lunes, 1 de octubre de 2012

Chávez, las elecciones en Venezuela y desestabilización

Los posibles escenarios del 7-O

Marcha

Los posibles escenarios del 7-O
Por Gerardo Szalkowicz y Fernando Vicente Prieto. ¿Por cuánto ganará Chávez las elecciones del domingo? La brecha será clave: el mayor o menor margen en la victoria bolivariana será, seguramente, el factor que va a determinar si la derecha apuesta o no a embarrar la cancha y aplicar su plan de desestabilización.
A días de la batalla electoral en Venezuela, la principal incógnita pasa por la diferencia de votos con que gane la revolución bolivariana. Si bien los pronósticos más creíbles marcan una brecha de no menos de 10 puntos, sobrevuelan los rumores y temores de que, ante un triunfo ajustado, sectores de la derecha vernácula desconozcan un nuevo triunfo de Hugo Chávez y jueguen su Plan B: generar caos y provocar un clima de violencia.
Según afirman diversas fuentes, la estrategia tiene como primer paso instalar la posibilidad de triunfo de Henrique Capriles Radonsky, el candidato unificado de los partidos de derecha. En paralelo, desacreditar al Consejo Nacional Electoral (CNE), organismo que tiene a cargo el proceso de elección.
Desde hace meses, los principales medios privados venezolanos -El Nacional, El Universal, Última hora, Globovisión- insisten con propaganda triunfalista centrada en que se termina el gobierno de Hugo Chávez, al que califican de tirano. Y mantienen a través de sus columnistas la sospecha por la posibilidad de fraude, restando importancia al hecho de que el sistema electoral venezolano se encuentra entre los más modernos y seguros del mundo, tanto en relación a su teconología -de boleta única y totalmente electrónica- como a los mecanismos de control cruzados, por medio de un documento de respaldo en papel que sirve para auditar el sistema. La confiabilidad fue probada masivamente en dos simulacros electorales nacionales. En el último, realizado el 2 de septiembre, participó voluntariamente más del 10% del padrón y el funcionamiento no tuvo fallas, según coincidieron todos los observadores.

La derecha extrema y el aliento de los halcones
El descrédito al CNE, sumado a la expectativa de triunfo de un sector activo de los votantes de Capriles es sólo el escenario en el que puede desarrollarse un plan arriesgado: desconocer los resultados de las elecciones, a través de golpes de impacto mediáticos, que habiliten una gran conmoción social.
Algunos comunicadores de la derecha ya están hablando de guerra civil, como profundización de la matriz de opinión construida previamente. “Los efectos políticos de la elección del 7 de octubre no estarán determinados por el hecho, hoy conocido, de que Henrique ganará esta contienda”, señaló Jon Goycoechea en una nota publicada en El Universal hace pocos días. “Lo que habrá esa noche será una decisión militar que, de ser equivocada, generará una masacre. La oposición saldrá a la calle si la atropellan, pero ese no será el fin sino el comienzo de la jornada. Si el CNE comete fraude, lo que vendrá será horrendo”. Goicoechea es un joven de28 años célebre por haber obenido el premio Milton Friedman, financiado por los Estados Unidos, explícitamente por su activismo contra Chávez en la Universidad y a quien se le adjudican vínculos con la organización de derecha serbia OTPOR y con los racistas de la Unión de Jóvenes Cruceños, de Bolivia.
Hace dos semanas, el abogado y asesor opositor, Ricardo Koesling, el mismo que aparece en las imágenes violentas del asedio a la embajada de Cuba en Venezuela en abril de 2002, lanzó en un programa radial vespertino llamado "Plomo parejo" y transmitido por una radio privada, la siguiente amenaza: “A los chavistas los vamos a sacar a plomo, a patadas, a votos, como sea. Ellos no se quedan el próximo 7 de octubre en este país".
En medio de este clima, el sábado, mientras Chávez se encontraba dando su discurso ante una multitud en Guarenas, estado Miranda, dos simpatizantes opositores fueron asesinados en Barinas, el estado natal del presidente, en un confuso episodio. Inmediatamente, desde la oposición señalaron a militantes oficialistas como los responsables y las autoridades anunciaron que investigarían, sea quien sea. A las 24 horas estaba arrestado el sospechoso de ser el autor material. En el acto del día siguiente, en el estado Zulia, Chávez llamó al pueblo a “no caer en provocaciones”, manifestando dolor por la pérdida de vidas y advirtiendo sobre los beneficiarios de un escenario de caos.
En los últimos días circuló la versión acerca de un plan que incluía a uno de los miembros del Consejo Electoral. El esquema que se conoció señalaba que, desde la mañana, se generaría la sensación de que hay irregularidades, por ejemplo volcando coordinadamente electores a votar para provocar demoras y tratando de organizar y magnificar incidentes. El plan continuaba con la renuncia de Vicente Díaz, uno de los rectores del CNE, abiertamente identificado con la oposición, quien se iría denunciando fraude en las elecciones. Esto a su vez seguido de una convocatoria a salir a la calle a defender el triunfo de Capriles, para lograr el enfrentamiento con las miles de personas que bajarán al centro de Caracas a festejar el triunfo de Chávez. Este escenario hace recordar al montado para el golpe del 11 de abril de 2002, que incluyó asesinatos de simpatizantes chavistas y de oposición por parte de francotiradores. Los hechos fueron utilizados para legitimar el posterior golpe de Estado, acusando al gobierno. Pero fueron organizado por sectores desestabilizadores de la oposición, como muestra la película “Puente Llaguno. Claves de una masacre”.
La derecha que no se siente muy representada por Capriles
Un escenario golpista, con todo, necesitaría contar para su éxito el apoyo de un sector importante del ejército, que esté dispuesto a asesinar a miles de compatriotas que saldrían a defender la democracia. Además de un fuerte acuerdo político al interior de la llamada Mesa de Unidad Democrática (MUD). Ninguna de las dos cuestiones parece posible. Aunque nadie descarta la intentona violenta -está fresco, a diez años, el recuerdo de la última-, hay muchos dirigentes en el MUD que tienen el ojo puesto más en diciembre -cuando se eligen gobernaciones- o en marzo -alcaldías- que en el 7 de octubre, donde dan por descontado el triunfo de Chávez. De todos modos, nadie en las filas de la revolución se encuentra confiado y todos se preparan para expresar activamente el respaldo a su líder.
En los últimos días, en su campaña por los estados, Chávez viene diciéndole “a la gran burguesía, a la derecha radical, extrema” que no prosperará ningún intento de desconocer el resultado electoral. Ayer en Zulia reforzó la convocatoria al pueblo para que sea protagonista, en un momento que será trascendental para Venezuela y toda la región. “Todo el mundo a votar temprano y a quedarse en la calle a defender la victoria bolivariana, que va a ser una gigantesca victoria, no tengo la menor duda”, expresó en la ciudad de Cabimas. Miles de personas estarán dispuestas a defender su voto.

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