lunes, 10 de abril de 2017

Balance crítico del Foro Económico Mundial en Buenos Aires y del avance del TLC entre el Mercosur y la Unión Europea

El WEF de Buenos Aires y la “nueva” narrativa latinoamericana


El WEF de Buenos Aires y la “nueva” narrativa latinoamericana

Por Federico Larsen (Notas) 


“La narrativa de América Latina es que somos una región riquísima pero todo se lo llevaron. Hay un pueblo bueno y unos malos que son la casta, y por lo tanto demosle todo el poder al líder del pueblo. Tenemos que lograr una narrativa que no sea descamisados contra ricos”. Con esta frase el economista venezolano y profesor en Harvard, Ricardo Hausmann, resumió de forma admirable el objetivo de las élites latinoamericanas para los próximos años. Y lo más impactante es que lo hizo durante su intervención ante el World Economic Forum (WEF) que se celebró en Buenos Aires entre el 5 y el 7 de abril pasados. Un escenario donde no sólo los “descamisados” no entran, sino que estaban protagonizando una huelga general contra el modelo económico del gobierno Macri mientras Hausmann pronunciaba esas palabras.
La fantasía del ‘relato’ o la ‘narrativa’ como motor de procesos políticos dañinos para las economías latinoamericanas no es nueva. Se sostiene en la creencia de que unos pocos mercachifles populistas logran engañar sistemáticamente al pueblo ignorante para ser elegidos en función de un cuento de hadas sobre la igualdad y la justicia, y que luego de hacer un desastre en el gobierno huyen en medio de corrupción, hambre y miseria. Son los que saben -que generalmente coincide con “los ricos”- quiénes deben hacerse cargo de enmendar los errores y encaminar la economía.
El “mini-Davos” de Buenos Aires no fue otra cosa que la manifestación de respaldo por parte de las élites capaces y racionales a los procesos de cambio por derecha que han comenzado en América Latina. Es allí adonde se teje la nueva narrativa, la del retorno al mundo, la de los acuerdos comerciales e inversiones para el desarrollo.
El escenario latinoamericano se encuentra propicio para la elaboración de este tipo de relatos. Durante los últimos 15 años, los gobiernos progresistas han tenido condiciones más que favorables gracias a los altos precios de las commodities y, según esta visión, han administrado los excedentes sólo en función de su acumulación política, dilapidando semejante riqueza en ayudas estatales, planes, subsidios, con el único fin de perpetrase en el poder. Pan para hoy, hambre para mañana. Es el cuento de la cigarra y la hormiga, donde millones de cigarras perezosas navegaron en una abundancia artificial, vivieron por encima de sus posibilidades durante años, y ahora que ha llegado el invierno deben pagar el costo de su irresponsabilidad frente a las hormigas laboriosas pero poco solidarias.
Pero, como bien remarca una memorable escena de la película Los lunes al sol, acerca del vaciamiento de los astilleros españoles a causa de las políticas neoliberales europeas de los ’90, el cuento, o narrativa, o relato, nunca explica porqué algunos nacen cigarras y otros hormigas, “porque si naces cigarra estás jodido”.
En el encuentro, del que participaron más de 1200 empresarios, delegaciones de los organismos multilaterales de crédito y representantes de los países de América Latina y el Caribe, quedó clara la confianza de fortalecer este nuevo relato.
Se habló de inversiones, de libre comercio y multilateralismo, pero muy especialmente del “momento propicio” para avanzar en estos proyectos. La letanía proteccionista de Donald Trump -muchas veces esgrimida pero, hasta ahora, no vista en la práctica- llevó a varios países del mundo a apurarse en negociar tratados y pactos comerciales a nivel internacional.
De allí la reactivación de las negociaciones para la suscripción de un Tratado de Libre Comercio (TLC) entre el Mercosur y la Unión Europea, o el acercamiento, consolidado en el cierre del WEF de Buenos Aires, entre los países de la Alianza del Pacífico y el Mercosur. Los dos bloques acordaron una hoja de ruta para rebajar aranceles, permitir una mayor coordinación entre las agencias aduaneras con el fin de permitir una mayor circulación de mercancías entre los países miembros de ambas organizaciones.
México y Chile, las dos mayores economías de la Alianza del Pacífico (compuesta también por Perú y Colombia) vuelven así a mirar hacia el sur, luego de dos décadas dedicadas a la negociación con los países centrales. Ambos suscribieron TLC con Estados Unidos, la Unión Europea (UE), y son miembros del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC por sus siglas en inglés) y de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), un recorrido que los alejó de los mecanismos de integración económica y política de América Latina y el Caribe.
Este nuevo giro se debe claramente a la pérdida de gravitación internacional de Brasil -principal rival de México como potencia media en la sub-región latinoamericana- y la llegada de gobiernos más amigables en el Cono Sur, dispuestos a cambiar la “narrativa populista”. Las promesas para el Mercosur son tentadoras: mayor apertura hacia los mercados asiáticos y posibilidad de abrir nuevos mercados para los productos agrícolas, entre otras.
Pero los baches en el relato de las hormigas son demasiado evidentes. Sus encuentros juntan más transnacionales que diplomáticos, en un discurso librecambista harto conocido. Las cláusulas de los TLC en vigor y por venir están pensadas para beneficiar únicamente a ese sector en términos de propiedad intelectual, protección de inversiones, contratación pública, etc. De prosperar el TLC UE-Mercosur se calcula que Brasil deberá aumentar su gasto en salud en 400 millones de dólares anuales para garantizar el acceso de sus ciudadanos a sólo seis medicamentos. Las empresas podrían demandar a los Estados en tribunales arbitrales si éstos deciden soberanamente modificar alguna ley que afecte sus intereses. La apertura indiscriminada a las inversiones y mercancías traería el deterioro de las condiciones de trabajo -especialmente en el agro- para sostener la competencia comercial y permitir lo que los especialistas llaman el dumping-social de las grandes empresas.
Lo de Hausmann fue la arenga de los ricos, dignos representantes de la hormiga laboriosa que abogan por un cambio profundo en la narrativa latinoamericana, que, en los hechos, está avanzando mucho más de lo que las cigarras quisiéramos.


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Información y materiales de la Asamblea Argentina Mejor Sin TLC

Luciana Ghiotto

Como saben, la semana pasada tuvo lugar en Buenos Aires el Foro Económico Mundial (WEF, Foro de Davos) versión latinoamericana, en medio del paro nacional de la CGT y tras mes y medio de enormes movilizaciones sociales y sindicales en el país. Comparto aquí algunas breves reflexiones e informaciones.

Lo primero que se ve de este encuentro es que los nuevos gobiernos de la región están logrando en poco tiempo avanzar con nuevas normativas que estaban frenadas desde hace muchos años, como el Protocolo sobre Cooperación y Facilitación de las Inversiones intra-Mercosur. El Mercosur no tenía hasta ahora un acuerdo interno sobre inversiones, sólo un acuerdo marco que era el protocolo de Colonia, que era bastante light, de 1994. 

Ahora, han logrado tener un instrumento interno del bloque que, por el nombre que lleva, se acerca mucho al formato que ha propuesto Brasil, y que ha firmado ya con Colombia, Mexico, Chile, Angola, Mozambique. Ese tipo de tratados, por más de que no remite directamente al arbitraje internacional, tiene esa posibilidad como último recurso, entre varios elementos complejos, como hemos analizado con Alberto Arroyo en un trabajo (reflexiones que Alberto ha presentado en un seminario en Brasil en el año 2015). Especialmente, que recoge muchas de las cláusulas básicas de los TBI tradicionales, pero que al intentar evitar el arbitraje, erige instancias intermedias de negociación donde los Estados deben salir como defensores de los propios inversores, lo cual politiza el conflicto, volviéndolo una cuestión de política externa para ese país.  

Por otra parte, el Mercosur avanza a pasos agigantados en la firma de varios protocolos internos que seguramente está exigiendo la UE en su negociación: un acuerdo de coherencia regulatoria, y otro sobre compras públicas. Ya hace poco tiempo se había avanzado en un acuerdo sobre medidas sanitarias y fitosanitarias intra-bloque. Todos estos acuerdos avanzan en los temas "detrás de la frontera" que estaban anteriormente estancados, pero que son esenciales para la agenda de la firma de los TLC.  (http://www.lanacion.com.ar/2006778-que-es-una-insercion-inteligente-al-mundo)

Además, en el FEM-Latam se firmaron compromisos comerciales entre países asistentes, incluido un acuerdo entre los bloques de Alianza del Pacífico y el Mercosur para profundizar un área de libre comercio entre los 8 países. Los cancilleres acordaron la "intensificación de los esfuerzos a favor del libre comercio y de la integración regional" y le dieron forma a una "hoja de ruta" para avanzar en ese camino. Al parecer, no avanzaron más porque el tema crisis-en-Venezuela ocupó gran parte de la agenda. Pero sabemos entonces que esto es lo que van a tratar de hacer: un nuevo "regionalismo abierto" sin países Alba y sin EEUU, una especie de Alca-sui-generis.   (http://www.lanacion.com.ar/2006453-susana-malcorra-se-reunio-con-el-canciller-chileno-para-potenciar-la-relacion-mercosur-alianza-del-pacifico)

Por otra parte, en este Foro se intentó instalar con fuerza la agenda que Argentina llevará hacia el G-20 que tendrá lugar en el país en 2018, donde la Canciller Malcorra adelantó que la agenda será sobre "trabajo, educación y seguridad alimentaria". Ya se ha asegurado que la estrategia argentina es "regionalizar" dicha cumbre del G-20, ya que habría invitado a Peña Nieto y a Temer a ser parte de los convocantes al evento.   (http://www.telam.com.ar/notas/201703/184206-argentina-malcorra-g-20-empleo-educacion-seguridad-alimentaria.html)

De nuestro lado, fue una movida inteligente y oportuna sacar la declaración conjunta de las plataformas y coordinaciones contra los TLC con respecto a la agenda librecambista propuesta por los bloques de la Alianza del Pacífico y Mercosur. Aquí en Argentina levantó algo de interés de algunos periodistas amigos, y fue subida a muchas páginas web. Creo que tenemos que seguir en esa línea para mostrar que hay oposición a esa agenda.   (http://www.bilaterals.org/?declaracion-ante-la-cumbre-de&lang=en).




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