viernes, 1 de junio de 2012

Argentina y el realismo periférico: sigue vigente?

¿Los 90 viven en la política exterior?

Por Fabián Bosoer

Dos figuras fueron portadoras de las llaves maestras que contribuyeron en gran medida a hacer de Carlos Menem el presidente que fue y que introdujeron a la Argentina de lleno en el mundo de la hoy tan vituperada década del ‘90 : Cavallo, con la convertibilidad, y Guido Di Tella, con las “relaciones carnales” con los EE.UU. Detrás de estas últimas había una teoría que revolucionó el debate académico de las relaciones internacionales y se convirtió pronto en doctrina de la política exterior argentina: el “realismo periférico”.
Su autor, Carlos Escudé, asesor en los dos primeros años de gestión de Di Tella, hoy convertido doblemente al judaísmo religioso y al kirchnerismo (sin que ambas conversiones guarden alguna relación y sin que ellas le hicieran perder su independencia de criterio), ha vuelto al ruedo con un imperdible libro para los interesados en el tema (Principios del realismo periférico. Una teoría argentina y su vigencia ante el ascenso de China, editado por Lumière). Allí no sólo reivindica con justos títulos la importancia de sus premisas sino también su vigencia actual, al punto de señalar -¡oh sorpresa!- a Néstor y Cristina Kirchner como quienes mejor entendieron y continuaron aquello que Menem inició en los ‘90.
Han cambiado el contexto y los actores; los países y los líderes. Los EE.UU. de entonces son la China de hoy, explica. Ayer, era subirse al primer mundo; hoy, al “mundo emergente”. El Menem de entonces son los Kirchner de nuestro tiempo, “estadistas que frecuentemente deben disimular su realismo periférico con retóricas altisonantes que tranquilizan a quienes creen que, confrontando, sus países son más autónomos y más dignos” (p. 113). La clave es entender hacia dónde va el mundo y que el país encuentre su “nicho de oportunidades”: ayer en Washington, hoy en Luanda o Beijing.
¿Reflejará una afirmación tan polémica de Escudé como la que sigue el pensamiento del Gobierno, respecto de -en palabras presidenciales-“ese mundo que se nos cayó encima”?: “Antes que la dictadura disimulada del mercado privado, es preferible una autocracia con sentido nacional, ilustrada y eficiente, conducida desde el Estado” ¿Esa es nuestra opción y nuestro destino?

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