sábado, 23 de marzo de 2013

Sigue la disputa en la OEA

Sin acuerdo

Tensa disputa en la OEA por el futuro de la CIDH

Venezuela y Ecuador dan pelea en su plan para debilitar al organismo que tutela los derechos humanos
Por Silvia Pisani  | LA NACION

WASHINGTON.- "No estamos tan solos ni somos tan pobrecitos", había anticipado a LA NACION el representante de Venezuela. Y tuvo razón.
En una prueba de fuerza y pese a su posición minoritaria, cuatro países del ALBA bloqueaban anoche la posibilidad de consenso entre los 34 países de la Organización de Estados Americanos (OEA), para dirimir el futuro de la reconocida Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y, sobre todo, de su Relatoría Especial para la Libertad de Expresión.
Una de las posibilidades más firmes era que lograran "mantener abierto" el proceso de "revisión y reflexión" que, desde hace dos años, mantiene entre la espada y la pared a la Comisión. Como contraparte, sí parecía avanzar la posibilidad de que tanto la Comisión como la Relatoría pudieran seguir financiándose con aportes particulares, incluso, de Estados no miembros de la OEA.
Ambos entes se encuentran al borde de la "asfixia financiera" ante la embestida de Ecuador para quitarle esos fondos bajo el argumento de que, con ese dinero, su agenda era "comprada" y "manipulada" por intereses políticos. También al cierre de esta edición, Quito insistía en la necesidad de incorporar una mención a favor del traslado de la sede de la Comisión fuera de Washington.
Una de las posibilidades es la Argentina. En línea con lo anticipado por LA NACION, el canciller Héctor Timerman aclaró, en todo caso, que no había una presentación formal de candidatura al respecto.
Pero más allá de las fintas, el debate parecía sumamente trabado. Pasaban las horas y los cancilleres seguían empantanados. "Si es necesario, nos quedamos hasta mañana [por hoy]", decía Timerman.
El pedido de Timerman apuntaba a evitar que la pulseada se superara por votación. "Si eso pasa, corremos el riesgo de que más países dejen el sistema", dijo, en referencia a Ecuador y Venezuela. Muchos interpretaron que eso era una cesión a la presión del bloque del ALBA, en lo que parecía un giro en los alineamientos que se vieron a lo largo del debate.
En la medida en que se acercaba la medianoche crecía la posibilidad de que todo quedara abierto hasta una nueva asamblea, dentro de seis meses. Algo que no deja tranquila a la Comisión. "Lo que nosotros queremos es que, por favor, este proceso se cierre para concentrarnos en nuestro trabajo, que es el de defender a las víctimas", insiste su presidente, el mexicano Jesús de Orozco.
De poco valieron las advertencias de quienes clamaron contra las intenciones detrás de las palabras. "Debemos estar alertas contra los esfuerzos que, disfrazados de reforma, buscan debilitar a la Comisión", dijo, por caso, el mexicano José Antonio Meade.
Estados Unidos hizo una encendida defensa del ente. "Por más de cinco décadas, la Comisión fue conciencia moral del continente", afirmó el subsecretario de Estado estadounidense, William Burns. Pero tanto Ecuador como Venezuela atacaron muy duramente al sistema. "Si no nos escuchan, poco queda por hacer aquí", había advertido el canciller ecuatoriano Ricardo Patiño.
"No queremos cerrar el debate aquí, sería un error. Tres países hermanos nos acompañan en esto", se sinceró, en referencia a Nicaragua, Bolivia y Venezuela. Con ese objetivo empezó el debate. "Estamos en rebelión contra este corrupto y pusilánime Sistema de Derechos Humanos", lo acompañó el embajador de Caracas, Roy Chaderton.
Desesperados, funcionarios de la OEA definían lo que ocurría. "Es una típica jornada de esta institución. Un poco por aquí, un poco por allá, todos ceden algo y todos ganan algo."
En los hechos, sin embargo, parecía demostrar resultados para la inagotable presión del bloque del ALBA que, sobre la hora, subió más la apuesta para conseguir lo que más le importaba: que la revisión no se cerrara. Con eso, doblegaban el consenso mayoritario -al que la Argentina se plegó a última hora- en el sentido de cerrar el debate y dar por buenas las reformas que la propia Comisión impuso sobre su forma de trabajo a lo largo de dos años de revisión.
Lo curioso es que, en medio de todos esos reclamos, pocos países hicieron aportes concretos para el financiamiento del que tanto se habla y que necesita la entidad.
Estados Unidos anunció aportes de un millón de dólares, el más alto de la historia. La Argentina ya había anunciado uno por 400.000 dólares. México, Canadá, Chile y Perú anticiparon la intención de sumar fondos. Pero el dinero está muy lejos de los 12 millones de presupuesto que tuvo la comisión el año pasado.
"Nos tienen con el cuchillo al cuello. Ecuador y Venezuela jugaron a fondo: o nos prestan atención o quebramos. Por debajo de eso, el temor de votación, en una entidad que se caracteriza por el consenso."
La Relatoría Especial para Libertad de Expresión, uno de los blancos preferidos de Ecuador, está liderada por la colombiana Catalina Botero. Cuenta con más fondos que otras porque se presenta a concursos en el exterior y los procura. Casualmente, los países que la objetan han sido objeto de sus críticas observaciones.

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