jueves, 21 de junio de 2012

BRICS financian al FMI para salvar a los bancos europeos

El nuevo equilibrio de poder mundial, al desnudo en el G-20

El empuje de las potencias emergentes contrastó con las penurias de EE.UU. y la UE.

Por Jack Chang  | Agencia AP (La Nación)

LOS CABOS, México.- La escena en la cumbre del G-20 que acaba de concluir en este balneario habría sido impensable hace una década: Cientos de mandatarios reunidos en opulentos hoteles mexicanos con el propósito de negociar un plan para salvar a Europa, mientras los líderes de Brasil y China inyectan miles de millones de dólares al FMI para rescatar a España y a Grecia.
Aunque la reunión no alcanzó una solución para la crisis de la eurozona, sí esbozó el nuevo equilibrio de poder mundial. Los países en desarrollo proyectaron optimismo y riqueza a lo largo de los dos días de la cumbre, mientras que los líderes de Europa y Estados Unidos luchaban sólo para mantener su solvencia.
Muchas cosas evidentemente cambiaron desde los 90, cuando las economías asiáticas y latinoamericanas atravesaban agotadoras recesiones mientras que los influyentes organismos financieros con sede en Washington ordenaban el mismo tipo de recetas de austeridad que ahora desatan protestas en las calles del Viejo Continente.
Incluso durante las recientes crisis económicas en Estados Unidos y en Europa, China registró tasas de crecimiento anual del 8%. Los países con un comercio en auge con el gigante asiático, como la Argentina y Etiopía, también crecieron. La economía china superó a Japón el año pasado para convertirse en la segunda del mundo, mientras que Brasil superó a Gran Bretaña para ocupar el sexto lugar.
"Es una foto diferente y refleja el hecho de que las economías en desarrollo son no sólo las de más amplio y rápido crecimiento, sino que se encuentran entre las mayores economías del mundo'', dijo Uri Dadush, director del programa de economía internacional en la Fundación Carnegie para la Paz Internacional. "Es evidente que ni los norteamericanos ni los europeos están en posición de decir a las economías más grandes lo que deben hacer."
El presidente mexicano, Felipe Calderón, se refirió a ese punto mientras hablaba con periodistas anteayer por la tarde, cuando destacó las contribuciones del mundo en desarrollo al FMI para un posible rescate europeo. Aunque estos países aún tienen menores niveles de vida, sus economías están creciendo y muchos acumularon grandes reservas de divisas.

Contraste

China prometió 43.000 millones de dólares al fondo, mientras que India, México, Brasil y Rusia aportaron cada uno 10.000 millones. Estados Unidos, señaló Calderón, no ponía un solo centavo, debido a "serias restricciones de carácter jurídico y político". En otras palabras, desembolsar miles de millones de dólares para salvar a Europa era imposible para los políticos norteamericanos, enfrentados en un punto muerto, especialmente en un año electoral y en momentos en que el país batalla con sus propios déficits presupuestarios, dijeron analistas económicos.
El economista Phillip Swagel, ex funcionario del Tesoro durante el gobierno de George W. Bush, dijo que el nuevo poder económico de los países en desarrollo ya se traduce en una creciente fuerza política.
De hecho, los Brics hicieron exigencias a Europa durante la cumbre, al señalar que les deben dar un mayor papel en la gobernanza del FMI si van a aportar miles de millones de dólares. Los europeos encabezaron tradicionalmente el organismo desde que fue fundado.
"Con sus recursos llega una voz más fuerte", dijo Swagel. "Es un gran cambio. En otro tiempo les decíamos a los países asiáticos lo que tenían que hacer.''
El cambio de poder era evidente en los pasillos con aire acondicionado y agradables salones al aire libre del G-20, donde mandatarios y periodistas se mezclaban.
Equipos de noticias de Etiopía y de China llenaban las conferencias de prensa, mientras que los gobernantes de Brasil y de Rusia eran los que más atención atraían. Con humildad, jefes de Estado europeos se paraban frente a las cámaras de televisión para agradecer a China por su ayuda al tiempo que prometían que sus países se comportarían mejor.

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