Por Claudio Mardones (Tiempo Argentino)
El ministro de Defensa visitó el Comando Sur del Ejército y
su par de Seguridad mantuvo reuniones con el FBI, la NSA y la DEA. Información
oficial de ese país confirma que el acuerdo de cooperación firmado entre la
Casa Rosada y la Guardia Nacional del Estado de Georgia en 2016 ya comenzó a
recibir oficiales argentinos. El gobierno asegura que no viola la Ley de
Seguridad Interior.
Poco antes de partir con destino a Miami, para reunirse con
las autoridades del Comando Sur del Ejército de los Estados Unidos, el ministro
de Defensa Oscar Aguad buscó desandar el desgaste que padece por la
desaparición del submarino ARA San Juan y relanzó una estructura que ya
funciona bajo la órbita del Ejército Argentino pero que será extendida a la
Armada y la Fuerza Aérea, pero bajo el control político y operativo del jefe
del Estado Mayor conjunto de las tres fuerzas, Bari del Valle Sosa, el militar
mejor considerado por el presidente Mauricio Macri. "El Estado tiene dos
grandes fuerzas: una dedicada a la seguridad interior y otra a la defensa, que
al país le cuestan enorme cantidad de recursos. Entonces la pregunta es: ¿puede
el Estado autolimitar sus recursos estratégicos de defensa, incluida la seguridad
interior, cuando están en juego la vida, la libertad, la seguridad del país y
sus riquezas?", disparó el dirigente radical, oriundo de Córdoba, que
reanudó sus viajes al exterior luego de abortar su última gira por Vancouver,
Canadá, tras enterarse por los medios que el buque sumergible de la Marina
había desaparecido con sus 44 tripulantes adentro. Parte de la saga, sin hallar
la nave ni los cuerpos de los marinos, tuvo su última inflexión 24 horas antes
del relanzamiento de la gestión de Aguad, cuando Macri recibió en la Casa
Rosada a un grupo de familiares de los marinos desaparecidos, y luego lanzó una
recompensa internacional para continuar la búsqueda, que ya no cuenta con
ninguna participación internacional.
Cuando Aguad buscó relanzar la nueva versión castrense de
las Fuerzas de Despliegue Rápido (FDR) –que ya tienen algunas policías
provinciales– la ministra de Seguridad Patricia Bullrich ya estaba en
Washington junto al secretario de Seguridad Interior, Gerardo Millman, y al
director Nacional de Cooperación Regional e Internacional, Gaston Schulmeister.
Ante las consultas de este diario, fuentes de la Casa Rosada, relativizaron el
anuncio de Aguad. "No hay mucho. Sólo se está hablando de mejorar las capacidades
para dar apoyo logístico", sostuvo un alto funcionario de la jefatura de
Gabinete, mientras que los correligionarios de Aguad que cumplen funciones en
Defensa deslizaron que la novedad los tomó "por sorpresa", y no
descartaron que se trate de un mensaje con varias direcciones, orientado tanto
a instalar el tema en la opinión pública, como para sondear el clima interno de
las tres fuerzas armadas, en el contexto de una nueva ofensiva pública de la
administración de Cambiemos para respaldar a las fuerzas de seguridad y
endurecer "la nueva doctrina" en la persecución del delito. Sin
embargo, el mensaje también estuvo dirigido a los funcionarios de la
administración de Donald Trump. En Defensa las fuentes consultadas también
intentaron disminuir la dimensión de las futuras FDR y redujeron su alcance a
una cuestión logística, pero la información pública de distintos organismos del
gobierno estadounidense pone en tela de juicio los esfuerzos oficiales por
reducir la importancia del intercambio binacional en materia de seguridad,
defensa e inteligencia.
Giorgia, mon amour
Parte de la hoja de ruta de ese intercambio está en el
cumplimiento del Diálogo de Alto Nivel (DAN) firmado entre el entonces
secretario de Estado, John Kerry, y la excanciller Susana Malcorra, que
habilitó la creación de "centros de fusión de inteligencia" entre las
fuerzas armadas y de seguridad argentinas y oficiales de la DEA, del
Departamento de Seguridad Nacional (NSA) estadounidense y de miembros del
Comando Sur del ejercito norteamericano, conducido por Kurt W. Tidd, el mismo
que recibió este viernes en Miami a Aguad y a Bullrich, quien se trasladó desde
Washington a la cabecera del aparato castrense norteamericano dedicado al
continente sudamericano. Todos esos puntos, a pesar de las desmentidas
oficiales, han avanzado sin pausa desde la visita del expresidente Barack Obama
y de la posterior firma del DAN, aunque ahora afrontan un proceso de
reordenamiento con la administración republicana de Trump. Otra pieza clave de
ese armado, tiene que ver con el acuerdo de cooperación firmado entre la Casa
Rosada y la Guardia Nacional del Estado de Georgia, a través de la firma de un
State Partnership Program (SPP), que ya comenzó a recibir oficiales argentinos.
Los voceros de Aguad negaron que ese programa esté en funcionamiento, pero el
anuario oficial de la Guardia Nacional de ese estado confirmó que el mecanismo
de cooperación comenzó el año pasado, mientras que un oficial de esa fuerza ya
detalló el avance del intercambio, el 25 de mayo de 2017. La mayor Ileana
O'Shea definió de este modo el acuerdo: "Es una oportunidad única de
asociarme con el Ejército Argentino mientras trabajo en conjunto con los
miembros activos de EE UU.y de nuestra embajada. Hasta ahora he asistido a la
ceremonia de firma del programa de asociación estatal, planificando reuniones
en Argentina y pude alojar a varios representantes argentinos durante el
reciente ejercicio de Vigilant Guard de la Guardia Nacional de Georgia",
celebró la oficial, especialista en "emergencias y respuesta ante
desastres desde su posición de la Guardia Aérea como subjefe de enfermería del
Grupo Médico 116, Destacamento 1, Fuerza de Respuesta, así como experta civil
como enfermera de sala de emergencias". La información, que la Casa Rosada
niega, fue publicada por el sistema de prensa de ese organismo militar, lleva
la firma de la sargento Regina Young e incluye las fotos de los oficiales del
Estado Mayor Conjunto que envió Bari del Valle Sosa, para avanzar con la
cooperación que también forma parte del diseño de las nuevas FDR que anunció
Aguad antes de subirse al viaje oficial.
El entusiasmo de la mayor O'Shea también puede leerse en el
anuario 2016 de esa fuerza militar que definió al acuerdo como "una
oportunidad increíble para que la Guardia de Georgia construya su preparación a
través del compromiso con la República Argentina, sus fuerzas armadas y el
Comando Sur de los EE UU". La totalidad de esa información pública es
negada sistemáticamente por la Casa Rosada, y ante las consultas de este medio,
los voceros de la embajada norteamericana en Buenos Aires se comprometieron a
contestar.
"Aguad ya aclaró que nada viola la Ley de Seguridad
Interior, y que no hay planes para hacerlo", atajaron desde la cartera de
Defensa para reducir especulaciones, aunque el organismo militar giorgiano,
además de la formación para emergencias y catástrofes, también cuenta con una
prolífica formación en control de manifestaciones, y
"contraterrorismo", como los cursos que recibió Argentina entre 2014
y 2015, pero a través de dos ejercicios conjuntos enumerados en el último
informe bianual que entregó el Pentágono al Congreso de los Estados Unidos el 1
de agosto de 2016 (ver recuadro).
Desde que el SPP fue firmado (en diciembre de 2016), muy
pocas voces dieron cuenta de su alcance. Uno de ellos fue el sociólogo Juan
Gabriel Tokatlian de la Universidad Torcuato Di Tella, quien firmó una columna
en el diario Clarín, donde opinó que "el agreement
argentino-estadounidense es sumamente escueto y vago" y pidió "que el
Congreso realice audiencias para conocer en detalle a qué se compromete el país
con este acuerdo. No es un tratado y no debe ser ratificado por el legislativo,
pero sí es un compromiso político-militar que exige estudiarse, debatirse y
aclararse", sostuvo el especialista.
A diferencia del pedido público de Tokatlian, tanto en
Seguridad como en Defensa, y también en la jefatura de Gabinete, niegan hasta
la realización de los eventos que la fuerza militar de Giorgia publicita en sus
medios oficiales. A diferencia del secretismo que mantuvieron Bullrich y Aguad
sobre la visita al Comando Sur, los voceros oficiales fueron pródigos en
repartir fotos y detalles sobre la gira washingtoniana de la jefa de la cartera
de Seguridad, junto a sus segundas líneas, que incluyó reuniones con el
subdirector de la división de operaciones internacionales del FBI, George Piro,
con la subsecretaria de la NSA, Elaine Duke, el director de la DEA, Robert
Patterson, y una posterior visita a la escuela que tiene el FBI en la ciudad de
Quantico, Virginia. «
La cooperación arrancó en 2014 pero para fuerzas de
seguridad
La cooperación del Comando Sur de los Estados Unidos con el
gobierno argentino tiene dos hitos hasta ahora desconocidos, que aparecen en el
informe bianual que el Pentágono entrega al Congreso norteamericano. El informe
es público y fue presentado el 1 de agosto de 2016 ante el Capitolio, para
informar la asistencia a fuerzas de seguridad extranjeras. En esa edición
aparecen 13 países, entre ellos la Argentina, que figura como destinataria de
dos "ejercicios relacionados con la lucha contra el terrorismo y el
mantenimiento del acceso y la libertad de movimiento", dentro del
"Programa de Ejercicios Combinados para Países en Desarrollo",
conocido en inglés por sus siglas DCCEP. El primero fue realizado en 2014 y
tuvo un presupuesto de 34.056 dólares y el segundo contó con una erogación de
53.769 billetes verdes, que fueron destinados para dos ejercicios que habrían
sido ejecutados bajo la Secretaría de Seguridad, por entonces conducida por
Sergio Berni, bajo la órbita de la ministra María Cecilia Rodríguez. Altos
funcionarios de la administración de Cristina Fernández de Kirchner negaron
ante las consultas de este diario que los ejercicios fueran realizados en la
órbita de Defensa y destacaron el interés que tenía el entonces secretario
Berni por avanzar en este tipo de pruebas, aunque es la primera vez que se
conoce el desarrollo de un plan destinado a control de piquetes y
"antiterrorismo", parte de la fórmula que ahora forma parte del nuevo
protocolo que la administración de Cambiemos busca multiplicar a través del
Comando Sur, la Guardia Nacional de Giorgia, el FBI, la DEA y el Departamento
de Estado. Otro ex alto funcionario confió que la primera Fuerza de Despliegue
Rápido fue creada dentro del Ejército, en Campo de Mayo, "fuertemente
pertrechada y con alta capacitación. Era un destino deseado en aquel momento.
Es cierto que la Ley de Defensa y la de Interior prevén el apoyo logistico,
pero lo que están previendo ahora es muy distinto, porque es un paso más en el
involucramiento de las Fuerzas Armadas en materia de seguridad interior".
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