento del servicio postal directo, acordado hace una semana y que comenzará a través de un plan piloto de transporte de correo y paquetería, tampoco será puesto en marcha de inmediato.
En cuanto al embargo, aunque Obama tomó medidas para flexibilizar los viajes y algunas transacciones comerciales, su levantamiento completo depende del Congreso, controlado en parte por los republicanos, que se oponen mayoritariamente a la eliminación del bloqueo. En opinión de Jeffrey De Laurentis, encargado de negocios de la embajada de Estados Unidos en La Habana, “se podría hacer más por la parte cubana para aprovechar las nuevas aperturas” anunciadas en el último año, algo que, además, contribuiría a allanar el camino para una visita de Obama a la isla en 2016.
Mientras, los miembros del Congreso norteamericano que, como los senadores Patrick Leahy (demócrata) y Jeff Flake (republicano), apoyan el acercamiento de Cuba, creen que el presidente puede tomar más medidas ejecutivas para seguir ampliando los viajes y el intercambio económico con la isla. La mayoría de los aspirantes presidenciales republicanos se oponen a la política de Obama hacia Cuba y ayer volvieron a hacerse escuchar. El ex gobernador de Florida, Jeb Bush, afirmó en Twitter que hace un año Obama capituló ante Raúl Castro y que Cuba “permanece déspota y corrupta”. En tanto, para el senador Marco Rubio, de origen cubano, la debilidad del líder demócrata en las negociaciones con Castro hizo que Estados Unidos “nunca haya estado más cerca de los tiranos” que gobiernan la isla o “más alejado de la población cubana que trabaja incansablemente para construir un futuro libre y democrático”.


-----------------------------------------------

 SECTORES DE CUBA QUE SE BENEFICIARON CON LA NUEVA ETAPA

Crecieron el turismo y los negocios

Página/12

Un años después del anuncio del deshielo con Estados Unidos, el turismo y los negocios fueron los sectores de la economía cubana que resultaron más beneficiados. Desde julio, mes en que la bandera estadounidense volvió a flamear en la embajada de ese país en La Habana, los bares, hoteles y restaurantes siempre lucen llenos, lo que retrata el renovado interés por este país.
El sector turístico espera cerrar el año con un alza del 17,6 por ciento, lo que representa un total de casi 3,2 millones de visitantes extranjeros. El propietario de un “paladar” (restaurant privado) en La Habana Vieja, Valdimir Zamora, relacionó el repunte turístico al llamado 17D, el nombre con el que en Cuba llaman a la fecha en que comenzó el deshielo entre ambos países. “El acercamiento fue una muy buena noticia para mi negocio, noté un gran aumento de turistas este año.”
En términos de diplomacia económica, la reconciliación tuvo rápida resonancia en otras latitudes, lo que puede favorecer el financiamiento de las reformas que emprendió la isla para actualizar su modelo económico de inspiración socialista. Este año Cuba recobró su atractivo económico, intensificó su acercamiento con los países miembros de la Unión Europea y las visitas de políticos y empresarios de varios continentes se multiplicaron, lo que podría significar un repunte de las inversiones.
En ese contexto, La Habana renegoció su deuda de 11.100 millones de dólares con sus acreedores del Club de París, que condonaron buena parte de los créditos, de manera que la isla pagará solo 2.600 millones en 18 años.
Pese a los avances, la apertura sigue un ritmo lento, frenado por la burocracia de un Estado propietario de la mayor parte de la economía y por el peso del embargo estadounidense, que depende de la voluntad del congreso de ese país (de mayoría republicana y opositora al levantamiento del bloqueo), lo que representa un fuerte obstáculo para la inversión extranjera por sus efectos extraterritoriales.
En Cuba, el principal cambio en política puede salir del VII Congreso del Partido Comunista (único), a realizarse en abril. Muy esperado, el Congreso debe propiciar la salida de la vieja guardia partidista y dar el visto bueno a una nueva ley electoral para los comicios generales del 2018, tras las cuales Raúl Castro anunció que dejará el poder.
En términos de libertades públicas, la situación se mantiene. A las exhortaciones del presidente Barack Obama, quien reclama inflexiones en la materia, La Habana contrapone la importancia de mantener la soberanía nacional y la necesidad de la “no injerencia”. No obstante, Cuba y Estados Unidos anunciaron que en los próximos meses continuarán sus discusiones para desbloquear temas sensibles heredados de más de medio siglo de confrontación.
Pese a las mejoras económicas como consecuencia del restablecimiento de las relaciones, el deshielo provocó en los últimos meses un aumento en el número de las salidas de los cubanos hacia Estados Unidos (más de 78 por ciento en un año, según el Instituto Pew Research Center). La mayoría de esos emigrantes teme por la derogación en Estados Unidos de la Ley de Ajuste Cubano, que desde 1956 otorga a los cubanos un trato privilegiado de residencia y facilidades laborales.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario