sábado, 7 de octubre de 2017

Macri y Obama jugaron al golf, al igual que Menem con Bush y Clinton en los noventa

 
 
A diferencia de lo que ocurrió el 24 de marzo de 2016, cuando terminó cancelando el partido de golf con Obama, hoy Macri se siente socialmente respaldado para exhibir sin pudor el alineamiento con la Casa Blanca.
 
Esto escribí para Anfibia en marzo de 2016 sobre el golf y las relaciones carnales: 
 
"Lo que nos deja esta gira de Obama, en los aspectos materiales, pero también simbólicos, es un realineamiento más cercano al que impulsó Menem hace un cuarto de siglo. Claro que la vuelta al redil de Washington se instrumenta con dosis cuidadas de marketing. Hubo debate en el gabinete y entre los asesores de Macri: ir o no ir a jugar al golf con Obama en Bariloche. Primó lo segundo, para evitar una foto como la de Menem con Bush en la cancha de tenis de la Quinta de Olivos o con Clinton haciendo unos hoyos en las inmediaciones del Nahuel Huapi. Hubiera sido una imagen demasiado indigerible para un 24 de marzo. La vuelta a las relaciones carnales esta vez está presentada (“vendida”, diría Durán Barba) como una vuelta el mundo: salgamos de la adolescencia, maduremos, mostrémonos previsibles, seamos realistas y aceptemos nuestro destino periférico" 
("El amigo americano", por Leandro Morgenfeld, Anfibia, 25 de marzo de 2016).
 
 

 

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