domingo, 27 de octubre de 2013

EEUU: "Manual para espiar a un presidente"

 

Manual para espiar a un presidente


La pinchadura de una treintena de teléfonos de líderes mundiales desnudó la existencia de un híbrido compuesto por la Agencia de Seguridad Nacional y la CIA norteamericanas para decodificar las comunicaciones de alta seguridad. La unidad clandestina se llama SCS.
Una máxima irrefutable de la política internacional afirma que en Estados Unidos no hay golpes de Estado porque en Washington no hay embajada de Estados Unidos En base a ese mismo concepto se podría decir que a Obama no le escuchan su famoso Blackberry porque en Washington no hay legación diplomática de su país. Lo cierto es que Estados Unidos espió a Angela Merkel desde la embajada estadounidense en Berlín a través de una unidad especial llamada Special Collection Service (SCS). Así lo asegura este viernes el diario alemán Süddeutsche Zeitung, que dice haber tenido acceso a los documentos del ex agente de la inteligencia de Estados Unidos, Edward Snowden, que por otro lado denunció que el Gobierno alemán conocía a la perfección el programa de espionaje.
La SCS –que opera de manera clandestina desde las embajadas y consulados en todo el mundo, fue la encargada de pinchar el teléfono Nokia de la canciller y de haber realizado las escuchas desde la embajada berlinesa.
En el año 2000, la NSA y la CIA crearon de manera conjunta el SCS cuyas actividades son altamente secretas y clandestinas. La existencia de la SCS nunca fue reconocida oficialmente. Se sabe sólo que esta agencia federal reúne a equipos de expertos de la CIA y la NSA en descifrar las transmisiones protegidas especialmente contra cualquier intrusión que viene del exterior.
De hecho, la NSA por lo general lleva a cabo sus intercepciones remotas de manera relativamente pasiva: intercepta lo que se le pide que supervise. Sin embargo, el cifrado de las comunicaciones por parte de los usuarios es cada vez más eficaz. Por eso se ha recurrido a la técnica de interceptar antes del cifrado por parte del emisor y después del descifrado por parte del receptor con el adicional que ambos creen que sus comunicaciones son seguras.
Dentro de la NSA la clandestina SCS era conocida internamente como “ F6”, y tiene su sede en Beltsville , Maryland , en un edificio de oficinas con un cartel con las letras CSSG en su entrada fuera de Springfield Road. Al lado del edificio CSSG está Beltsville Comunicaciones, anexo del Departamento de Estado, conocido internamente como SA- 26 y parte de los Servicios de Telecomunicaciones Diplomática, que también se encarga de las comunicaciones cifradas a las estaciones de la CIA en todo el mundo.
CSSG aparece en la guía de teléfonos de la zona como Communications Group Support Systems, 11600 Springfield Road, Laurel, Maryland, 20.708 hasta 3528, con un número de teléfono 301-210 a 1.776 .
El SCS utiliza comunicaciones seguras vía satélite del Departamento de Estado para comunicarse con las instalaciones de escucha electrónica encubiertas incrustadas en las embajadas y misiones diplomáticas de Estados Unidos en el extranjero. Una de las unidades SCS se encuentra en la Misión de Estados Unidos ante las Naciones Unidas en Ginebra, Suiza. Snowden dijo que él fue el responsable de mantener la seguridad de la red en la misión. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Suiza ha confirmado que el ex espía Edward Snowden fue declarado por el Departamento de Estado de Estados Unidos como un “agregado” asignado a esa misión entre marzo de 2007 febrero de 2009. El nombre de Snowden no aparecería necesariamente en la lista diplomática del Departamento de Estado, ya que sólo especifica oficiales “clave” extranjeros de servicios y personal de servicios de telecomunicaciones.
El SCS no sólo se usa para vulnerar las comunicaciones encriptadas de mandatarios y funcionarios, sino también para reclutar a extranjeros que serían útiles para proporcionar acceso a las redes y bases de datos gubernamentales y comerciales. Principales objetivos de esa contratación son los administradores de bases de datos, administradores de sistemas y técnicos de seguridad informática, en otras palabras, gente como Snowden. Incluso los banqueros suizos con acceso a cuentas secretas serían dirigidos por el SCS para proporcionar contraseñas de sistemas y técnicas de acceso remoto a las redes bancarias.
El auge de los teléfonos inteligentes (smartphones) y la progresiva digitalización e internacionalización de las redes telefónicas basándose en cables de fibra óptica han sido clave para facilitar el trabajo de la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense (NSA, en sus siglas en inglés).
El 9 de septiembre, el semanario alemán Der Spiegel, basándose en documentación sustraída por el exanalista de la NSA Edward Snowden, revelaba que los servicios de espionaje estadounidense y británico habían dedicado tiempo y esfuerzo a vulnerar –con éxito– la seguridad de los tres sistemas operativos para smartphones más populares: iOS (Apple), Android y Blackberry.
Los smartphones, con su capacidad de reunir en una única base de datos contactos, fotos y, en algunos casos, la localización y hasta los números de tarjeta de crédito de sus usuarios, han sido un objetivo prioritario de las agencias de espionaje por su capacidad de proporcionar información relevante.
Por otro lado, con la fibra óptica la distinción entre voz y datos no tiene sentido. “Ya casi todas las comunicaciones telefónicas pasan, en un momento u otro, por la misma red que el resto de datos”, afirma Chema Alonso, consultor de seguridad informática y autor del blog. Un informático en el lado del Mal. “Y una de las primeras revelaciones de Snowden fue el llamado programa Tempora: el espionaje británico, con la connivencia de las empresas telefónicas, había intervenido los grandes cables de fibra óptica que conectan Europa con Norteamérica, que pasan por el Reino Unido”.
Como la NSA tiene los teléfonos de Merkel, de Mariano Rajoy, de Dilma Rousseff intervenidos, cuando una llamada desde esos númerso entra en el cable transatlántico, ellos lo saben. Y, gracias a que las compañías telefónicas estadounidenses colaboran con la NSA, saben con qué número de teléfono ha hablado y por cuanto tiempo. Esta clase de espionaje se puede extender indefinidamente. Para descubrirlo sería necesario un análisis forense de la red.
A pesar de tanto avance tecnológico, el diario británico The Guardian afirma que los servicios de inteligencia lograron los números de teléfono de los líderes a vigilar por el método más tradicional del espionaje: compartiendo agendas con diplomáticos y militares.
Entre las operaciones de SCS con más historia fue la instalación en 2001 de 27 dispositivos de escucha en el Boeing 767 entregado a China para su uso por el presidente chino Jiang Zemin como su avión oficial. China contrainteligencia descubrieron los errores antes de que se activaran.

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