miércoles, 17 de septiembre de 2014

Crece la tensión diplomática entre Argentina y Estados Unidos


EL CANCILLER HECTOR TIMERMAN SE QUEJO ANTE EL ENCARGADO DE NEGOCIOS DE ESTADOS UNIDOS POR SUS DICHOS SOBRE LA DEUDA

“Un profundo malestar y un enérgico rechazo”

El ministro informó que, “de repetirse este tipo de intromisiones en los asuntos internos de la República Argentina, se adoptarán las más severas medidas” estipuladas para los representantes diplomáticos.

Por Julián Bruschtein (Página/12)
 
El conflicto con los fondos buitre tensó la relación del Gobierno con la representación diplomática estadounidense. El ministro de Relaciones Exteriores, Héctor Timerman, le dejó en claro ayer al encargado de Negocios y responsable diplomático estadounidense, Kevin Sullivan, el “profundo malestar y enérgico rechazo del gobierno argentino por las impropias” declaraciones que había realizado al diario Clarín en las que señalaba que la Argentina había caído en “default”. Sullivan asistió a la cita en la Cancillería, donde fue advertido por sus declaraciones. Timerman le informó que, “de repetirse este tipo de intromisiones en los asuntos internos de la República Argentina, se adoptarán las más severas medidas”, estipuladas para los representantes diplomáticos.
“El propio gobierno norteamericano conoce las consecuencias perversas de la sentencia del juez (Thomas) Griesa, tal como expresó en abril de 2012 en su presentación como amicus curiae” de la Argentina, le recordó Timerman a Sullivan en el encuentro privado que mantuvieron en el Palacio San Martín. El diplomático estadounidense asistió a la cita para recibir de manos del canciller el rechazo a sus declaraciones en las que afirmaba que Argentina se encontraba en situación de “default”. “La Argentina no tiene deudas en cesación de pagos con Estados Unidos ni con ningún otro país. Muy por el contrario, con fecha 30 de julio el país ha erogado el primer vencimiento del acuerdo firmado con los países miembro del Club de París por un importe de 642 millones de dólares”, le informó el jefe de la diplomacia argentina a Sullivan para que corrija sus dichos. En la embajada no realizaron declaraciones sobre el encuentro.
La embajada estadounidense se encuentra sin embajador desde que Vilma Socorro Martínez dejó el cargo en junio del año pasado. Sullivan quedó a cargo de la sede diplomática mientras en el Parlamento norteamericano aún se discute la posible designación de Noah Mamet, un asesor del presidente norteamericano, Barack Obama, resistido por los legisladores para dar el acuerdo de su designación.
El reclamo argentino surgió a partir de que Sullivan declaró al diario Clarín que era “importante que Argentina saliera del default lo antes posible para poder retornar a la senda del crecimiento económico sustentable y atraer la inversión que necesita”. El enojo del gobierno argentino tiene sustento en la utilización de los fundamentos de Griesa para avalar el reclamo de los fondos buitre por parte de Sullivan en calidad de embajador interino.
Timerman citó al diplomático norteamericano para informarlo de que “la Argentina ha honrado todos sus compromisos en tiempo y forma en las condiciones en que lo ha acordado en el 2005 y el 2010 y lo seguirá haciendo”, según explicaron en un comunicado desde el Ministerio de Relaciones Exteriores. El canciller le expresó al estadounidense que “los dichos sobre un supuesto default no tienen ningún asidero fáctico, sino que coinciden con la postura de los fondos buitre en contraposición con los intereses del 92,4 por ciento de los acreedores que han aceptado la reestructuración de la deuda”, apuntando al emparentamiento de los dichos de Sullivan con las argumentaciones de los holdouts que atentan contra el proceso de reestructuración de la deuda que se realizó en el 2005 y el 2010. En la misma línea Timerman apuntó que Sullivan parecía “ignorar la ley 26.984 del Pago Soberano Local de la Deuda Exterior de la República Argentina aprobada por el Parlamento argentino en la cual se contempla el pago al ciento por ciento de los acreedores”, y agregó que el objetivo de la ley promulgada la semana pasada era “subsanar la situación creada por la incumplible sentencia de un juez de Nueva York que impide el cobro a los acreedores” que ingresaron al canje.
Pero el reclamo hacia la diplomacia norteamericana fue más allá debido a que las declaraciones también involucraban la estrategia tomada por Argentina para enfrentar la embestida legal con trasfondo político de los fondos buitre. “Estados Unidos no apoya el debate en Naciones Unidas porque no nos parece el ámbito para encontrar una solución eficiente”, había señalado Sullivan, a pesar de que Argentina había logrado el apoyo mayoritario de 124 países, que incluía a los países del Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) sobre los once que votaron negativamente y las abstenciones de 41. El estadounidense había apuntado más alto cuando señaló que era “mucho mejor trabajar sobre mecanismos de mercado que ya existen para emitir deuda soberana antes de crear una convención en la ONU o ir a La Haya”, criticando el camino emprendido por el Estado argentino.
El país busca cumplir con sus obligaciones a la vez que enfrenta las maniobras de los fondos buitre, como fue el embargo de la Fragata Libertad o la campaña que la American Task Force impulsa mediáticamente contra el posicionamiento argentino. Por ello Timerman le aseguró en el encuentro a Sullivan que “Argentina deplora que Estados Unidos no haya aceptado dirimir las responsabilidades de su Estado por el daño ocasionado por su Poder Judicial ante la Corte Internacional de Justicia de las Naciones Unidas”, y resaltó que allí existen “jueces independientes que hubieran resuelto la cuestión aplicando criterios legales, equitativos y justos”. A su vez no dejó pasar la oportunidad para recordarle que “Estados Unidos tampoco acepta la jurisdicción de la Corte Interamericana y de la Corte Penal Internacional en temas vinculados con la violación de los derechos humanos”. Timerman le explicó que “la Argentina lamenta que Estados Unidos no se haya unido al amplio consenso logrado en las Naciones Unidas sobre la necesidad de establecer un Marco Legal Regulatorio para la Reestructuración de Deudas Soberanas”, y agregó además con contundencia que el país “deplora que durante las negociaciones no haya tenido una actitud cooperativa”.
Sullivan finalmente debió escuchar de boca del jefe de la diplomacia argentina la advertencia de que, “de repetirse este tipo de intromisiones en los asuntos internos, se adoptarán las más severas medidas estipuladas en la Convención de Viena sobre la conducta de los representantes diplomáticos”, entre las que se encuentra la posibilidad de declararlo persona no grata y solicitar al país que representa que sea reemplazado.


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OPINION: LA RELACION DEL GOBIERNO CON LA CASA BLANCA

Un conflicto en alza

La Convención de Viena sobre las Relaciones Diplomáticas. Kevin Sullivan, Noha Mamet y los problemas de Barack Obama en el Congreso. Diagnósticos y cálculos sobre el gobierno de los Estados Unidos y los buitres.

Por Martín Granovsky

El gobierno argentino decidió aumentar la intensidad del conflicto que mantiene con los Estados Unidos por los fondos buitre. Esa es la lectura que parece más ajustada sobre la protesta que le formuló personalmente el canciller Héctor Timerman al encargado de la embajada norteamericana en la Argentina, Kevin Sullivan.
Tal como se informa en estas mismas páginas, el Ministerio de Relaciones Exteriores además emitió un comunicado que incluye una advertencia: “De repetirse este tipo de intromisiones en los asuntos internos de la República Argentina, se adoptarán las más severas medidas estipuladas en la Convención de Viena sobre la conducta de los representantes diplomáticos”. Es una forma de señalar que Sullivan podría ser declarado persona non grata.
El artículo 9 de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, que entró en vigor en 1964, hace 50 años, dice textualmente: “El Estado receptor podrá, en cualquier momento y sin tener que exponer los motivos de su decisión, comunicar al Estado acreditante que el jefe u otro miembro del personal diplomático de la misión es persona non grata, o que cualquier otro miembro del personal de la misión no es aceptable”. Y sigue: “El Estado acreditante retirará entonces a esa persona o pondrá término a sus funciones en la misión, según proceda. Toda persona podrá ser declarada non grata o no aceptable antes de su llegada al territorio del Estado receptor”. Si el Estado acreditante se negara a ejecutar la medida o la dilatase, “el Estado receptor podrá negarse a reconocer como miembro de la misión a la persona de que se trate”.
El encargado de negocios es el número dos de una embajada. Sullivan está a cargo de la representación porque tras la ida de Vilma Martínez, el presidente Barack Obama no logró la designación de su postulante, el donante presidencial demócrata Noha Mamet. Obama tiene dificultades para controlar el Congreso. En el Senado cuenta con mayoría (52 senadores sobre 100) y afronta la renovación de un tercio en las parlamentarias del próximo 4 de noviembre. Una nominación de embajador puede ser decidida por mayoría simple y desde el año pasado no puede ser obstaculizada por el llamado filibusterismo, que permite a un opositor hablar interminablemente salvo que 60 votos le quiten el uso de la palabra. En la Cámara de Representantes (diputados), los demócratas son minoría, con 201 legisladores contra una mayoría de 234 republicanos. La ratificación de los embajadores es función del Senado. Hipótesis uno: Mamet no consiguió aún la aprobación del Senado porque los demócratas tienen otros asuntos que negociar, el filibusterismo y los 60 votos mágicos siguen vigentes para el resto de los temas y la Argentina no tiene el nivel prioritario de, por ejemplo, México. Hipótesis dos: Mamet no es embajador porque tampoco los demócratas, por iniciativa propia o por acción de los lobbistas de Paul Singer, están muy apurados por cubrir la vacante en la Argentina. Hipótesis tres: Mamet es sólo parte del paquete de 40 designaciones aún pendientes para Obama.
La controversia entre los Estados Unidos y la Argentina quedó suscitada luego de que Sullivan elogiase el lunes último ante Clarín el cierre con el Club de París y criticase la negociación con los fondos buitre, a los que no nombró de ese modo. “La Argentina venía muy bien, resolviendo problemas claves para su reinserción en los mercados financieros” y el acuerdo con el Club de París “es importante y contundente”. Añadió que “es importante que Argentina salga del default lo antes posible para poder retornar a la senda de crecimiento económico sustentable y atraer la inversión que necesita”.
Una discusión razonable podría apuntar a preguntarse si la Argentina experimenta hoy un default o no. En un razonamiento lineal, si la respuesta a esa pregunta fuera negativa, el Gobierno debería protestar a la administración norteamericana. Si fuera positiva, no podría hacerlo. El punto clave para descartar esa línea de análisis es que en diplomacia los razonamientos lineales no bastan y ni siquiera tener razón alcanza. Aun creyendo que el Estado tiene razón, o sea que no hay default y que encima un juez norteamericano impide pagar a la mayoría de los bonistas, salvo en condiciones favorables a los holdouts, frente a los argumentos de otro Estado, o sea que sí lo hay, protestar no es una decisión ni legal ni moral. Es política. Lo mismo sucede con la forma de la protesta. La Cancillería puede convocar o no al representante extranjero, puede emitir o no un comunicado y ese comunicado puede o no ser duro. Habría que agregar otra posibilidad: la protesta puede incluir o no la expulsión del diplomático. En este caso no la incluyó, pero la mención explícita a que el representante podría ser declarado persona non grata acerca la citación de Sullivan al nivel de una protesta de tono muy duro.
En el trasfondo de todo conflicto en alza hay un diagnóstico y un cálculo de costo-beneficio. El diagnóstico oficial parece tener en cuenta que la Casa Blanca es hostilizada por Singer y su grupo de donantes republicanos pero que, a la vez, no quiere o no puede elevar el nivel de hostilidad contra él y favorecer a la Argentina, o al menos abogar donde pueda para reducir el perjuicio, porque quizás Obama evalúe que la peligrosidad de Singer podría aumentar todavía más el grado de acidez gracias al uso de sus investigaciones y su influencia parlamentaria.
En cuanto al cálculo, es evidente que para el Gobierno no puede obtenerse nada más de la Casa Blanca y del Departamento de Estado en el litigio con los fondos buitre y que, además, subir un escalón más en el enfrentamiento con Washington no representa un riesgo serio.
Los norteamericanos, que son gente práctica, tienen un lema: wait and see. Esperar y ver. Una buena recomendación para quienes deseen evaluar el resultado de un cálculo que comenzó en 2011, cuando el Gobierno incautó material de comunicaciones en un avión de los Estados Unidos.



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